¿Por qué hay mujeres que ocupan las tapas de las revistas y otras no? , ¿por qué esas mujeres fotografiadas tenían características en común? A partir de estas dos preguntas, la artista visual Lala Pasquinelli comenzó lo que a priori parecía un viaje personal, pero que con el tiempo se tradujo en un manera de entender un aspecto de la sociedad y, en ese sentido, su curiosidad la llevó a ser la voz, sin quererlo, ni buscarlo, de un grupo mucho más grande de personas que se hacían los mismos cuestionamientos.
Cuando comenzó a compartir sus pensamientos, sus preocupaciones, en las redes sociales, el acompañamiento no tardó en llegar: miles de mujeres y hombres le escribían para decirle que pensaban igual, pero que no se animaban a expresarlo.
Todo este camino derivó en Mujeres que no fueron tapa, un proyecto que no solo se expresa a través de las redes sociales, sino que ya llegó a diferentes escuelas privadas del país, donde -en conjunto- tratan de responder: ¿Salimos las mujeres en las tapas de las revistas? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quiénes? ¿De qué edades? ¿En qué situaciones? ¿Hablando de qué? ¿Qué imagen de las mujeres reproducen las revistas? ¿Nos vemos reflejadas en ellas? ¿Qué nos dicen sobre nosotras? ¿Quiénes son las mujeres que salen en la tapa? ¿Qué estereotipos reproducen? ¿Cómo nos afecta? ¿Dónde están las otras? ¿Cómo nos afecta no ver a las mujeres que están haciendo cosas extraordinarias? ¿Por qué no las vemos?
Así, desarrolla "talleres de hackeo" para escuelas y empresas, en los que trata a través de su mensaje y distintas prácticas visuales busca, sueña, con llevar a la sociedad a un cambio cultural en la forma en que se representa a la mujer.
-¿Cómo empezaste el proyecto Mujeres que no son tapas?
-Yo arranqué, medio casualmente, porque lo que quería mostrar era cómo aparecen las mujeres en las producciones. El estereotipo que aparece en las producciones de moda, especialmente en la gráfica, la hiper delgadez de las mujeres pero también esta cosa muy gestual sin expresión, las bocas todas iguales, las pieles muy retocadas. Quería hablar de eso porque me interesa mucho.
-¿Mujeres que ves en los medios también?
-Sí. Claro. En la moda pasa algo especial que tiene mucho que ver con la delgadez y hay muchos problemas asociados a esos estereotipos en las niñas y en las mujeres. Quería empezar a mostrar eso. Me di cuenta mirando las revistas -en ese momento tenía muchas revistas del diario La Nación en mi casa- y dije qué pasa que son todos varones en las tapas. Empecé a mirar por fechas y me di cuenta que no, era un 70/80 varones y el resto mujeres, pero lo que más me impactó era la diversidad que había en esos varones que aparecían en las tapas, en el sentido de las cosas que hacían. Por ejemplo: un músico, un cocinero, un escritor, un deportista, el que jugaba no sé qué o el que fabricaba vino y cuando aparecían mujeres, eran todas iguales.
-¿Todas iguales en qué sentido?
-Estéticamente. Igual el fondo ya era otra gestualidad, los tipos aparecían sentados, parados. Y en las mujeres era como otra pose, la gestualidad un poco más sexualizada; eran todas chicas muy jóvenes y muy relacionadas al mercado del espectáculo y la moda. Empecé a darme cuenta de esto, que para mí fue lo más importante, que es cómo aparecen los hombres porque las mujeres ya sabemos cómo aparecen, siempre desnudas, siempre sexualizadas. Me di cuenta acumulando, que es el recurso que yo uso en Mujeres que no fueron tapas para mostrar cómo aparecemos, porque en la cantidad recién podés ver. De a una las recibimos todo el tiempo.
-¿Por qué crees que siempre muestran a la mujer de esa manera?
-Es muy aspiracional. Todas crecemos viendo como único modelo a esa mujer joven, delgada, blanca, de pelo lacio largo, que aparece con el cuerpo hiper retocado, hiper sexualizado, desnuda, semidesnuda y que, además, siempre aparece hablando de esto, del amor, de lo sexual.
-El amor, la maternidad y de la dieta.
-Los tips de belleza. Esta cosa de la insistencia en que el cuerpo parezca joven, de tener siempre una apariencia joven. No sé si la vejez, ni siquiera el proceso natural de envejecimiento de los seres humanos, fuese una cosa que no podemos aceptar. Es muy fuerte. Pensá en los medios. ¿Cuánta gente de más de 40 años ves? En general. No te digo solo en las revistas, en la publicidad. Es raro. El hombre grande es un tipo experimentado, sabio, en cambio la mina grande es una vieja. No hay lugar para esa mujer. No hay una valoración de lo que implica el paso del tiempo, la acumulación de la experiencia. El saber, el conocimiento, hay un montón de cosas que nos trae la edad que están buenísimas.
-¿Qué opinás de los títulos, "la diosa del verano", "la mujer del momento"?
-Me indigno, ¿qué me va a pasar? Hay una sección muy especial para hablar de esto que son los medios deportivos en los que nunca aparecen mujeres. Por ejemplo, mujeres que hacen deporte o desempeño deportivo jamás, pero sí aparece la diosa del verano, que es una mina medio en pelotas, con su cuerpo expuesto. Cuántas hay que juegan deportes amateurs, que tienen desempeños espectaculares. No hay nada de eso. Los títulos siempre son de la bomba sexy, como habilitando también comentarios sobre el cuerpo de la mujer. Imaginate esos títulos con imágenes de hombres. En cambio, la opinión sobre el cuerpo de la mujer es si estás divina, si estás más gorda. Eso no es que no genera nada en la sociedad.
-Pero más allá de los medios, ¿no crees que las mujeres siempre nos decimos qué linda que estás, qué flaca que estás..?
-Sí. En relación a eso lo que yo pienso es ¿qué será primero? También creo que los medios, por el poder que tienen, tienen una responsabilidad mayor sobre la forma en que hablan de las mujeres y de cómo las muestran. Y creo que todo eso nos permea a nosotros y nos atraviesa. Cuando voy hacer hackeos de revistas a escuelas o empresas lo que hago en las escuelas es que comparen sus fotos de perfil los varones y las mujeres. Las chicas aparecen mucho más con esa gestualidad, con menos ropa, como esa cosa que vemos en las revistas, en la publicidad; los varones aparecen como son. El foco está puesto en la apariencia, en los pibes, no. Es lo que vemos y lo imitamos todo el tiempo. Para mí estaría muy bueno que nosotros empecemos a decir cuando una amiga pone una foto, divina, diosa, si es una amiga recopada y que la requerés…
-¿Es lo que se espera de una mujer?
-Sí. Se espera que las mujeres nos mostremos así y no estamos esperando que los hombres se muestren así. Y todo lo que implica para las mujeres eso en términos de gasto de energía, de creatividad, de tiempo, plata. Cultivar esto en lo que estamos encasillados, mirarnos desde el afuera y no poder trascender de ese juego.
-¿Cómo crees que debería cambiar esto ?
-Para mí, esto es muy personal, si yo hubiera crecido viendo esas imágenes de chicas que quieren salir así y al mismo tiempo, la misma proporción de mujeres que están haciendo cosas que están buenísimas y que no están ahí por su apariencia física. Cosas por las que aparecen los hombres a los que no se les exige lo mismo que se les exige a las mujeres. Es como dar un poco más, vos tenés que explicar por qué estás ocupando un lugar. Los hombres lo ocupan porque son hombres. Si nosotras creciéramos viendo esas mujeres, probablemente no estaría puesto tanto el foco en la apariencia, podríamos trascender y también estaríamos ocupando otros lugares.
-¿Estás de acuerdo con la eliminación de las mujeres promotoras en la Fórmula Uno?
-Yo creo que están pasando cosas que están buenísimas. Estamos como en el medio de algo, de un cambio cultural extraordinario y por ahí nos cuesta un poco tener el registro porque lo estamos viviendo pero hay un cambio que se está acelerando, que tiene que ver esto, con las denuncias de acoso y cómo se empieza hablar de eso. Porque no es que solo se empieza hablar de acoso, también se habla de la desigualdad salarial, de las tareas de cuidado de las mujeres, se habla de la cosificación, son un montón de cosas que van generando un montón de cambios. Lo siento así.
-Pasan todo este tipo de cosas pero a la vez hay chicas en televisión que salen con poca ropa y todavía se las sigue aplaudiendo. El discurso de estas chicas es decir: la mujer es libre y puede mostrar lo que quiera. ¿Ese discurso lo compartís?
-Es una pregunta difícil. Yo sigo pensando, quizás equivocada y es como mi idea, que el deseo siempre está condicionado, no deseamos cualquier cosa. Nuestro deseo está condicionado por la cultura. Esto de "porque yo quiero" tiene mucho que ver con lo que se espera que yo haga, lo que se aplaude y lo que se aprueba, como seguir aplaudiendo que las mujeres aparezcan desnudas en los medios. Entiendo que muchas veces para algunas mujeres es un medio de vida y empezar a repensar es difícil, es costoso, implica un montón de cosas. Yo tiendo a pensar que nuestro deseo está condicionado por esas imágenes que vemos desde que nacemos y por los estereotipos que se nos imponen. La verdad que me cuesta pensarme en mí misma, inclusive en libertad, a mí me pasa esto y trabajo todo el tiempo con esto, todo el día. Y cuando tengo que ir a un lugar pienso: me dejé las canas, parezco una vieja. Es difícil porque es constante. Es todo el tiempo.
-Cuando empezaste este proyecto, ¿qué tipos de comentarios recibiste?
-Impresionante. Tiene que ver de por qué seguir haciendo lo que hago. El proyecto creció por eso, yo empecé a decir estas cosas que a mí me pasaban y me parecían, y como yo creía que esto nos había afectado y afecta a muchas mujeres, en la autoestima, en la percepción del propio cuerpo, en sentir que tu cuerpo no está bien cuando ves el cuerpo que tenés. ¿Por qué tenés que encajar en un modelo que no tiene nada que ver con vos ni con las mujeres de tu familia? Probablemente te vas a parecer más a ellas que a las que ves en las revistas. Fue impresionante la cantidad de mujeres y varones, que me empezaron a escribir, que siempre habían pensado esto. Cuando vos escuchás a alguien que te refiere algo de lo que vos sentís, alivia.
-¿El hombre es culpable de que existan este tipo de mujeres?
-Creo que los hombres también fueron educados en la misma cultura que nosotras, que les dice que ser hombre es ser macho, insensible, no llores porque sos un maricón. Todas estas cosas son de mujeres. Vos tenés que hacer esto y las minas que te tienen que gustar tienen que ser eso, si no sos homosexual. Esto de la culpa es un sistema en que el hombre tiene privilegios. Siempre a mayor privilegio, mayor responsabilidad; pero también creo que todos vivimos en esta cultura que es así.
-Hace poco hablaba con una socióloga que me contaba que las mujeres exitosas no son atractivas para el hombre porque sienten como que los desplaza, o les sacan su lugar, o que nunca podría ser al revés que el hombre esté en la casa y la mujer salga a trabajar, eso terminaría en una ruptura. ¿Qué te genera?
-Eso es cultural. No es así porque lo tenemos en el ADN. Es así porque es una cultura que le dice al hombre que él tiene que ser el proveedor y a la mujer le dice vos tenés que reproducir la especie, tenés que ser amorosa y cuidar a tus hijos y no tenés que tener ambiciones. Para un hombre que es criado en esa cultura probablemente es difícil y tenga que hacer un montón de trabajo en sí mismo para poder establecer una relación con una mujer en una condición de total igualdad y paridad.
-¿Crees que eso puede llegar a cambiar en algún momento?
-Re. En algunos otros países se vive distinto. Esto es muy nuestro. Es muy de Latinoamérica. Iberoamérica porque España tiene los mismos problemas que nosotros.
-¿El machismo va a desaparecer?
-No sé. Puede ser. Es un enorme deseo porque implica violencia para todos. El hecho de que los delitos violentos son cometidos por hombres, también tiene que ver. Todos necesitamos una sociedad más igualitaria que implique mucha menos violencia y mucho menos machismo.
-¿Cuál es tu deseo con este proyecto?
-Un sueño, no sé si inalcanzable pero un sueño, es llegar a ver un cambio real en los medios. Llegar a ver que no exista más en las revistas la cosificación de las mujeres. Eso es como un anhelo, porque creo que sería un alivio enorme para muchas mujeres esto de no tener el foco puesto en la apariencia. Nos permitiría meternos para adentro e ir a buscar el deseo y conectar con el propósito, con lo vital, con la expresión, con un montón de cosas que nos hacen humanos y nos permiten sostener la vida con mayor liviandad y felicidad.
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