Piel de Lava: retrato a cuatro voces del grupo de actrices estrella del BAFICI

Una charla con las actrices de teatro que acaban de ser premiadas en el BAFICI por su actuación en "La flor", la monumental película de Mariano Llinás. Durante la entrevista, hacen un repaso a su trabajo y a su metodología, a la vez que reflexionan sobre la continuidad del grupo que componen

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(Martín Rosenzveig)
(Martín Rosenzveig)

La entrevista que van a leer a continuación ocurrió días atrás. Por entonces, en Buenos Aires arrancaba el BAFICI y los premios eran apenas sueños para los protagonistas del festival de cine independiente. Hoy, en cambio, los premios son realidad: la película de Mariano Llinás ganó la competencia internacional y las cuatro actrices de Piel de Lava comparten el premio a la mejor actriz del festival.

Las chicas de Piel de lava están impecables, pero exhaustas. La noche anterior fueron a ver La flor, la monumental película de 14 horas de Mariano Llinás que protagonizaron durante los últimos diez años. "Es como una experiencia física incluso, ver 14 horas de cine, lo ves al público e incluso le está pasando algo en el cuerpo, es hermoso, y la película es increíble", dice entusiasmada Pilar Gamboa, una de la estrellas más rutilantes de esta edición del BAFICI: dos de las películas más comentadas del festival (La flor y Las Vegas, de Juan Villegas, una comedia dulce que fue elegida película de apertura para esta edición número 20) la tienen entre sus protagonistas. En pocos minutos, con esa misma mezcla de cansancio y emoción, llegan las demás integrantes del grupo: Laura Paredes, Elisa Carricajo y Valeria Correa.

El público cinéfilo tal vez las conozca más por separado y las haya visto juntas por primera vez en La flor. Quienes conocen el under teatral porteño saben que Piel de Lava es uno de los grupos de creación más interesantes que surgieron a comienzos del milenio y que (a diferencia de muchos grupos de esa época, que hoy no quedan más que en la memoria) hace ya quince años que continúa en plena actividad.

De Izquierda a derecha: Elisa
De Izquierda a derecha: Elisa Carricajo, Laura Paredes, Valeria Correa, Pilar Gamboa.Créditos: Agustín Mendilharzu

Este año, con un timing perfecto para quienes quieran conocerlas más, la artista y directora del Teatro Sarmiento Vivi Tellas las invitó a participar del programa "Artista en residencia", que implica la puesta de una retrospectiva, una obra nueva y un workshop. Durante mayo y junio, los viernes se puede ver la primera obra de Piel de Lava, Colores verdaderos, y una especie de reconstrucción muy divertida y conmovedora de Neblina, la segunda; los sábados se exhibe la tercera, Tren y los domingos la última, Museo. Los jueves están dando (la inscripción, por supuesto, ya cerró) un workshop de creación colectiva y el resto de la semana trabajan sobre Petróleo, la obra que estrenarán en julio o agosto de este año.

(Martín Rosenzveig)
(Martín Rosenzveig)

-¿Ustedes se conocieron en el estudio de (el actor, director y profesor de teatro) Alejandro Catalán?

-Pilar: Elisa y yo nos conocimos en lo de Catalán.

-Valeria: Laurita, Elisa y yo nos conocimos en el taller de (el actor, director y dramaturgo) Rafael Spregelburd que rápidamente se convirtió en una obra, Fractal, duró muy poco el taller. Y después también estuvimos juntas en Bizarra, la telenovela teatral que hizo Spregelburd en el Rojas.

-Elisa: Fue como ese mismo grupo que duró muchos años.

-Pilar: Y Elisa y yo empezamos a hacer Colores verdaderos a partir de lo de Catalán, salió de una escena del entrenamiento ahí, que era mucho más corta y nada que ver con la obra que quedó. Y teníamos ganas de seguirla y Eli me dijo "hay una amiga mía que vive en España", porque Vale en ese momento estaba en España, "y está viniendo y me parece que la puede dirigir".

-Valeria: Ya habíamos hecho Fractal y yo me había ido.

-Pilar: Y ahí apareció Vale, a dirigir, y Chachi (Laura Paredes) al toque a asistir. Y después, lo que sigue ya decidimos que queríamos hacer todo las cuatro juntas, las cuatro actuando, escribiendo y dirigiendo, como hacemos ahora. Pero medio que arrancamos así, talleres de formación dispersos.

-Valeria: Sí, y también de conocernos en esos talleres y tener un montón de cosas en común aparte del taller, como una cosa de generación y estilo. Es rara la palabra "estilo"… nos hicimos amigas digamos, pero aparte teníamos intereses en común por afuera. En esa época, a los 20, te hacés amigo de alguien porque vas a los mismos recitales… no sé, digo una de las mil cosas.

Elisa: Quedábamos últimas siempre en las fiestas, últimas literal, eso era un clásico (se ríen todas), seis y pico de la mañana…

Pilar: Se iban todos y era "che, seguimos nosotras".

-¿Se hicieron amigas primero y después empezaron a hacer cosas juntas? ¿O se fueron haciendo amigas a partir del trabajo colectivo?

-Pilar: Casi a la par.

-Laura: Pero podríamos decir a la par, porque no es que tuvimos un año de "amistad pura" sin grupo, sin teatro.

-Entonces la primera obra partió de una escena que Pilar y Elisa empezaron en lo de Catalán. ¿Sienten que algo de lo que se hacía ahí con él quedó impreso, no solamente en ese primer trabajo sino en la forma de trabajar de ustedes? ¿Sienten que es una influencia lo que sacaron de esos talleres?

De Izquierda a derecha: Sebastián
De Izquierda a derecha: Sebastián Cardona, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Valeria Correa, Pilar Gamboa.

-Pilar: Y sí, ¿no? Como que uno siempre está influenciado por sus maestros, en el buen sentido. Después se pelea y… bueno, todo lo que te pasa con un maestro.

-Laura: Y después lo volvés a reencontrar.

-Valeria: Sí, en Museo seguimos diciendo "hay cosas acá spregelburdianas".

-Pilar: Sí, obvio. Igual a la vez… me parece que todo ese momento también… yo hice Catalán y después con (el actor y director) Ricardo Bartís, era un poco como la bandera de lo autogestivo. De poder armar tu propia escena, "arma tu propia aventura". Armá tu propia escena, no necesitás nada más que vos mismo y otro y un nivel de fe en hacer algo. Era eso. Entonces me parece que sí, eso fue quizás lo más significativo.

-Elisa: Por ahí, más que cosas estéticas lo que nos quedó es una idea de modo de producción. Cómo aprender un modo de producción y después hacerlo sobrevivir en el tiempo. Eso sí, claramente, fue de los talleres.

-Valeria: Sí, de esa generación de maestros, de autores y directores. Que a la vez ellos tuvieron unos maestros que nada que ver, venían de otro teatro: Bartís, Catalán, Spregelburd, creo que ellos representaron una ruptura.

El de Piel de Lava es un teatro lleno de ideas, pero no solamente en el sentido de un texto intelectualmente ambicioso (aunque también) sino justamente ideas teatrales: ya en Colores verdaderos, la primera obra que armaron con poco más de veinte años, se puede ver en la construcción del mundo de dos oficinistas de los '80 propuestas interesantes en relación con el tiempo (por ejemplo, la obra le dedica varios minutos de silencio al almuerzo de las oficinistas, algo que —uno se da cuenta en la obra— en el teatro se suele pasar rápido justamente para evitar esos silencios) y el espacio (el "hablar a público" se resignifica, dado que en una oficina es verosímil hablarle a una persona que se tiene al lado mirando para adelante).

En sus siguientes obras estos juegos se van haciendo incluso más provocadores: en Tren las chicas hacen muchos personajes, un grupo de mujeres que viajan (en un tren, por supuesto, que tiene una ventana: es una pantalla con audiovisuales de Mariano Llinás y Agustín Mendilaharzu) a un retiro religioso en Mar del Plata; en Museo, las chicas representan a un colectivo de artistas visuales y aprovechan la oportunidad para reflexionar sobre su propio trabajo como colectivo teatral. Neblina, la segunda obra de Piel de Lava, quedará como un recuerdo para los que tuvieron la suerte o el buen ojo de ir a verla en 2005: la reconstrucción que hacen en esta versión, sin embargo, es muy atractiva justamente para conocer el modo en el que trabajan. En Neblina revisitada se muestran mails viejos, aplicaciones a subsidios, vestuarios que sobrevivieron incontables mudanzas y reestructuraciones familiares y algunos fragmentos de la obra que las chicas se animaron a revivir.

-En los textos de sus obras, me da la impresión, se ven huellas de un trabajo de improvisación. ¿Cómo suele ser ese proceso? ¿Eligen un tema, una palabra, una imagen disparadora? ¿Cómo empiezan a improvisar?

-Laura: Creo que primero está el procedimiento y después empiezan a aparecer imágenes o cosas que nos disparan esos procedimientos. Quizás lo primero que se habla es eso, es "por qué no probamos esto". Por ejemplo, en Museo fue muy claro: veníamos de hacer Tren, y fue bueno, probemos a ver si podemos hacer unas especies de mujeres que tenemos muy alejadas, con tacos, más sofisticadas que nosotras. Siempre tiene primero una búsqueda más lúdica, de probar algo. Y después fueron apareciendo procedimientos: "a ver, probemos si se pueden reciclar esos mismos textos y que la obra avance igual, repitiendo los mismos textos una y otra vez". Y después apareció el mundo del arte como justificación narrativa. Pero no siempre empezamos desde los universos tan claros, ¿no?

-Elisa: Sí, en Tren también apareció primero el dispositivo del tren. Como decir bueno, que sea gente que está viajando, que no se conocen entre sí…

-Pilar: Que no se pueden mover, que miran una ventana, más grandes que nosotras…

-Elisa: Y ahí empezó a surgir el evangelismo.

-Pilar: Sí, como que el mundo aparece más tarde por ahí, ¿no? Me acuerdo que en Colores verdaderos fue así también. Eran dos oficinistas, eso estaba desde el principio, pero ante todo la idea era que son dos personas que no se pueden mirar, que están separadas por sus escritorios mirando para adelante…como que primero aparecen esos procedimientos. Después en la búsqueda, improvisando, va apareciendo el mundo digamos, el universo narrativo de la obra, sea el evangelismo, el mundo del arte visual o lo que aparezca.

-Trabajan mucho con estos procedimientos espaciales, como una especie de consignas o restricciones, ¿no? O no se pueden mover, o no se pueden mirar…

-Pilar: Sí, o si una se va… por ejemplo Museo fue un ensayo más claro de ese procedimiento. Era como bueno, hacemos una escena improvisada: si una de nosotras se va, ¿se puede repetir esa escena tal cual, con los mismos textos, con una actriz de menos? ¿Se puede seguir la narración? ¿Se notan las ausencias? Arranca como un dispositivo y después se empieza a investigar.

-Y a la vez sus obras trabajan como con un comentario sobre estos procedimientos. En Tren hay una escena que tienen Elisa y Pilar que parece una clase de teatro; y en Museo la pregunta de "qué pasa si una de nosotras abandona la escena" se puede pensar que es sobre el trabajo colectivo de ustedes, sobre las Piel de Lava.

-Elisa: Hay como un componente documental, esto también, el otro día hablábamos de eso. Llevan tanto tiempo las obras que hay como un componente documental que siempre se termina filtrando, de alguna manera: hay algo de lo que está pasando de lo que vamos pensando que de alguna manera está en las obras. Por ahí no para el que las ve pero para nosotras sí, está claro qué de todo eso está ahí.

-Pilar: Me parece que uno no es tan consciente en el momento en que se pone a crear que tenés ese bagaje. Empezás a probar y después me parece que te cae esa ficha, "ah, porque estábamos en esta pensamos eso".

-Son cosas que se van acumulando, que es un poco lo que hablan en Neblina revisitada: esa idea de ir acumulando lenguaje como grupo. ¿Por qué decidieron armar eso con Neblina? ¿No se reconocían haciéndola entera y tal cual era?

-Valeria: Lo veíamos así naturalmente. ¿Viste cuando decís "esto no me lo puedo poner", o me lo puedo poner pero me va a quedar horrible, llegás a la esquina y decís "vuelvo a mi casa a cambiarme"? Fue así: sabíamos que íbamos a volver a casa a cambiarnos. Coincidimos en eso todas y nos entusiasmaba aparte la idea de probar otra forma, tomar un material y volverlo contemporáneo.

(Martín Rosenzveig)
(Martín Rosenzveig)

-Pilar: Y también usar uno de nuestros trabajos para hablar de nuestra forma de trabajar también era interesante, en este marco de retrospectiva. Era interesante usar esa obra, que fue la que nos unió como grupo y es la única que no hacemos, para hablar del grupo. Fue la obra en la que dijimos "pongámosnos un nombre, somos un grupo". No sabíamos ni en qué estábamos, me parece que teníamos como la ilusión de la banda, de la banda de música, la banda de rock. Era como "sí, ya está, pongámosnos un nombre, seamos una banda", era medio "armemos la pandilla".

-Y ahí se encontraron también con una frustración de algún tipo, ¿no?

-Pilar: De varios tipos (se ríe).

-Valeria: Sí, pero lo que hablábamos justamente es que uno se encuentra siempre en un proceso… por ahí el resultado a veces es más feliz o menos, lo que dice en un momento la obra, a la gente le gusta más o menos, pero en todos los procesos hay momentos de crisis, no te gusta, te confundís…son procesos reales, si no es Disney.

-Hay algo involucrado emocionalmente, incluso.

-Laura: Acuerdo que siempre es parte del proceso, pero justo esa crisis que contamos en Neblina revisitada era la muy fundante del momento en que te preguntás cómo vas a hacer teatro, de qué manera, que por ahí ya no te lo preguntás tanto hoy. Crisis seguís teniendo las mismas, pero por ahí esa fue la que… la que te hace pegar el volantazo, algo de la edad.

-Pilar: Cuando teníamos 25 nos hacíamos esas preguntas que están en Neblina revisitada: ¿qué queríamos con esta obra, "pegarla"? ¿Qué es "pegarla"? Son preguntas que después se van reciclando y uno se las va haciendo pero en ese momento es donde la paleta de posibilidades de qué vas a hacer en la vida es enorme, en donde tenés que trabajar y ensayar y no sé. Justo el otro día Vale decía, sí, yo ya digo "soy actriz", trabaje o no trabaje de actriz, en ese momento no lo decías… más bien te lo preguntabas, ¿soy eso?

-Valeria: Todavía podías abandonar el barco y todo bien. Yo antes de que nosotras arrancáramos estaba en España y por ahí me quedaba a vivir ahí y todo bien también, no digo que no hubiese sido feliz. Y…como eso, o como haberme anotado en la UBA en Psicología, el otro día hacemos el chiste de que todavía estamos a tiempo de anotarnos en la facultad (quizás no en la UBA) y en cuatro años ponernos un consultorio, todavía podemos, no es que no. Todavía sí, pero en ese momento, a los 25… ¡y además estás agotado! Entre que salís de noche, el trabajo de ocho horas, más ir y venir, llegás al ensayo con una carga… llegábamos agotadas. Ahora también, pero en ese momento agotadas y angustiadas. Estar en una oficina todo el día queriéndote morir.

-¿De qué trabajaban en esa época?

-Laura: Yo en Neblina trabajaba en Telefónica, en el 112.

-Pilar: Yo en Serviclub, la tarjeta esa de puntos de YPF, atención al cliente.

-Valeria: Yo atendí ambulancias, trabajé en un templo judío…

-Pilar: En el templo trabajabas en ese momento.

-Valeria: Y después en Kryolan, una empresa de maquillaje. Cuando estrenamos ya estaba en Kryolan.

-Elisa: Yo trabajé menos que las chicas (se ríe). Hice encuestas en una época, otra en un templo como los de Vale (se ríen todas), gracias a Vale que me consiguió una changa en el templo.

-Valeria: Elisa estudiaba todo el día.

-Elisa: Yo hice comunicación en la UBA, iba y venía de la carrera.

-Laura: Es nuestra universitaria, nuestro orgullo.

-Pilar: Claro, "mi amiga el dotor" (se ríen todas).

-¿Y cómo hicieron para sostener quince años el grupo sin que las carreras individuales se llevaran por delante el trabajo colectivo?

-Laura: Es una buena pregunta. Creo que tuvo que ver con la paciencia. Con aceptar que eso venía y en lugar de enojarse con eso darle lugar. Me parece que es la única manera de habernos sostenido…no sé qué piensan.

-Valeria: Pareja abierta.

-Laura: Medio pareja abierta, era la única manera, porque si empezás a tomar eso como falta de compromiso con el grupo moriste, ningún grupo soporta eso.

-Pilar: Y a la vez, también, entender que nunca estaba en peligro el grupo, que el grupo dejara de funcionar… eso era un alivio. Porque por abajo siempre estaba eso, no era "che esta se fue a hacer una película y no vuelve", no pasaban esas cosas.  Era "¿y cuánto tiempo va a ser?", OK, entonces ¿cómo nos organizamos? Era un tema de agenda que se resolvía entre todas. Y también entender que todas necesitamos dinero para vivir, entonces también había una cosa que era muy entendible que es que el grupo recién hoy nos está dando dinero. Entonces, siempre había ciertas prioridades que había que tener en cuenta que era "che, me salió este laburo", bueno, entonces el grupo enseguida se organiza.

Pilar Gamboa en la claqueta.
Pilar Gamboa en la claqueta.

-Pilar: También como que ya sabés que armaste un grupo que es de pertenencia, aunque suene romántico y naif (no lo es), que es un laboratorio que… no sé, uno no deja tan fácilmente los grupos de pertenencia.

-Bueno, la mayoría de hecho se desarman.

-Pilar: Es verdad, digo "uno" no deja tan fácil, quizás es "nosotras" no dejamos tan fácil. Es verdad, no es que hay 70 grupos trabajando y nadie abandona.

-Valeria: Me parece que la clave, pensándolo ahora, fue nunca no tener un proyecto entre las manos. Si tenés un proyecto se puede hacer una pausa, se puede atrasar un poco, pero el proyecto va creciendo también de a gotas o de a chorros. Ahora entre Museo y esto es la primera vez en quince años que paramos un año y ya estábamos "qué hacemos qué hacemos qué hacemos".

-Laura: Y reconocer que todos esos trabajos que hicimos por fuera del grupo también son experiencias que son volcadas al grupo, que alimentan.

-Elisa: A veces se forman grupos por afinidades o por intereses pero son personas a las que les cuesta la grupalidad. La grupalidad no es un abstracto, justo ahora que estamos dando el workshop de creación grupal pensamos, también cada grupo es de una manera. Nosotras somos de una forma, se puede ser grupo de muchas formas: venimos de trabajar diez años con El Pampero Cine, que es otro grupo, que funciona de otra manera, y que en algún momento, cuando empezamos a trabajar los dos grupos juntos, había como una sensación de "no, ustedes deberían funcionar como funcionamos nosotros", "no, ustedes deberían funcionar como nosotras", porque ellos sí, por ejemplo, tienen su economía ligada unos a otros, no toda su economía y demás pero sí, parte de su economía la producen ahí, con eso producen las películas, hay otra relación entre ellos. Pero me parece que tanto ahí como acá somos personas que nos gusta la grupalidad: a veces también la gente se junta pero le cuesta la grupalidad, y eso no te hace ni mejor ni peor, simplemente te dificulta tener un grupo. Yo me doy cuenta ahora también con el workshop, nos interesa, nos calienta, vemos los otros grupos y decimos "ah qué bueno". Hay algo del pensamiento colectivo es algo que nos convoca a las cuatro.

No será esta la última vez que las chicas usen la pareja y los vínculos afectivos como metáfora para hablar del trabajo colectivo. Más allá del caso de Laura Paredes (que convive con Mariano Llinás y tiene un hijo con él), todas hablan de amor y amistad para contar lo que fue el trabajo de La flor.

-¿Y cómo fue ese trabajo con El Pampero en La flor, sumarse a un engranaje que las excedía, por tanto tiempo?

-Valeria: Justo hoy, comentando La flor con una amiga, recordaba un texto que era de Héctor (el actor y director Héctor Díaz, que colaboró en la dirección de Neblina) en Neblina revisitada, que habla de los actos inocentes, que los actos inocentes son en definitiva los mejores. Fue inocente el encuentro y el proyecto.

-Pilar: Inocente entendido como sin especulación.

-Laura: Ayer, al final de la proyección, alguien del público preguntaba "¿sabían que iba a durar todo ese tiempo?", y Elisa contestaba que por ahí si hubiéramos sabido eso nos bajábamos todos del barco. Y después al revés: cuando es inocente y seguís porque te seguís viendo porque te gusta, y nos juntábamos todos dos veces al año para filmar y la pasábamos espectacular, como que no estás pensando ni siquiera para adelante demasiado, no estás pensando "eh, un proyecto de diez años".

-Valeria: ¡Como una pareja!

-Laura: Claro.

-Pilar: ¡Por eso fracasa el matrimonio "para toda la vida"! Por verbalizar eso, "para siempre y por siempre y para toda la vida", ¡no!

-Elisa: Viste que están esos que conviven diez años, se casan y se separan.

-Pilar: Es que hay algo de poner en palabras eso de "hasta que la muerte nos separe" que es muchísimo, lo pones así y es aterrador. Cuando es inocente y sin especulación y sin un objetivo final que es que la muerte te separe me parece que es más posible de entender y vivir. Mirá si Mariano hubiese venido y nos hubiese dicho "mirá, son diez años de filmación, la película va a durar catorce horas"…yo creo que le hubiésemos dicho que sí igual porque el enamoramiento estaba y lo íbamos a hacer.

(Martín Rosenzveig)
(Martín Rosenzveig)

-Laura: Sí, pero no sé si lo hubiéramos disfrutado tanto.

-Valeria: Y viéndonos en pantalla, yo miraba y pensaba "ah, todos esos momentos yo no sabía para qué se iban a usar". Y qué suerte que no sabía en qué momento del engranaje iban y qué sentido iban a tener. Si yo hubiese sabido no hubiese estado así de fresco, de lindo.

-¿Ustedes lo conocieron a Llinás con Tren?

-Laura: Antes, con Neblina.

-Elisa: Surgió como un proyecto de filmar Neblina… él fue a ver la obra y le encantó, Héctor Díaz que era el director le preguntó si le interesaba… entonces nos empezamos a juntar una vez por semana ahí en El Pampero, con él y con Agustín, nosotras y Héctor, a comer empanadas, qué sé yo, y a escribir un guión, y también empezó a ser como eso, una relación muy lúdica…

-Laura: Intensa.

-Elisa: Y básicamente de eso, juntarnos una vez por semana a comer empanadas y tomar vino y reírnos y en el medio escribir un guión que nadie entendía muy bien para dónde iba y que finalmente nunca se hizo. Y después de un año y medio de eso Mariano dijo "no, esto no va para ningún lado". Todos sentimos que era un poco cierto, que el guión no estaba ocurriendo…y dijo "pero vamos a hacer otra película". Bueno, bueno (pone voz de que en ese momento no se lo creyeron mucho), dale. Y en octubre de ese mismo año estábamos en San Juan filmando el capítulo 1 entero. O sea como que ahí fue como una inyección de "se va a hacer, se va a hacer, se va a hacer".

……………………………………………..

Los días de las chicas hoy transcurren entre el workshop de creación colectiva que empezó hace unos días y los ensayos de la obra nueva, de la que todavía no se animan a decir mucho, aunque algunos datos ya trascendieron.

-¿Cómo viene Petróleo?

-Valeria: Re bien, tenemos muchas ganas de arrancar con la obra nueva porque el otro día decíamos, va a traer toda la inercia que traemos, el motor de lo que hicimos en estos tres meses.

-¿Es verdad que hacen las cuatro de varones? ¿Van a estar caracterizadas, componiendo?

-Pilar: Sí.

-Elisa: Estamos en esa búsqueda. Entendiendo qué es eso, y qué nos pasa con eso, y … ahí entran un montón de lecturas y de temática de género muy directamente, y después una relación lúdica con eso para entender qué nos pasa, qué nos divierte. Estamos todavía viendo qué va a ser.

-¿Investigan después de improvisar, para construir universos narrativos?

-Laura: Sí, en general hay una investigación paralela.

-Pilar: Claro, como que va en paralelo, porque a medida que vas investigando vas escribiendo, porque también es cierto que en nosotras el disparador viene mucho de la improvisación y algo de eso en los textos se puede ver pero también hay momentos de escritura. Sobre todo con Petróleo

-Elisa: Hay momentos concretos de investigación. En Tren hubo toda una investigación sobre una iglesia en concreto, hay textos de esa iglesia, lecturas, todo, cosas como sobre el evangelismo y en Museo hubo toda otra investigación sobre el mundo del arte, y ahora en Petróleo también.

Pilar: Es en la Patagonia, como en un pozo de petróleo.

-Valeria: En el momento en que no están trabajando, están ahí en el pozo. Tienen que convivir obligadamente…

-Elisa: Pasa que un pozo es una cosa muy poco vistosa. Uno se imagina un pozo de petróleo y es un agujero en el medio del desierto.

-Valeria: Cada vez más es así, antes era una cosa más monumental, Petróleo sangriento (la película de Paul Thomas Anderson) es hermosa.

-Elisa: Son lugares muy despojados en general.

-Valeria: Están ellos ahí en la Patagonia, medio en la mitad de la nada, solitarios, conviviendo. Ya podremos contar.

-Laura: Está muy verde todo, por eso no te invitamos a mirar… hasta nos cuesta contar. Teníamos bastante escrito, después empezó el ensayo de la retrospectiva y quedó un poco atrás. Hoy arrancamos de nuevo con eso.

-La última: ¿piensan que hay algo del grupo que está resonando ahora también por las reivindicaciones de género que pasaron a un primer plano? ¿Algo sobre el trabajo colectivo y el trabajo de mujeres, que ustedes vienen investigando hace quince años? Y justo se ponen a probar el "cambio de género"…

-Valeria: El feminismo y la lucha de las mujeres es algo que viene desde hace un montón y que ahora estamos en un momento clave en que se está iluminando. No inventamos nada, jamás diríamos eso.

-Elisa: Me pasó también viendo La flor. Varias personas me dijeron "es re feminista la película" y me parece que la película no sé si se plantea nada, pero hay algo de poner a las mujeres como protagonistas, de tratarlas amorosamente, de no ser machista en la mirada, que necesariamente construye feminismo, empodera.

-Pilar: Hoy leía un reportaje a Mariano (Llinás) que le decían esto, le preguntaban lo mismo: elegiste trabajar con mujeres justo en este momento… y él decía "la mujer siempre fue del cine, el cine es femenino". Y me parecía lindo eso. Lo que pasa es que siempre hubo pocas mujeres con posibilidades de llegar a dirigir, pero en realidad, Mariano decía, "no sé si hay cosa más linda que filmar a una mujer".

(Martín Rosenzveig)
(Martín Rosenzveig)

-Laura: Sí, es más el cómo filmarlas que el filmar mujeres, porque filmar mujeres se filman siempre.

-Valeria: Igual en teatro me parece que sí es una novedad… no a partir de nosotras pero sí es una novedad que se les dé lugar a las dramaturgas y directoras. Si vos te ponés a mirar es una novedad, por ahí ya tiene diez años, pero no más.

-Elisa: El año pasado igual las estadísticas acá en el teatro eran pobrísimas.

-Valeria: Sí, hablaban de algo así como un 20% de obras dirigidas por mujeres, es deprimente. Pero incluso esto, ya está naturalizado, antes no sé qué existía, Alejandra Boero y olvidate.

-Pilar: Sí, Cristina Banegas…

-Laura: Laura Yusem… pero todo así, las podemos nombrar a todas de lo pocas que son.

-Valeria: La figura de la directora de teatro es rarísima, que se le dé lugar.

-Elisa: Y sin embargo en los talleres de formación hay mayoritariamente un público femenino. Ni hablar en la danza, que es desproporcionada la relación, y después la mayoría de los directores son varones.

-Valeria: Sobre todo cuando hay dinero. En los ciclos y centros culturales está lleno de mujeres. Pero la plata se reparte entre varones. Todavía nos falta mucho.

 

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