"Es un gesto de inclusión concreto", dice Diego Boris, presidente del Instituto Nacional de la Música (INAMU), del otro lado del teléfono mientras habla con Infobae. La semana pasada se presentaron los Manuales de Formación Integral en formato braille, porque ¿cuántos músicos no videntes hay en el país que necesitan profundizar sus carreras artísticas y las limitaciones estructurales no se lo permiten? Muchísimos, asegura Boris, que el instituto que comanda está llevando adelante un relevamiento general.
"Es un registro de músico para que se vayan registrando por internet. Se les hacen preguntas sobre su profesionalismo, por ejemplo, y también si tienen alguna dificultad física. Eso sirve para conocer mejor a los músicos y sus especificidades", agrega.
"Uno ve un mundo mucho más profundo con respeto a la mirada que tenemos sobre determinadas problemáticas. En estos días charlamos con músicos ciegos que nos asesoraron un poco más sobre su día a día, también sobre ciertas situaciones que uno naturaliza. Hicimos un convenio con la Editora Nacional Braille y decidimos editar todos nuestros manuales en formato braille", dice y agrega que "ahora la idea es que las partituras que usamos sean específicamente diseñadas a braille, para que no sólo sea textos".
Los manuales editados son varios y cuentan con herramientas para relacionarse con leyes, mejorar la escritura de canción (colaboraron artistas como Nito Mestre y Lito Nebia), prevención de riesgo escena y mejorar las condiciones de seguridad. Es gratis para todo aquel que lo pida. Recibirá los ejemplares en su domicilio. Basta con mandar un mail a editorabraille@senaf.gob.ar o telefónicamente al (011) 4932-6696/6571. Es requisito adjuntar certificado de discapacidad visual.
¿Qué manuales hay? Al momento, son cuatro: Derechos Intelectuales en la Música, Herramientas de Autogestión, Más letra para nuestras letras y Prevención de riesgos escénicos. Pronto saldrá La Voz Cantada y Armonía simple para la composición popular.
"El día de la presentación —cuenta Boris— apagamos la luz y Fátima Garro, una música ciega de San Juan, se puso a leer el manual. Luego prendimos la luz y cuando yo estaba por leer quise definir el tipo de libro, que no está en braille, que tenía en mis manos. No sabía cómo decirlo. Ella me dijo: 'en tinta'. La verdad es que nunca terminás de aprender cosas. Uno aprende un lenguaje y lo naturaliza como si fuera el único."
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