#LIJEnInfobae: libros para levantar la cabeza y compartir ideas con los más chicos

Camas, sueños, cansancio, cuentos, versiones, recuerdos, marcas de la vida y sus contingencias, historias desafortunadas y desencajadas y mucho más en esta selección de novedades (y no tanto) para leer tomando algo calentito, ahora que vino el frío

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En su libro Escribir la lectura, Roland Barthes habla de leer levantando la cabeza. No se refiere a que leemos coceando como caballos, no. Él propone que cada vez que lo hacemos, se arma un mapa de relaciones, de asociaciones libres, de pensamientos que interrumpen la lectura, que la enriquecen y eso es exactamente lo que me sucedió mientras armaba esta nota. Leí Los cuentos cansados y recordé automáticamente Te regalo un cuentoEl libro de las camas. Y así fueron apareciendo distintas historias, distintos tonos, distintos recuerdos, distintos modos de contar. Es decir, se me armaron algunas asociaciones entre libros y fueron tejiendo, unos con otros, posibles recorridos de lectura.

Una de las cuestiones más interesantes que introduce la lectura con los más chicos es la posibilidad de conversar juntos sobre lo compartido y, con los jóvenes, la posibilidad de encontrar puntos de encuentro en un momento de la vida en el que muchas veces se hace difícil. Los invito entonces a leer levantando la cabeza.

Serie de noches, camas y cuentos

Leer cuentos, contar sueños

Cuentos cansados, de Mario Levrero
Cuentos cansados, de Mario Levrero

Cuentos cansados, escrito por Mario Levrero, ilustrado por Diego Bianki. Buenos Aires: Pequeño editor, 2018.

NICOLÁS: Contame un cuento.
YO: No, estoy cansado.
NICOLÁS: No importa que estés cansado. Contame un cuento igual.
YO: Bueno, pero sería un cuento cansado.
NICOLÁS: Sí, sí, no importa que sea un cuento cansado.
YO: Bueno. (Bostezo). Había una vez… (bostezo)… había una vez un señor que estaba cansado. Muy cansado. Estaba tan cansado que no podía ir hasta su casa para acostarse a dormir. Entonces… (bostezo)… entonces abrió el paraguas que llevaba, lo puso al revés en el suelo y se acostó a dormir adentro del paraguas. Y durmió y durmió, hasta que empezó a llover.

Una edición hermosa que no cansa ni un instante. Sabemos, quienes contamos alguna vez cuentos en la noche, que uno a veces "se cae de sueño". Estos cuentos cansados son los que Mario Levrero le contaba a su hijo que, como todo niño, pedía más. Muy interesante el trabajo con la ilustración que hace Bianki. La documentación para ilustrar y los derroteros de ese camino para llegar a este libro que no puede ser más bello. Dan ganas de tener un niño pequeño cerca para contárselo a la noche. Estos diálogos entre padre e hijo nos invitan a escuchar la historia y luego, luego viene la doble página llena de sueño que nos mete directo en los cuentos, sumando detalles y posibilidades, realmente de ensueño.

Muy interesante el relato de Diego Bianki sobre su encuentro con Levrero. Y las minibiografías de ambos que aparecen en este libro. Siempre se agradece cuando los libros álbum o ilustrados incluyen datos biográficos de los autores. De este modo podemos saber que a Levrero le gustaban los fenómenos telepáticos, detestaba las solemnidades y engullía casi sin parar novelas policiales. De Bianki sabremos que es un soñador, además de diseñador, ilustrador y editor, y que le encantan los desafíos, por eso cada vez que encara un proyecto nuevo, investiga al autor del texto que va a ilustrar y sobre qué técnica plástica va a utilizar.

Bianki se mete con unos azules muy sugerentes, elige un tero porque le parece que los pájaros son parte y además, cuenta, el tero es el ave nacional del Uruguay, país donde nació y vivió Levrero, y donde vive part-time el propio Bianki . Y arma, además, un universo en el que dan ganas de pasar ese momento hermoso entre la vigilia y el sueño.

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Y ahora el pedido de contar cambia de rumbo

Contame más, de Yaek Frankel
Contame más, de Yaek Frankel

Contame más, escrito e ilustrado por Yael Frankel. Buenos Aires: SM, 2017.

-Mamá…
– ¿Sí, hija?
– Vi a un hombre que nacía de un huevo.
– Ohhh… Contame más."

Un libro álbum que apuesta a la escucha y la conversación entre una madre y su hija pequeña. Aparece esta idea de lo que pasa cuando hablan y todo lo que también sucede cuando nos disponemos a escuchar. Este libro fue destacado este año por ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina) porque "el diálogo entre los personajes por el que transcurre la historia se extiende al de las imágenes y el texto, abriéndose también al diálogo entre la obra y el lector a quien le deja la palabra en el último contame más".

Este libro tiene algo muy rico en relación a la mirada de los personajes. Cómo miran, cómo se miran en esa historia que aparece al ritmo del contame más. Los trazos de Yael son muy expresivos y le dan a la historia un movimiento que se disfruta… Me gusta la idea de escucha que propone. El contame más viene del adulto, cuando esperamos que venga siempre del niño o la niña.

Recomendado para primerísimos lectores.

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Y de tanto cuento sobre contar, uno viejo de regalo

Te regalo un cuento
Te regalo un cuento

Te regalo un cuento. Escrito por Jorge Gonzalvo, ilustrado por Cecilia Varela. Madrid: Loguez: Madrid, 2009.

Te regalo un cuento fue una carta de Jorge Gonzalvo que ganó un premio antes de ser parte de este libro álbum. Fue un texto que Cecilia Varela conoció por internet. Él dijo: "Fue un flechazo creativo mutuo". Y así surgió esta dupla española-argentina que nos propone una historia que se construye desde el inicio y que termina cuando cerramos el libro. ¿Termina? No, porque Te regalo un cuento promete muchas lecturas, plantea con sutileza otras historias e invita a perderse, por las palabras y por las ilustraciones, hacia otros relatos.

Es un libro lleno de hallazgos: "Te regalo una idea, el concepto más hermoso de complicidad", que cuenta un pedazo de las vidas de los personajes, que no tienen nombre, tal vez porque podríamos ser todos los lectores.

Rescato una frase del texto original, que no quedó en el libro: "Un cuento sin moraleja, y que si la tiene, sólo tú la conozcas". Creo que esta frase contiene la esencia de Te regalo un cuento. Una historia que se va construyendo, con un narrador que apela al lector, que lo convoca, lo conmueve, lo pasea por una relación ¿de amor?, ¿de amistad?, pero también por una distancia. Y es también la invitación a leer otros cuentos.

La ilustración pictórica, por momentos surrealista, económica en objetos, con una paleta y una simpleza concreta, se amalgama perfecto con el texto. Es un libro cuadrado, pequeño, de tapa dura, cargado de poesía. En todas las páginas hay desde texto e imagen, un punto de fuga por donde podrían colarse otras historias, o partes no dichas de la misma. Es una carta… es un poema… es un álbum… Es un cuento que se cuenta a sí mismo y deja con ganas de leer más y más.

Recomendado para personas niñas, jóvenes y adultas.

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Mezclando cuentos

Esto no es un cuento, de Javier Peña
Esto no es un cuento, de Javier Peña

Esto no es un cuento, escrito e ilustrado por Javier Peña. Buenos Aires: Calibroscopio, 2018.

La contratapa de este libro nos pregunta y nos advierte: "¿Existe, realmente, un mundo de princesas encantadoras y príncipes valientes? Esta historia muestra la verdad que hay detrás de los cuentos de hadas. Porque, aunque parezca, esto no es un cuento."

Ya desde las solapas invita a entrar en la historia, lo mismo que las dobles páginas que, incluso en un momento, nos hacen girar el libro y escalar una torre, por ejemplo. Peña cuenta que en la década de los noventa comenzó a utilizar computadora y cambió su modo de dibujar. Sus ilustraciones rozan el hiperrealismo y todo el tiempo juegan con la perspectiva, los encuadres y los tamaños, y la intertextualidad con el cine, que le apasiona, propone guiños que enriquecen la experiencia lectora.

Jorge Larrosa, reflexionando sobre la infancia, habla de "entender malentendiendo". En este punto, con los cuentos la apropiación aparece de modos extraños. A mí me gusta mucho esta idea que aparece, la de mezclar a los personajes de las historias. ¿Pero es eso lo que pasa en este cuento? No. Este no es un cuento… ya lo dice el título. Y para saber qué es, vamos a tener que meternos de lleno en la historia.

Recomendado para personas pequeñas (y no tanto).

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Y de contar a la noche, contemos en la cama

El libro de las camas, de Sylvia Plath e ilustrado por Quentin Blake
El libro de las camas, de Sylvia Plath e ilustrado por Quentin Blake

El libro de las camas, escrito por Sylvia Plath e ilustrado por Quentin Blake. Traducido por Marcial Souto. Buenos Aires: Libros del Zorro Rojo, 2016.

"La cama que más conviene
(y con esto no termino)
es aquella que navega
como un raudo Submarino.

Que atraviesa el agua
verde y cristalina
ondeando plateada
como una sardina.

O una Cama con Cohetes
y mosquiteros voraces
para visitar Marte
y cazar estrellas fugaces."

Fue ver este libro y enamorarme. Qué alegría que alguien como Sylvia Plath escribiera un libro dedicado a uno de los lugares que más me gusta en el mundo. Y que no pensara que estos muebles sólo son para dormir. La cama bien merece una oda de este estilo. Sylvia Plath escribió pocos libros para chicos, y en ese entonces, cuenta la solapa del libro, ningún editor se interesó por su obra. Una pena, porque solo vivió treinta años y sus dos hijos no pudieron verla impresa. Que además esté ilustrada por Quentin Blake, es otra alegría. Este ilustrador, tan expresivo como divertido, te invita casi a una aventura. O a dos, o a miles. Y con mucho humor, que siempre es para celebrar.

La traducción es un tema difícil, y más cuando aparece la rima, pero Marcial Souto pasa el reto con altura. Conserva el uso de las mayúsculas del texto original. Un libro irreverente que invito a leer en la cama o en cualquier lado con lectores de todas las edades.

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Antes de cerrar los ojos, el encantamiento

¡No vale parpadear!, de Tom Booth
¡No vale parpadear!, de Tom Booth

¡No vale parpadear!, escrito e ilustrado por Tom Booth. Traducido por Mercedes Rodrigué. Buenos Aires: La brujita de papel, 2018.

En Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak, uno de los más hermosos libros del mundo mundial, Max, el protagonista, se convierte en el rey de todos los monstruos con el truco de mirar fijamente a los ojos sin pestañear. ¿Quién no ha jugado a este juego alguna vez? Y si alguno no lo ha hecho, este libro nos invita a hacerlo.

"Perdón, ¿qué estás haciendo?" pregunta un pajarito a una de las protagonistas de esta historia. Ella responde: "Estoy jugando a mirar fijamente a ver quién aguanta más." Juega con nosotros, sí, juega con los lectores, y lo dice. Muchos animales se van sumando y quien lee también.
Ya nos advierte la contratapa: "¿Serías capaz de ganar un concurso de miradas contra un elefante? Y contra un gorila, un guepardo, un zorro o… ¿un caimán? ¡Estás a punto de descubrirlo! Hagas lo que hagas: ¡No parpadees!"

Para leer y jugar con pequeños lectores.

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Dos sobre encuentros y el paso del tiempo

Mancala, de Natalia Porta López y Daniel Rabanal
Mancala, de Natalia Porta López y Daniel Rabanal

Mancala. Escrito por Natalia Porta López, ilustrado por Daniel Rabanal. Buenos Aires: Gerbera Ediciones, 2018.

Desde que salió este libro, quiero leerlo. Es que desde que era chica, juego al Mancala. Un juego de Etiopía que mi papá me regaló cuando tenía 5 años y que todavía conservo. Es un tablero largo que se dobla en dos y se cierra. Tiene dos filas de agujeros y unas piedritas que hay que ir pasando de uno a otro, siempre en ronda. Los huecos del Mancala son doce. ¿Y qué tiene que ver el juego con esta historia? Para saberlo hay que leerla. Pero las piedritas del juego, que son parte de las hojas de guarda, algo ya nos están contando.
Desde la contratapa, el libro nos pregunta: "¿Quién no guarda dentro de sí el recuerdo de una persona que, sin proponérselo, definió parte de su identidad?"

Si bien Natalia Porta López escribe desde siempre, este es su primer libro. Contó que la puso muy feliz que Rabanal eligiera ilustrar el cuento sin saber que era de ella. La historia está narrada por un chico que vive con su mamá y con el novio de ella. El niño lo mira escribir, que es lo que la pareja de su madre hace siempre, lo invita a jugar a la pelota, pero él sigue escribiendo. El niño se siente solo, quiere a su mamá toda para él, quiere jugar a otras cosas además de "al mancala", que le resulta difícil. Esa es parte de la historia, pero otra parte son los momentos que no se cuentan. El compartir, lo que sucede cuando las personas se encuentran y ese vínculo que genera algo en nosotros, algo que no sabemos en qué se va transformar. Que la felicidad no sabemos cuánto puede durar, que los equilibrios se rompen. Que la vida cambia en un instante y otra vez el tablero cambia, es otro. Una historia de relaciones, de vínculos, del amor que se arma en lo cotidiano, a veces casi sin saberlo.

Las ilustraciones en lápiz de Rabanal, en blanco y negro dominante, con unos pocos toques de color en páginas y objetos seleccionados, son muy hermosas y adecuadas a la historia. Acompañan al texto, enriqueciéndolo.
Cuenta Natalia que compartió con su editora el germen de esta historia cuando ninguna de las dos sabía que alguna vez sería publicada. Ahora este cuento, soñado entre libros, toma cuerpo.

Una historia para compartir con personas niñas que tengan ganas y escucha para un cuento largo, que se puede leer de un tirón o por entregas.

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Un ser llamado Regina. Escrito por Clarice Lispector, ilustrado por Rebeca Luciani. Traducido por Alejandro García Schnetzer. Buenos Aires: Ojoreja; Santiago de Chile: Pehuén Editores, 2017.

"Regina tiene 82 años de edad, y vive sola en su minúsculo departamento. Nadie la llama doña Regina, ni los niños, ni los adultos, ni los viejos: es solo Regina."

Cada vez que veo un texto de Clarice publicado para niños y jóvenes, me da mucha felicidad. Después de leerlos, a veces me encantan, y otras me desilusionan. Recuerdo mis lecturas de niña, cuando disfrutaba muchísimo de El misterio del conejo que sabía pensar. Un ser llamado Regina es de los que me encantó. Un texto poético y bello. Regina vive cerca del mar, en donde lee mucho y escribe cartas. Se hace amigos, también: un niño, Alfredo, y una vecina. Los lazos a veces se construyen de modos muy sutiles.

La atmósfera que crea Rebeca Luciani es bellísima. Su ilustración tiene una narrativa potente y nos hace entrar en la historia, como espiando, directo hacia la intimidad de los personajes. Cambia los planos, arma escenarios envolventes. Se perciben influencias de artistas como Picasso y Gauguin. Su manejo de la luz y la oscuridad es muy acertado y emocionante. Se arma un diálogo hermoso entre texto e imagen.

Las ediciones de Ojoreja son cuidadas, cada detalle se convierte en un todo. Desde las guardas hasta el colofón que, como siempre, además de informarnos sobre la calidad del papel utilizado y las tipografías, incluye una dedicatoria: "Aparece en Buenos Aires y en Santiago de Chile a fines de 2017, en memoria de Clarice, a cuarenta años de la hora de su estrella."

Para personas niñas (y no tanto) con ganas de mirar profundo.

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Dos de infortunios y lugares perdidos

Desencajados. Isidoro Blaisten, Martín Sancia Kawamichi, Daniel Sorín, Franco Vaccarini, Daniela Allerbon. Tapa ilustrada por Nicolás Arispe. Buenos Aires: La Bohemia, 2018.

"Durante el almuerzo, no quisimos alegrarnos mucho ni hablar mucho para no convocar a los malos espíritus, pero por dentro estábamos incendiados. Entre otras cosas sin valor, el petiso había encontrado una parker 51 con capuchón de oro, y yo, un anillo de oro, de pibe, con las iniciales R.J. El oro comenzaba a rondar nuestro destino." (Isidoro Blaisten, "La felicidad")
La ilustración de Arispe, de frente y espalda, nos da un dato sobre lo que finalmente encontramos en el libro.

¿Les pasó alguna vez sentir que desencajaban? Confieso que a mí sí. Los personajes de estas historias son "seres que no podrían presentarse en ninguna reunión en sociedad. Ellos se arreglan como pueden dentro del absurdo de la vida cotidiana", nos informa la contratapa.

Un tanque que se queda sin agua y desata la ira más profunda de los ocupantes de una cabaña, las necesidades básicas cuando son negadas por el sistema casi con placer, dos titiriteros bastante tristes que desaparecen de escena, una familia que se aferra a seguir "perteneciendo", pero no puede. Y dos desocupados que intentan empresas imposibles están presentes en estas historias.

Los autores, presentados por orden de aparición en el libro, nos proponen cinco universos distintos, pero todos tienen algo en común. El absurdo. La vida cuando cambia el tablero y te deja casi fuera de juego.

Mi preferido es el de Blaisten. Recomendado para jóvenes y adultos.

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Un mal principio, de Lemony Snicket
Un mal principio, de Lemony Snicket

Un mal principio. Escrito por Lemony Snicket, ilustrado por Brett Helquist. Buenos Aires: Montena, 2018.

El libro comienza así: "Si están interesados en historias con un final feliz, será mejor que lean otro libro. En éste, no solo no hay un final feliz, sino que tampoco hay un principio feliz y muy pocos sucesos felices en medio."

Es contradictoria -con este comienzo- la alegría que me produce que llegue el primer libro de la serie de catastróficas desdichas. Algunos sabrán de lo que hablo cuando nombro a Lemony Snicket, pseudónimo del escritor Daniel Handler. Es el guionista de la serie de Netflix de la que tanto se habla y se ha hablado: Una serie de eventos desafortunados. Pero, que llegue en español esta primera historia, es para mí un auténtico placer.

"Hay muchos tipos de libros en el mundo, lo cual tiene sentido porque hay muchas, muchas clases de personas y todas quieren leer algo diferente. Por ejemplo, la gente que odia las historias en las que ocurren cosas horribles a niños pequeños debería cerrar este libro de inmediato."

El relato, algunos ya lo sabrán, tiene como protagonistas a Violet, Klaus y Sunny, quienes quedan huérfanos al inicio. Los hermanos Baudelaire quedan al cuidado del Conde Olaf y es exactamente allí donde empiezan sus catastróficas desdichas. Los personajes están brillantemente construidos y se alejan de los estereotipados huérfanos a los que muchas veces la literatura para niños y jóvenes nos tiene (mal) acostumbrados. Otro tema que resulta muy rico es cómo Snicket arma los capítulos y cómo introduce algunas explicaciones sobre distintas palabras. Las ilustraciones de Helquist, en blanco y negro, son muy buenas, sugerentes y maridan perfectamente con la historia.

Estos hermanos a los que acompaña la mala suerte oscilan entre el absurdo, la ironía y el humor, condimentos que agradecemos totalmente a Handler. Al final de esta primera historia, el autor nos convoca a empezar el segundo libro, del que incluye el primer capítulo.

Un libro genial recomendado para personas niñas, jóvenes y adultos que gusten de las historias donde la desdicha y la mala suerte es una protagonista más.

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Con este libro se termina esta selección de fines de mayo. Ojalá que los lean como yo, levantando la cabeza, y puedan ver qué nuevas asociaciones van encontrando, qué libros se les suman, qué recuerdos. Porque siempre pueden aparecer nuevas historias, nuevos títulos y autores que se encadenan y arman un mapa de lecturas para recorrer.

 

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