Circulan en los medios y en las redes. Las adoptamos, las padecemos o las convertimos en hashtag. Muchas tienen largos años de vida y cobraron nuevo impulso a partir de los debates que ponen el sexismo en el centro de la escena. Algunas fueron acuñadas por los especialistas en marketing o por el periodismo. Diez palabras que atraviesan, de los modos más diversos, las representaciones femeninas, los discursos sobre género y los memes.
Machirulo. Origen incierto y uso inestable pero siempre despectivo, la Fundación del Español Urgente lo da como neologismo para el "hombre machista, en ocasiones asociado a quien hace gala de esa condición". Pero también señala su empleo en ámbitos más acotados –recogido por el Diccionario gay-lésbico de Félix Rodríguez, de España–, con el sentido de "hombre gay que exhibe formas convencionalmente muy masculinas y, por extensión, es un insulto proferido contra una mujer lesbiana con apariencia muy masculina". En nuestro medio circula asociado al machismo: "Facundo (Arana) es un 'machirulo' como solemos llamar las feministas a estos muchachos que nos quieren enseñar cómo ser feministas y nos retan si somos muy extremas", dijo Liliana Hendel a Infobae.
Empoderar. "Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido", según la definición de la RAE. En nuestro medio, el uso pronominal del verbo y la nominalización "empoderamiento" se aplican con especial frecuencia a las mujeres. "El movimiento del baile es otra forma de empoderarse. Ahora, para todos y todas. Porque las mujeres nos estamos sacando la mochila y los guiones que dicen que si bailás en cola-less sos una perra. Ya fue. Por eso me encanta tener bailarinas mostrando el culo. Y que esos culos no sean necesariamente perfectos. Aguante la celulitis. ¡Aguante todo!", dijo la artista Miss Bolivia al diario La Nación.
Cincuentañera. Al devastador adjetivo "quincuagenario/a" y su alternativa coloquial "cincuentón/ona", se agrega esta variante ponderativa de uso registrado en femenino, que connota juventud por juego paronomástico con "quinceañera". "Hace apenas tres años me habría convertido de un día a otro en una cincuentona, pero ahora –oh, gracias, redactores de revistas de moda y responsables de estrategias de marketing–, tachán… ¡soy una cincuentañera!", comentó Lucía Etxebarría en No me llames cincuentona, llámame cincuentañera, 20 Minutos.
Feminazi. De creación atribuida al político conservador norteamericano Rush Limbaugh, este neologismo ofensivo fue puesto en circulación en los años 90 para descalificar los procedimientos y discursos de militantes feministas. "Las brujas, las histéricas, las locas, las lesbianas bigotudas fueron históricamente las figuras elegidas para caracterizar la insurrección femenina. Feminazi va un paso más allá: obtura toda posibilidad de diálogo, señala un enemigo de lesa humanidad y a una víctima que de pronto se ve beneficiada por todo lo contrario del nazismo, una ciudadanía democrática, virtuosa, anti violencia", explicó Liliana Viola, en El club de la pelea, P/12.
Hembrismo. Neologismo empleado por "misandria: aversión a los varones" y en ocasiones mezclado o confundido con el feminismo. La Real Academia Española, en su servicio de consultorio en línea, apunta: "'Hembrismo', usado en los textos como opuesto a 'machismo', es neologismo reciente y no figura en el diccionario".
Machoexplicación. La Fundación del Español Urgente (Fundéu) propuso este neologismo (que registra la variante "machiexplicación" y el derivado "machiexplicar") como adaptación del inglés "mansplaining", que el diccionario Oxford define como "un término informal que significa (dicho de un hombre) explicar (algo) a alguien, normalmente una mujer, de forma condescendiente". Ejemplo: "Tengo un chabón a punto de darme lecciones de vida, no es mi amigo, ni mi novio, ni mi hermano, ni mi padre, pero al capo le nació llamarme para decirme cómo debería hacer las cosas. Sin hacer el primer pis de la mañana, ya me estaban machiexplicando el universo", Malena Pichot, Amanecer machiexplicado, P/12.
Minitah. Así, con h final, es tal vez la más reciente derivación del lunfardo "mina" (mujer), que proviene del italiano jergal y derivó, entre otras voces, en el diminutivo "minita", el aumentativo "minón", la variante "minusa", los colectivos "minaje" y "minerío", la forma masculinizada "mino" (y su variante paronomástica "ministro"). Circula en redes como forma despectiva y muy frecuentemente autoparódica, que indica banalidad. Se lo encuentra como hashtag:
blockquote class="twitter-tweet" data-width="550">Me vine a hacer las uñas a cambio de no dormir siesta. Odio a esta #Minitah q se apodera d mi cuerpo..
— Pinina (@1Pinipon) December 4, 2017
Sororidad. A partir de "fraternidad: hermandad", se crea el neologismo "sororidad: hermandad de mujeres" (sores). "¿Cómo sería una 'Sororidad', una hermandad de mujeres? Y allí aparece este concepto, muy interesante desde el punto de vista práctico porque implica un pacto con las otras, implica ver a las otras como sujetos de cuidado, orientarnos éticamente hacia la protección de unas a otras". Diana Maffía, en Varones y personas trans también pueden ser feministas", en Infobae.
Manterrupting. Neologismo inglés descripto por Time como el hábito de "interrumpir un hombre a una mujer cuando ella está hablando". Si no se corrige, por lo menos se puede medir, con la app telefónica womaninterrupted, que contabiliza las interrupciones producidas durante una conversación.
Tetazo. Mecanismo de protesta puesto en práctica por mujeres que se manifiestan con el torso descubierto y consignas inscriptas en la piel. "El 'tetazo' celebrado hoy en el emblemático Obelisco de Buenos Aires reunió a casi 1.000 personas, cifra dividida entre los hombres que miraban y las manifestantes, de las que en torno a cien enseñaron sus pechos pintados para protestar en contra de la cosificación del cuerpo de la mujer", en "Tetazo" argentino contra la cosificación de la mujer reúne a manifestantes y mirones, de la agencia EFE.
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