"Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos a ganar". Cada cuatro años, en cada Mundial de fútbol, este inmortal canto de cancha aparece en la boca de todos los argentinos para alentar a la Selección. Ni siquiera el hit del Mundial pasado, "Brasil Decime Qué Se Siente" –con la música de "Bad Moon Rising" de Creedence Clearwater Revival-, pudo sacarle el lugar a este clásico que se canta desde el Mundial del '78 y que todavía genera fervor en la hinchada.
La versión más popular es la que salió en el álbum y el simple oficiales del Mundial que organizó la Argentina en plena dictadura militar, que además incluían otro éxito de ese momento, "Argentina Te Queremos Ver Campeón". Ambos temas fueron editados por Phillips e interpretados por un grupo de músicos formado especialmente para la ocasión bajo el nombre de Los Campeones, liderados por el cantante Néstor Rama y un coro integrado por los empleados del sello discográfico y otros conocidos del músico. Hasta los que ensobraban discos participaron de la grabación y cantaron como si estuvieran en la cancha.
El nacimiento de "Vamos, Vamos, Argentina"
El origen de los cánticos futboleros siempre resulta intrigante. En general, la melodía suele ser una canción popular de ese momento, mientras que la letra nace en la tribuna, por lo que su autor suele ser imposible de identificar. En el caso de "Vamos, Vamos, Argentina", la música proviene de un jingle político.
En 1974, durante la última presidencia de Juan Domingo Perón, el Gobierno lanzó una campaña en televisión con la consigna "Argentina potencia", cuya canción llevaba el título de "Contagiate Mi Alegría", compuesta por Fernando Sustaita, más conocido como "Dick" del dúo beat Bárbara y Dick, y Ernesto Olivera. La letra decía así:
Contagiate mi alegría
Y reíte como yo
Hoy es tiempo de esperanza
De Buscar en unidad la paz
Que nos dará el amor
Al poco tiempo, las hinchadas se la apropiaron y la convirtieron en "Vamos, Vamos, Argentina". De hecho, hay antecedentes de que la barra de Boca Juniors ya la cantaba antes de que se jugara la Copa del Mundo.
En 1978, con el lanzamiento de los discos del Mundial, la versión de cancha de "Contagiate Mi Alegría" tuvo su primera fijación fonográfica, es decir, fue grabada en un estudio por primera vez. A partir de ese momento, "Vamos, Vamos" podía ser escuchada en cualquier lado, no sólo en un estadio, y eso genera algo fundamental para cualquier compositor: ¡regalías!
Las regalías son el canon que recibe un compositor por la explotación de su obra, que se genera cada vez que suena en la radio o en un lugar público, se vende un disco o es incluida en una publicidad, película o serie de televisión. La Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC) es la que se encarga de recolectar y abonar estos ingresos.
En los álbumes que había lanzado Phillips no se reconocía a Sustaita y a Olivera como autores de la canción. De hecho, en algunas ediciones aparece la inscripción "D.R." ("Derechos Reservados"), que significa que el productor de la grabación desconoce la autoría de la composición aunque esté registrada. Esto se debe muchas veces a la falta de prolijidad de los sellos discográficos, que en la vorágine de querer sacar el material a la venta no se toman el trabajo de identificar a los creadores de las canciones que grabaron.
En otras ediciones, en cambio, figuran como compositores Nemara y Rimasi. El primero es un seudónimo de Néstor Rama, que cantó el tema, mientras que el segundo es Ricardo Martín Singer Finkenthal, según la base de datos de SADAIC, cuya inclusión en los créditos se desconoce porque en realidad no tuvo ninguna participación en la canción.
También hay versiones en las que aparecen Rama y Julio Fontana, que escribieron otros hits mundialistas de la época como "Argentina Te Queremos Ver Campeón" y "La Copa Es De Argentina". Fontana, sin embargo, tampoco tuvo un papel en la creación del clásico futbolero. En SADAIC, en cambio, cuando sale a la venta el LP del Mundial, "Vamos, Vamos, Argentina" es registrada a nombre de Juan Carlos Zaraik Goulu como autor de la letra y Néstor Rama como compositor de la música.
Sustaita y Olivera, al conocer que se estaba comercializando una grabación que contenía una melodía de su autoría, hicieron un reclamo en SADAIC por plagio, que en este caso era evidente porque se estaba frente a la grabación de un canto de hinchada cuya melodía había sido tomada de una canción preexistente.
Por eso, se llegó a un acuerdo en el que Sustaita fue reconocido como compositor de la música de "Vamos, Vamos, Argentina" y Olivera y Zaraik Goulu como autores de las estrofas de la canción, ya que el tan conocido estribillo es un motivo popular. Rama, al parecer, quedó fuera de la coautoría porque no habría tenido un aporte real en la composición.
Así, poco después de haberse terminado el Mundial '78, se volvió a registrar "Vamos, Vamos, Argentina" con los nombres de los tres autores, Sustaita, Olivera y Zaraik Goulu, para que cobraran lo que les correspondía por las ventas y la reproducción de la canción. Todo el conflicto se resolvió en SADAIC sin necesidad de ir a la Justicia.
¿Quién compuso "Vamos, Vamos, Argentina"?
Ahora bien, un año antes, en 1977, anticipándose a la fiebre mundialista, dos compositores registraron una canción también llamada "Vamos, Vamos, Argentina", muy diferente a la que todos conocemos. La composición de Enrique Núñez y Roque Mellace tomaba algunos elementos del estribillo del cantito de hinchada, pero era muy distinta a la que se interpretó en el disco del Mundial. Así rezaba su estribillo:
Vamos, vamos, Argentina
Vamos, vamos a ganar
Vamos, vamos todavía
Hay que ser campeón Mundial
Todo el pueblo los alienta
Y espera con emoción
Vamos, vamos todavía
Tenemos que ser campeón
Cuando "Vamos, Vamos" se convirtió en un éxito, Mellace y Núñez consideraron que era su canción la que estaba sonando en todos lados sin su autorización y en 1988 demandaron a SADAIC para cobrar las regalías que dicha composición había generado. En comparación con la difusión y la cantidad de ventas que tenía la grabación interpretada por Néstor Rama, los ingresos que recibían estos músicos eran bastante bajos. La razón era muy sencilla: la entidad le estaba pagando a Sustaita, Olivera y Zaraik Goulu porque era su composición la que había alcanzado la masividad, y no la de Mellace y Núñez.
Sorprendemente, en 2007 y después de casi veinte años de juicio, la Sala C de la Cámara Civil le dio la razón a Núñez y a Mellace y condenó a SADAIC a pagar todas las regalías que supuestamente les debían por este clásico, a pesar de que según los registros ellos no eran los autores de la versión más popular de "Vamos, Vamos, Argentina", sino de una canción que tenía el mismo título pero que era prácticamente desconocida por el público en general. En diálogo con Infobae, la entidad que representa a los compositores sostiene que el tribunal los obligó "a pagar por una obra que no se usa".
Lo que pasó es que tanto en primera como en segunda instancia los jueces entendieron que, como SADAIC en algún momento había pagado a los demandantes las regalías correspondientes por la canción de Argentina '78, entonces los había reconocido como los legítimos creadores de "Vamos, Vamos, Argentina" y, por lo tanto, debían cobrar los montos que habían sido abonados a Sustaita, Olivera y Zaraik Goulu.
Es cierto que SADAIC les pagó a Núñez y a Mellace durante varios años (1978, 1993, 1994 y desde 1998 hasta 2000) las ganancias que generó "Vamos, Vamos, Argentina", pero admitió que había sido por error. No obstante, la Justicia entendió que en realidad la equivocación fue haberle liquidado regalías a los verdaderos compositores de la canción, que, inexplicablemente, no le reclamaron a la sociedad de autores por esos pagos hechos erróneamente a Núñez y a Mellace. Esa inacción fue otro de los argumentos que sostuvo la Cámara para fallar a favor de estos dos músicos.
Lo más llamativo de todo el juicio, según consta en el expediente, es que en ningún momento los jueces manifestaron interés en comprobar si las dos "Vamos, Vamos, Argentina" eran obras diferentes que sólo tenían en común el título o si se trataba de la misma composición y alguna de las partes había incurrido en el plagio. El Tribunal tampoco consideró el dictamen que emitió una comisión interna de SADAIC integrada por músicos que analizó las obras en conflicto y determinó que no existían similitudes entre las dos composiciones. Para que quede claro: lo único que tienen en común las composiciones en pugna son el título y los dos primeros versos del estribillo. Nada más.
Con sólo haber escuchado las grabaciones o analizado las partituras, la Cámara se habría dado cuenta de que estaba frente a canciones distintas y que los ingresos que habían percibido Mellace y Núñez en realidad pertenecían a Sustaita, Olivera y Zaraik Goulu.
En SADAIC el juicio es historia antigua, pero desde que tuvo que pagar la indemnización que fijó la Cámara Civil, cada vez que suena "Vamos, Vamos, Argentina" la entidad inspecciona de cuál de las dos composiciones se trata para evitar nuevas equivocaciones. La gran mayoría de las veces es la versión que todos conocemos, ya que la de Núñez y Mellace es prácticamente inconseguible.
La música popular suele tener orígenes desconocidos. Muchas veces se trata de canciones que se fueron transmitiendo oralmente a través de las generaciones. En el caso de "Vamos, Vamos, Argentina", el autor de la melodía es totalmente identificable, Fernando Sustaita, mientras que la letra nació del entusiasmo de los hinchas que, como sucede con todos los cantitos futboleros, improvisaron los versos para alentar a su equipo.
En el juicio, Mellace y Núñez se autoproclamaron autores de toda la canción, como si antes de ellos ninguna hinchada la hubiese cantado. La Justicia les dio la razón, pese a que la letra de su composición ni siquiera menciona a la "barra bullanguera", término que se usó para evitar la censura, ya que es sabido que en la cancha se habla de la barra "quilombera".
Nunca en la historia de la Argentina una canción de cancha generó tanta controversia. Es lógico, se trata del aliento más importante que recibe la Selección desde hace cuarenta años. Por eso, aún hoy, cuando estamos en vísperas de un nuevo Mundial de fútbol, todavía despierta la pasión de multitudes.