Rosa Argañaraz apenas puede caminar. Agotada, la anciana, arrastra los pies inmóviles en el barrizal de una senda que es más una huella que un camino. Grilletes unen sus extremidades y soldados tiran de una cadena que le impide siquiera dominar su cuerpo. No ha robado nada, a nadie ha matado, y entre curiosos, que miran sin mirar, se escuchan gritos: "¿Dónde está el tesoro?"
Nadie interviene, la suerte ha cambiado, ella, Rosa, es la madre de Facundo Quiroga, el Tigre de los Llanos, y ya no una de las mujeres más respetadas de la región, ahora es un botín de guerra de un momento crítico de la historia, la guerra civil entre el gobierno centralista de Buenos Aires y el interior, entre unitarios y federales.
Cuando se piensa en tesoro escondidos, la imaginación suele dirigirse hacia alguna isla del mar Caribe, con piratas de parche en el ojo y cofres enterrados a metros de profundidad con la brisa golpeando cocoteros y arremolinando arena diáfana. Sin embargo, en Argentina abundan leyendas sobre grandes cantidades de oro que permanecen ocultas, incluso desde los tiempos de la colonia. Y muchas de ellas, ya han demostrado ser ciertas, como la de los "tapados" de Quiroga, que tanto hicieron sufrir a Rosa, y que pueden visitarse en una exposición que lleva adelante el Museo del Banco Central.
Pero, ¿cómo fue que Quiroga llegó a poseer un tesoro? y ¿por qué lo perdió? Bueno, eso es parte de un enfrentamiento ideológico-político que comienza en el mismo momento de la Revolución de Mayo de 1810, pero que con los años se acentúa hasta desencadenar, en 1826, un conflicto bélico entre los que alguna vez fueron hermanos en armas.
Para comprender el por qué, se debe retroceder un poco más. La derrota "argentina" en la Batalla de Ayohúma de 1813 del Ejército del Norte liderado por Manuel Belgrano supuso un fuerte golpe para las aspiraciones económicas del gobierno central: la pérdida del cerro Rico de Potosí, que tenía las vetas de plata más importantes del mundo.
"Al perderse Potosí, el libre comercio dentro del territorio se quiebra y comienza a haber una lucha por el poder, entre el interior contra el centralismo de Bueno Aires y su puerto, que se queda con las rentas fiscales a partir de la aduana", explica a Infobae Cultura Diego Aufiero, especialista en Numismática e historia monetaria del Museo del BCRA.
Aquel fracaso bélico significó la pérdida de la Casa de la Moneda del Alto Perú y en consecuencia el surgimiento de diferentes mecanismos de pago. "Así, con el tiempo, algunas provincias empiezan a tener su propia casa de acuñación, especialmente Córdoba, La Rioja y Buenos Aires", dice Silvia Fernández, también especialista en Numismática e historia del museo. Y agrega: "El caos monetario de entonces es proporcional al político. Esto conspiraba contra una integración económica y soberana del territorio".
Esto colocó al Nevado de Famatina -oficialmente Cerro General Belgrano- en La Rioja en el centro de la escena. "Famatina significó mucho hasta para Bernardino Rivadavia, que había comprometido las minas para la explotación inglesa y entonces Quiroga tuvo que ceder la concesión por la presión centralista", dice Fernández.
Así, en la región el conflicto entre los ejércitos opositores se focalizó en los derechos de explotación minera de Famatina: "La producción riojana es un pilar importantísimo, porque la única que hace emisiones bimetálicas de excelente calidad. Cuando La Rioja se separa de la Intendencia de Córdoba forma su propia casa de la moneda, en 1824. Al mismo tiempo, Córdoba ya tenía la suya y Buenos Aires recurría a Birminghan, Inglaterra, para comprar la monedación", agrega.
Para 1829, luego de las derrotas en la batallas de La Tablada y Oncativo ante la Liga Unitaria liderada por José María Paz, Quiroga ordena un éxodo de la capital riojana de todos los habitantes con ganados y víveres, incluyendo todos los útiles y elementos de la Sociedad del Banco de Rescates y Casa de Moneda. El caudillo se retira a Buenos Aires, donde es recibido por Juan Manuel de Rosas. Posteriormente, el general Paz se apodera de las provincias del norte y envía a Gregorio Aráoz de Lamadrid a La Rioja, en búsqueda del tesoro.
"Al caer Quiroga, Lamadrid es enviado por las monedas y también por los elementos para la fabricación. Antes, Quiroga entierra toda la producción en los Llanos y también las herramientas de acuñación. Esos son los famosos 'tapados'", explican.
El término "tapados" refiere a la manera en que se tenía de resguardar los bienes materiales: "Esta era la reacción que tenía la población ante una ofensiva inminente. Como no se podía transportar los elementos de acuñación ni las riquezas, se enterraban. Aunque también podían, por ejemplo, ocultar en los tirantes de los tejados, no siempre era bajo tierra".
"Pensemos los siguiente -comenta Aufiero-, a los oficiales se le pagaba con reales y antes de entrar en combate los escondían, no había bancos, ni garantías. Entonces, ellos guardaban el dinero, lo 'tapaban'. Los que volvían con vida los desenterraban, los que no, quizá todavía allí están". Y agrega: "Hay muchos más tesoros, muchos 'tapados', desparramados por todo el país, esperando por ser descubiertos".
Pero, ¿qué sucedió con Rosa Argañaraz? y ¿a cuánto ascendía el tesoro del riojano? Durante el tiempo que Lamadrid estuvo en La Rioja hostigó a la familia de Quiroga hasta recuperar los "tapados" para remarcar las monedas y que pasen a ser unitarias.
En sus memorias, Lamadrid escribe: "Quiroga había inutilizado la Casa de Moneda que había en La Rioja, mandando sacar el cuño y los más principales de ella y enterrarlos en diferentes puntos de Los Llanos. Yo
salí luego a visitar los departamentos y contraje todo mi empeño en descubrir dichas piezas para restablecer la Casa de Moneda y atraer a todos los hombres y lo conseguí al fin".
Años después, con Facundo Quiroga ya asesinado en Barranca Yaco, Lamadrid asegura que haber encontrado 40 mil pesos de los tapados, pero en correspondencia con su enemigo Paz, el riojano alegaba que eran 93 mil, por lo que no queda claro cuánto dinero hallaron realmente en los Llanos.
Lo que sí se sabe es que Lamadrid decidió quedarse con un pequeño cambio, "apenas" 300 onzas o 300 monedas de 8 escudos, con un peso de 27 gramos en oro cada una, por sus servicios prestados a la causa.
"No diga el número de onzas que son, y si lo dice al darme parte, que sea después de haberme separado una trescientas o más onzas. Después de tanto fregarse por la patria, no es regular ser zonzo cuando se encuentra ocasión de tomar una parte sin perjuicio de terceros", escribió Lamadrid a su asistente Juan Pablo Carvallo, en una carta que le indica el lugar dónde se encuentra "el gran tapado de onzas".
Cuando la taba se da vuelta, tras la caída de Lamadrid en la batalla de La Ciudadela en 1831, el ahora caído en desgracia la pide a Quiroga un salvoconducto para su esposa. Y el Tigre de los Llanos responde: "Me viene Ud. ahora recomendando a su familia, como si yo necesitase de sus recomendaciones para haberla considerado como lo he hecho; agregando en dicha su carta, consideraciones que dice prestó la mía en San Juan, así como a mi señora madre en los Llanos, pero sin acordarse de la pesada cadena que hizo arrastrar a mi anciana madre en La Rioja… Mas yo me desentiendo de eso y no he trepidado un momento en acceder a su solicitud; y esto no por la protesta que usted hace, sino porque no me parece justo afligir al inocente".
La muestra de los Los 'tapados' de Quiroga es una parte de una exhibición mucho mayor que se lleva adelante en el Museo del BCRA, que está celebrando el primer aniversario de la donación de 2800 piezas de la colección privada de Héctor Carlos Janson, que incluye las primeras monedas patrias de 1813 y 1815, la amonedación de Córdoba y las piezas de oro y plata emitidas a través de "Ley de Unificación Monetaria", como también las monedas provinciales de emergencia y las emisiones de Buenos Aires.
"La numismática nace como una ciencia auxiliar de la historia, porque son documentos metálicos. Entonces, son símbolos, que al leerlos se lee la historia del país. Hoy, gracias a la donación, tenemos la colección de monedas argentinas más importante del país", finaliza Aufiero.
*Tapados de Quiroga
Museo del BCRA, San Martín 216
De lunes a viernes de 10 a 16
Entrada gratuita
SEGUÍ LEYENDO