Y llegó también al teatro esa irrefrenable voluntad de capturar al espectador y mantenerlo ahí, en vilo, entusiasmado y con ganas de saber más. Ya venía sucediendo en el cine y ni qué hablar cuando aparecieron todos los sistemas de streaming con series de varias temporadas que necesitaban de una audiencia con hambre de más y que no se satisfaga con un solo capítulo y, en cambio, se quede prendida con el bendito cliffhanger (literalmente colgado de un acantilado) que el final de cada capítulo de serie de suspenso tiene, ese gancho que exige un click más y más.
El teatro aunque siempre se haya dedicado más bien a bucear en los dilemas y conflictos humanos no se quedó atrás y aparecieron unos cuantos ejemplos con enganches cargados de suspenso y misterio. Asesinatos, muertes, intrigas, personajes con algún tipo de poder desembocaron en la escena.
No existirá en el teatro unos montajes ni unos efectos especiales al mejor estilo Hollywood pero lo cierto es que las grandes actuaciones que existen en Buenos Aires sumadas a las grandes ideas que proliferan alcanzan y sobran para desarrollar un buen thriller, apasionante, cargado de misterio o incluso de humor porque, como el teatro nos tiene tan bien acostumbrados, su originalidad está siempre a la vanguardia.
Aquí cinco opciones para no perderse. Bien distintas entre sí: desde un musical, pasando por una autoficción, una obra cargada de humor, otra más bien ligada a la magia de circo y finalmente una llena de sentidos.
La ira de Narciso
Si hay un género que puede producir una atracción tan fuerte que no se puede soltar por un segundo la atención ese es la autoficción. ¿De qué se trata? Bien, Sergio Blanco, el dramaturgo uruguayo pero radicado en Francia es experto en el asunto y su obra, Tebas Land, ya estrenada el año pasado y que sigue sus funciones, anotició a Buenos Aires de este género y el público mostró un gran interés. Por eso, este año la directora de Tebas Land, Corina Fiorillo volvió a Blanco y subió a escena La ira de Narciso, un unipersonal que interpreta brillantemente Gerardo Otero (en Tebas Land hace dupla con Lautaro Perotti).
Una autoficción es ni más ni menos que un género tan mentiroso como excitante. En su génesis, un hecho de la vida "real" del escritor impulsa una historia. Pero ¿acaso existe obra de arte que no parta de alguna imagen, recuerdo, idea ciertamente "real"? Se llama, en dramaturgia, imagen disparadora a aquella que sirvió para que el escritor desarrolle su historia.
En este caso partirá de algún hecho real vivido por Blanco para luego desplegar una ficción. Qué es "cierto" y qué no, no lo sabremos. Y ese es el primer punto atrapante por definición. Además, las dos obras de Blanco tienen una muerte y un intento de reconstruirla.
En Tebas Land se trata de un muchacho que ha matado al padre y un escritor que intenta desandar la historia para llegar a la verdad. En La ira de Narciso el crimen es descubierto por el protagonista, el propio "Gerardo Otero", el actor que encarna el personaje de sí mismo. Y ahí comienza el juego de espejos circulares infinitos en el que nos sumerge con maestría primero Blanco en el texto y luego Otero-Fiorillo en la puesta, en el que no sabremos qué es cierto y qué no. Pero ¿qué importa? ¿No es acaso justamente ese el punto milagroso del teatro, esas ganas de creer que lo que se tiene enfrente es cierto por el rato que dure la función?
Otero descubre en la habitación del hotel en el que está alojado unas manchas de sangre. Su intento por descifrar el misterio y el crimen realizado ahí mismo se entrelazará con su propio ser. Una historia dentro de otra al mejor estilo borgeano pero con un dispositivo escénico tan impactante que se vuelve proeza teatral. Gerardo Otero es actor, presentador al tiempo que se ocupa de poner en funcionamiento micrófonos, pantallas, luces, celulares para que ese texto inteligente de Blanco se vuelva espectacular.
Para mí sos hermosa
En la misma línea que La ira de Narciso, aquí hay una sola actriz en escena pero que se multiplica por tantas como requiere la trama. Y eso, sin dudas, es digno de ser visto. Este unipersonal viene rodando desde el 2013 y aunque cada tanto vuelva a aparecer no hay que perder la oportunidad de acercarse a él cuando está en cartel. La actuación de Paula Ransenberg, quien además escribió el texto, es impactante.
Para mí sos hermosa recupera el clima circense de los años 40. Es en Hungría y el escapista, el conocido mago, Harry, El Magnífico, desapareció luego de su famoso truco de escapismo. La obra intentará buscar la verdad -¿escapó? ¿Desapareció? ¿Murió? ¿Qué pasó?- a través del relato de las siete mujeres de su vida, desde su viuda, pasando por sus asistentes y su amante, todas recordarán e intentarán entender qué pasó.
Aunque la magia esté presente en toda la obra, la verdadera está en la actuación de Ransenberg que pasa de una mujer a otra con tanta naturalidad que por momentos se vuelve maga. Incluso en el número de las siamesas Trixie y Lizzi (las asistentes de Harry), Ransenberg es capaz de hacer dos personajes en un mismo tiempo. Divertida, emotiva, inteligente y profundamente talentosa, Para mí sos hermosa, es una joyita del off.
Sunset Boulevard
La versión musical de la célebre película de Billy Wilder, esa que se estrenó en 1950 y se convirtió en un clásico indiscutible, llegó a Buenos Aires hace unas pocas semanas. Generó revuelo, y sí, es que el personaje de Norma Desmond que interpretó brillantemente Gloria Swanson y que luego en la versión musical lo hizo Glenn Close ahora está en manos de Valeria Lynch. Experimentada cantante pero sin trayectoria como actriz. No importa, el director general es Claudio Tolcachir, un director de actores notable.
Una actriz en crisis, en decadencia, sola y olvidada deambula en su mansión con su único acompañante: el mayordomo. La llegada del cine sonoro la confinó al olvido de la audiencia, la crueldad de su tiempo la obliga a vivir el ocaso de su carrera como actriz. A su casa llega por casualidad un escritor joven y bello (Mariano Chiesa) que la cautiva inmediatamente. Él, inmerso en una pésima situación financiera acepta quedarse pero este amor no correspondido terminará en tragedia al mejor estilo del cine negro.
El equipo de trabajo, que en estas puestas requiere de un gran trabajo en conjunto, tiene nombres inmejorables: Jorge Ferrari realiza el diseño escenográfico, Renata Schussheim el vestuario, Gerardo Gardelín como director musical y Claudio Tolcachir como director general.
Clarividentes
La nueva obra del reconocido director y dramaturgo Javier Daulte se trata de una propuesta llena de géneros pero con un rector: derribar cualquier atibo de certeza. Es que Daulte trabaja en esa dirección desde sus comienzos, cuando su dramaturgia despegó de la escena nacional para conocer el mundo.
Siempre posmoderno, mezclando géneros y dejando claro que lo interesante no es bajar línea y mostrar una sola idea posible sino, al contrario, dejar unos cuantos espacios indeterminados que la platea debe completar. Un teatro lúcido que con los años ha conseguido además hilvanar la historia, dando detalles de a poco, utilizando todas las herramientas disponibles para generar suspenso y expectativa.
Un grupo de personas dispuestas a todo arman un proyecto -escénicamente se dispone como un cuadrilátero en el piso que el mismo Daulte diseñó- sofisticado con el que piensan sacar rédito económico. Ese espacio tiene una particularidad: desde adentro no se oye nada ni se ve nada de lo que sucede afuera y al contrario, desde afuera puede verse y oírse absolutamente todo.
El experimento está puesto en marcha. Un hombre llega, ávido por ganar dinero a toda costa y una mujer clarividente, de la cual se aprovechan todos, completan la escena cargada de suspenso.
Clara
Aquí el thriller es cómico. Como para derribar cualquier idea de que el suspenso solo puede ser serio y solemne Sofía Wilhelmi escribió y dirige esta obra llena de humor pero que parte, sí, hay que decirlo, de una tragedia.
Primera escena: un hombre desesperado visita a un neurocirujano famoso por su gran desempeño. Clara, la mujer de este hombre, tiene un tumor cerebral fulminante. La única solución es que este doctor la opere con urgencia, que no aparecerá en la obra, y la salve. Pero la suerte no está de su lado en lo más mínimo y a su pobre situación económica se suma la situación del país. Corre el 2001 y los pocos dólares que este pobre hombre pudo juntar se le escurren entre las manos y tener todo el dinero en efectivo como exige el doctor en plena corrida bancaria parece un imposible.
Luego de esa escena triste casi trágica, en la que además el doctor no parece tener ni un rasgo de humanidad y está todo el tiempo hablando por un vintage teléfono celular, comienza una historia de enredos, de puertas que astutamente son puertas de placar que se irán abriendo y cerrando según avance la acción. Errores, conflictos y muertes tratadas con humor permiten a la platea transitar zonas más oscuras.
De mujeres solo quedará el título. Cinco hombres: el marido de la víctima y su hermano que buscan la venganza secuestrando a este doctor, el novio escondido de este que su fama y su apariencia le impiden mostrarse tal cual es, el doctor y un vecino solamente preocupado por la bendita seguridad.
Cinco actuaciones sólidas que divierten a la platea a la vez que habla de un país a punto de estallar, de morir y de funcionarios que solo piensan en su propio beneficio. Metáforas, desesperaciones, locura, enredo y una muerte que hay que vengar.
*Para agendar
La ira de Narciso, jueves 20.30 y viernes a las 21 en Timbre 4, México 3554.
Para mí sos hermosa, viernes a las 20 en La Carpintería, Jean Jaures 858.
Sunset Boulevard, de miércoles a domingos en el Teatro Maipo, Esmeralda 443.
Clarividentes, sábados a las 20 en Espacio Callejón, Humahuaca 3759.
Clara, sábados a las 20 en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.
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