“Historias de Inmigración”, un recorrido en fotos por la vida de los colonos en la Argentina del siglo XX

El Museo Fernández Blanco, en su sede del Palacio Noel, presenta los álbumes familiares de los Güller, un grupo de inmigrantes suizos desde su llegada al país hasta la década del '20. Un viaje en el tiempo sobre los hábitos, el trabajo y los momentos de ocio en aquella época de la provincia de Santa Fe

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Historias de Inmigración es la
Historias de Inmigración es la nueva muestra fotográfica que expone el Museo Fernández Blanco en su sede del Palacio Noel

Historias de Inmigración es la nueva muestra fotográfica que expone el Museo Fernández Blanco en su sede del Palacio Noel. Está formada por los álbumes fotográficos de la Familia Güller, quienes desde su llegada a la Argentina acostumbraba a sacar fotos y que las conservó con sumo cuidado.

El legado va desde poco antes de comienzos del siglo XX, hasta la década del '20. Leila Makarius, curadora del museo, contó: "Una familia suiza descubrió sus álbunes casi por casualidad y todavía no saben del todo qué hacen hoy en un museo y ¡tienen verdaderos tesoros!".

El legado fotográfico va desde
El legado fotográfico va desde poco antes de comienzos del siglo XX, hasta la década del ’20

Toda la historia de un país aparece reflejada en estas fotos de familia. La muestra cuenta la historia de unos colonos, Lorenzo Güller y su familia, en el norte santafesino, cuando vinieron a poblar Esperanza, la primera colonia argentina. Departamento santafesino al que le cantó José Pedroni y que se alzó sin dudarlo, en 1912, en la Revolución Agraria que se inició un poco más al sur, en Alcorta, también provincia de Santa Fe.

En las fotos está registrada la dificultad de la vida agrícola, los orígenes de la empresa maderera La Forestal, uno de las más grandes explotaciones de madera -y del obrero que trabajaba en ella- del chaco-santafesino, los primeros tendidos de vías ferroviarias, la lucha contra la naturaleza, y con y contra el indio.

Fiesta de la colectividad suiza
Fiesta de la colectividad suiza con gran comilona en Villa Guillermina

Sin duda, la historia de la Argentina y la historia de la esperanza argentina, es una tensión entre los europeos que bajaron de los barcos, y los criollos, españoles e indios, que mal que bien, eran los brazos de este país. Así como todos los argentinos somos la fotografía de un grupo de selknams junto a un empresario belga en la Exposición Universal de París de 1889 (revista Legado 5, Archivo General de la Nación); todos los argentinos somos las fotografía de Güller, donde Heiland y Breisig, dos paisanos, salvan a un muchachito de los dientes de un yacaré, escopeta en mano.

Dos paisanos salvan a un
Dos paisanos salvan a un muchachito de los dientes de un yacaré, escopeta en mano

La fotografía por esos años era la "carta visual", la selfie, que se enviaba a los que quedaron al otro lado del océano para contarles sobre la vida en América. Casi ninguno de los emigrantes regresaba a su país de origen, y estas fotografías eran la única comunicación con sus familias de origen. De allí que también estén registrados los momentos de ocio, como los paseos en bote en el arroyo Rabón, o las fiestas suizas de la colectividad suiza con gran comilona en Villa Guillermina.

Lorenzo Güller fue uno de los tantos colonos que vino de uno de los cantones a probar suerte a la Argentina. Nació en 1858 en Huttikon, una pequeña aldea del cantón Zurich. Había sido criado por sus tíos, porque la pobreza había llevado a su mamá a emplearse sola en la ciudad. Llegó a nuestro país en 1879, en un barco a vela y se afincó en Esperanza. Con sus primeros ahorros se compró caballo, montura, escopeta y municiones y se aventuró al norte del río Salado. Un año después se empleó en la empresa de maquinaria agrícola Schneider, viajó a Buenos Aires y regresó a Esperanza. En esta vuelta, conoció a Elisa, su esposa. Tuvieron seis hijos, y todos tomaban fotografías. Algunas de las cámaras que utilizaron están en exhibición en el museo.

Un paseo en bote en
Un paseo en bote en el arroyo Rabón

Entre los colonos santafesinos, hubo fotógrafos de renombre, como Saúl Rimathe, Julian Beavouis o, el más célebre, Fernando Paillet. Por aquel entonces, la preocupación mayor era el retrato; tener un retrato de uno mismo y de sus seres queridos, era ser inmortalizado de alguna manera. Al decir del fotógrafo Abel Alexander, presente en la muestra: "se muere dos veces: la primera, con la muerte física; la segunda, con la desaparición del último retrato del difunto."

Por otra parte, las fotografías de la familia Güller tienen tanto valor histórico como artístico. Aneli Güller embarazada, en 1911, con su enorme vientre cubierto por un delantal, sonriendo junto a la tranquera en campo abierto, con el sol dándole en la cara y ella misma el sol, es francamente emotivo.

Fútbol, ya una pasión de
Fútbol, ya una pasión de multitudes

Lo mismo la fotografía donde el señor Heland, Lempertz, y las señoras Breisig y Lempertz con su hijita, le hacen los honores al cacique Charrá y al cacique Nicasio en 1906, ellas de traje europeo de falda larga y sombrero, el colono con escopeta y los caciques con sus tocados de plumas y cueros de jaguar y de puma alrededor del cuerpo. Una fotografía que, plantado hoy el espectador frente a ella, le parece sacada de la serie Tarzán.

De aquí que el director del Museo Fernández Blanco, Jorge Cometti, invitó a quienes tienen antiguas fotografías de familia a acercarse al museo si desean compartirlas, porque cada fotografía es un tesoro y una luz sobre nuestro pasado.

La Embajada de Suiza fue la encargada de digitalizar las fotografías de la familia Güller. El Embajador declaró: "Celebramos en estos días los 727 años de la Nación Helvética, en un país tan joven como la Argentina y les decimos: ustedes están creando memoria'".

*"Historias de Inmigración" Fotografías de la Familia Güller
Sede Palacio Noel – Suipacha 1422, CABA
Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco
Martes a viernes de 13 a 19 h. Sábados, domingos y feriados de 11 a 19 h. Lunes cerrado.
Entrada general: $30. Bono contribución: $10. Miércoles gratis.

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