Cerca de doscientas personas en el Auditorio de Radio Nacional esperan la aparición de Joan Manuel Serrat. Afuera en la ciudad de Buenos Aires, en el microcentro porteño, está atardeciendo y los que no han podido ingresar porque el cupo se ha acabado, quedaron en la vereda del edificio para poder escuchar por dos grandes parlantes lo que el cantante catalán diga en la entrevista. Es que se trata no sólo de una estrella sino también de un artista querido por un público, el argentino, que lo ha adoptado como propio. Cuando se hace presente en el lugar, la sala se llena de aplausos.
Habló de todo, de la salida de su próximo disco, en abril de este año, y su afectuosa relación con nuestro país. Pero claro, un comentario valía lo que sucede allá, en sus tierras, Cataluña, donde se debate la independencia de España. "Tratar de explicar lo que está ocurriendo en mi país es muy difícil sin entrar a discutir qué está ocurriendo en España y la respuesta del Estado español frente esta situación. Sin dudas existe un descontento muy grande en Cataluña que solo puede resolverse con voluntad. Si se utilizan en beneficio de grupos o tribus, es muy difícil que no existan situaciones conflictivas", dijo un poco ofuscado.
"Allá en estos momentos están muy preocupados de lo que ocurre allí. Hay una recurrencia monotemática de la que no somos capaces de salir. Tú piensa que en Cataluña en estos momentos no hay gobierno desde no sé cuánto tiempo. No sé si se vive mejor, pero se vive muy angustiado con una situación de este tipo. Ya no depende de la ciudadanía. Pero lo que me preocupa también en esto es el acostumbrarse. Cuando el alma y el cuerpo se acostumbran a algo es una pésima señal", expresó.
"Todo lo que tiene que ver con el mundo del sentimiento es muy manipulable. Y por tanto es muy goloso jugar con estos elementos para mover la sensibilidad de la gente", dijo y agregó, sobre este conflicto y su historia, que son situaciones que "tienen altibajos que son más notorios en unas circunstancias que en otras y que forman parte de la sensibilidad de las personas."
Bajo reflectores amarillos y rosas y delante de una escenografía geométrica, Serrat respondíó todo lo que el periodista Carlos Ares le preguntaba. El público, atento y risueño, escuchaba atentamente y de tanto en tanto alguien se paraba para sacar fotos o levantaba los manos con el celular en la mano para filmar un video. La presencia del cantante español y su humildad característica es un, sin dudas, un privilegio.
El año pasado, cuando había dudas sobre la continuidad de Lionel Messi en el Barcelona, el club de sus amores, no dudó en intervenir. Publicó una conmovedora carta en el diario El País reclamándole a los dirigentes que no lo dejaran ir. "Decidí escribir la carta pública -recordó- porque sentí que no me había quedado claro qué pasaba que no me habían contado todo. '¿Por qué no firma?', me preguntaba. Y decidí hacer públicas mis preguntas".
"Esa actitud la tengo en general en mi vida, pero además se trataba de Messi, que es el jugador de fútbol al que le vi hacer las cosas más hermosas en la cancha", dijo y agregó: "A Messi le debo haber disfrutado de esos momentos hermosos en el futbol y a Ronaldinho, que mi esposa empezara a querer mirar fútbol conmigo."
Días atrás cantó en el Teatro Colón y no dudó en destacar lo impactante del lugar. "Han sido unos conciertos donde he tenido la alegría de trabajar y hacer música con gente de toda edad. Ha sido muy agradable, muy hermoso", comentó.
Por último, no dudó en hacer referencia al querido Roberto Fontanarrosa, quien "ha sido un gran amigo que sigue ausente. Recorro las calles, los aromas, los paisajes y los recuerdos no sirven para llenar ese vacío". También recibió una estampita de San Pugliese por parte de Ares, el entrevistador. En las palabras finales, un detalle: "Si no escuchara los bombos en la calle, no me sentiría en Argentina".
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