Juan Carlos Colombres no sólo tenía un parecido físico a Henri Désiré Landru, el famoso asesino serial y femicida francés conocido como "Barba Azul de Gambais", también nació el mismo día en que este murió. La guillotina de la cárcel de Versalles cayó sobre el cuello del asesino justo cuando el futuro dibujante salía al mundo.
"Nací el 19 de enero de 1923 —dijo en una entrevista—, justo el día en que guillotinaron en Francia al asesino Landrú. El presidente, entonces, era Hipólito Yrigoyen, y el santo que figuraba en el calendario el 19 de enero era San Canuto. Por eso mi padre quiso ponerme Hipólito Canuto. Mi madre se negó y la hizo peor, me puso Juan Carlos, como Onganía".
A partir del martes 13 de marzo a las 19 horas, la se podrá visitar la Biblioteca Nacional inaugura la muestra Breve Historia Universal de Landrú en las salas Leopoldo Lugones y María Elena Walsh. Un recorrido por las siete décadas de su trabajo como humorista gráfico, pero también girará puntualmente en torno a Génesis Novísimo (1939), el cuaderno Avón donde Landrú dibujó mientras cursaba el colegio secundario. Esos trazos, esos garabatos responden a una imaginación embrionaria prefigurando todo lo que vino después.
Con el correr del tiempo y a fuerza de voluntad, Landrú se ganó un lugar entre los grandes humoristas gráficos de la historia argentina. Su debut fue en 1945, cuando se publicó su primer dibujo en la revista Don Fulgencio, y al año siguiente comenzó con cierta a frecuencia a dibujar para Cascabel, pero tuvieron que pasar once años para que, en 1957, funde la revista Tía Vicenta: 50 mil ejemplares de tirada y un público hambriento que gozaba con sus chistes y sus caricaturas.
Allí participaron Quino, Garaycochea, Basurto, Faruk y César Bruto, entre tantos otros, hasta que fue censurada y clausurada en 1966 por el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía. Que lo hayan dibujado como una morsa no le habrá caído muy bien al dictador.
La fecha de inauguración de la muestra no es cualquier fecha. Tía Vicenta aparecía todos los martes, menos aquellos que caían 13.
Para ese momento, esa emblemática revista era un suplemento semanal del diario El Mundo, que de 200 mil ejemplares aumentó a… ¡300 mil! La censura no podría detener a Landrú, por eso decidió hacer una jugada maestra: le cambió el nombre y le puso María Belén. Dos años después se llamaría Tío Landrú.
Y nunca dejó ni de escribir ni de dibujar, hasta el maldito 6 de julio del año pasado, cuando murió. Tenía 94 años. Hoy su recuerdo es imborrable.
* Breve Historia Universal de Landrú
Inauguración: martes 13 de marzo a las 19 horas
Hasta junio de 2018
Salas Leopoldo Lugones y María Elena Walsh
Biblioteca Nacional
Agüero 2502 – CABA
Entrada libre y gratuita
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