Es un título ambicioso o, por lo menos, imponente. La reunificación de las dos Coreas se llama la obra de Joël Pommerat, el multipremiado autor francés de 55 años que se estrena el 4 de julio en el Teatro San Martín. ¿Es posible volver a unir ese país que se dividió al final de la Segunda Guerra, que tuvo su enfrentamiento en plena Guerra Fría y hoy continúa así, dividido en dos repúblicas con perfiles políticos tan dispares? Se trata, en realidad, de una metáfora porque esta puesta teatral no habla de política internacional ni del debate ideológico entre comunismo y capitalismo. De lo que trata es del amor.
Hace unos años Darío Lopérfido le dijo a la directora Helena Tritek que había ocho obras europeas contemporáneas que le gustaban mucho y que eligiera una para hacer. "Me gustó mucho La reunificación de las dos Coreas porque tiene una mirada muy profunda y muy piadosa sobre la conducta del hombre", le cuenta Tritek a Infobae Cultura en el hall de la sala Cunill Cabanellas, lugar donde la obra funcionará. Y aclara que si bien habla de amor, no es sólo de pareja, sino que se extiende a una totalidad: "Habla mucho del trato y del destrato, algo muy importante para reflexionar en estos tiempos".
¿Son tiempos difíciles para el amor? "Son tiempos difíciles para el diálogo y el respeto al pensamiento diferente. Justamente por eso, cuando no hay diálogo no se puede producir amor, porque no hay conocimiento del otro", asegura Esmeralda Mitre, una de las protagonistas, del otro lado de la mesa. Mientras que la actriz Ingrid Pelicori, sentencia: "Es un fresco de todas las posiciones y situaciones relativas a los lazos amorosos, con todo su dolor y con todo su humor".
El año pasado el nombre de Joël Pommerat circuló mucho por Buenos Aires. En junio se estrenó una ambiciosa obra suya: Todo saldrá bien (1) Fin de Luis en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín. Una obra de cinco horas de duración con dos intervalos que trataba sobre la Revolución Francesa. Los actores eran franceses de la compañía Louis Brouillard y algunos estaban sentados en las butacas entre el público y desde allí intervenían.
"Para mí fue genial, extraordinaria, pero quizás por su temática dividía un poco al público", dice Ingrid Pelicori, "pero ésta no, porque tiene tal variedad y situaciones graciosas… Se renueva todo el tiempo la atención. En ese sentido, es mucho más amable con el espectador. No tiene tanto que ver con ese experimento, porque esta obra es otro experimento".
Desde luego, este experimento llamado La reunificación de las dos Coreas tiene sus excentricidades: no hay escenografía, casi nada de muebles, apenas algunas sillas; hay proyecciones; todo sucede en un gran pasillo con los espectadores enfrentados de cada lado; dura dos horas; son veinte escenas independientes montadas por nueve actores. "Para nosotros como actores es interesante poder jugar distintos roles en distintas escenas donde unos son más cómicos, otros más emotivos y otros más absurdos", agrega Pelicori.
Cuando Esmeralda Mitre era una niña iba al San Martín y soñaba con trabajar ahí. "Alguna vez", pensaba. "Ahora entro y hay una sensación misericordiosa, se detiene el tiempo. Es un teatro que dice mucho y da mucho por toda la entrega y las obras que trata", confiesa.
Y continúa: "Esta obra refleja todos los defectos que los seres humanos tenemos, por eso el teatro es transformador y salva el espíritu. El arte salva. Y esta obra tiene mucho de eso. Además es una obra contemporánea pero al mismo tiempo trata las problemáticas más complejas de la historia de la humanidad: la división entre las personas, la envidia, la desidia, el destrato, el desamor, el desencuentro, la falta de diálogo. Pero al mismo tiempo lo trata con una profundidad gigantesca y en un lenguaje coloquial. Por eso lo comparo con Shakespeare, porque también es muy poético".
Por su parte, Tritek asegura que "esta obra se puede hacer en cualquier lado, en cualquier teatro, pero acá, en el San Martín, lo bueno es que tiene precios muy accesibles y los jueves es más barato todavía. Y acá siempre las salas se llenan".
Joël Pommerat es un director audaz. A diferencia de Todo saldrá bien… que contaba con la dramaturgia de Marion Boudier, aquí el texto es suyo y fue publicado en 2013. ¿Por qué es tan aclamado este autor? "¡Porque es muy bueno! —exclama Tritek— Yo estuve con gente que vio esta obra en París y fue un suceso de dos años. Me decían que la gente reía y lloraba. Allá duraba tres horas y acá la acortamos. La llevaron de gira a Moscú y el efecto de la gente fue igual: reían y lloraban".
Además, cuentan estas tres mujeres, que la obra tiene de todo: es profunda, conmovedora, absurda, moderna y al mismo es trágica y divertida. Podría estar en el teatro comercial, en el independiente y aquí, en el teatro público. "A priori no excluye a nadie, porque cualquiera la puede apreciar", dice Pelicori. "Quizás esa es la genialidad que tiene este dramaturgo", completa Mitre.
Y en ese sentido, pese a los tiempos del consumo de series que a veces aísla a las personas frente a sus propias pantallas, el teatro sigue firme. ¿Por qué? "Porque somos una ciudad de avanzada", dice Helena Tritek con ironía y ríe. "No, de verdad, acá hay muchos teatros y muchos estudiantes de teatro. Hay una energía muy grande en la actividad teatral y eso hace que todo el tiempo haya gente moviéndose", agrega. "El teatro siempre está vivo —concluye Pelicori—. Durante treinta años yo escuché hablar de la crisis del teatro, y ahora ni siquiera se la menciona, porque el teatro está súper vivo".
* "La reunificación de las dos Coreas" estrena el miércoles 4 de julio. Las funciones se ofrecerán de miércoles a domingos a las 20:30 horas en la sala Cunill Cabanellas.
Teatro San Martín – Av. Corrientes 1530 – CABA
Platea: $160- | Miércoles y jueves (días populares): $80-
Duración (aproximada): 120 minutos
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