Rumores que iban y venían, hasta que finalmente se confirmó: Alberto Manguel deja la Biblioteca Nacional. Según pudo saber Infobae, el anuncio se hará esta tarde en el edificio de la calle Agüero. Hace dos años y medio que fue designado, en diciembre de 2015, pero asumió su cargo en junio de 2016, después de terminar sus compromisos académicos con Princeton.
Aparentemente, la decisión estaría motivada por las diferencias cada vez más acentuadas que el escritor de 70 años mantiene con el ministro de Cultura Pablo Avelluto en torno al presupuesto. Manguel lo dijo en público: no estaba de acuerdo con el ajuste que lleva adelante Cultura en la Biblioteca Nacional.
Hace pocos meses, había dicho: "No tenemos ni un mango para comprar un grano de café. ¿A quién puede sorprenderle que en la Argentina una entidad cultural no tenga presupuesto? En la Biblioteca yo soy solo el administrador, hay decenas de personas que trabajan y mucho, y lo hacen con sueldos miserables".
Desde ese momento que volvió a radicarse en Argentina tras cinco décadas de vivir en el exterior. El contexto en el cual asumió la dirección de la Biblioteca no fue el mejor: unos meses antes, la cartera que maneja Avelluto había aplicado un recorte significativo: echaron a 240 empleados, una cuarta parte de su personal.
Al margen de las discusiones sobre los recursos asignados, las diferencias entre Manguel y Avelluto se habían cristalizado también en el plano ideológico. En mayo pasado, durante su presentación en la Feria del Libro de Bogotá, el escritor lamentó el espíritu del pabellón de Argentina, cuyo diseño remitía al fútbol. "La literatura argentina sale a la cancha", era el lema.
En esa oportunidad, Manguel declaró: "Pido disculpas en nombre de todos los argentinos por el vergonzoso escenario de un estadio de fútbol montado en una fiesta del libro; celebramos seguramente esos notables futbolistas Borges, Bioy Casares, Alejandra Pizarnik, Cortázar, desde el Martín Fierro en adelante… pero les pido de nuevo disculpas por ese gesto tan absurdo de populismo".
Y Avelluto no tardó en responder: "Tiene una concepción que deja afuera algunos fenómenos populares, que yo creo que es equivocada pero que eso no implica que no podemos trabajar juntos y que yo siento una profunda admiración por él y que tengamos un excelente vínculo personal".
Las diferencias, hasta ese momento, eran parte de un diálogo donde se admitían. Parece que ahora, con el debate sobre el presupuesto de la institución, se volvieron irreconciliables. Durante esta tarde, en la Biblioteca Nacional ubicada en Agüero al 2500, lo harán público y definitivo.
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