Por Federico Frau Barros
En su aguafuerte El placer de vagabundear, Roberto Arlt escribió algo que bien podría ser un manual para el buen rockero: "Hay que estar despojado por completo de prejuicios y luego ser un poquitín escéptico". Arlt nació con el siglo XX, el 2 de abril de 1900, y murió el 26 de julio de 1942. No llegó a conocer el rock. De lo que no hay dudas es de que nuestro rock sí lo conoció a Arlt y que le ha servido de gran inspiración.
Tal vez el caso más fácil de asociar de todo el rock nacional con este escritor que se sumergió como pocos en las oscuras grietas de la sociedad argentina de la década del '30 sea el de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Son varios los puntos en común entre la temática ricotera y la arltiana. La marginalidad, la tristeza, el darle luz a lo que suele moverse en la oscuridad, una visión del delito libre de estigmatizaciones y ciertas reivindicaciones de lo aparentemente inmoral, son algunos de ellos. Hay también inspiraciones compartidas como las grandes ciudades, el alcohol, las miserias humanas, la desigualdad social, la Rusia de fines de siglo XIX y sus escritores, y la revolución rusa.
Si hiciéramos el ejercicio de imaginar las novelas de Arlt ilustradas, posiblemente el mejor candidato para dibujarlas sería el creador de la estética ricotera: Ricardo Cohen, conocido artísticamente como Rocambole.
Y fue Rocambole quien dijo alguna vez que el Indio Solari es una especie de Roberto Arlt que une el lunfardo con cierto academicismo literario. Rocambole trazó también un paralelismo entre Arlt y su propia obra. "Así como Roberto Arlt, el amor, la locura y la muerte han sido casi siempre mis temas", dijo en una entrevista al diario digital rosarino Conclusión. Y como las casualidades no existen, Cohen debe su apodo a Rocambole, el famoso personajes del escritor francés Pierre Alexis Ponson du Terrail, posiblemente uno de los autores más leídos por Arlt, a quien Arlt homenajeó en su obra de teatro 300 millones llamando Rocambole a uno de los personajes.
Existe otra similitud entre la banda independiente más grande de la historia de nuestro país y este cronista, novelista y dramaturgo y tiene que ver con el terreno del reconocimiento de la crítica o, mejor dicho, de su tardía llegada.
El de Los Redondos no es el único caso de influencia arltiana en bandas argentinas. Manal, uno de los grupos pioneros y fundamentales de nuestro rock, también tiene sus marcas. Si repasamos algunas de sus canciones más conocidas, tranquilamente podrían ser aguafuertes escritas por Arlt. Avellaneda Blues, por ejemplo, es una descripción detallada de un barrio del conurbano bonaerense con un crudo retrato de su cotidianeidad que, sin dudas, podría ser fruto de la pluma de Arlt. Jugo de tomate frío, otro de los himnos de la banda, tiene una ironía semejante a algunas aguafuertes de Arlt como las ácidas ¿Quiere ser usted diputado?, La terrible sinceridad o Yo no tengo la culpa. Y queda picando una estrofa de esa canción que dice "Si querés ser un hombre importante/ que se hable todo el día de vos/ o querés inmortalizarte/ como héroe, asesino o semi-dios/ deberás tener jugo de tomate frío/ jugo de tomate frío en las venas" y uno no puede dejar de pensar en los personajes de Los siete locos, la emblemática novela de Arlt cargada de hombres psicóticos, frustrados y con delirios de grandeza.
"El rock acá arrancó con poesía de nivel. Eso tiene que ver con el nivel intelectual de la inteligencia argentina y la influencia de Borges, de Arlt, de nuestros poetas como José Hernández o Baldomero Fernandez Moreno y de los poetas del tango. Es un nivel de alto vuelo. Y nosotros agarramos eso, de ahí tomamos el ejemplo", dijo Javier Martínez, baterista, líder y fundador de Manal, en una entrevista en la radio Estación sur.
El propio Martinez sumó uno más a la lista de hijos rockeros de Arlt. En Yo soy Buenos Aires, su libro de memorias publicado en 2014, dijo: "Moris es un Cortázar, un Borges, un Kerouac, un Roberto Arlt, porque es un super escritor". Varios de los protagonistas de las canciones de Moris como El mendigo de Dock Sud, Muchacho del taller y la oficina y Pato, ese "burgués mas corrompido que existe", del tema Pato trabaja en una carnicería de Moris, cumplen con todos los requisitos para pasar un casting de personajes de Arlt.
Andrés Calamaro es otro rockero que podríamos sumar a la lista. El ex integrante de Los Abuelos de la Nada y de Los Rodríguez publicó en 2015 Paracaídas & vueltas, un libro que reúne todos sus escritos por fuera de sus canciones en el que hay un capítulo que tituló Aguafuertes taurinas, en clara alusión a Arlt, del que se ha declarado admirador en más de una ocasión y a quien definió como "el autor fundamental de la novela argentina". En el prólogo de un libro del ex ladrón de bancos español, Dani Rojo, Calamaro escribió: "De un tiempo hacia aquí, casi todos mis amigos son delincuentes". Cualquier similitud con Arlt no es pura coincidencia.
"Buenos Aires igualito que en los tiempos de Roberto Arlt", cantaba Fito Páez en esa canción teatral, repleta de locos, drogas y armas, titulada Fierita paranoica suite. Fito quizás sea el músico con más referencias explícitas a Arlt. "Busco mi piedra filosofal, en los siete locos, en el mar", dice en ese ascendente estribillo de la canción Cadáver exquisito, cuyo videoclip recrea varias escenas de la novela. Páez también habló de Arlt en una canción que compuso con Joaquín Sabina y que fue parte de Enemigos íntimos, el disco que grabaron juntos. "Ganas de matar, dos copas de más, una risa curda, un libro viejo de Roberto Arlt que no me deja en paz", reza el tema Tengo una muñeca que regala besos.
La lista podría terminar acá, habiendo pasado por dos bandas fundamentales del rock nacional, uno de los pioneros del rock en la Argentina y por dos de los solistas más escuchados de los últimos treinta años de nuestro país. Pero hay más casos para rescatar. Uno de ellos demuestra que Arlt no sólo trascendió la literatura, como lo deja en claro su influencia en el rock nacional, sino que también trascendió al rock argentino.
Una de las bandas uruguayas más grandes de las últimas décadas, La Vela Puerca, nació con varias marcas arltianas. Ya su nombre puede tomarse como un juego de palabras con el título inicial de la primera novela de Arlt: La vida puerca. Ese era el nombre que Arlt iba a ponerle a El juguete rabioso que finalmente llevó ese título por sugerencia de su amigo Ricardo Güiraldes, quien impulsó a Arlt a publicar su debut literario a los 26 años. Esa misma edad tenían varios de los integrantes de La Vela Puerca cuando sacaron Deskarado, su primer disco, donde hay relatos de bandidos iniciáticos, la historia de un hombre que cambió sus principios por un poco de dinero, y críticas a la crueldad de los medios masivos de comunicación. Nada que no sea moneda corriente en la literatura de Arlt.
Podríamos estar horas descubriendo influencias de Arlt en bandas de rock, pero para el rock nacional Arlt no fue sólo fuente de inspiración sino también merecedor de homenajes. Jauría, la banda liderada por Ciro Pertusi, excantante de Attaque 77, recientemente acusado de apología a la pedofilia, hizo Roberto, una canción donde ese tal Roberto es Remo Erdosain, el protagonista de la novela Los siete locos, y en la que se cuenta de forma resumida su historia con una moraleja agregada al final de la canción.
Otro caso es el de José Luis Properzi, más conocido como Person, cantante, baterista y compositor de la banda marplatense de rock Los Súper Ratones. Person contó alguna vez que allá por 1998, cuando la banda sacó el disco Autopistas y Túneles, él estaba leyendo mucho Arlt. El corte de difusión de ese disco fue justamente una canción llamada Aguafuertes con clara inspiración arltiana y una letra cargada de fracasos, cantinas y tristezas de puerto.
Seguramente la cosa entre Arlt y el rock no quedará acá, uno supone que mientras el rock siga teniendo como musa a sus enemigos como el capitalismo, la moral y el conservadurismo, seguirá encontrando en Roberto Arlt un faro que ilumine la oscuridad donde sumergirse.
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