La edición 2018 de arteBa, la gran feria de arte contemporáneo, la más importante del país y una de las principales en la región, cerró sus puertas con un balance "muy positivo", con más de 80 mil visitantes e importantes ventas de obras de artistas argentinos.
En una edición que había comenzado con cierta incertidumbre por el depreciación del peso argentino con respecto al dólar estadounidense, el primer indicador de que la feria es un acto convocante en sí mismo más allá de las cuestiones económicas es que la cifra de visitantes se mantuvo con respecto a las ediciones de 2016 y 2017.
"Hubo más de 80 mil visitantes, con un público muy sostenido todos los días de feria y el balance a nivel ventas es muy positivo. Hay galerías que tuvieron que recambiar su stand. Muchos artistas argentinos ingresaron a las colecciones de museos extranjeros. Si bien fue una edición bastante inesperada, yo tenía suma confianza. El arte argentino es una de las pocas cosas que no se devalúa en la Argentina", explicó Julia Converti, gerente general de la Fundación arteBA.
Desde hace algún tiempo arteBA transita un camino internacional que produjo que este año, por ejemplo, el 51% de las 84 galerías participantes tuviesen su origen fuera del país. Esta internacionalización de la feria pudo verse un las adquisiciones de obra de artistas nacionales por parte de museos extranjeros. En ese sentido, desde la organización informaron que el Programa de Adquisiciones de Museos Internacionales tuvo transacciones que rondaron entre los USD 10.000 y los 40.000.
Por nombrar algunos casos, el MOLAA (Museum of Latin American Art) de Long Beach, Estados Unidos, adquirió un dibujo de Matías Duville de galería Barro; el MALI (Museo de Arte de Lima) se llevó un acrílico sobre tela de la "Serie erótica" obra de Marta Minujín, que estaba en la galería Henrique Faria; mientras que el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) -dirigida por el argentino Ferran Bareblit- sumó a su colección tres obras de Magdalena Jitrik de la galería Luisa Strina.
Además, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid adquirió obras de Mariela Scafati y Amalia Pica, y el LACMA de Los Ángeles, la pieza de Eduardo Navarro "Letters to earth" (en la galería Nara Roesler de Brasil), una instalación de cien nueces de bronce que en su interior contienen nueces reales, que estuvo localizada en Solo Show.
"Varias galerías extranjeras que participaron este año trajeron obra de artistas argentinos y creo que eso es una señal. La feria estuvo marcada por lo local. A su vez, hubo una diversidad muy grande y eso tuvo muy buen eco", sostuvo Converti.
Pero los museos del mundo no fueron los únicos en volver a elegir arteBA como el comienzo de la temporada de arte argentina. El MALBA seleccionó tres fotografías de Leandro Katz de la serie "El proyecto Catherwood" (Henrique Faria) y otra de la serie "Pista de baile" de la mexicana Teresa Margolles; , el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires – Fundación Aldo Rubino adquirió obras de Luis Wells (galería Maman), de Martina Quesada (galería Revolver) y Pablo Accinelli (galería Luisa Strina), mientras que el Muntref adquirió una serie de 8 óleos sobre tela del artista Carlos Huffman (galería Ruth Benzacar) y por su parte, el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson de San Juan decidió incorporar a su colección una obra de Elba Bairon.
También, el rosarino Museo Castagnino+macro adquirió una instalación de Nina Kovensky en la galería el Gran Vidrio de Córdoba y una pieza de Juan Pablo Renzi (Henrique Faría). Asimismo, el Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil sumó una pintura de Carolina Antoniadis (galería Diego Obligado de Rosario); y el Museo de Arte Contemporáneo de Salta, adquirió obras de Agustín Sirai (Miranda Bosch) y de la dupla Chiachio & Giannone (Ruth Benzacar), entre otros.
Como el año pasado, las performances volvieron a ser una de las estrellas del evento. Por eso, se articularon dentro del programa de actividades de manera que puedan intercomunicarse entre los diferentes espacios y no como eventos aislados. Además de la continuidad de Performance Box, el recinto inaugurado en 2017 en el marco de la segunda Bienal de Performance, y en el que se produjeron gran parte de los eventos "live", se le sumaron un lugar en el Barrio Joven, U-Turn Project Rooms e Isla de Ediciones.
La feria volvió a mostrar su costado expansivo, tratando de convertirse no solo en más atractiva para los visitantes ocasionales, sino también al facilitar y articular nuevos espacios que permitan el desarrollo de galerías y artistas jóvenes.
Al Barrio Joven, que ya no es una novedad pero sigue siendo un polo atractivo sobre hacia dónde se dirige la mirada y la producción artística, le salió un hermano mayor como Stage, que reunió a galerías con una antigüedad máxima de 5 años y con un portfolio de artistas nóveles, así como también a aquellas que ya tuvieron un paso por el Barrio Joven.
Así, State se convirtió en un punto intermedio entre el Barrio Joven y la Sección Principal. Algunos galeristas jóvenes comentaron a Infobae Cultura que Stage era "una necesidad para seguir participando, ya que el traspaso del Barrio a la Principal tiene una carga onerosa que no es sencilla de asimilar para los que están creciendo en el mercado".
Otra de las grandes novedades -y aciertos- de esta edición fue el espacio dedicado a los más chicos. Como explicó a Infobae Cultura, Converti, gerente general de la Fundación arteBA, "arteBa Niños era una deuda pendiente".
Así, el escenario fue una pequeña ciudad, con sus edificios y calles, como también espacios más abiertos para el trabajo colaborativo entre los menores. El stand se inauguró con la visita de Luis Felipe Noé, quien pintó un gran mural junto a un grupo de chicos de la villa 21-24.
Luego, a lo largo de los días, los pequeños visitantes con sus padres -ya que no cumplía la función de guardería- participaron de actividades programadas que tuvieron como objetivo no solo "compartir en familia, sino también a relacionarse de otra manera con la feria", sumó Converti.
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