Entrevista a Luis Ortega: "La moral del cine está por encima de la corrección política"

A punto de estrenar "El ángel", su esperada versión de la vida de Carlos Robledo Puch, el asesino serial más famoso de la Argentina, el director de cine habló con Infobae Cultura

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El director Luis Ortega durante el lanzamiento de su película “El ángel” esta semana (Foto: Christian Bochichio)
El director Luis Ortega durante el lanzamiento de su película “El ángel” esta semana (Foto: Christian Bochichio)

"El ángel", la nueva película de Luis Ortega inspirada en el raid asesino de Carlos Robledo Puch, el criminal adolescente más famoso de la historia argentina, es indudablemente uno de los tanques nacionales del año -lanzamiento en Cannes y producción de Pedro Almodóvar incluidas- a la vez que se trata de una película totalmente sorprendente, una historia que se desarrolla no como una biopic convencional con tintes policiales sino como una fantasía oscura y musical, acentuando no tanto la perversión del personaje central -a quien reimagina como una suerte de flaneur queer– sino de la Argentina extrañada y represiva de comienzos de los 70.

Ortega supo dirigir desde muy joven (la precocidad es uno de los rasgos que comparte con su retratado) una serie de largometrajes extraños y de bajísimo presupuesto antes de triunfar con "Historia de un clan", la serie televisiva sobre otro caso policial famoso, los secuestros de la familia Puccio. A días del estreno de "El ángel", habló con Infobae Cultura sobre qué le interesó de la historia de Robledo Puch, la relación entre el cine y la moral, y por qué decidió incluir la música de su padre "Palito Ortega" en la película.

Lorenzo Ferro como Carlos Robledo Puch en una escena de “El ángel”
Lorenzo Ferro como Carlos Robledo Puch en una escena de “El ángel”

— ¿Cuándo empieza a interesarte llevar la vida de Robledo Puch al cine?
—Un día estaba en lo de mi hermana Julieta hablando de Rodolfo Palacios, porque íbamos a hacer Historia de un clan [N. del E: serie basada en un libro de Palacios], y me dijo: "¿Vos no leíste El ángel negro, el libro de Palacios sobre Robledo Puch?". No lo había leído, así que me lo llevé y lo leí en un par de horas esa noche.

—¿Y enseguida viste una película?
—No, en ese momento no, porque el libro es muy literario, son los encuentros de Palacios con él. Pero durante el rodaje de Historia de un clan se me empezó a formar la imagen de Carlitos, pero un Carlitos imaginario, no el real. Ayer justo Sebastián [Ortega] me mostró una foto que le mandé en mayo del 2015 mordiendo una foto de Robledo Puch como ya tirándole la pelota. Así que viene de ese momento.

—¿Qué veías en ese Carltos?
—Bueno, pensé que era un material perfecto para hacer una película en la tradición de Bonnie & Clyde, de Badlands, incluso de Juan Moreira, Crónica de un niño solo, Pixote, Rumblefish, todas esas películas que me educaron de chico.

—La película tiene una fuerta impronta de ese subgénero del cine delincuencial y del cine quinqui pero contada como una suerte de fantasía pop. ¿Cómo se te ocurrió llevarla hacia ese terreno?
—La parte pop es el dulce de la película, los autos de época estilizados, la música, el vestuario y personajes que fuman imitando a James Dean. Ellos caminan como si fuesen actores de cine, porque la principal fantasía de Carlitos es que está dentro de una película.

—¿Qué te gusta a vos de ese personaje?
—Bueno, el personaje es un criminal pero, exceptuando eso, tiene más principios que todos los demás en la película. Entra a una joyería más para probarse las joyas y mirarse al espejo con su amigo, que solo lo hace para canjearlas y llevarse la guita.

—¿Y qué significado tiene eso para vos?
—Que un asesino sea el que honre la vida me parece una situación extraordinaria, y algo que solo puede ser entendido poéticamente.

—Te leí molesto por críticas que decían que la película no era lo suficientemente fiel a la historia real y donde cuestionaban que aspectos sórdidos, como por ejemplo su participación en las violaciones de las víctimas, no estuviesen incluidos. Me interesa saber tu opinión sobre la relación entre el arte, o el cine y la moral.
— El cine tiene su propia moral, creo, y tiene una obligación con su lenguaje, no con la moral de determinado espectador. La moral del cine está por encima de la corrección política del momento. Y que alguna gente quiera reducir todo al término de psicópata no significa que yo vaya a rebajarme a hacer algo explícito y pornográfico. No creo que sea la tarea del cine bajar línea sobre lo que está bien y lo que está mal, y mucho menos tiene la obligación de documentar hechos con fidelidad. Para eso existen los noticieros, los diarios o los expedientes de los casos. Además, no creo que el Juan Moreira de Favio sea el Juan Moreira verdadero. Ni que Bonnie & Clyde sean los de Faye Dunaway y Warren Beatty…

— No es un Robledo Puch real entonces el de tu película.
— Para mí ya no existe Robledo Puch, existe Carlitos, el que nosotros creamos. Ya pasó el momento de considerar a la persona real. Y usamos un poco algunos datos de la historia real para construir un personaje que en realidad lo dotamos de virtudes que Robledo Puch seguramente no tenía. Pero nos deshicimos un poco del compromiso de tener que contar cómo fueron exactamente las cosas -que por otro lado nadie tiene sabe cómo fueron con precisión.

— ¿Es una película amoral El ángel?
— Diría que la moral es la vitalidad del personaje, que salgas del cine asombrado y con ganas de bailar.

—Alguna gente se decepcionó con el hecho de que no sea lo suficientemente gay, al menos explícitamente.
—No hay carnalidad, es cierto, pero en la película hay magnetismo y romanticismo. Si eso se consumase, se podría poner pornográfico, algo que no corresponde al lenguaje cinematográfico, según como lo concibo yo. John Cassavetes habla del amor en todas sus películas y en ninguna hay una escena de sexo, creo, porque hay pudores necesarios.

—De todas formas te las ingeniaste para reimaginar una canción de tu padre como una canción de amor entre los protagonistas. ¿Cómo se te ocurrió?
— Bueno, tenía el dato de que el compañero de Robledo en la vida real había ido a Sábados circulares, o un programa del estilo. Y me fascinaba ese contraste, un pibe en ese tipo de actividad yendo a la televisión porque quiere ser famoso. Entonces escribí toda una secuencia donde Carlitos lo acompañaba, se encontraba con uno de los Titanes en el ring, y tenían una conversación que hablaban de Dios, y era todo un quilombo, así que quedamos en que era mejor que lo viera por la tele. Y elegí ese tema porque vi un video de mi viejo con Marisol, incluso recreamos con la directora de arte la escenografía, todo… No sé, hay temas de mi viejo que me parecen preciosos. Y "La casa del sol naciente", la versión que él grabó hace unos años, desde que la escuché supe que iba en la película porque es como la columna emocional. Es una de mis secuencias favoritas, y la de mayor tensión sexual entre los protagonistas.

El equipo de “El angel” en Cannes junto a uno de sus productores, el cineasta Pedro Almodóvar
El equipo de “El angel” en Cannes junto a uno de sus productores, el cineasta Pedro Almodóvar

— ¿Y cómo fue la relación con Pedro Almodóvar, uno de los productores de la película?
—La verdad no tuve relación con Pedro hasta el estreno en Cannes. Me dijo que le había gustado mucho la película. Con quien sí tuve relación es con Esther García, la productora de El Deseo, estuvo en la previa y en el rodaje. Pero cuando ellos llegaron el proyecto ya estaba armado.

— No hubo input creativo del lado de ellos.
— Bueno, hubo algunas devoluciones, y algo que aprendí en todo este proceso es la importancia de escuchar buenas devoluciones. La primera persona que recibió el guión fue mi hermano Sebastián y me dijo: "No se entiende nada esto" (risas). Así que nos juntamos de vuelta con Rodolfo, lo sumamos a Sergio Olguín, lo escribimos de vuelta y lo mejoramos. Y eso, en contra de lo que uno en principio puede pensar tipo "me quieren cortar las alas", te hace escribir mejor.

—¿Se puede sintetizar cuál fue el aporte de cada uno en la escritura del guión?
— Mirá, si no fuera por Rodolfo este proyecto no existiría porque yo nunca me hubiese enterado que existía esa historia. De ahí yo me imaginé éste Carlitos particular del que empecé a dialogar con Rodolfo y compartimos una visión, trabajamos mucho tiempo casi como siameses. Él me dio todas las cartas, los dibujos que le mandaba Robledo, cosas insólitas, tapas de revistas intervenidas… o algo así, dibujos de Tweety para el día del amigo, cosas muy locas de las que me tuve que deshacer porque ya no las podía ni mirar. Y Sergio Olguín entró con una lucidez suprema a organizar las cosas y aportando ideas fantásticas en un momento en donde todo era muy caótico. Además creo que los tres compartimos un mismo sentido del humor, una especie de sensación de que a veces la vida es un mal chiste del que la única fuga es la risa.

— ¿Pensás seguir colaborando con Rodolfo Palacios? ¿Adaptar alguno de sus otros libros?
— Sí, tengo la intención de seguir trabajando con Rodolfo, en el formato que sea. Pero algo nuevo, con lo cual no pienso hacer ni al Petiso Orejudo ni a…

—¿Barreda?
— Mmmm, no sé, tengo que leer Conchita, no lo hice todavía. Pero me gusta la anécdota de que, después de matar, se fue a ver jirafas al zoológico.

"El ángel", de Luis Ortega, se estrena en cines el jueves 9 de agosto.

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