¿Cuántas ediciones son necesarias para que un premio literario cobre relevancia? Ayer por la noche en La Rural, se realizó la ceremonia de entrega de la segunda edición del premio que otorga la Fundación El Libro —la misma que organiza la Feria del Libro de Buenos Aires—: "No tenemos en Argentina premios de proyección internacional", dijo Oche Califa, director cultural de la fundación, durante el acto, "y pretendemos que este sea uno importante para el habla española". Una de las acciones, por supuesto, es la apuesta de consolidarlo al sostenerlo en el tiempo. Otra es la de entregar un monto importantísimo al ganador: 375.000 pesos.
El premio que debería llamarse "Jorge Luis Borges" —Califa dijo que están tratando de conseguir la autorización— tuvo en esta edición más de 200 postulantes llegados de todo el país, Alemania, Colombia, Chile, Ecuador, Estados Unidos, México, Perú, Uruguay.
Argentina, tierra de cuentistas
Al inicio de la ceremonia, Cristina Mucci, que ofició como conductora del encuentro, recordó a Abelardo Castillo, quien en 2017 fue uno de los jurados del premio. Castillo murió el 2 de mayo; en pocos días se cumplirá un año. Entre el público, que entregó un aplauso cerrado, había varios referentes históricos del mundo de las letras como Daniel Divinsky y Jorge Lafforgue, pero también jóvenes como Ignacio Molina, Sebastián Lidijover, Eugenia Zicavo, Andrés Beláustegui, Tamara Herraiz.
Al igual que la edición del año pasado, que ganó Máximo Chaín con Salir a la nieve, el concurso estuvo dedicado al cuento. Tal vez en ediciones futuras se cambie el género, pero por ahora se mantiene y es casi seguro que la convocatoria del 2019 siga igual. La razón es el vínculo fuerte que hay en la Argentina con el cuento, con Borges como máscarón de proa. Los participantes, que no podían superar los 50 años de edad, debían enviar un volumen inédito de relatos, con una longitud aproximada de entre 150 y 250 páginas. La imposición de un límite de edad tiene base en que la Fundación El Libro considera al premio como un estímulo a una carrera en desarrollo antes que como homenaje a un escritor consagrado.
El jurado estuvo compuesto por Ana María Shua, Eduardo Lalo, Mempo Giardinelli, Carlos Gamerro y Jorge Lafforgue y decidió por unanimidad premiar al mexicano Daniel Salinas Basave por Juglares del Bordo. César Sodero obtuvo el segundo lugar (recibirá 75.000 pesos) con Animal, en tanto que el tercer puesto quedó vacante.
Quién es Daniel Salinas Basabe
Narrador y periodista, Salinas Basabe es autor de doce libros, entre los que se destacan Días de whisky malo (Tusquets), Vientos de Santa Ana (Penguin) y Bajo la luz de una estrella muerta (Foem; que surgió a partir de leer El último lector, de Ricardo Piglia). Ha sido definido como un escritor que se mueve con comodidad en la frontera entre la literatura y el periodismo, entre la ficción y la realidad. En 2001 fue enviado como reportero a la Zona Cero de Nueva York y en 2008, hace 10 años, estuvo becado por la Sociedad Interamericana de Prensa en el seminario Periodismo de Alto Riesgo, en Campo de Mayo.
El jurado destacó Juglares del Bordo "por su originalidad temática, trabajo con la lengua, coherencia interna y la sensibilidad con la que se acerca a un mundo sórdido". La sordidez está dada por una realidad que lastimosamente excede lo literario: el año pasado en Tijuana, fueron asesinadas más de 1700 personas —a razón de 5 ejecuciones por día. El libro toma como eje la vida en una redacción —la del diario El Bordo— para reflejar el estado de violencia que proviene del narcotráfico.
El escritor estuvo presente en la ceremonia de premiación. Pelo largo, barba, camisa de cuero negro, parecía salido de una banda de rock pesado. Muy histriónico y carismático, mostró un fuerte interés por la literatura argentina: mencionó a Borges —por supuesto— pero también a Piglia, Aira, Federico Falco, Mariana Enriquez y Kike Ferrari, entre otros.
"Me siento rodeado de cómplices y secuaces", dijo. "Todos somos lectores y todos los días hemos hecho un acto de magia: al fin del día, ser lector es lo más fascinante que nos ha pasado." Todo su discurso fue un extenso elogio sobre la figura del lector, un espíritu acorde a la Feria del Libro, que en un mes abrirá sus puertas y, entre los millones de libros que ofrecerá, estará también el de Salinas Basabe.