Obras de teatro hay muchas; más experimentales, menos, que narran un buen cuento, que nos piden más participación, que nos exigen que nos quedemos callados y escondidos. Y un largo etcétera. Las opciones en Buenos Aires son prácticamente inabarcables. Por eso el tan amado "boca en boca" funciona casi como una de las pocas garantías palpables. Pero, claro, además de esa cantidad abrumadora de obras hay algunas que sobresalen por su rareza, por su imposibilidad de definirse, de encasillarlas en algún formato, porque llaman la atención.
Aquí cinco propuestas que son más bien experiencias teatrales y que piden a un espectador dispuesto al salto al vacío. Al encuentro con lo inesperado. Un espectador con ganas de salir del esquema clásico "platea-escena".
Conejo blanco, conejo rojo
Así como el invento del cine significó una verdadera oportunidad para conocer el mundo, Conejo blanco, conejo rojo es una perfecta manera de acercarnos a las realidades de lugares tan lejanos como desconocidos para la mayoría de los porteños. Es que se trata de una obra de Nassim Soleimanpour, un iraní que actualmente reside en Berlín pero que la escribió hace siete años cuando por orden judicial no podía salir de su país tras haberse negado a hacer el servicio militar.
Llegada hace unas pocas semanas a Buenos Aires, esta obra muy probablemente se convertirá en poco tiempo en boom. Eso es al menos una hipótesis pero apoyada en lo que sucedió con esta obra en muchas partes del mundo: se presentó más de mil veces en todo el mundo, fue interpretada por actores desde Kevin Spacey a Whoopi Goldberg, en 25 idiomas. Los productores de Timbre 4 se animaron y la trajeron a esta ciudad para que espectadores y actores se encuentren en esta experiencia que implica sí, realmente sí, un salto al vacío. Es que quienes vayan a ver esta obra no sabrán de antemano mucho, no hay argumento, no hay actores, no hay información. Solo misterio, preguntas y unas ganas de encontrarse con ese material.
La propuesta es así: un actor o actriz, definidos de antemano, entra a escena con unos pocos objetos. Ahí mismo y a la vista de todos la producción le entrega un sobre cerrado con la obra. Una silla, una mesa, un micrófono y una escalera es lo único que hay en escena. Luego el actor comenzará a leer la obra. Lo que suceda de aquí en más es propiedad única de quienes participen en la experiencia. Un verdadero desafío para el actor y una verdadera muestra de fe y fidelidad por parte de la platea que se llena seguro de aquellos que quieren ver en acción a ese actor o actriz.
La experiencia comenzó el 5 de marzo pasado de la mano de Claudio Tolcachir, lo siguió Daniel Hendler, Marco Antonio Caponi, Julieta Venegas y para la próxima función –los lunes, el día no teatral que posibilita que casi todos puedan participar de la experiencia al menos una vez– está prevista la participación de Verónica Llinás. La lista sigue, muy prometedora: Dario Sztajnszrajber, Osqui Guzmán, Dolores Fonzi, Julieta Cardinali, Cecilia Roth y Rafael Ferro son los nombres ya confirmados para abril.
Una de las claves es que nada de lo que sucede ahí puede (ni debe) ser contado para que la sorpresa, o al menos la curiosidad se mantengan intactas. El autor iraní demuestra una vez más que para el arte las fronteras no existen y que, en cambio, se vuelve un idioma universal en el que podemos entendernos y acercarnos.
En el nombre del nombre
"Ya desde el nombre me propuse jugar con el artilugio de dejar a un lado posibles nombres de géneros o disciplinas, inclusive el término performance poner, en cambio, el foco en la idea más amplia de obra, cuenta Mariana Obersztern, la directora teatral convocada para curar este ciclo en el CCK. "Lo que me movió a esto es el deseo de empatizar, o subrayar el modo —si se quiere más licencioso— de los artistas al trabajar, quienes la mayoría de las veces a la hora de encarar sus tareas no están pensando en clasificaciones, sino más bien abocados a una entrega más ciega, a tientas, a seguir las rutas probables o improbables hacia las cuales sus obras los conducen", define la curadora.
Invitó entonces a cinco artistas de distintas disciplinas y de diferentes generaciones a que trabajen pensando en esta idea como rectora, compenetrados con su propio quehacer y con los materiales con los que suelen trabajar. Diana Szeinblum (bailarina, directora, coreógrafa), Alan Segal (artista visual y videasta), Agustina Muñoz (actriz, autora y directora teatral), Cecilia Szalkowicz (fotógrafa y artista visual) y Juan Onofri Barbato (bailarín y coreógrafo), produjeron sus obras especialmente para esta ocasión. "Lo que los reúne, o lo que busqué al invitar a cada uno en particular, es justamente esa cualidad, esa manera de vincularse con el trabajo artístico", remata Obersztern.
Relato situado
Relato situado es la propuesta que lleva adelante hace unos cuantos años la Compañía Funciones Patrióticas y este 24 de marzo es una nueva oportunidad para conocerla. Desde las 21 horas se llevará a cabo Relato situado, los barrios tienen memoria. Serán cuatro recorridos posibles (dos en Almagro, uno por La Paternal y otro por Villa Crespo) de baldosa a baldosa. Es que la propuesta conecta espacios significativos, espacios que tienen peso y memoria, espacios testigos de la ferocidad de la última dictadura militar. Estos cuatro recorridos a pie y que requieren de una gran participación y unas ganas de involucrarse se dan en simultáneo y son propuestas diferentes performáticas para que los espectadores se topen y dialoguen con espacios que transitan a diario pero que se resignifica cuando es mirado desde otro ángulo.
"La recaudación a la gorra será destinada a colaborar con la tarea de colocación y reparación de baldosas por la Memoria", aclara la Compañía que además de una gran voluntad por despertar y sacar de la indiferencia alienada de aquellos que transitan estas cuadras muchas veces sin advertir el peso pesado que la historia carga en ellas, presenta un trabajo estético profundo. Una gran oportunidad para pasar un 24 de marzo recordando que el horror está cerca.
Acá no hay fantasmas
Qué mejor idea que conocer uno de los teatros más importantes de la ciudad, con más de 90 años y miles de historias y mitologías circulando por ahí que hacerlo en modo teatral. Conocerlo por dentro es un gran plan. Y desde hace unos años esta idea pisó con fuerza y las propuestas de recorrerlo por propios actores y con directores que armaban una historia en el andar fue tan exitosa que este año se suma Lisandro Rodríguez, un director tan polémico como creativo (en cartel tiene Fassbinder, todo es demasiado en el Cultural San Martín y el año pasado montó Dios en el Centro Cultural Recoleta).
"A la visita guiada en la que formalmente la gente recorre lo que se puede del Teatro Cervantes voy a sumar las preguntas que me vengo haciendo: qué sentido tiene hacer hoy teatro cuando a nadie le importa mucho que se hable de nada y solamente se dice si es buena o mala la obra; cuál es el lugar del teatro en este momento tan particular del país", cuenta Rodríguez en pleno proceso creativo porque su versión se mostrará desde el sábado 14 de abril.
Así como el director teatral Gustavo Tarrío el año pasado aportó en La guiada (su versión de visita guiada) sus preguntas políticas, reflexiones sobre lo nacional, lo exportado, cómo se funda esta identidad nacional y una serie de ideas disparadoras muy ricas, Rodríguez hará lo suyo. "Investigué sobre las historias y anécdotas de apariciones, de fantasmas. Lo que me interesa del lugar es que la gente pueda percibir el tiempo dentro de un edificio teatral", repasa Rodríguez.
¿Querés ser feliz o tener poder?
Cuando el espectador compra su entrada, en general, sabe que verá la obra tal o cual que tal o cual le recomendó por tal o cual motivo. Acá no sucederá exactamente eso. Para empezar, la primera indeterminación con la que se topa el espectador es que no sabrá de entrada si será del bando de la felicidad o del poder. Y esto será fundamental para lo que verá a continuación.
Ni bien entra se le otorga un número al azar: el 8 le permitirá encontrarse con tres (también definidos al azar) micromonólogos del mundo de la felicidad y el 9 los ligados al universo del poder. Situación compleja de entrada porque de este modo, para ver los monólogos del otro universo deberá volver y esperar que le toque el otro número. Pero, las reglas son las reglas y en esta propuesta de Cecilia Propato las reglas son estas. Planteado así, el espectador con su número ingresa a la gran sala que contiene 20 boxes, en cada uno de ellos un actor con su monólogo se encontrará con un espectador dispuesto al juego de ser el único testigo de la experiencia teatral. Lo que suceda allí dentro lo sabrán solamente el actor y el espectador. Una proximidad interesante e intensa que no permite distracción.
Para agendar:
Conejo blanco, conejo rojo, los lunes a las 21 en Timbre 4, y el sábado 28 de abril a las 20.30 función especial.
En nombre del nombre, el ciclo se extiende hasta el 6 de abril. En días miércoles y viernes, de 19 a 21 en el CCK.
Relato situado, sábado 24 de Marzo, 21 horas, cuatro recorridos a pie en el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Más información: http://www.alternativateatral.com/ficha_evento.asp?codigo_evento=1927
Acá no hay fantasmas, desde el 14 de abril, sábados a las 11 de la mañana en Teatro Cervantes.
¿Querés ser feliz o tener poder?, sábados a las 21 en Espacio Aguirre.
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