"Hay en la música un algo inmaterial, imponderable, milagroso, que se siente, se comprende y se transmite, pero no sabemos cómo…"
Ese podría ser el mejor resumen de la extraordinaria historia de Los Hermanos Ábalos, el grupo folclórico argentino que llevó por el mundo los sonidos de Santiago del Estero durante más de sesenta años.
A mediados de la década de 1930 salieron a escena cuando el tango se apoderaba de los parlantes de las radios y de las calles; y lo hicieron, justamente, porque no les había gustado cómo sonó un bombo en un tango. Ese instrumento con el que pasaban sus tardes en el patio de la casa donde los cinco hermanos crecieron como personas y músicos.
Para 1938 llegaron a Buenos Aires, en 1942 debutaron en Radio El Mundo y compusieron "Carnavalito quebradeño" que luego interpretaron en la película "La guerra gaucha" y en 1951 salieron al mundo para coparlo en los años 60´s: en Estados Unidos zaparon con Louis Armstrong; en 1966, en Japón, compartieron escenario en el canal NHK con The Beatles.
Fueron invitados al Vaticano en dos oportunidades y cantaron ante Pablo VI (1971) y Juan Pablo II (1984). Fueron ovacionados en cada rincón donde se presentaron y, pese a no entenderse por la lengua, sí lo hicieron con el idioma universal, el de la música. Vivieron como grupo hasta finales del siglo XX.
Desde 2008, Vitillo es el último de los hermanos y con sus hermosos 96 años siguen dando cátedra y demostrando por qué fueron tan grandes. Actualmente está presentando la película "Ábalos, una historia de 5 hermanos".
El que toca siempre baila. "La danza es mi cable a tierra"
Vitillo nació el 30 de abril de 1922 en Santiago del Estero. Por "orden de cigueña", como siempre aclara, es el cuarto de los cinco hermanos. Antes de él nacieron Napoleón "Machingo", Adolfo y Roberto Wilson y el último fue Marcelo "Machaco".
A un mes exacto de su celebrado cumpleaños número 96, Vitillo abrió las puerta de su casa para recibir a Infobae Cultura y en una entrevista soñada contó cómo fueron los años como grupo, sus sueños y el futuro. Además, tocó el bombo para nosotros.
La entrevista a Vitillo Ábalos, el último eslabón de lo mejor del folclore
Apenas se abrió la puerta, Vitillo se adelantó lento unos pasos para esperar delante del piano de cola que engalana el living de su casa. De traje, como suele vestir, y con esa sonrisa tan suya nos recibió y se prestó para los preparativos del encuentro.
Sobre el piano, una selección de fotos y menciones de honor avisan que ama a sus dos perros caniches y que los más de 80 años dedicados a la música son agradecidos.
En la pared que sostiene la puerta de ingreso hay una muestra de fotografías y más menciones junto a sus hermanos, los queridos "Hermanos Ábalos".
"Esto lo tenía ahí guardado, pero un día me dio la chifladura y quise sacarlo para verlos", dijo con nostalgia mientras hundía los ojos en una gran foto en la que está el grupo con vestimenta gaucha.
—¿Cómo fueron estos años de grabar el disco de Oro y la película que se está presentando en una gira federal, en la que repasa su vida y la de sus hermanos?
—Como grabamos en casa me sentí cómodo —dice y se queda pensando— Cuando voy al baño a afeitarme hay un espejo y con los párpados abiertos yo veo, rebobino… ¡Los extraño mucho! Con ellos fueron más de 60 años profesionales. Primero fue nuestro querido país, después Sudamérica, Norteamérica, Europa, África, Pakistán, Hong Kong, Taipei, India… ¡Hemos andado por todo el globo terráqueo llevando el mensaje cultural argentino! Y vuelvo al espejo: los veo, una milésima parte de un segundo, pero los veo (a sus hermanos) ¡Los extraño mucho!
—Entre tantas cosas que hizo, Vitillo, una fue grabar con el músico Roger Waters cuando lo convocó para ser protagonista de un corto en el que usted era un reciclador y luthier; y enseñaba a los chicos de la villa 31. ¿Recuerda ese encuentro?
—Pese a que yo hablo poco y nada de inglés, como él castellano, nos entendimos. Nos saludamos, estaban los chicos de la villa 31, sacamos los instrumentos: la guitarra, él; yo el bombo y sin hablar hicimos ritmos y ahí me di cuenta de que el arte popular argentino, que es una historia que merece ser difundida, es universal.
Lo mismo que él hacía con la guitarra y yo con el bombo pudo haber sido en la India, en Alaska, Oceanía, es universal. Y los chicos… ¡un silencio tremendo! Y en un momento terminó. Pudimos conversar, dialogar con la guitarra y el bombo.
—¿Dónde más sintió ese lenguaje universal de la música?
—Cerca de la India. Habíamos actuado y con Machaquito cantamos una vidala y la gente se emocionaba y lloriqueaba. Terminamos de actuar y en los camarines una intérprete nos pregunta: "¿De dónde es eso?" "¡De Argentina, Santiago del Estero!", respondemos. Ellos tienen lo mismo con otro nombre, por eso digo que la música es universal. Me gusta el ovillo y no la punta del ovillo, no me preocupa.
Creo que la criatura humana en un millón de años ha caminado por todo el globo terráqueo y ha dejado su DNI, por eso el parecido. "Che ¿y esto de dónde es?", preguntábamos cuando veíamos un instrumento. Era de Japón, ¡pero era una quena con otro nombre! En Japón la evocadura de la quena tiene otro nombre; en Bolivia, Perú y la parte andina de Colombia tocan la quena con otro nombre, o sea, que es universal la expresión cultural popular.
La música que nunca muere: “Es hora de que Víctor cuide de Vitillo”
—Una de las cosas que siempre sorprendió de "Los Herrnanos Ábalos" es que nunca hubo peleas ¿esto es así?
—(Sonríe y asiente con la cabeza) Actuamos para el Papa Juan Pablo II y le pone la mano en el hombro a Machingo y le pregunta: "¿Es cierto que ustedes no pelean?" —imita el acento castellano que Papa— "¡Si tata Padre! ¡Nunca, nunca!", volviendo a poner el acentro del Papa, dice: "¡Yo en Polonia con mis hermanos a patadas!" (se ríe) ¡Qué gracioso! Pero tenía razón. Es muy dificil explicar en 60 años que no hayamos discutidos, ni un empujón, nunca nada. Estábamos subordinados al arte folclórico argentino. Machingo no era el jefe, Machaco tampoco, Roberto tampoco, Adolfo tampoco, el que habla tampoco. Todos subordinados a la palabra "Hermanos Ábalos".
—Se llevaban también muy bien arriba del escenario ¡se divertían! ¿Cuándo supo que iba a tocar el bombo?
—¡En Santiago del Estero si no hay bombo nadie baila! (se ríe). Y en esa época no había computadoras, ni teléfonos ¿qué hacer a las tardes? ¡Había que entretenernos! El bombo en casa aparece en 1937, no se hacía para vender. Había un conjunto y no sé por qué no lo querían a ese bombo y mamá se entera y lo compra. No se hacía para vender, era 1937, y ahí en adelante nos atrapó a todos los secretos del bombo para el ritmo de zamba, ritmo de un gatito, de un escondido, una maravilla de instrumento, la base. Ahí empezamos. ¡Por fin un bombo en casa!
-Además tenía un piano…
—¡Si! Y Machingo y Adolfo estaban con sus amigos. Yo tenía 10 años y Machaco 9, veíamos cómo se divertían: sacaban el piano del salón musical al patio y como nunca llovía el piano quedaba en el patio.
—¿Entonces cuando ellos tocaban el piano empezó a estudiar la danza?
—Cuando tenía 11 años, Don Andrés Chazarreta (1876-1960), un bailarín de folclore, fue a casa y golpeó la puerta y mamá lo atiende. "¡Helvecia, prestame a tus changos!". El que habla y Machaquito fuimos dos años al patio de Don Chazarreta y nos enseñaba (a bailar) con la orquesta completa y no cobraba nada. En 1935, vinimos a Buenos Aires con Don Andrés que trajo a todos los alumnos. Actuamos para el cardenal Pachini y para los colegios.
—Vitillo es un gran bailarín de folclore ¿qué le genera bailar?
—Una heladera tiene cable a tierra, un lavarropa tiene cable a tierra y la danza para mi es mi cable a tierra. ¡He bailado toda mi vida! Extraño mucho, ahora a los 96 años… (zapatea en la silla) ¡sentadito, nomás!
—¿Ahora se está cuidan…?
—Quería contarle que he actuado en Burzaco con el grupo el domingo…. Yo aparezco y me aplauden ¡No había hecho nada!
—Vitillo ¿cómo dice que no hizo nada? ¡Es Vitillo Ábalos! ¡Su sola presencia es para aplaudir!
—(Sonríe tímido) ¡Bueno, muchas gracias! Casi me desmorono de emoción, de agradecimiento. Me aplaudieron y no había hecho nada. Estuvimos una hora y 40 minutos y ahí les comenté que ya prácticamente me estoy retirando de los escenarios, alguien dijo que no, que siga, pero ¡creo que ya es hora que Victor Manuel Ábalos lo cuide a Vitillo Ábalos!
—¿Qué hará después de retirarse?
—Tengo un programa en Radio Folclórica los miércoles de 20 a 21 y voy a seguir con la radio, pero creo que los escenarios ya está.
—Cuando salió el domingo al escenario ¿sintió nervios?
—Soy muy respetuoso con el público. Antes de actuar converso con el grupo y les digo que hay que dar examen y se sonríen y me miran. Les digo: "Como nunca hay que dar lo mejor que tiene uno para el público. Ojalá les guste lo que vamos a hacer" y me quedan mirando los muchachos. Yo doy examen cada vez que se levanta el telón y la gente aplaudió mucho, no soy víctima del ego, pero ha gustado mucho lo que hemos hecho.
—Justamente por todo lo que ha hecho, han hecho, por el folclore argentino ¿cree que es debe volver el folclore como materia a las escuelas?
—Hay que argentinizar al habitante argentino y no prohibirle o negarle que baile otros ritmos. Hay que argentinizar y se empieza por las escuelas primarias. Hay una agrupación a la cual también pertenezco y hay una idea de ley en el Congreso para las escuelas primarias. Dentro de muy poco se van a enterar. Habrá que enseñarle a las maestras o a los maestros que aprendan a bailar para poder enseñar.
—Vitillo ¿hay algo que quiera agregar?
—Mis padres esperaban una nena y la cigüeña les hizo un chiste —se rié y con la mirada más dulce sigue— Por orden de cigüeña: Machingo, Adolfo, Roberto, Vitillo y Machaquito. ¡Más de 60 años contándole al público por qué estamos enamorados de nuestro folclore!
Casi una hora después de haber llegado a su casa, Elvira, esposa de Vitillo, ingresa al comedor con una bandeja y finas tazas con café. Mientras lo tomamos Josefina Zavalía Ábalos (sobrina nieta y directora de la película "Ábalos, una historia de 5 hermanos") contó que la gira federal para presentar la película arrancó el 2 de mayo y ya pasó por Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Salta, Jujuy, Córdoba, Río Negro y que seguirá por La Plata y Esquel.
"La recepción es impresionante", dijo mientras Elvira chequeaba en su celular al grupo sorpresa que se presentarán para homenajear a Vitillo. "Son muy buenos", comentó.
Después de haber hablado con el hombre que hizo lo que pocos por la música argentina, luego de haberlo escuchado a cinco pasos tocar su amado bombo fue inevitable despedirlo con un abrazo. Lo besé en el rostro como a ese abuelo que se ama. "Muchas gracias", dijo sonriendo.
Próximas presentaciones de "Ábalos, una historia de 5 hermanos"
-Sábado 2 de junio. Teatro Malba, Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415, a las 18:00. Con la presencia estelar de Vitillo Ábalos.
-Desde el 7 de junio, todos los sábados del mes y en dos horarios, podrá verse en el Espacio INCAA, Gaumont, Malba.
-Lunes 11 de junio, Espacio Cultural "La Protectora". La Plata
-Viernes 15 y sábado 16 de junio en La Rural de Esquel.
*Podés seguir a Vitillo en las redes, en este link.
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