ArteBA 2018: la feria y los libros que marcan la obra contemporánea

En la mayor feria de arte contemporáneo de la Argentina hay un sector especial que concentra las publicaciones dedicadas al mundo de las artes visuales

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Es la noche y la sede de la Rural de Palermo ha sido tomada por artistas, coleccionistas y toda gente rara concentrada en la mayor feria de la región, que reúne a las galerías del país y a varias del mundo entero por un puñado de días en los que se exhibe, se vende y se compra arte. ArteBA, de cualquier manera -más allá de su conglomeración de público, pasillos llenos de gente, intercambio comercial y arte, arte, arte–, también tiene un espacio para el libro como objeto. Si hace unos días por esos mismos pasillos había stands de editoriales en la Feria del Libro, hoy se exhiben artefactos artísticos pero, también, libros. Porque el arte también tiene una expresión editorial.

Toda inauguración de arteBA es un caos prolífico. Galerías de todos lados, artistas por aquí y por allá, coleccionistas y performers que se cruzan en los pasillos y todos van a buscar su copa de champagne -que, después de muchos años, requiere un ticket para que los bartenders sirvan-. Tanta concentración de arte puede ser saturadora. Sin embargo, hay un espacio para el relax mental. La llamada "Isla de Ediciones", espacio curado por Santiago García Navarro y Nancy Rojas y en el que está la feria de publicaciones a cargo de Juan Pablo Mariano, coordinador de Pulso. El espacio es una rara avis entre la exposición de cuadros, fotografías, instalaciones o performances. Es un lugar para el libro. Pero no sólo el libro, sino el fanzine, esa especie artesanal del género, realizada mediante fotocopias y el diseño de sus impulsores como todo fin.

Soledad Sánchez Goldar, en la galería salteña La Arte
Soledad Sánchez Goldar, en la galería salteña La Arte

"Hay una revalorización del fanzine, una apropiacióm del objeto de papel –dice Mariano a Infobae Cultura–. Hacemos una muestra de fanzines como dispositivo de resistencia y pensamos en su publicación como acción de resistencia".

–Pero al tener un espacio en arteBA, ¿no queda relegada esa intención de "resistencia?

–Hay una convivencia. El arte intenta ser subversivo y el fanzine encaja con ese fin. Los fanzines y las publicaciones independientes muestran los movimientos internos. Hay diferentes dinámicas estéticas de producción, de circulación.

–¿Qué tipo de fanzines exhiben?

–En esta edición tenemos parte del archivo del Cedinci, que es un organismo que se dedica a recopilar la historia de la izquierda y que es dirigido por Horacio Tarcus; tenemos una parte del archivo de Patricia Pietrafiesa, que formó parte de She Devils y hoy es miembro de Cumbia Queer como expresión musical, pero que en los noventa estaba en la plaza del Congreso con la feria del fanzine que tenía rasgos anarquistas; y con Monstra, un archivo hecho por travas, lesbianas, maricas y queers de América Latina y España. Todo esto está ligado lo minoritario y la disidencia.

Mientras la disidencia trama sus complots en la Isla de Ediciones, en arteBA las galerías estallan. Desde Maman y las obras de Gyula Kosice que provocan que el público se saque fotos frente a ellas junto al puntilloso dibujo de Karina Peisajovich que muestra las posibilidades del lápiz, pasando por la artista Soledad Sánchez Goldar que en el stand de la galería salteña La Arte escribe en español, portugués y wichi hojas y hojas que dicen: "Todo va a estar bien" (en wichí el sintagma se expresa en una sola palabra: "isalá") o la galería NN de La Plata, que propone apuestas artísticas para el público, pero a la vez ofrece helio para que se diga: "Viva el arte" con una voz extraña. La famosa ostranenie de la que hablaba Shklovski allá lejos y hace tiempo. Y sin embargo, el libro sigue siendo un soporte material para la obra artística. Como hace tanto, lejos y hace tiempo.

"Hay distintos tipos libros de arte, hay subgéneros -dice Gabriela Comte, editora general del Museo de Arte Moderno-. Está el libro de artista, que es una pequeña obra en formato libro, libros que son registros de una exhibición, libros de registro, que son materiales para investigación".

–¿Cómo es el libro de artista? –pregunta Infobae Cultura.

–El último de Hernán Soriano fue muy especial porque el artista intervino cada ejemplar. Diego Bianchi en su libro dialoga con las obras de la colección del museo. Yo creo que el libro de Tomás Saraceno le da otra dimensión a la muestra, la complejiza y la completa.

–Usted proviene del campo de la edición literaria, ¿cómo es su rol en una institución artística?

–La experiencia se complementa, a la vez que hay escritores que colaboran en los libros de los artistas plásticos. Por ejemplo, Pola Oloixarac escribió una ficción para el libro de Saraceno. Así la literatura se une al arte.

Adriana Rosenberg es la directora de la Fundación Proa, que exhibe sus muestras en el edificio de Caminito, en La Boca, y que tiene un gran impulso por la edición de libros de arte. "Si bien la experiencia frente a la obra de arte tiene un carácter subjetivo, íntimo, instrospectivo, con el libro se puede acceder a otra manera de mirar esa obra –dice –. También el libro posibilita una entrada más intelectual, que lleva a conocer la vida del artista y las producciones críticas sobre su obra y su historia. Yo creo que los libros de artista son los más interesantes: hacen que el libro sea él mismo un objeto de arte.

Cuauhtémoc Medina es el curador general del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la ciudad de México y se encuentra feliz en arteBA vendiendo libros. Le dice a Leandro Katz, un artista que se acerca a su escritorio: "Pues mira: teníamos tu libro que se estaba vendiendo, como no queríamos quedarnos sin libros le fuimos aumentando el precio de a cien pesos por vez, pero igual se vendieron todos los ejemplares, debes traernos más", y ríen.

–Tenemos una política de producción barata y circulación, que es una novedad en el circuito de arte contemporáneo –señala Medina–. Pero cada libro que hemos publicado también lo ponemos en la web para que pueda ser bajado gratuitamente en archivo PDF. Lo que hemos visto es que mientras más se baja el libro, más viene la gente a buscar a comprar el ejemplar. Pareciera que el deseo de confirmar el libro como objeto vence al libro como objeto digital. El carácter olfativo es también una de las características únicas del libro.

–La experiencia del artefacto es el espectador frente a la obra, ¿no?

–Es la experiencia mediada por la palabra, también. Desde que se definió la característica de arte en los siglos XVII y XVIII hay una alianza histórica entre reflexión, exhibición y publicación que sigue siendo parte del complejo de la existencia de la obra. Esta ecología de la publicación y la experiencia exhibitiva y su continuidad en la obra impresa es un desarrollo.

Marta Minujín también estuvo de visita en la Rural
Marta Minujín también estuvo de visita en la Rural

Federico Zukerfeld es uno de los animadores de la Internacional Errorista, que tuvo su origen en el grupo Etcétera, que acaba de publicar su historia y que presentará hoy en arteBA. "El libro es un archivo que contiene las mejores historias hasta de Etcétera hasta la fundación de el Errorismo: son los primeros diez años de Etcétera –dice Zukerfeld –. Es además una forma de socializar un trabajo para la comunidad artística, con los investigadores de la relación del arte con la política". La Internacional Errorista causó escándalo el año pasado al presentarse en una movilización de la oposición al gobierno con una obra de cartón que representaba un "helicóptero".

–El libro permite que quede registro de una actividad performativa. Nuestro deseo más íntimo es que ese registro también sirva como manual para las próximas generaciones para la realización de este tipo de obra. Que el libro se convierta en una caja de herramientas.

 

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