"A Guillermo lo conocí en el Comic-con San Diego del 2005. Me lo presentó el guionista de Lovecraft, Hans Rodionoff, que es muy amigo suyo. Congeniamos de inmediato porque tiene el mismo sentido del humor ácido y absurdo que tengo yo", contó Enrique Breccia a Infobae.
Son 5 las páginas originales de "Lovecraft" que tiene Guillermo del Toro. Están enmarcadas en el living de su casa, excepto una que adorna la escalera; a esta última se la puede ver en un video en el que el propio director muestra el interior de su hogar (más abajo en esta nota).
"Un artista que pertenece al mundo, que cubre el espacio vital del arte y la narrativa con una obra gráfica sorprendente y vital –dice Guillermo del Toro, para explicar su admiración por estas ilustraciones-. Enrique Breccia cuenta historias – y muy bien – pero también genera arte de una enorme potencia y alcance".
Breccia está sin duda entre los mejores dibujantes del mundo (Guillermo del Toro)
También lo define como "heredero de una tradición enorme, no sólo por consanguinidad [N.de la R: en alusión al padre de Enrique, el también dibujante Alberto Breccia] sino por oficio, que rebasa fronteras y le coloca sin duda entre los mejores dibujantes del mundo".
La casa de Del Toro está saturada de cuadros, ilustraciones, libros, colecciones de cómics, objetos raros… ambientes que, él mismo lo dice, se parecen a esos "gabinetes de curiosidades" que surgieron de los viajes de exploración emprendidos por los europeos a partir de los siglos XVI y XVII, en los que esos expedicionarios, mitad aventureros, mitad científicos, regresaban de sus destinos exóticos con baúles cargados de objetos raros que luego exponían ante un público hambriento de novedades en esos gabinetes, también llamados "cuartos de maravillas".
Lovecraft, publicada en 2001, es una novela gráfica sobre la vida del escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), autor de novelas y cuentos de terror y ciencia ficción, y considerado un ícono de la literatura fantástica. De gran originalidad, sus historias incorporan una mitología propia; su terror no se basa en fantasmas sino en elementos de la ciencia ficción, como alienígenas, dimensiones extraterrestres y viajes a través del tiempo.
Es natural que un guionista y director como Del Toro, que se especializa en films de terror y fantasía histórica, sea fanático de Lovecraft, reverenciado maestro de ese género. De hecho, la primera edición de la novela gráfica sobre el escritor, "Lovecraft", ilustrada por Breccia y que publicó DCcomics (Vértigo) en 2001, lleva un pequeño comentario de contratapa de Guillermo del Toro, además de estar prologada por otro célebre director de cine, John Carpenter.
En ese breve comentario a la edición en inglés, Guillermo del Toro escribió: "Quien lee el legado literario de Lovecraft, no puede menos que preguntarse: ¿y si de verdad…? Bueno, en las frases concisas y en la escritura imaginativa de este volumen se encuentra la respuesta a esa pregunta. Prepárense para un viaje divertido y aterrador".
"Cuando hice Lovecraft, no logré saber -no tenía computadora en ese entonces- cómo era la cara de August Derleth, un escritor de su círculo íntimo. Entonces decidí hacerlo parecido al general Perón -cuenta Enrique Breccia-. La editora de Vértigo-DCcomics me dijo que ella lo recordaba diferente…pero pasó". Derleth, también escritor, fue el primer editor de Lovecraft.
En el video de la pequeña visita guiada a su casa, Guillermo del Toro explica que toda esa abigarrada colección de arte y curiosidades lo ayuda a inspirarse para los guiones de sus películas. "Cuando se pierde la curiosidad, se pierde la inventiva", afirma.
De hecho, uno de los proyectos que hace tiempo tiene es el de llevar al cine En las montañas de la locura, uno de los relatos de Lovecraft, que también fue ilustrado por Enrique Breccia. La cosa estaba bastante avanzada y Del Toro quería contar con Breccia para el diseño de los trajes y la ambientación del film, pero la Warner suspendió esta producción por demasiado costosa.
Sin embargo, el cineasta mexicano sigue teniendo esa película in pectore y asegura que algún día la hará.
El cuento En las montañas de la locura se publicó en 1936. La versión ilustrada de este cuento, fue la segunda incursión de Breccia en el mundo de Lovecraft. Cuando se publicó (en 2010, por la editorial Zorro Rojo), Enrique Breccia contó que el trabajo le insumió aproximadamente dos años. "A mi juicio es la obra más difícil de ilustrar de todas las de Lovecraft -decía por entonces el artista a la agencia EFE-, porque en ella el autor deja casi todo librado a la imaginación del lector". "El terror opresivo" que surge del relato "proviene más de lo que sugiere que de lo que muestra, y esto que literariamente funciona estupendamente, es por el contrario la mayor dificultad al momento de expresarlo en términos gráficos", decía Breccia.
Para este relato, hizo treinta láminas en "una gama de colores con preponderancia de los azules y los verdes, y también de rojos lo más cercanos posible al carmín"; fue la técnica elegida para reflejar "las escenas más perturbadoras de la obra de Lovecraft", de "gélido escenario", según la nota de EFE.
Este cuento se basa en un tema que fascinaba a Lovecraft: las expediciones antárticas. Y su relato se inicia allí donde concluye el de otro maestro del terror, Edgar Alan Poe. Se trata de Narración de Arthur Gordon Pym, a cuya trama hace referencia Lovecraft en su historia sobre la expedición de un grupo de científicos de la Universidad de Miskatonic hacia la Antártida.
Del Toro no sería el único director afamado que se ha interesado en la obra del argentino Enrique Breccia. Según contó alguna vez el director mexicano, su colega John Carpenter -el que prologó la primera edición de Lovecraft en los Estados Unidos- es fanático de la historieta "El Sueñero", uno de los grandes éxitos de Breccia, publicada originalmente en la revista Fierro en los años 80. Según Carpenter, el Sueñero sería un magnífico personaje de película.
A modo de reflexión final: la Argentina es un verdadero semillero de artistas de nivel internacional en este género, pero la historieta está prácticamente extinguida editorial y comercialmente en nuestro país. La mayoría de estos dibujantes trabaja en o para el exterior donde su trabajo es justamente valorado. Se trata de otra de nuestras tristes paradojas.
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