Martha Argerich, con Infobae: “Tengo un temperamento muy extraño”

Considerada como una de las más grandes intérpretes de la historia, la pianista argentina recibió a Infobae Cultura antes de presentarse en el CCK y realizar su gira por el interior del país. Cómo serán los shows y su relación con Daniel Barenboim, entre otros temas

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Uno de sus escritores favoritos es Milan Kundera. Y, sin saberlo, Martha Argerich evoca la imagen casi espiada que abre la novela La immortalidad. Una mujer en una pileta y un gesto de despedida a su instructor. "Aquella sonrisa y aquel gesto pertenecían a una mujer de veinte años", escribe Kundera.

La pianista acaba de terminar una parte de su ensayo, en el Auditorio Sinfónico del CCK. Señala uno de los cuatro pianos que se han colocado, enfrentados de a pares, en el escenario; más exactamente mira la partitura.

"Estoy preocupada; tengo que tocar bien esto. Y es la primera vez que lo veo". Se trata de una chacarera, en un arreglo para cuatro pianos, y será uno de los bises en el primer concierto de esta nueva visita a Buenos Aires. Y el gesto de la mujer de veinte años está allí, en la sonrisa que insinúa su mirada. En el desconcierto que juega a aparentar.

Martha Argerich, en un descanso
Martha Argerich, en un descanso en el CCK durante la preparación de la gira (Laura Szenkierman)

Recién llegó a la Argentina donde, además de un ensayo abierto –este martes– y de los dos conciertos que dará el miércoles y el domingo en el CCK, junto con destacados invitados, se presentará en las ciudades de Paraná y Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, y en Córdoba y Tucumán.

"Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo", reflexiona Kundera acerca de la bañista. Y tal vez de eso se trate la música. O, por lo menos, eso que Martha Argerich logra como muy pocos: que cada vez que toca algo suene como si fuera la primera vez. Que la sorpresa –incluso la propia– se imponga a cualquier clase de rutina.

La pianista habla de una de las obras que tocará en su primer concierto, la Partita en Do Menor de Johann Sebastian Bach. En la obertura (en este caso llamada Sinfonía), un movimiento lento desemboca en un pasaje veloz, contrapuntístico, que, en sus manos, no puede describirse de otra manera que como jazzístico. No hay otra palabra que swing.

"A mí me divierte bastante eso. Sacar ciertas cosas. Y supongo que si a mí me divierte entonces sale divertido. Muchas veces me sorprendo a mí misma. Muchísimas veces. Tengo un temperamento muy extraño. No sé por qué, me dejo llevar. No sé qué es lo que viene antes, lo que pasa después."

La revista francesa Diapason, especializada en música clásica, dijo que para encontrar un equivalente a Martha Argerich en la historia de la interpretación pianística, había que remontarse a Clara Schumann. Sus versiones de Chopin, Ravel o Prokofiev son referencias obligadas. Y además es una de las muy pocas intérpretes que hizo siempre lo que quiso. Que eligió su repertorio como le pareció mejor a ella, mucho más allá de cualquier moda, y que grabó exactamente lo que tuvo ganas y cuando tuvo ganas de hacerlo.

Su primer concierto porteño –que se transmitirá en directo por Cont.ar y por Radio Nacional Clásica y será difundido también el día siguiente por la Televisión Públlica– estará dedicado por entero a composiciones de Johann Sebastian Bach, incluyendo la transcripción que él realizó para cuatro claves, cuerdas y bajo continuo de una obra de Antonio Vivaldi donde los solistas eran cuatro violines (en este caso será interpretada en pianos).

Argerich durante un ensayo junto
Argerich durante un ensayo junto a Graciela Reca, Mauricio Vallina y Alan Kwiek (Laura Szenkierman)

Junto con ella estarán los violinistas Cecilia Isas y Rafael Gintoli –como solista y al frente del Ensamble Estación Buenos Aires–, y los pianistas Graciela Reca, Mauricio Vallina y Alan Kwiek. La presentación del domingo tendrá como protagonsitas absolutas a Argerich y Reca, en obras para dos pianos y para piano a cuatro manos de Wolfgang Mozart, Claude Debussy, Sergei Rachmaninov y Sergei Prokofiev.

"Tocar con ella es tocar el cielo con las manos", afirma Reca. Nacida en Paraná, formada inicialmente con Aldo Antognazzi, entre otros maestros, y seleccionada por concurso para perfeccionarse con Bruno Saidlhofer en la Academia de Música de Viena, para ella "cuando se toca con otros, en el contacto con otras personas hay una transformación de lo que uno hace".

Al respecto, Argerich dice: "Se toca distinto según con quien se toca. Uno aprende. Hay un intercambio de energías que es muy interesante. Últimamente estuve tocando muchísimo con Daniel Barenboim; es con quien más he tocado recientemente, a dos pianos y a cuatro manos. Es interesantísimo lo que pasa."

Daniel Barenboim y Martha Argerich,
Daniel Barenboim y Martha Argerich, a cuatro manos

Al principio, en sus primeros encuentros, eran un poco como el ying y el yang de la interpretación. Una combinación perfectamente inestable (o lo contrario) entre impulso y racionalidad. Pero, en rigor, ninguna de las dos características le corresponde con exclusividad a ninguno de los dos. "Y además fue cambiando", dice ella. "Cambia todo el tiempo".

En 1999, la pianista quebró una larga ausencia de los escenarios argentinos. Después de 13 años llegó con una idea, apoyar un concurso que llevaba su nombre y que había sido ideado por su amiga Cucucha Castro. El emprendimiento tuvo apenas dos ediciones.

Tampoco prosperó en el tiempo la posibilidad de que Buenos Aires fuera sede de un Festival Argerich, a la manera del que se realiza en Lugano. Los desentendimientos con sucesivas direcciones del Teatro Colón tuvieron su eclosión cuando, en el centro de un fuerte enfrentamiento de los gremios con las autoridades del teatro fue echada del escenario, mientras ensayaba, por un grupo de delegados sindicales. No obstante, su preocupación inicial por dejar una huella en la Argentina, además de sus discos y el recuerdo de sus conciertos, sigue en pie. Ella nunca ha dado clase pero su manera de enseñar es otra. Se junta con otros músicos, toca con ellos, los foguea.

"Me gusta tocar con gente con la que me entiendo bien, independientemente de la edad que tengan", dice. Y decide tocar en las provincias y junto con solistas y orquestas de Entre Ríos, Córdoba o Tucumán. La decisión, en todo caso, es algo que la preocupa. "No sé cómo es que se decide algo", reflexiona.

"Hace poco leí algo muy interesante, no sé si será cierto, supongo que sí. Parece que cada vez que hacemos algo, cualquier movimiento, siete segundos antes hubo una decisión en nuestro cerebro. Siete segundos. Y al tocar el piano debe ser lo mismo."

Quienes la acompañan en este nuevo periplo argentino, además de Graciela Reca, son Mauricio Vallina, un cubano radicado en Bruselas y formado en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú y el Real Conservatorio de Música de Madrid –aunque tal vez mucho más en el intercambio casi cotidiano con Argerich–, la violinista tucumana Cecilia Isas, que fue becada para su perfeccionamiento en la Academia Internacional Menuhin en Blonay (Suiza), Alan Kwiek, un argentino que estudió, entre otros, con Pía Sebastiani y Elizabeth Westerkamp, dos de las grandes maestras locales, y que, además, es algo así como el factotum de cada una de las actuaciones de Argerich en este país, y otro de los grandes amigos y colaboradores con los que se encuentra en cada vaje, el violinista Rafael Gintoli, actual concertino de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto.

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