En medio de la niebla, La Noche de la Filosofía brilló en el CCK

Más de 35 mil personas se acercaron para escuchar y debatir con prestigiosos intelectuales, tanto del ámbito local como internacional. Los jóvenes también fueron grandes protagonistas de la velada

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Y sí. El búho de Minerva alza su vuelo al atardecer. Y eso -aquella frase de Georg Wilhelm Friedrich Hegel referida a la filosofía- cobró vida el sábado cuando la niebla se posó sobre la ciudad de Buenos Aires, luego de la derrota en el Mundial frente a Francia, pero en un efervescente evento sobre el pensamiento que tuvo lugar en el CCK, en el bajo porteño. "La Noche de la Filosofía", tal el nombre del evento, reunió a ensayistas, sociólogos, periodistas y, claro, filósofos para discurrir sobre la mayor cantidad de temas relacionados con el pensamiento contemporáneo. Los seis pisos del CCK se vieron colmados por salas llenas de gente de toda edad que eligió un sábado por la noche para escuchar y discutir sobre ese acto a veces desprestigiado del pensar.

Las entradas habían comenzado a entregarse a partir de las quince y después del 4 a 3 fueron buscadas por miles, ya que pronto las butacas se agotaron. Con invitados especiales de Francia, hubo temas para todos los gustos. Incluso el fútbol.

Diana Maffia se presentó y tuvo a su lado el pañuelo verde, símbolo del aborto legal
Diana Maffia se presentó y tuvo a su lado el pañuelo verde, símbolo del aborto legal

"Sólo en una sociedad en la que el fútbol es dominado por el género masculino se puede decir que es una derrota que alcanza a toda la sociedad –señala Pablo Alabarces, sociólogo especialista en culturas populares, uno de los exponentes de la jornada a Infobae-. El periodismo y algunos políticos querrían que los resultados del Mundial tuvieran mayor incidencia en el ánimo social, pero se trata de una borrachera: una muy, pero muy buena, puede durar tres días; una mediana, uno; una común, dos horas. Este resultado no influirá en el ánimo político ni de pensamiento de las mayorías".

Mientras tanto, Diana Maffia disertaba acerca de cómo la ciencia misma había desarrollado "anticuerpos" contra la inclusión de las mujeres en su esfera. Y cómo el movimiento de las mujeres y las disidencias de género habían logrado transformar la experiencia individual en un saber colectivo, en una autoridad epistémica y en una ampliación de derechos. "De esto se trata la epistemología de la resistencia", afirmó la filósofa, que había envuelto su botella de agua mineral en una bandera verde, símbolo de la legalización del aborto seguro y gratuito.

Mientras se desarrollaban charlas de treinta minutos cada una en las diversas salas del CCK, en el cuarto piso cobraba vida el "Ágora del diálogo", un espacio en el que los disertantes compartían con el público de manera cercana sus preguntas y exponían sus respuestas, o conversaban. En todos los pisos los asistentes recorrían el edificio que antiguamente albergaba a la sede central del Correo Argentino, reconvertido en usina de arte y pensamiento.

El francés Bruno Patino, en un castellano muy correcto pero que jamás perdió el particular acento galo, se detuvo en la utopía democratista con la que se pensó la llegada de la web, en medio de la crisis que suponen las fake news y los escándalos acerca de Facebook y Cambridge Analytics. "Lo que pensábamos que era una utopía de la democracia ahora parece ser una pesadilla -dijo Patino, que fue uno de los organizadores de Le Monde digital-. Las redes sociales plantearon que hubiera una manera de decir que se parece al decir mismo, donde lo emocional cobra un papel de gran relevancia. Luego, la compartimentación de esas mismas redes cambió la posibilidad de relacionarse con el otro: quien antes era un par y percibía de un cierto modo similar, ahora a través del algoritmo se convierte en un ser para quien la realidad es percibida de manera personal. Y, por último, eso se ha convertido en una adicción, porque nos encanta. Si en 1984 George Orwell planteaba que no leeríamos libros, la realidad se asemeja más a la de Un mundo feliz de Aldous Huxley, en la que no es necesario leer libros para "percibir" que se es feliz. Hoy se vende la "atención". La cuestión es ver si esta etapa puede ser superada".

Bruno Patino
Bruno Patino

–¿Por qué decidiste venir un sábado por la noche a "La Noche de la Filosofía"? –pregunta Infobae Cultura a Manuel, un joven de 17 años.
–Es algo que me interesa de manera muy profunda. Pude ver las charlas de Alejandro Katz y de Ezequiel Adamovsky, que están en las antípodas del pensamiento político, y por eso es bueno haber podido estar acá. Estoy con varios amigos recorriendo, y luego iremos a algún bar a seguir hablando de filosofía.

Esteban Buch, argentino residente en Francia, habló sobre las relaciones entre música y política. "En cierto momento se planteaba que la música era sólo formal, una secuencia formal de tiempo y tono, luego Theodore Adorno, hace cincuenta años ya, señaló que gracias a esa autonomía de lo musical era que la música incluía en ella las contradicciones de la sociedad misma. Por eso podía percibir en Beethoven a Hegel, algo que contradecía ese mundo ideal. Pero como digo, hace cincuenta años que pasó esto, luego de Adorno el debate sigue siendo uno de los más productivos entre la cuestión de la realidad y la música".

Alejandro Katz (Federico Kaplun)
Alejandro Katz (Federico Kaplun)

Alejandro Katz tomó como tópico la pobreza: "A veces se la toma como una categoría moral: si por una cuestión estadística se superara por un uno por ciento al índice de pobreza, se consideraría que no hay pobres, cuando en realidad la cuestión de la pobreza es la incapacidad de que la sociedad les dé a los sectores más vulnerables la posibilidad de apropiarse de su futuro", dijo.

Maristella Svampa disertó sobre ecofeminismos, ya que sostiene que la "dualidad binaria plantea que la mujer y la tierra son consideradas expresiones secundarias de la sociedad, y es por eso que la mujer es quien se pone al frente de las luchas por la ecología, contra los abusos contra la naturaleza y a favor de la ciencia que permita el desarrollo social sin este tipo de atentados".

Monserrat y Nadia, de 36 años las dos y de Uruguay y Catalunya respectivamente, comían una pizza en el bar del subsuelo mientras esperaban la próxima charla que les tocaba presenciar. "Vinimos temprano y pudimos tener entradas para varias charlas. La de Merlí me gustó mucho", dice la catalana, que reconoce que la serie la hizo profundizar en temas que le interesaban pero que al hacerse de modo ameno le quitaban el velo de la oscuridad intelectual.

Así, mientras en todos los pisos del CCK se desarrollaban charlas sobre los más diversos temas, los trabajadores de Télam hacían visible su reclamo por los despidos en la agencia estatal y contaban con la solidaridad de varios disertantes, en el bar del subsuelo se tomaban tragos y comían pizzas y empanadas, Ezequiel Adamovsky señalaba que el marxismo seguía siendo el marco filosófico de mayor importancia al que cada diez años se daba por muerto pero que revivía cada vez y que unos raperos anticipaban la conferencia central de Darío Sztajnszrajber en la sala principal del segundo subsuelo -llamada "Contra el optimismo"- se desarrollaba hasta la madrugada la noche del pensamiento en Buenos Aires.

En lugar del boliche, hombres y mujeres adultos y jóvenes preferían ir a escuchar y cultivarse. Es que, como decía Hegel, el búho de Minerva alza vuelo al atardecer. Es decir, cuando la oscuridad parece posarse sobre la faz de la tierra, es cuando el pensamiento intenta iluminar los caminos de los hombres y las sociedades. Así pasó esta noche de sábado de Buenos Aires, atravesada por la niebla pero también la luminosidad.

 

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