Todas las medallas de Natu Poblet

Se consideraba lectora antes que librera, a pesar de estar al frente de la icónica librería porteña “Clásica y Moderna”. Fallecida el año pasado, su familia acaba de recibir la distinción que le correspondía como "personalidad destacada de la cultura" por la Legislatura de la Ciudad

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Natu Poblet falleció el año pasado a los 79 años
Natu Poblet falleció el año pasado a los 79 años

A Natu Poblet no le interesaban los reconocimientos públicos. Diría más: le disgustaban. Quería que Clásica y Moderna, la librería que fundaron sus abuelos y que por estos días cumple 80 años, fuera un espacio clavado en la historia de la ciudad, pero ella, a su modo, trataba de ponerse fuera de la luz. "No soy librera", decía, "soy lectora". La verdad es que era mucho más que eso.

Yo no fui de su círculo más cercano (allí entrarían Josefina Delgado, Mariano Roca, Ernesto Schoo, Oscar Villordo), pero la quise mucho. Nos quisimos mucho. Fui primero su cliente, después su colega y más tarde su amigo. Natu me acompañó en una época difícil, cuando recién me había separado y no me acostumbraba a volver a mi casa solo después de dejar a mis hijos en el departamento de la madre. Desandaba el camino y pasaba por la puerta de Clásica: Natu y Omara Barra me invitaban un whiskey o un gin tonic o una copa de champagne -cualquier cosa con alcohol- y me sacudían la tristeza. Por supuesto, hablábamos de libros.

Natu Poblet, símbolo de la librería Clásica y Moderna
Natu Poblet, símbolo de la librería Clásica y Moderna

Siempre me sorprendió lo activa que era. Por ese entonces ya había pasado los 70 y hablaba de Julián López y Gabriela Cabezón Cámara, de Vera Giaconi y Selva Almada, de Virgina Cosin, Iosi Havilio, Enzo Maqueira, Oscar Fariña. Hablaba de todos los escritores jóvenes y, en general, se ponía en un lugar provocadoramente naíf. Como si buscara restarse importancia.

Natu Poblet fue librera (lectora), gestora cultural, condujo durante años el programa de radio "Leer es un placer", fue presidenta de la comisión de literatura del régimen de Mecenazgo: fue, quién lo duda, una "personalidad destacada de la cultura". En 2015, por iniciativa del entonces legislador porteño Juan Pablo Arenazza -hoy subsecretario de Vinculación Ciudadana-, la Legislatura de la Ciudad la declaró oficialmente como tal. Pero pasaba el tiempo y nunca se ponían de acuerdo en cuándo hacer la ceremonia de entrega del diploma. Había que posponerlo por viajes, obligaciones, problemas de agenda. Apostaría que esos desencuentros se debían, en última instancia, a que ella no lo quería recibir. Y después llegó la enfermedad y se complicó todo.

Clásica y Moderna, un símbolo de la cultura
Clásica y Moderna, un símbolo de la cultura

Natu murió el 8 de junio del año pasado. Todos los 25 de mayo cerraba la librería y festejaba con locro y empanadas un nuevo aniversario de Clásica y Moderna. Si había algo que podía demostrar el grado de conexión que tenían Natu y la librería era la edad: las dos habían nacido en 1938. El año pasado no hubo festejos; Natu estaba internada y la cancelación traía un agüero funesto. La velaron en la Casa de la Cultura: muchísimos escritores fueron a despedirla.

Unos días después, hubo en la librería una reunión íntima en la que estuvimos Susana Reinoso, Carlos Clerici -su compañero en "Leer es un placer"-, Omara Barra, Mariano Roca, Josefina Delgado, yo, y, por supuesto, Alejandro Monod, su marido, y Natalia Neo Poblet, su sobrina. Esa noche, fiel a su irreverencia ante la muerte, se comió poco y se brindó mucho. Con Jameson, el whiskey con el que se había encaprichado los últimos tiempos.

Pensaba en todo esto antes de ayer por la tarde en Clásica cuando, finalmente, Arenazza y la legisladora Luisa González Estevarena, hicieron entrega en forma póstuma del reconocimiento de la Legislatura a Natu Poblet. Lo recibieron Alejandro Monod, Natalia Neo Poblet y Josefina Delgado. Fue una breve ceremonia, cálida, muy conmovedora. Estuvieron, entre tantos amigos de Natu, Alberto Kohan, Sebastián Noejovich, Ezequiel Martínez, Laura Galarza, Silvia Plager. El diploma va camino a ser un cuadrito, pero su significado es mucho mayor. Si realmente es como pienso y Natu no quería tener el diploma, se equivocaba. Es una merecida distinción que había que hacer a una trayectoria y una historia que nos influyó a todos.

El año pasado, a fines de noviembre, me tocó organizar la primera lectura en Clásica y Moderna después de la muerte de Natu. Leyeron Fernanda García Lao, Adela Sánchez, Iosi Havilio y Jorge Consiglio. Bianca Curia tocó el piano. Por esos días soñé con ella. "Ves que no estabas muerta", le decía. Ella me miraba y se reía, como siempre.

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