Una nueva modalidad en Twitter: el club de lectura. Pero no cualquiera, sino de los grandes clásicos de la literatura. El 1° de año y para dar comienzo a una nueva era, gracias a la iniciativa de Pablo Maurette, cientos de usuarios se largaron a lectura de La divina Comedia en un evento virtual que fue #Dante2018.
Hubo tweets de todo tipo de lectores: lectores académicos, extranjeros, chistosos y mala onda que parecieron más trolls políticos que lectores apasionados. El resultado: se impuso la solidaridad y el vínculo entre los lectores, que intercambiaron data sobre el libro y su contexto, Dante, los personajes y hasta se pasaron materiales en PDF fuera de Twitter. La Divina Comedia llegó a muchísima más gente de la que seguramente concurre al aula de cualquier universidad.
Luego de una votación sobre el libro a seguir en la que fueron descartados, por ejemplo, el Martín Fierro por demasiado localista, se eligió seguir con Don Quijote de la Mancha. Y también se cerró ya el programa para los próximos meses: el 27 de Julio se lanza Bocaccio con su Decamerón para mantener a los lectores calientes en los meses más fríos, y el 31 de agosto La Eneida de Virgilio, poeta a quien ya los twiteros conocen porque guiaba al confundido Dante por el Infierno.
En estos días comenzó la nueva lectura y el arranque del prólogo cervantino fue presentado en el Museo del Libro de la Biblioteca Nacional. Así, se unieron de alguna manera los dos hemisferios de un mismo mundo: la lectura tradicional en el histórico recinto, y la lectura descontracturada y masiva de las redes.
La sala David Viñas rebosaba de groupies de Miguel de Cervantes y la primera en hablar fue Marina Tabasso, una estudiante de Medicina de mediana edad y voz suave y dulce. De pronto, ella presentó: "Ustedes me conocen por mi nickname de Twitter, Virgiliana. Y yo los conozco a ustedes por sus avatar o sus nicknames". El público suspiró con ardor: estaba reconociendo a su estrella. Marina contó cómo fue su proceso de leer por Twitter; que lo hacía a medianoche, a veces incluso con su hijo pequeño. Y que esta lectura fue para ella una experiencia y transformadora. También estuvo presente Clea Gerber, una especialista en Cervantes tan entusiasta que hasta se animó a dejar en casa a su bebé de quince días para venir a contar cómo el autor escribió su prólogo. Habló de la máscara de "perdedor" que usa Cervantes en su prólogo para invitar al lector a leerlo, una pose para diferenciarse de Lope de Vega, su "némesis" para decirlo en términos de los superhéroes.
La siguiente en exponer fue otra especialista, Karina Galperin, quien advirtió que a veces leer estos clásicos con los chicos, traían sus dolores de jaquecas. "Mi hijo de 7", relató, "a cualquier asunto, responde ahora que él tiene derecho a hacer de su culo una trompeta, y alega, para defenderse, que esa frase ya la dijo el Dante". Galperin trajo a cuento una sugerencia de J.L. Borges a la hora de leer a Dante y que puede resultar muy útil para Cervantes: leer despojándose de todos los saberes anteriores, de la doxa y la episteme, dejándose llevar por la historia, por el placer del texto.
Sin duda, la interdicción de las autoridades literarias a lo largo de los siglos, son las que arruinaron el placer de las lecturas. Galperin mencionó algunos lectores ilustres de Don Quijote, como Alberto Gerchunof, que leyó la novela como una metáfora del nazismo y al general Juan Domingo Perón quien en un discurso del Día de la Raza de 1947, habló de cuántos quijotes tenemos por nuestra pampa.
Mapa de leyentes de #Cervantes2018 https://t.co/1zH64uGDbI
— María Padilla (@aiax2) June 1, 2018
Federico Jeanmaire habló con alegría del Quijote y aunque él tiene un libro dedicado a su lectura (Una lectura del Quijote, 2004) y muchos estudios y reconocimientos en el tema, no se considera un especialista. Para él es un libro de eternas nuevas lecturas y descubrimientos. Con mucha simpatía, Jeanmaire contó cómo a los 22 años llevó su primer manuscrito a una tía que era profesora de literatura. El, recientemente había descubierto su vocación de escritor y se animó a hacerlo. La tía, su primera lectora, le dio una mirada y le contestó: "Esto que escribiste es una porquería. ¿Vos leíste el Quijote? Vos tenés que leer el Quijote y dedicarte a la lectura". Gracias a Dios, Jeanmaire es un muchacho testarudo y no sólo leyó y escribió sobre el Quijote, sino que le probó a la tía que podía ser un buen escritor. A su vez, advirtió: "Los talleres de lectura que suelo hacer sobre el Quijote empiezan con 40 alumnos y terminan con 7. Quien no lo deja hasta la página 200, no lo deja más. Pero hay que tenerse paciencia hasta la 200, después, la historia se recuesta sobre sí misma."
Así que ahora, ojos a la obra. La consigna buscar en Twitter #Cervantes2018, animarse a leer un capítulo por día y twitear sus sensaciones y observaciones sobre el texto, y todo lo que se le ocurra compartir. La lectura nació como un hecho social y debe volver a serlo. ¡Bon apetit!
SEGUÍ LEYENDO