Si la fotografía argentina se pudiera pensar en términos de lanzamientos de discos, entonces, la exposición que se puede visitar hasta el 9 de julio en Fundación Proa Fotografía argentina 1850-2010. Contradicción y continuidad bien podría ser el álbum de los "greatest hits". Claro que todo recorte o selección no deja de ser arbitrario, según quien lo mire. La potente muestra que desembarcó en La Boca, organizada por el Museo J. Paul Getty de Los Angeles es un compilado verdaderamente hitero de la producción fotográfica local -de Grete Stern a Marcos López, de Annemarie Heinrich a Horacio Coppola-, una estética tan atractiva como vista por estos lares, pero organizado por un museo angelino.
La exposición nació y se vio inicialmente al calor del mega evento Pacific Standard Time La/La que integró en 2017 más de 80 exposiciones de arte de la región en los principales museos, universidades, galerías y centros culturales de California, desde Santa Bárbara a San Diego y desde Los Angeles hasta Palm Springs, y donde esta muestra representó uno de los puntos salientes. "Quisimos respetar los núcleos temáticos y la mirada (del Getty) sobre la fotografía argentina. Ver cómo nos miran", dijo Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa, durante la recorrida para prensa.
Así, la exhibición en Estados Unidos estuvo curada por dos especialistas del Getty, Idurre Alonso y Judith Keller, y en su desembarco en la Argentina, sumó la figura de Rodrigo Alonso para desplegar este recorrido por 160 años de historia fotográfica a través de 170 imágenes de 60 artistas argentinos. Idurre Alonso aclaró que en un principio, el proyecto para el PST iba a incluir la fotografía de varios países de América latina, pero considerando la amplitud del proyecto, se decidieron por uno sólo, y la elección fue Argentina "porque es muy desconocido en Los Angeles y Estados Unidos". Luego de eso, las curadoras viajaron en cinco oportunidades al país -en un lapso de tres años- para la selección de obras, con la intención de revelar "cómo se forma un imaginario de lo que es Argentina a través de la fotografía y cómo esa imagen va cambiando a través del paso del tiempo".[/caption]
Qué es lo que hace a la Argentina tan interesante y diferente del resto, fue entonces la hipótesis planteada por el equipo curatorial de la muestra, para desarrollar los núcleos temáticos que la estructuran.
El disparador fue encontrar aquellos tópicos ampliamente abordados a lo largo de las producciones fotográficas locales. Las migraciones, la dicotomía provincia-capital, los gauchos, los pueblos originarios, la ciudad de Buenos Aires, la figura de Eva Perón, las crisis sociales y los conflictos políticos, la dictadura cívico-militar y la fotografía conceptual en un estado más cercano a lo artístico, atraviesan este compendio donde "la fotografía ha sido vehículo de la construcción de estas ideas", en palabras de Rodrigo Alonso.
En el inicio del recorrido, que si bien podría pensarse cronológico no lo es, se alude al rol fundamental de la fotografía para evidenciar las transformaciones sociales, el crecimiento urbano, los progresos en materia de transporte y educación. El primer eje encierra álbumes del siglo XIX y fotografías que documentan el crecimiento de la capital en áreas como plazas, calles, teatros y edificios gubernamentales, además de los encargos de una clientela de inmigrantes ansiosos por compartir retratos de su nueva patria con parientes en el extranjero.
Los pueblos originarios y los gauchos aparecen luego como dos representaciones recurrentes y versátiles, figuras que el imaginario colectivo ha ido modelando de maneras disímiles a lo largo del tiempo. Allí están los retratos de mocovíes y tobas fotografiados en la serie de la alemana Grete Stern, los estudios para el Martín Fierro de Francisco Ayerza realizados a fines del siglo XIX, con sus gauchos, criollas y mateadas junto al fogón en blanco y negro, o más acá en el tiempo, los recios malambistas de Gustavo Di Mario, con pelo largo, poncho, amplios pantalones y accesorios de plata. Se destaca por su impronta una famosa imagen autoría de Marcos López: la re-escenificación del Gauchito Gil -altar incluido-, figura popular de poderes curativos y dotes de Robin Hood, venerado hoy en distintos rincones del territorio argentino.
La denominada Campaña del Desierto, un eufemismo para referirse al sometimiento de los pueblos originarios y la apropiación de sus tierras, aparece en la emblemática serie de fotografías de RES (Raúl Eduardo Stolkiner), que el artista bautizó "NECAH (No entregar Carhué al huinca)", en homenaje a la consigna del mapuche Cafulcurá. La serie, ordenada siguiendo una oración, muestra tomas directas de los paisajes donde se llevó a cabo la controvertida campaña de Roca y en cada imagen, una letra suspendida en el aire, que juntas conforman la leyenda "no entregar la capital al blanco".
Otro tópico, la ciudad de Buenos Aires y su crecimiento vertiginoso, fue capturado por numerosos fotógrafos, como es el caso de Horacio Coppola, de quien se muestra la emblemática "Así nació el Obelisco", junto a otras del mismo autor como Calle San Martín, la Avenida Corrientes, la Estación Retiro o el barrio de Flores un domingo a la mañana.
Referencia inevitable, no podía faltar en este derrotero fotográfico la figura de Eva Perón, icono y personaje de alcance internacional, quien aparece en todo su esplendor en el retrato realizado por Annemarie Heinrich, así como en actividades públicas como primera dama, y también en el día de su cumpleaños (el 7 de mayo), en fotografías en sepia.
Al otro extremo de la admiración que despertaba, de esta imagen entronizada, Santiago Porter retrata la escultura de Evita decapitada, una imagen que acrecentó el mito al igual que el paso del tiempo. Luego del golpe antiperonista de 1955, la estatua fue mutilada en el mismísimo taller del escultor que la estaba realizando, fue sustraída y arrojada al Riachuelo. A mediados de los 90, la escultura ya sin cabeza, fue rescatada y emplazada en la quinta 17 de Octubre, en San Vicente, donde Porter la retrató en el año 2008.
La fotografía adquiere ya otro cariz y se impone como gesto político en los momentos más turbulentos y oscuros de la historia argentina, como en la década del 70, atravesada por la dictadura cívico militar. Allí aparecen los Siluetazos, "Siluetas en la Curia" (1983) de Eduardo Gil; "Madre e hija de Plaza de Mayo", conocidísima imagen de Adriana Lestido, las Madres de Eduardo Longoni o Marcos Zimmermann; y el ex centro clandestino de detención La Perla, en Córdoba, por Hugo Aveta. Los desaparecidos resuenan en las imágenes de Julio Pantoja así como en las del Grupo Etcétera. No faltan las imágenes performáticas del Grupo Escombros, colectivo de artistas que comenzó a realizar pintadas callejeras a fines de los años 80 en plena hiperinflación. La crisis económica del 2001 también aparece en este relato, así como la retención bancaria de los fondos de ahorristas que se conoció como "corralito", imágenes de una actualidad espeluznante.
La muestra dedica un apartado también a la fotografía conceptual, aquella que "se desentiende del deber de reproducir la realidad cotidiana",según reza el texto de sala que acompaña estas imágenes: desde los Vivo-Dito de Alberto Greco, en los que señalaba personas o situaciones de la calle, que delimitaba apenas con una tiza o el gesto del dedo, y firmaba como obras de arte de su autoría; hasta la mítica coloración del gran canal, durante la Bienal de Venecia de 1968, de Nicolás García Uriburu. Asimismo, se incluyen aquí las oraciones lunares de Leandro Katz, fotografías de gran lirismo que capturan las fases lunares y que el artista equipara con letras del abecedario, lo que le permite componer poemas y textos.
Nombres como Graciela Sacco, Jaime Davidovich, Juan Carlos Romero, Gabriel Valansi, Nicola Costantino, Oscar Bony y otros terminan de completar una nómina de imágenes que, en igual medida, aluden al progreso, la violencia, la modernidad, la muerte y la belleza.
*La exposición Fotografía argentina. 1850-2010: Contradicción y continuidad se podrá visitar hasta el 9 de julio, de martes a domingos de 11 a 19 (lunes cerrado) en Fundación PROA, Av. Pedro de Mendoza 1929 (Caminito), La Boca. Bono contribución: $80.
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