Alfredo Le Pera, el genio olvidado que murió a la sombra de Carlos Gardel

Perdió la vida hace 83 años en el trágico accidente de Medellín que se llevó la vida del cantor porteño y de los músicos que lo acompañaban. Cómo fueron sus años antes del éxito y luego, al lado del mejor cantor de la historia

El 24 de junio de 1935 a las 15:05 la aeronave que trasportaba al incomparable poeta que puso letra a las películas que protagonizó el gran cantor de Buenos Aires chocó contra otra en el Campo de Aviación Las Playas e inmediatamente todo se convirtió en una hoguera. Allí quedaron las vidas de la mejor sociedad que tuvo el tango.

Las tapas de los diarios titulaban sobre la muerte de Carlos Gardel —aunque suene lógico, pues el cantor era la estrella— y la tímida figura de Alfredo Le Pera volvía a quedar bajo la sombra de su amigo y socio. En ese accidente también murieron los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol (murió a causa de las heridas dos días después).

25 de junio de 1935. Las tapas de los diarios daban cuenta de la muerte de Carlos Gardel. Sólo uno hizo referencia a la muerte de Alfredo Le Pera.

Cómo fueron las últimas horas de Alfredo Le Pera

Una filmación lo muestra, en cámara lenta, agitando en lo alto su sombrero para saludar a la multitud que se había reunido en el campo de aviación del actual Aeropuerto Olaya Herrera para despedir a los músicos argentinos que descendieron unas horas en Medellín por cuestiones técnicas. Llegaban desde Bogotá y planeaban seguir hasta Cali.

El gesto tímido de Le Pera da cuenta de que no se posicionó en el lugar de importancia que ocupaba o, quizás, simplemente su humildad no le permitió correrse de las sombras.

Conformó con Carlos Gardel la dupla argentina más extraordinaria de todos los tiempos y, pese a que fueron socios durante apenas tres años, su reinado perdura. Tanto así que cuando alguien intenta dar dimensión de un logro magnánimo simplemente dice: "Soy como Gardel y Le Pera".

La sociedad de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, que tan solo tuvo 3 años, se inmortalizó como la mejor dupla de la música ciudadana. Ambos murieron en el accidente de Medellín.

En esa sociedad entrañable, Le Pera puso genio e ingenio con sus letras y el guión en las película que protagonizó Gardel, quien a su vez puso voz, talento innato y su galantería. Fueron ese dúo del que se pone en duda qué hubiera sido uno sin el otro. Será, quizás, por esas cuestiones que debieron partir juntos en el terrible accidente de Medellín hace exactamente 83 años.

Algunos aseguran que Riverol, que sobrevivió dos días, relató que el accidente fue consecuencia de una discusión arriba del Ford Trimotor F.31 de la SACO, que Le Pera sacó una pistola para dispararle a Gardel, pero que impactó sobre el piloto Ernesto Samper Mendoza. Nada pudo ser ni será comprobado jamás. Lo único cierto es que en el mismo día Argentina perdió a dos de sus hijos predilectos.

Los primeros años en la vida de Alfredo Le Pera

Si bien hubo muchas dudas sobre la fecha exacta de nacimiento del poeta y de su nombre completo, algunos historiadores e investigadores del tango lograron despejarlas. Fue el primer hijo de María Sorrentino Moreno y Alfonso Francisco de Paula Le Pera, oriundos del sur de Italia, nació el 7 de junio de 1900 en San Pablo (Brasil) y fue anotado como Alfredo Le Pera, sin segundo nombre.

El matrimonio Le Pera llegó a Buenos Aires en 1898 y en 1900 partió a Río de Janeiro por negocios. Al emprender el viaje de regreso María, que cursaba los últimos días de embarazo, dio a luz a Alfredo en San Pablo. Dos meses después regresaron a Buenos Aires, donde tuvieron dos hijos más.

Alfredo vivió y cursó la primaria en el barrio de Monserrat y el bachillerato en el Colegio Nacional Bernardino Rivadavia, donde fue alumno del profesor Vicente Martinez Cuitiño, un reconocido dramaturgo y critico teatral que se vio sorprendido por una monografía sobre literatura española que Le Pera escribió.

Martinez Cuitiño era abogado, doctor en Derecho y Ciencias Sociales, además de periodista y docente. Fue quien vinculó al joven Alfredo con los círculos literarios de la época, entre quienes había nombres como José Ingenieros, Alberto Vacarezza y José De Maturana, por mencionar algunos notables.

Mientras se introducía en el campo de las letras, comenzó a estudiar piano en el conservatorio "La Salvia".

La vida de Alfredo Le Pera antes de Carlos Gardel: periodismo, obras de teatro y traducciones para cine

Alfredo Le Pera, dibujado a lápiz por el argentino Ricardo Carpani, 1985.

De la mano de Martinez Cuitiño, mientras estudiaba medicina, llegó al diario Última hora. A los cuatro años dejó la universidad y se dedicó de lleno al periodismo teatral.

También pasó por las redacciones de los diarios La Acción, Noticias Gráficas y El Telégrafo donde fue jefe y tuvo a cargo a Manuel Sofovich, padre de los reconocidos productores Gerardo y Hugo.

Combinando su amor por las letras y el teatro, unificó ambos trabajos y fue secretario en algunas compañías teatrales donde asumió la producción ejecutiva y administrativa. Entre éstas estaban las revistas del teatro Sarmiento, donde conoció a Enrique Santos Discépolo y a Aída Martinez, bailarina y el gran amor de Alfredo.

Para mediados de la década de 1920 era un crítico reconocido en el mundo del teatro de revista. Se lo caracterizaba por hacer críticas con humor ácido y despiadado.

El día que Le Pera y Gardel se conocieron

Para 1923 Le Pera trabajaba como asistente de Tomás Simari (el actor del momento) en el Teatro de Verano, lugar al que llegó Carlos Gardel para saludar a la figura durante un ensayo. Allí Simari los presentó. Se cree que aparte de ese encuentro casual hubo otros antes del momento de unión definitiva.

La historia es larga, pero vale la pena conocerla. A finales de 1927, Le Pera se mudó a Suiza y luego, debido a sus contactos teatrales, llegó a Francia, donde trabó contacto con la compañía teatral más importante del momento. Además, compró elementos para las escenografías porteñas y escribió varios artículos para diarios argentinos sobre el cine mudo francés y las primeras pruebas sonoras que allí realizaban.

Gracias a su amplio dominio de idiomas trabajó en Europa subtitulando películas. Le Pera dominaba a la perfección el italiano, francés, inglés y alemán. Entre 1927 y 1930 combinó su trabajo en los diarios y en los escenarios.

Carlos Gardel, Alfredo Le Pera y Mona Maris en una escena de “Cuesta abajo”, 1934.

De regreso a Buenos Aires, partió a Chile con el empresario Mario Benard que apostó para llevar el tango a ese país a través de una revista. En esa obra actuaba la cancionista Tania, casada con Enrique Santos Discépolo. Fue allí donde Le Pera y Discepolín se encuentran y componen "Carrillón de la Merced", un tango de antología. Esa fue la primera letra de tango que escribió Alfredo.

En 1931 Le Pera dirigió por primera vez una compañía de teatro, cosa que lo hizo ganar máxima experiencia en el área. Esto hizo que el diario Noticias Gráficas lo enviara a Europa para concretar lazos comerciales ligados al cine. Así viajó a Italia, luego a París y a principios de 1932 se trasladó a Londres, donde entrevistó a Alfred Hitchcock. En esos días Gardel cantaba para una radio de esa ciudad y hacía un espectáculo en un dancing hotel.

También en Londres estaba como corresponsal de Critica el periodista, y amigo de ambos, Edmundo Guibourg. Mientras tanto, en París se negociaba un contrato con Gardel y éste buscaba a alguien que asesorara en los libretos. Primero pensó en su amigo Guibourg, quien se negó por falta de tiempo.

Cuando Le Pera regresa a París suceden dos cosas: ingresa a la Paramount francesa donde subtitula películas del inglés y del francés al español y viceversa; y se vuelve a reunir con Gardel en un café donde Guibourg los cita. En ese encuentro, ocurrido en abril de 1932, decidieron trabajar juntos.

Mientras Gardel atendía cuestiones laborales en Italia, Le Pera se muda a Berlín. Para septiembre de ese año vuelven a encontrarse en París, contrato con la Paramount de Francia de por medio. En esos días comenzó a escribirse otra historia en el tango.

Partitura de “Por una cabeza” de la película “Tango bar”, la última que filmó Gardel y que fue estrenada el 5 de julio de 1935 en Nueva York, luego del trágico accidente.

Cuando Le Pera y Gardel acuerdan trabajar juntos suman a Mario Battistella, un letrista y dramaturgo italiano radicado en Argentina. El primer trabajo de los tres es la película Espérame, una adaptación de un guión norteamericano estilo cowboy que ambos detestaron.

Mientras grababan la adaptación, Le Pera escribió el guión de Melodía de arrabal, la primera película exitosa de la dupla Gardel-Le Pera a nivel internacional. Allí, todos los tangos que El Zorzal cantó fueron compuestos para la trama de la película por Alfredo.

El primer desenlace

El contrato que los unía a la Paramount de Francia quedó terminado para el 20 de noviembre de 1932, por lo que ambos viajaron a Inglaterra. Le Pera tenía un romance con una bailarina inglesa y habría estado con ellas algunos días, los que aprovechó para escribir sus crónicas para los diarios de Buenos Aires. También siguió con su trabajo de traductor de cintas fílmicas.

Para entonces Melodía de arrabal se había convertido en un éxito asombroso y Le Pera se había consolidado como escritor.

“Volver” es una de las exquisitas composiciones de Alfredo Le Pera para la película “El día que me quieras”, estrenada el 5 de julio de 1935 en La Habana, Cuba, pocos días después de la muerte de ambos.

En noviembre de 1933, Gardel regresó a París con intensión de asociarse a Le Pera e ingresar juntos al mercado norteamericano. Junto a él llegaron Delfino y Pierotti en busca de Alfredo. La intensión era desembarcar en la Paramount de los Estados Unidos y filmar allí ya que Carlos tenía un contrato más que importante para cantar en una radio de Nueva York.

En abril de 1934 Le Pera se mudó a Nueva York aceptando la propuesta de trabajar de manera exclusiva y a tiempo completo con Gardel. Se hizo cargo de todos los temas de las películas (escribió las letras más asombrosas) y asumió como vicepresidente de la Éxito Corporation, sociedad que presidía Carlos Gardel. Esta es la etapa más importante en la carrera de los dos. Lo que sigue es historia conocida.

La importancia de Alfredo Le Pera como compositor

Si hay algo innegable es que Le Pera le dio al tango letra, ingenio, poesía y ayudó con esa conjugación a hacerlo internacional. No necesitó del lunfardo ni de palabras coloquiales para imponer su estilo, es más, lo obvió e hizo letras emocionales y cargadas de historias. Su escritura fue pulcra y comprendida por cualquiera de habla hispana y eso era lo que se le pidió a nivel comercial.

Pese a que las grandes letras fueron escritas para contar y ser parte de las películas que Gardel filmó para la Paramount de los Estados Unidos, eso mismo también fue el mérito de su ingenio y poder creativo.

Carlos Gardel, Alfredo Le Pera y Mona Maris en una escena de “Cuesta abajo”, 1934.

Cuentan por ahí que como el Rey del tango no tenía —a diferencia de lo que se piensa—muchas aventuras en su vida y que Le Pera escribió pensando en sus propias andanzas y desventuras. "Sus ojos se cerraron" habría sido el relato del momento en que murió su gran amor, la bailarina que cerró sus ojos en los brazos del letrista. "Nostalgias" y "Volver" lo muestran como un viajante que añoraba su tierra… "Lejana tierra mía" también da cuenta de sus añoranzas.

Y como todo buen escritor fue un gran lector. Amado Nervo era uno de sus favoritos; Rubén Dario, Leopoldo Lugones, José Asunción Silva, Julio Herrera y Reissig fueron otros de sus predilectos.

Le Pera también escribió "El día que me quieras", "Mi Buenos Aires querido", "Cuesta abajo", "Silencio", "Por una cabeza", entre otros tangos clave de su historia y de nuestra historia.

La última sonrisa de Le Pera. Por primera vez, minutos antes de morir, el extraordinario letrista se paró delante de Carlos Gardel, quien siempre lo elogió, para saludar al público.

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