Andy Goldstein y los ojos de la dignidad humana

Hace días, se inauguró en FoLa la muestra “Inventarios. Fotografías 1973-2012” que ocupa todas sus salas. Se la puede visitar hasta el 13 de mayo. En esta nota, un recorrido por todas las series expuestas con Goldstein como guía turístico

San Juan Tepecoculco, México, 2010. De la serie “Vivir en la tierra” de Andy Goldstein.

"Un centro neurálgico de la fotografía". Así define Andy Goldstein a FoLa —acrónimo de Fototeca Latinoamericana—, justamente aquí, en FoLa, rodeado de sus fotografías: el trabajo de toda una vida.

Cuando estaba por cumplir 74 años, entendió que ya era hora de que todo ese desorden de creatividad se agrupe en torno a una gran muestra retrospectiva. "Pensé dónde me gustaría hacerla, porque total uno empieza por pensar, y el lugar ideal era este", le dice a Infobae Cultura en este mediodía de martes. Detrás de los anteojos, su mirada es apacible; su ropa discreta, cómoda, y su oratoria no deja misterios ni entreveros: habla con mucha claridad.

Pero antes de escucharlo (o leerlo), un recorrido por su obra. ¿De qué se trata iInventarios. Fotografías 1973-2012/i?

Andy Goldstein (Foto: Lihue Althabe)

Se puede entrar por la calle Godoy Cruz pero es mejor hacerlo del otro lado, por Juan B. Justo, meterse en el Distrito Arcos, atravesar el anfiteatro con el sol en el cielo, las plantas puntiagudas que brotan de las macetas, los locales con ladrillo a la vista y la gente que toma café o recorre vidrieras. FoLa está en un primer piso, entonces, luego de la escaleras y una recepción llena de libros, la imponencia.

Son tres salas y, para esta ocasión, las tres están ocupadas por la muestra de Andy Goldstein. La primera sala es enorme, gigante: cuenta con las series Gente en su casa de 1985 —que incluye psicoanalistas, encargados de edificios, 16 hermanos, familias de inundados—, Ezeiza de 1973 —aquel fatídico 20 de junio cuando Juan Domingo Perón volvió del exilio y se produjo la masacre que causó 13​ muertes y más de 300 heridos— y Río Cuarto de 1974.

La segunda sala, más pequeña, tiene seis gigantografías a todo color pegadas a la pared; es la serie Vivir en la tierra de 2012 donde Goldstein fotografió gente posando en sus casillas precarias en distintas partes de América Latina.

Canaán, Haití, 2011. Otra de la serie “Vivir en la tierra”.

La tercera, el mismo tamaño que la segunda, contiene La muerte de la muerte de 1979 —detalles de lápidas— y Arborescencias de 1995, que se trata de, en sus propias palabras, "la disrupción en la línea, y es como arqueológico para la fotografía digital, pero me pareció que tenía sentido mostrarlo". A diferencia del resto de las series, ésta no fue incluida en el libro que publicó a fines del año pasado editado por Edhasa. Pero acá sí está, completando la muestra, dándole un nuevo matiz.

"Se podría decir que Arborescencias es un montaje de imágenes digitales que están recortadas y manipuladas. Vos pensá que una cámara digital como esa —dice Goldstein y señala al fotógrafo de Infobae que le apunta con su lente— era impensable, lo que había eran unas que no tenían casi nada de capital, muy burdo. Lo que yo estaba investigando era qué potencialidad tenía el Photoshop, por un lado, y por otro estaba en un proceso interno que tenía que ver con la relación entre hombres y mujeres, la culpa, la cruz, el árbol… esos temas y no encontraba cómo sacar eso afuera. Primero hice un intento chistoso, empecé a pintar con óleo. Y después me di cuenta que lo podía hacer con fotografía. Era el Photoshop 1; si te equivocabas, sonabas. Hoy tenés el historial que podés ir para atrás, en cambio antes no podías remendar, tenía que empezar de nuevo".

Hay, además, un cuarto espacio, el auditorio, que proyecta un audiovisual titulado Buenos Aires 1975 con imágenes de una ciudad lejana, extraña, de hace apenas 40 años. Así se completa el recorrido por esta muestra que recopila gran parte de la obra de uno de los mejores fotógrafos argentinos.

De la serie “Arborescencias”, de 1995. (Foto: Lihue Althabe)

Lo que nos envuelve en esta sala principal son retratos. No, no son sólo retratos; hay algo más. El sujeto fotografiado no está solo. Está en el centro, pero no es el centro. Hay una escena que supera al individuo, o mejor: lo completa. "Si uno quisiera hacer una definición muy formal es gente que está posando, mostrando el contexto y que saben que están posando. No es una instantánea, no es una foto robada. Tienen plena conciencia que están posando para una imagen. Yo les decía que iba a trascender, que iba a ser publicada en un libro, cosa que finalmente sucedió. Pasaron como 25 años hasta que lo pudo hacer", cuenta.

"Hay una tonelada de tiempo entre una serie y otra. Yo tomé la decisión de trabajar con distintos grupos sociales, subculturas. Tomando el corte actual de lo que era la cultura del siglo XX. Me puse a pensar qué significaría para la gente en general posar para una foto. Hice un listado larguísimo, algunas las pude concretar y otras no", comenta sobre las series de esta sala: encargados de edificios de lujo, psicoanalistas, bailarines, los 16 hermanos.

Andy Goldstein (Foto: Lihue Althabe)

"Entre los grupos estaba uno de gente que vivía en una villa. Quizás por reverberación del trabajo de Fernando Birri, busqué un asentamiento de inundados a la orilla del Paraná en Entre Ríos. Me conecté con uno y con otro y con otro hasta que logré, lo que se llama antropológicamente, un informante, que es alguien que está adentro, o mitad adentro y mitad afuera, y tiene la confianza de la población para introducirme. La secuencia fue así: un alumno mío de aquella época vivía cerca, conocía a una maestra de la escuela de la villa que me contactó con un chico muy jovencito de la villa, que era como el pícaro, que es ese, el segundo de abajo —dice Goldstein y señala una foto donde un niño de alrededor de diez años posa con su desmesurada cara de atorrante—, que conocía a todos y que todos lo conocía a él. Es el que me llevó de la mano y les decía: 'acá viene éste a sacar fotos'".

Antonio Molinas, 28 años, portuario; Patricia Braunfelds, 22, ama de casa. De la serie Inundados, en Gente en su casa, 1988. (Foto: Lihue Althabe)
El niño con la cara de atorrante, el informante de Goldstein. Inundados, Gente en su casa, 1988. (Foto: Lihue Althabe)

"Si tocás timbre, te abren la puerta y ¡chic!, sacás la foto, te matan. No, hay que establecer un vínculo —cuenta sobre la parte profunda de toda disciplina artística, la humanidad—. Y ese vínculo puede ser de un par de minutos, no es necesario quedarte a vivir un año. Tenés que hacer que te crean y que se den cuenta, porque lo tenés que estar sintiendo porque sino no funciona, que vos estás realmente interesado en registrar y documentar. Entonces mi punto de partida era decirles en todos los casos lo mismo: 'estoy haciendo un libro de fotos'. Y en este caso: 'estoy fotografiando gente en situación de extrema pobreza'. O sea, yo verbalizaba, no ocultaba ese hecho. No les decía: 'los quiero fotografiar porque son muy lindos y acá se vive muy bien y hay buen aire'. No, les decía que lo que quería es que posen para mí y que me muestren su espacio vital. Lo que estaba enfatizando era la pose, los hacía posar en todo el sentido de la palabra. Es más, para que internalicen esta idea de que estaban posando, les pedía que posen un tiempo muy largo. No era una instantánea, era varios segundos".

Detalle de una foto de la serie “Vivir en la tierra”. Barrio El Recuerdo, Bogotá, Colombia, 2011. (Foto: Lihue Althabe)

¿Y cómo reacciona una persona cuando un fotógrafo le pide que pose? ¿Qué es lo que se forma en la mente del retratado en esos segundos donde el lente apunta y luego captura?

"Yo creo que, en líneas generales —responde Goldstein—, se sienten muy honrados. Sienten que tienen algo para mostrar, algo de adentro. Y por eso creo que lo que sale es la dignidad del ser humano, que creo que es lo más importante de mostrar. No importa qué condiciones de vida tienen, para ellos es su vida, es su persona y es su espacio vital".

i* Inventarios. Fotografías 1973-2012br/ /iTodos los días de 12 a 20 horas (miércoles cerrado)
Hasta el 13 de mayo
Distrito Arcos
Godoy Cruz 2626 — CABA
Entrada general: $100 | Estudiantes y jubilados: $50

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