Merlí es una serie catalana que ha producido fans y detractores. Este cronista entiende que los detractores argentinos realizan su demanda por haber abandonado la serie en sus primeros capítulos por considerarla una versión ibérica de Socorro Quinto Año (aquella producción en la que Gerardo Romano en los noventa interpretaba a un profesor disruptivo) o un remedo de La Sociedad de los Poetas Muertos. Pero no es así.
El talento de la serie Merlí se basa en sus propias virtudes, algunas de las cuales fueron realizadas por Itatí Moyano, la asistente de dirección argentina que le dio vida a esta ficción. No debería dejar pasar de lado al búho que aparece cada tanto en los capítulos de la serie, porque remite a esa frase potente: "el búho de Minerva alza vuelo al amanecer". Es decir: la filosofía como experiencia íntima trata de ser representada en esta producción de la Televisión de Catalunya para acercarla a un público masivo. Una tarea necesaria y potente. Infobae Cultura conversó con Itatí Moyano sobre los avatares y devenires de esta producción que se puede ver en Netflix.
–Merlí tiene en la Argentina muchos fans. Es interesante que una de sus realizadoras sea argentina. Le quisiera hacer unas preguntas. Usted se llama Itatí, ¿su nombre es considerado extravagante en Barcelona, donde fue asistente de dirección de la serie?
–La verdad es que desde siempre tengo que repetir dos veces mi nombre cuando me presento por primera vez y, aún así, la gente se queda algo extrañada. Mis padres, historiadores, nos "regalaron" a las tres hermanas nombres guaraníes (Irupé, Anahí, Itatí). No sé si en aquel momento se plantearon lo que sucedería luego: que la gente, o los pronunciaría mal, o los resumiría en sobrenombres, jejeje. A mi me llaman Negra (en Argentina y Costa Rica) e Ita en Cataluña y, claro está, también durante el rodaje de Merlí.
–¿Cómo llegó de su Río Cuarto natal a la filmografía española?
–A ver si puedo resumirlo lo máximo posible. Por cuestiones familiares en 1994 me mudé a Costa Rica (tenía 16 años, casi 17). Allí estudié mi primera carrera: Bellas Artes. Cuando la concluí, me di cuenta que quería indagar un poco más en estudios de imagen y sonido y así me fui a España, en 1999, a realizar el posgrado "Cine y sociedad" en la UB (Universidad de Barcelona). Posteriormente me aceptaron para participar en un Taller de Dirección con el gran Bigas Luna y a partir de ahí me convencí de que quería estudiar la carrera audiovisual al completo, así es que me inscribí en el CECC (Centre de Estudis Cinematografics de Catalunya), donde me gradué en Dirección Cinematográfica. Antes de terminar el último curso de carrera ya tuve la oportunidad de trabajar en mi primera película y desde entonces me dedico al mundo audiovisual.
–Merlí tiene grandes grupos de seguidores y, también, algunos detractores. Entiendo que usted tiene la edad como para haber conocido La sociedad de los poetas muertos y la argentina Socorro Quinto Año. ¿Es así? ¿Le parecía que el personaje de Merlí tenía semejanzas con el de Robin Williams o el de Gerardo Romano en el país?
–Creo que tu comparativa da en el clavo. Desde el primer momento en que entré en la serie (que fue en la segunda temporada) cuando tenía que comentar de qué iba el argumento siempre me remitía a la maravillosa película La sociedad de los poetas muertos, sumando una mezcla de matices de series dedicadas a un elenco juvenil, tipo Al Salir de Clase (España) o Montaña Rusa (Argentina), pero con guiones mucho más reflexivos. Debo reconocer que no he visto mucho de Socorro Quinto Año, pero comprendo hacia donde diriges la pregunta. Efectivamente para mí Merlí es el John Keating (Robin Williams) de la generación estudiantil catalana del 2015. Ambos utilizan métodos poco convencionales en un intento por generar en sus alumnos un destape del velo social establecido, de las demarcaciones generacionales aceptadas como inamovibles y de impulsarles a defender el espíritu libre (muy diverso) que cada uno de ellos manifiesta, potenciándolos a reflexionar y cuestionarse todo en cada uno de los temas y pensadores que transitan a lo largo de sus clases de filosofía. A diferencia del personaje de aquella película, si cabe destacar, que Merlí tiene una personalidad algo más arrolladora. Merlí es desenfadado, contestatario, sin pelos en la lengua. Esto en ocasiones lo coloca en posiciones que rozan lo maleducado o se acercan a perspectivas algo totalitaristas, pero él siempre termina reubicando sus posturas para demostrar que cuando se incita a alguien a hacer frente a sus demonios, es necesario tanto dar el brazo a torcer como abrazar protectoramente, cuando es necesario. Creo que la serie ha sido tan popular precisamente porque su protagonista tiene una dualidad que permite descubrir a un hombre que da todo por sus convicciones pero que también debe luchar con las consecuencias de sus propios actos e impulsos. A esto añades un increíble casting juvenil, que defiende esos personajes tan diferentes y tan bien conceptualizados de la sociedad actual, más las relaciones interpersonales de los chicos/as con familias prototipos de esta generación y tienes el cóctel explosivo que llevó a Merlí a posicionarse como la serie que marca tendencia hoy en día.
–Como asistente de dirección de Héctor Lozano, ¿pudo percibir que se trataba de una serie ya definida en tres temporadas desde un principio o fue desarrollándose esa temporalidad a medida que se realizaba la serie?
–El director de la serie fue Eduard Cortés, Héctor es el guionista y creador de la serie. Si bien yo era primera asistente de dirección de Eduard, su mano derecha, es cierto que con Héctor trabajamos codo a codo desde el primer momento. Fue fantástico poder contar con él cada día de la pre-producción y planificar cada día de rodaje. No es tan habitual que, si surge cualquier problema en la producción, el guionista esté a tu lado revisando el plan de filmación, cambiando o reescribiendo escenas para que pudiésemos cumplir con lo previsto. Desde luego esta predisposición de Héctor era mas que natural, la serie fue su "niña" a lo largo de todos esos años y le entregó cuerpo y alma al proyecto y eso, cabe destacar, se nota en el resultado final. Sobre su temporalidad y proyección, cuando yo entré parecía claro que existiría una tercera temporada y en cuanto arrancamos su preparación Héctor tenía clarísimo que no habría una cuarta. La historia debía contarse hasta el punto en que se pudieran cerrar cabal y dignamente las tramas de los personajes. Ir más allá habría sido para él "estirar el chicle", venderse a temas de marketing. Creo que Merlí tiene algo de Héctor en ese aspecto: La congruencia con su propia ética de vida.
–¿Cuál es su actualidad en el campo del cine?
–Desde el 2013 tengo una productora en Costa Rica, así es que voy combinando trabajos en series y películas, aquí en Cataluña o España, con otros proyectos, allá, en los que ejerzo como productora. En Costa Rica suelo dedicarme más a proyectos audiovisuales relacionados con el estado, como festivales de cine, talleres de cine infantil para escuelas, series para el canal nacional (Sinart), preparaciones de películas y, en este momento, estoy terminando un proyecto muy pionero en su ámbito, de contenido online para una plataforma audiovisual. En Barcelona me dedico un 90% a la ayudantía de Dirección en Cine y Tv (el mundo de la publicidad no es lo mío) y un 10% a localizar alianzas entre España- Costa Rica, para posibles producciones bilaterales.
La mía no es una profesión fácil. A veces la gente, cuando comentas acerca de a qué te dedicas, piensa en este sector teniendo en mente el glamour de Hollywood, y eso es muy puntual, pero te digo que realmente necesitas tener varios frentes abiertos, como es mi caso, para dedicarte de pleno a la profesión.
–En Costa Rica, ¿existe una posibilidad de desarrollo cinematográfica? Es un campo desconocido para el público y la crítica argentinas. ¿Qué nos puede contar sobre ese país y la realización audiovisual?
–Justo en el 2013, cuando produje el Festival Internacional de Cine, el país invitado fue Argentina. Fue interesante tener la posibilidad de medir allí los encuentros y acercamientos de creadores y actores/actrices de ambos países. Entiendo que en Argentina se sepa poco del cine "Tico" (si bien tiene muchos años en su haber) pero cabe destacar que los costarricenses tienen una debilidad particular por la cultura argentina, cosa que nos acerca muchísimo como países latinos, sobre todo en áreas de literatura, cine y aún más en cuanto a música. Uno de los grandes problemas que tiene Costa Rica en el ámbito audiovisual es que no tiene Ley de Cine. En cualquier estructura de sistematización, de una industria de este ámbito, el elemento de estatutos de funcionalidad legal es fundamental. Desde hace unos cuantos años se ha estado trabajando al respecto. Recuerdo haber estado presente en actos para este fin (hace ya como 4 años), al principio de las reuniones para redactar el convenio para la instauración de ley. Hace unos meses se entregó el manifiesto completo escrito, un gran progreso, teniendo que en cuenta que hace mucho tiempo ya se habían presentado proyectos de ley y no habían sido acogidos. Hasta que llegaron un par de fondos de ayuda nacional, en demasiadas ocasiones el cine costarricense se ha tenido que nutrir de directores que debían actuar como productores. Conseguir el dinero, en la mayoría de casos privado, preparar la presentación y pre-producción de los proyectos en solitario, e incluso auto producirlas (invirtiendo sus propios fondos). Creo que en este momento el cine tico está por despegar a un ámbito más internacional. Además de la relación cercana del medio con, cada vez más, países iberoamericanos para retroalimentarse en cuanto a producciones, las nuevas generaciones de cineastas están generando proyectos con un carácter cultural muy propio pero a la vez muy afines a las percepciones globales y con un tecnicismo cada vez más elevado, lo cual les les permitirá competir a mismos niveles y hacerse un hueco en el panorama exterior.
–¿Conserva algo de su acento riocuartense? ¿Genera eso alguna reacción afuera?
–Jajaja. Otra pregunta curiosa. Sinceramente, cuando estoy por acá (en Catalunya) muchas veces me preguntan si soy canaria (Islas Canarias) o de Venezuela. Pude descubrir que el acento cordobés (rio cuartense) tiene un deje similar al de esos lugares. Parece que hubo una inmigración de las islas a Venezuela a principios del siglo pasado, aunque me pregunto: ¿cómo habrá llegado a nuestros pagos? Bueno, ¡que me voy del tema! Cuando estoy en Costa Rica o Argentina no terminan de saber si soy argentina o española. Es un lío. A veces simplemente digo que soy ciudadana del mundo y ya…
–¿Hace cuánto que no viene al país?
–Demasiado. Más de cinco años. Me encantaría poder ir cada temporada de calor (así huyo del frío de aquí), pero viajo muy seguido a Costa Rica, dos o tres veces al año, porque allí está parte de mi familia, por lo que no me queda mucho tiempo más para organizar escapadas a otros lugares, ni siquiera de vacaciones. Eso sí, mantengo mis relaciones personales, amigos de la infancia, familia y gente a la que quiero bien cerca. Por suerte la parte buena de los sistemas de comunicación actual te permiten estar "presente" en casi todo momento. Mi grupo de whatsapp "las guapas del imperio" (por Río Cuarto, mi ciudad natal) está on fire todo cada día.
–¿Le gustaría filmar en la Argentina?
–Me encantaría. Desde hace años pienso en lo fantástico que sería trabajar con las metodologías de allí. Tengo varios amigos y amigas trabajando en el sector de cine argentino, pero aún no he tenido la posibilidad. Siempre que he trabajado en co-producciones de ambos países (Argentina-España), he rodado en territorio español… Digamos que lo tengo más que pendiente.
–¿No le parece que debería haber un spin off con la historia de Bruno y Pol?
–Bueno, por mí un spin off de cada uno de los personajes que integraron Merlí. Te prometo que cada actor y cada personaje se convirtieron en familia a lo largo de los 3 años que duró la aventura de la serie y cuando terminó: fue duro despedirse. Cada personaje se identifica con alguna particularidad de nuestra sociedad. ¿Quién no querría verse representado y cuestionado en la pantalla durante algún tiempo más? La historia de Pol y Bruno ha sido preciosa a lo largo de la serie, y para contestar a tu pregunta: SÍ. Me encantaría que sus periplos continuaran.
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