Mario Vargas Llosa está de recorrida por América latina para presentar su último libro: La llamada de la tribu. En su escala en Buenos Aires para participar de la Feria del Libro, el premio Nobel de Literatura le dio una entrevista con Infobae. Aseguró que "el Papa de hoy día dice cosas que están muy bien, dice cosas que parecen mostrar una gran evolución política de la Iglesia. Ahora, no las hace". Su posición a favor de la despenalización del aborto, su mirada sobre el liberalismo y sobre Venezuela.
Las principales frases de la entrevista:
-El Papa de hoy día dice cosas que están muy bien, dice cosas que parecen mostrar una gran evolución política de la Iglesia. Ahora, no las hace.
-El Papa tiene un progresismo más de declamación que de acción
-Mauricio Macri está haciendo una política que es democrática, que es liberal, y que está trayendo clarísimamente beneficios a un país que estaba prácticamente contaminado por el populismo
-Yo estoy a favor de la despenalización del aborto. Yo creo que es la mujer la que debe tener el derecho de decidir si quiere tener hijos o no tenerlos. Yo creo en el aborto hasta los 3 meses de la gestación, después me parece que no.
-Ser liberal ayer y hoy es creer en la libertad, creer en la democracia, creer que la economía de mercado mientras más libre es más eficiente y trae más prosperidad.
-Ser liberal es no ser infalible, que puede errar y si puede errar es el adversario el que puede tener razón, y esa es la razón de ser de la tolerancia.
-El populismo en la Argentina había hecho verdaderos estragos. Entre otras cosas, destruyendo su imagen internacional.
-Venezuela es una dictadura. Está en manos de una pandilla de gentes totalmente corrompidas. Lo único que funciona en Venezuela es el narcotráfico del que se benefician, digamos, sobre todo la cúpula de generales
La entrevista completa:
-¿Cómo decidió este trabajo que lo lleva a recurrir a las fuentes y los orígenes del liberalismo?
-Mire, se me ocurrió por primera vez después de leer un libro maravilloso que se llama To the Finland Station (Hacia la estación de Finlandia) de un crítico literario norteamericano, Edmund Wilson. Es un ensayo, no es una novela sino un ensayo delicioso sobre la idea socialista que comienza con el historiador francés (Jules) Michelet aprendiendo italiano para poder leer a Vico en su lengua y él dice que ese es realmente el origen del socialismo, que luego va a extenderse por el mundo – pero fundamentalmente por Europa – y termina el libro con la llegada del Lenin a la estación de Finlandia, San Petersburgo, para dirigir la revolución rusa. Yo recuerdo haber leído ese libro pensando "Hombre, qué bueno sería que existiera un libro que hiciera con el liberalismo lo que hizo este Wilson con el socialismo". Es decir, que mostrara toda su evolución, todas las aventuras que tenían que ver con el liberalismo, los cambios que había introducido en la sociedad democrática. Aunque el libro resultaba algo muy distinto, pero el origen realmente estuvo en la lectura de To The Finland Station.
-¿Qué es ser liberal hoy?
-¿Qué es ser liberal? Pues lo mismo que era a comienzos del siglo XIX o incluso del siglo XVIII. Era creer en la libertad, creer en la democracia, creer que la economía de mercado mientras más libre es más eficiente y trae más prosperidad. Era creer en el individuo, no en la colectividad sino en el individuo como el centro de la vida social. Era creer en la democracia y en la tolerancia partiendo de la convicción de que nadie tiene respuestas para todo. Que el liberalismo, desde luego, no es infalible, que puede errar y si puede errar es el adversario el que puede tener razón, y esa es la razón de ser de la tolerancia. El permitir que coexistan en la sociedad gentes que piensan distinto, que tienen costumbres distintas. Todo eso ha traído, digamos, las grandes reformas sociales, económicas, políticas, que nos han ido empujando en el camino de la civilización. Ahora, lo que hay que decir: el liberalismo ha sido tan terriblemente tergiversado, tan caricaturizado, se han dicho tantas mentiras sobre él que se ha creado una gran confusión en gente de muy buena fe que piensa, por ejemplo, que el liberalismo es una forma de conservadurismo, o que representa una forma, digamos, avanzada del conservadurismo. Cosas que son absolutamente inexactas.
-Se me adelanta la pregunta que iba a hacer, ¿Cuándo fue que el liberalismo fue encasillado con estos paradigmas? Del individualismo egoísta, de la absoluta ausencia de solidaridad, del dominio de los ricos sobre los pobres. ¿Cuándo fue ese click que lo encasilló allí?
-Mire, digamos que en sus principios el liberalismo es atacado fundamentalmente por la derecha. Hay que acordarse las encíclicas papales contra el liberalismo, la idea de que el liberalismo justificaba una especie de egoísmo en la vida. Justificaba, digamos, un apetito de riqueza que convertía a los seres humanos en enemigos entre sí. Todos esos son ataques de la derecha, fundamentalmente, cuando el liberalismo pide la separación de la Iglesia y el Estado. Entonces es la derecha la que ataca al liberalismo. Y luego es la izquierda, fundamentalmente, que ve en el liberalismo un enemigo declarado de todo aquel que propone el colectivismo, el estatismo, las economías intervenidas por el Estado, la desaparición de la propiedad privada, el liberalismo defiende la propiedad privada. Entonces, la izquierda se convierte, reemplazando a esa derecha -sobre todo religiosa – en el gran adversario. Es un adversario, que sobre todo, utiliza la caricaturización. Es decir, transforma al liberalismo, habla del neoliberalismo como el enemigo de toda generosidad, altruismo, idealismo, y lo peor es que es un tipo de propaganda que llega a echar raíces al extremo de que mucha gente de buena fe piensa que el liberalismo es eso.
-Tiene usted razón. Porque la Iglesia, que yo estoy pensando en encíclicas como Populorum Progressio, digo, Leon XIII, que se oponen férreamente. ¿Qué visión tiene hoy del papado de Francisco que es muy crítico con las visiones liberales?
-Pues mire, yo no soy creyente. Yo opino desde afuera ¿verdad? El Papa de hoy día dice cosas que están muy bien, dice cosas que parecen mostrar una gran evolución política de la Iglesia. Ahora, no las hace. Las dice pero no las hace. En realidad la Iglesia no ha cambiado nada desde que subió este Papa que dice cosas tan… progresistas, tan justas sobre la reforma de la Iglesia. Tal vez se deba a que las estructuras de la Iglesia son muy rígidas y que no es fácil cambiar de la noche a la mañana de política, o tal vez se trata de una estrategia del Papa, inteligente, para mejorar la imagen de la Iglesia Católica que se ha visto muy deteriorada, sobre todo desde las denuncias de pedofilia a los religiosos en los colegios. Yo no sé, pero digamos claramente no creo que la Iglesia haya cambiado. Lo que ha cambiado sí, en voz de la figura más importante de la Iglesia, es una retórica que tiene que ver mucho con cambios que la Iglesia todavía no hace.
-No hace. ¿Usted diría que hay un progresismo más de declamación que de acción?
-Exactamente. Creo que usted lo ha dicho muy bien.
-¿El Presidente Macri se inscribe dentro de una corriente liberal, ideológica y económicamente hablando?
-Sin ninguna duda. Yo creo que el Presidente no solo en un lenguaje retórico sino en una realidad. Él está haciendo una política que es democrática, que es liberal, y que está trayendo clarísimamente beneficios a un país que estaba prácticamente contaminado por el populismo, al que el populismo había hecho verdaderos estragos. Entre otras cosas, destruyendo su imagen internacional. Esa imagen de Argentina internacional está recuperando el respeto, la simpatía internacional y eso está trayendo inversiones de nuevo a la Argentina. No, no. Yo diría que clarísimamente el gobierno de Macri es un gobierno demócrata, liberal.
-¿Siente que es un hecho Argentino o es un cambio de paradigma? Por ejemplo con Piñera en Chile. ¿Siente que latinoamérica cambió?
-Yo creo que sí. Yo creo que es una realidad que hoy día, por lo pronto, tenemos muchos menos dictadores que cuando yo era joven donde realmente América Latina estaba inundada de dictadores. Tenemos gobiernos civiles, democráticos, y reformas del tipo liberal sin ninguna angustia. Es el caso de Chile, el caso de Argentina, el caso de Colombia es muy interesante. Yo creo que va a salir electo Iván Duque, que tiene clarísimamente, digamos, posiciones democráticas y liberales. Y hay, digamos, en el resto de América Latina, una desaparición de la popularidad que tenía el modelo utópico socialista. Nadie apoya dictaduras militares hoy en día. Quizá grupúsculos muy insignificantes. Pero tampoco hay el apoyo que había por la revolución armada socialista: eso ha causado tantos muertos, ha justificado tantas dictaduras militares que mi impresión es que América Latina está, hoy día, más o menos curada. Salvo grupúsculos muy pequeños ¿No? De esa fantasía. Entonces, mi impresión es que la orientación del continente es buena.
-Siento que respecto del fenómeno Venezuela, que usted ha escrito y se ha pronunciado tantísimas veces, hay del lado de la izquierda una negación a decir "eso es una dictadura". Con la privación de las libertades, la ausencia de división de poderes… Ya con esto se sabe que no hay Estado de Derecho. Pero siento también que los sectores más liberales titubean en la calificación de Venezuela. ¿Cómo ve eso?
-Mire, es una dictadura Venezuela. ¿Cómo no va a ser una dictadura? Está en manos de una pandilla de gentes totalmente corrompidas. Lo único que funciona en Venezuela es el narcotráfico del que se benefician, digamos, sobre todo la cúpula de generales, ¿no? La ruina del gobierno, la ruina del país, la pobreza, la miseria en realidad en que vive Venezuela… ¿A qué se debe? A unas políticas absolutamente insensatas. Políticas socialistas colectivistas estatistas que muestran a qué extremos puede destruirse un país con semejantes políticas, y la represión en Venezuela no puede ser más brutal. La cantidad de gentes que hay en la cárcel, la cantidad de gentes que han muerto luchando contra la dictadura de Chávez y de Maduro. Mire, hay que ser muy ciegos, muy sectarios, muy dogmáticos para defender, digamos, una política que es la mejor demostración de que no es el socialismo, no es la economía intervenida, no es el desprecio de la propiedad privada sino todo lo contrario lo que trae desarrollo y progreso a un país. Tenemos el ejemplo flagrante, clarísimo, de lo que significa el socialismo en su versión comunista en el caso de Venezuela o en el caso de Cuba. Es un país que está, prácticamente, como castrado. Hay pequeños grupos muy heroícos, pero el país entero está como castrado. Vive una especie de paz de los cementerios, la paz de los sepulcros. Da la impresión que el único espíritu de resistencia lleva a los cubanos a querer huir, escapar, aunque sea en bote, desafiando a los tiburones. Es un país como muerto, ha perdido el espíritu de resistencia. Esos son los ejemplos de socialismo que tenemos en América Latina. Clarísimamente son ejemplos de lo que no hay que hacer si queremos ser un país moderno, desarrollado, democrático, libre, próspero.
Llega usted a la Argentina por primera vez en medio del debate por la despenalización del aborto. Me gustaría conocer su opinión.
Yo estoy a favor de la despenalización del aborto. Yo creo que es la mujer la que debe tener el derecho de decidir si quiere tener hijos o no tenerlos. Yo creo en el aborto hasta los 3 meses de la gestación, después me parece que no, pero hasta los tres meses de la gestación se debe reconocer el derecho de la mujer de decidir si quiere o no quiere tener hijos. El aborto es algo trágico, es algo terrible, es algo que produce horror, me produce también a mi horror. Pero es una realidad humana que está ahí. Prohibir el aborto no es, realmente, terminar con el aborto. Es, simplemente, condenar a las mujeres que recurren al aborto, que son y serán por desgracia muchas, a utilizar la manera clandestina de practicar el aborto con los riesgos, las muertes, las tragedias que ocurren en toda sociedad donde hay prohibición del aborto. Entonces, es un debate difícil. Entiendo perfectamente que haya personas liberales que no aceptan el aborto, pero creo que las razones en favor del aborto deberían prevalecer sobre las otras.
-¿El Adam Smith de la mitad del Siglo XIX hoy vive? Metafóricamente
-¡Claro! Hay hallazgos, logros en el Adam Smith que son una realidad que nuestro tiempo no ha hecho más que confirmar, que ha mostrado, él ha mostrado que la economía libre, la eoconomía en la que el mercado favorece a quien presta servicios más eficaces y eficientes es la que hace desarrollar a los países. Costó mucho trabajo en su época, mucho trabajo, pensar que una persona egoísta a la que solo le interesaba, digamos, su éxito personal, podía contribuir al éxito de la sociedad participando en la libre competencia de un mercado sin trabas y que su éxito era el éxito de la sociedad. Hoy día eso más o menos lo hemos entendido y lo hemos aceptado pero en su época eso significaba la negación de la moral que, se creía, justificaba el funcionamiento de la vida económica. No era así y al final, pues, es la gran contribución de Adam Smith.
-El denuesto mayor que usa Adam Smith es decir que "la mano invisible del mercado fue tal invisible que nunca se vio y que, en todo caso, concentró riqueza en pocos"…
-Mire, para eso, eso es verdad. Para eso el liberalismo inventa, porque el liberalismo lo inventa el principio de igualdad de oportunidades. Las gentes somos distintas, la contribución de las gentes a lo que es el desarrollo de la sociedad es distinta: algunos son más trabajadores, otros son flojos, algunos son más inteligentes, otros no son tan inteligentes, algunos tienen una intuición más oportuna y otros carecen de ella, y entonces es justo que eso signifique no solo contribuciones distintas sino también premios distintos y que el patrimonio no pueda ser idéntico, porque eso solo se consigue a través de la violencia estatal. ¿No? ¿Cómo se combate eso para que la sociedad acepte esa diferencia de los patrimonios? A través de esa igualdad de oportunidades. ¿Y cómo se consigue la igualdad de oportunidades en sociedades que son diferentes? A través de la educación pública y a través de la fiscalidad. Eso han defendido, siempre, los liberales. Y si hay algunos liberales que están dispuestos a olvidarse de eso no son liberales. La igualdad de oportunidades es algo que se puede conseguir y, de hecho, es una realidad en las sociedades democráticas más avanzadas. Para eso es indispensable que haya una educación pública de muy alto nivel, que garantice en cada generación, en cada promoción, una formación que te permita competir en igualdad de condiciones con otros. Y una fiscalidad, una fiscalidad que realmente funcione y de alguna manera elimine el privilegio que significa un hombre muy próspero, una familia muy próspera en sociedades donde hay familias muy pobres.
-Déjeme terminar hablando un poquito de literatura. ¿Qué autor lo está seduciendo? ¿Qué autor está leyendo que lo seduce de estos tiempos?
-Yo creo que hay escritores muy importantes. Yo, por ejemplo, soy un gran admirador y todos los años lo presento como candidato – tenemos derecho los que hemos recibido el Nobel para que le den el Nobel – que es Claudio Magris, que lo admiro enormemente, creo que lo que es muy conocido de él es el Danubio ¿No es cierto? Él ha escrito novelas y ensayos muy brillantes y yo creo que es uno de los grandes escritores de nuestro tiempo y espero que antes de que se muera los académicos suecos, si es que el Premio Nobel sigue existiendo, usted sabe, es terrible, pues, lo reciba.
-Siempre fantaseo con la idea de que hay alguien en las redes sociales que se cruza con esta entrevista, lo ve a usted por primera vez y no cree en la lectura, o no ha tenido la suerte de ser inoculado con el virus de la lectura. Insisto, un virus benigno que uno debería ser portador todo el tiempo y sano de todo esto.
-Sin ninguna duda.
-Invitelo a que lea algo que le va a inocular ese virus.
-Pues una gran novela, yo creo que lea, si es muy joven, Los tres mosqueteros, si es más grandecito, que lea El Quijote, que lea a Balzac, a Madame Bovary, a Dostoievsky, que lea a Los Poseídos, que lea La Guerra y La Paz, que lea a Faulkner, que lea a Joyce, que lea a Proust. La literatura es un mundo maravilloso y yo creo que no hay placer comparable al que produce un gran libro y que no hay nada que enriquezca más la experiencia humana que una buena lectura.
-¿Puedo agregar Conversación en la catedral o corre por mi cuenta? Para mi el que lea ese queda definitivamente prendado de la literatura.
-Me alegra muchísimo que usted cite una novela mía, pero bueno, el decoro me impide apoyar…
-Corre por toda mi cuenta. Ha sido todo un placer.
-Gracias.
La entrevista completa: