¿Qué es una antología literaria? Los diccionarios sirven para aplacar la duda inmediata, pero no clausuran el interrogante. "Colección constituida por fragmentos de obras". Ok, pero ¿qué más hay? En principio, la construcción de un corpus que puede brillar en el firmamento por ser un rompecabezas esquemático o una criatura deforme. El orden (o el desorden) dan cuenta de una mano artificial que junta los textos, los reúne y los expone. Aquí aparece la figura del antologador.
El peruano Estuardo Núñez escribió que las antologías "señalan las fluctuaciones del gusto literario y constituyen el síntoma de las tendencias latentes o declaradas", y el catalán Emili Bayo que "permiten la proclamación colectiva de una estética", entonces allí asoma la punta de un buen iceberg. En este escenario de redes sociales, hiperinformación y relativización de los géneros literarios, ¿cómo se narra hoy a pequeña escala, en una crónica o un cuento dentro de un corpus mayor? ¿Qué lugar ocupa el antologador y qué lugar el narrador? ¿Por qué es importante perderse en las páginas de una compilación contemporánea?
Se puede hacer una antología con textos del mismo autor, del mismo movimiento, del mismo género o temática, incluso hacer una reconstrucción histórica, pero ahora, en este caso, estamos hablando de un libro escrito en tiempo presente: las voces reunidas de una generación de narradores que no pueden dejar de escribir. El pulso de la actual literatura argentina antologada.
El nuevo cuento argentino: una antología (EUFyL, 2017)
"¿Existe una nueva narrativa argentina?", empieza preguntándose Elsa Drucaroff en el prólogo de El nuevo cuento argentino: una antología (EUFyL, 2017). Se trata de un libro que reúne autores de renombre, que ya han publicado sus libros "solistas" y han dado qué hablar. Fabián Casas, Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, Andrés Neuman son algunos de los narradores. Aquí el trabajo de selección es laborioso, así como su fundamentación: se pregunta por la elasticidad del término generación, por la idea de novedad y por los criterios de la selección. Por ejemplo, explica, son todos cuentos éditos.
¿Su objetivo? "Superar el valor coyuntural" para que en el futuro se siga consultando esta recopilación y pueda "dar un panorama insoslayable del estado de la cuestión en el momento en que se la hizo". Así, Drucaroff piensa la antología como un termómetro y como un documento histórico. Sobre el final, sostiene: "La pulsión de escribir, imaginar y narrar, tal vez sea un modo de sostener la esperanza, en estos tiempos oscuros. Hay otro: la pulsión de leer, sumergirse en ficciones y sentir, pensar".
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Sucias de caucho (Milena Caserola, 2018)
Si metés en una licuadora Mundial de Rusia 2018, empoderamiento femenino y literatura experimental, ¿qué sale? Sucias de caucho (Milena Caserola, 2018) es una antología que bien responde a todas estas cuestiones, y algunas más también. La premisa es sencilla: mujeres narrando el universo futbolero. "Estas nueve escritoras ponen el cuerpo en la cancha, y no sólo en las palabras, para escribir sobre algo que disfrutan. La práctica del fútbol, vedada –puedo suponer: para todas– en la infancia, descubre su lugar en la adultez y lo hace con placer", cuenta Clara Anich en el prólogo y da cuenta de un elemento extra futbolístico que se anticipa al comentario endogámico del machirulo: ellas también juegan al fútbol.
En la otra punta del libro, el epílogo, Natalia Romé concluye: "Las mujeres de estas historias son, por acción u omisión madres, y por ello, en algún sentido, el vértice de una generación (…) En la media luz del banquillo, esperando agazapadas el momento de salir a la cancha, están las hijas. Hijas de ellas o de otras, de todas y de ninguna, una generación de mujeres que se pararán sobre los hombros de mujeres anteriores. Que recogerán sus cosechas, heredarán sus derrotas, malgastarán victorias, amasarán los mismos sueños o soñarán los que falten". En este sentido, una antología también se puede pensar como un legado hacia el futuro, como un escalón sólido en la escalera al cielo.
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Antología Premio Mujica Láinez XI Edición (Notanpuán, 2018)
En San Isidro hay un premio municipal, quizás de los más importantes en la Argentina del género cuento, que recibe el nombre del escritor Manuel Mujica Láinez. Aún está abierta la convocatoria para participar de la XII edición, y hace apenas unos meses se publicó un libro que compila los diez mejores cuentos de los 1.800 recibidos en la edición 2017. A diferencia de otros libros que componen esta nota, éste es el resultado de un concurso y, por lo tanto, se percibe el fuego de la voluntad amateur y esa búsqueda por romper las barreras del gueto literario.
En el prólogo de Antología Premio Mujica Láinez XI Edición (Notanpuán, 2018), María Moreno —quien fue jurado junto a Lucía Puenzo y Federico Falco— destaca "la huella del presente más allá de la revolución tecnológica y su impacto en el amor y el día a día", también "la solidez de la estructura y la imaginación" y "el relevo cumplido de la deuda con Borges". Ese pulso del que hablamos, aquí ya tiene forma.
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Raros peinados nuevos. Veinte escritores sub 32 (Eterna Cadencia, 2017)
A veces, una excusa basta, el elemento que ordene y justifique la selección. Por ejemplo, Raros peinados nuevos. Veinte escritores sub 32 (Eterna Cadencia, 2017) pone el acento en la edad, además del género literario. "Los veinte cuentos seleccionados para este volumen expresan, sin dudas, el común denominador de la solidez literaria y de registros", escribe en el prólogo Martín Kohan. Se trata de textos que participaron del Premio Cuento Bienal Arte Joven Buenos Aires 2017. Se trata, agrega Kohan, de "cuentos que responden al saber contar". Ni más ni menos.
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All inclusive: relatos de amor y desamor (Textos Intrusos, 2017)
Cualquier lector que se inscribe fuera de lo que suele llamarse narrativa joven, podría interrogar: ¿de qué escribe esta generación? Y aunque la pregunta por el cómo siempre es más interesante que la pregunta por el qué, en All inclusive: relatos de amor y desamor (Textos Intrusos, 2017) aparece la temática como hilo conductor. Rocío Cortina, curadora de esta selección de narraciones, asegura que es una muestra de lo que la generación nacida entre la mitad de los ochenta y la mitad de los noventa entiende como amor. Y si bien el amor es un universal, vale la pena preguntarse por sus significaciones en la actualidad. "El amor también incluye pérdida y se sustenta en la ilusión de cazar, en el riesgo de querer poseer al otro hasta anularlo, hasta desaparecer nosotros mismos", escribe Cortina en el prólogo.
All inclusive son once relatos que contienen micro-mundos —un viaje que zigzaguea entre realismo, erotismo, ansiedad y decepción— y un requisito de lectura: es necesario dejar un poco de lado las novelitas románticas y permitirse la entrada hacia un paisaje más hostil y neurótico. En ese sentido, esta antología permite ver, no sólo cómo escribe esta generación, también cómo piensa.
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Bogotá 39: nueva narrativa latinoamericana (Sigilo, 2018)
La proyección internacional se luce mejor, porque la antología es un mapeo de situación. La aproximación a un país, sus variantes narrativas, sus temas, sus potencialidades… todo puede estar contenido en una antología. Pero también puede servir para tejer lazos en bloque, como es el caso de Bogotá 39: nueva narrativa latinoamericana (Sigilo, 2018). El Bogotá 39 es una selección que intenta dar cuenta de la juventud literaria de ficción de América Latina. Surgió en 2007 seleccionando 39 escritores menores de 40 años y el año pasado, luego de diez años de la primera edición, se volvió a realizar duplicando la cantidad de argentinos: ahora son seis.
En el prólogo, Margarita Valencia dice que en esta generación de narradores hay "un nuevo realismo más descarnado, más afilado, que aborda lo social y lo doméstico sin ningún tabú". Y si —como plantea también la editora colombiana— "la historia de la literatura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX es la historia de la lucha por salir del gueto", sin dudas este libro logra —aunque más multiforme que homogéneo— dar una buena muestra de la tendencia estética de este siglo ya no tan nuevo.
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¿Por qué se mueren los siervos? y otras crónicas (IndieLibros, 2017)
El año pasado se realizó por primera vez el festival Basado en Hechos Reales y contó con un concurso, el Premio Leamos de crónicas breves. Hubo un ganador y seis menciones especiales que fueron publicados en la antología online titulada ¿Por qué se mueren los siervos? y otras crónicas (IndieLibros, 2017). Y si bien la crónica es un género que tiene otro compromiso con el retrato de lo real —a diferencia de la ficción que tiene su propia verosimilitud—, lo literario no escatima lucidez, la imaginería tampoco. En ese sentido, aquí el género funciona más como un disparador de posibilidades que como una limitación creativa.
"Estos siete textos son una muestra categórica de la vitalidad con la que se escribe la no ficción en la Argentina. Alejadas de los lugares comunes y el pintoresquismo tercermundista, hablan de una sociedad atravesada por conflictos históricos y de un presente en plena transformación", asegura Patricio Zunini en el prólogo.
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