Darío Lopérfido se viste de régisseur y charla con Infobae por teléfono desde Berlín sobre lo que será su gran debut como director de escena de ópera. Acaba de conformarse el grupo artístico Magna Lírica del cual forma parte. El año próximo se montarán cuatro óperas y la primera contará con su dirección. Se trata de Lulú de Alban Berg, un clásico basado en dos tragedias de Frank Wedekind y estrenado por primera vez en 1937 en Zurich. "Cuando surgió la posibilidad de debutar como regisseur en una ópera a partir de una conversación con la gente de Magna Lírica, no dudé un minuto: sólo lo haría si se trataba de Lulú. Es una ópera que sigo con devoción y a la que considero una obra maestra. Esa mujer extraída de la tragedia circense de Wedekind es la historia más fantásticamente contada en una fábula musical en el siglo XX", apuntó sobre la obra.
"Poder apoyarme en un team fabuloso fue determinante para decidirme a dar este paso", dijo sobre el equipo que conforma Magna Lírica, entre quienes se cuentan referentes culturales como Mariana Carnovali, Monique Hoschet, Alejandro Cordero, Sergio Sosa Battaglia, Guillermo Dourée y Zulema Scarabino. En cuanto a Lulú, el director musical invitado será Juan Miceli; la directora de arte, Julieta Ascar; y los intérpretes principales, la propia Mariana Carnovali y Hernán Iturralde. ¿Cuándo y dónde? Aún falta, pero las fechas ya están: 9, 12, 14; 16 de junio en el Teatro Avenida de la Ciudad de Buenos Aires.
Sin dudas se trata de un giro importante en su carrera o, mejor dicho, un cambio de rol: ya no será un gestor de productos culturales, ahora los creará él mismo. Lopérfido fue director del Centro Cultural Rojas, Secretario de Cultura de la Ciudad y en el 99 pasó a serlo de la Nación. Volvió nuevamente a conducir la cartera de Cultura de Buenos Aires pero como Ministro en 2015 —cuando Horacio Rodríguez Larreta asumió como Jefe de Gobierno porteño—; además, en ese año fue Director General y Artístico del Teatro Colón. También fue director del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires. Hoy, alejado del trajín cotidiano de las oficinas estatales en Agentina —es agregado cultural en Alemania y confiesa estar muy interesado en las relaciones internacionales—, su énfasis está puesto en la ópera: "Pondré lo mejor de mí y de mi experiencia de años en los que tuve la inmensa fortuna de ver puestas de enormes creadores en ópera y teatro, y de haber tenido largas conversaciones estéticas con muchos de los directores más cautivadores del mundo. De esas reflexiones saldrá mi idea de Lulú, una obra que me persigue y a la que persigo desde hace ya muchos años."
– ¿Por qué va a dirigir recién ahora? ¿No tuvo posibilidades antes?
– Mientras dirigía instituciones culturales, no me parecía apropiado. Ahora, acá en Berlín represento al país en una actividad cultural pero ya no estoy en la gestión. Me siento más liberado en ese sentido y por eso empecé a evaluarlo. Uno llega a la dirección de una ópera de diversas maneras. El conocimiento se adquiere estudiando o también luego de ver muchas puestas y hablar con infinidad de directores, tener larguísimas conversaciones. Hablé mucho con Romeo Castelluci, Daniel Barenboim, Jan Fabre, Tomas Ostermeier, entre muchos otros. Me enriquecí mucho en esas charlas sobre visiones de espectáculos y música. Además, hace muchos años que veo tres óperas por semana.
– ¿Por qué eligió Lulú?
– Lulú es de las más difíciles. Reúne muchas cosas que me interesan, es muy teatral, tiene muchas partes habladas y a mí me gusta mucho el teatro. Tiene una acción dramática muy fuerte. Es además una historia con muchísimas aristas. Fue considerada una ópera degenerada por los nazis. Lulú es una mujer fatal degradada; es muy fuerte ver cómo una mujer audaz, que puede controlar a los hombres, termina aplastada, asesinada. Tiene algo de contemporáneo también ver esa resistencia al feminismo de Lulú. Cada vez que elijo trabajar sobre algo, lo primero que busco es que me interese intelectualmente, que sea un desafío intelectual y Lulú tiene muchas aristas. Adorno escribió un ensayo sobre Alban Berg y específicamente sobre Lulu, el ensayo se llama "Maestro de la transición mínima". Me interesa pensar en los momentos colaterales de grandes momentos de liberación sexual y efervescencia, como la Berlín del 20. Siempre pienso que de esos momentos queda el recuerdo de los que salieron indemnes, pero no de los que cayeron. No siempre queda registrado el lado B de esos momentos. Me interesan los perdedores de esos momentos de efervescencia social, amorosa o política. En el caso de Lulú, está además la cuestión feminista, casi contemporánea hoy.
– ¿Qué le atrae de dirigir?
– Me divierten estos juegos intelectuales y mentales y por eso me parece divertido el proceso. El estreno será el peor día porque todo esto se termina…
– Habla del día del estreno, ¿cómo se prepara para la crítica?
– Cuando estuviste en la política sos más duro, estás más endurecido con la crítica. Esto que me propongo hacer será del resultado de un trabajo intelectual. Hay gente que va a al teatro a escuchar voces, nada más. Gerard Mortier, mítico director de teatros de ópera como Bruselas, París, Madrid, decía: "Al teatro se viene a pensar". Yo lo suscribo. Al teatro se va a escuchar música, a ver obras, cantantes y también a pensar, a que la gente hable sobre la obra. Mi pretensión no es que me elogien o me critiquen, sino que alguno de los debates que me imagino produzcan eso mismo en el público. No es que quiero una ópera con mensaje, sino que me propongo que se puedan ver todos esos temas que la obra ya tiene. Se trata de una partitura compleja y muy sofisticada y difícil. Y yo quiero mostrar lo que la ópera muestra, ser un transmisor.
– ¿Se trata del comienzo de una nueva carrera? ¿No extraña el Colón?
– Yo tengo una voracidad muy grande por el futuro . Puede ser que siga dirigiendo ópera pero también puede ser que escriba un libro. Ahora, por ejemplo, estoy escribiendo el libreto de una ópera contemporánea. Me divierte mucho mi vida y esto de tratar de estudiar cosas e investigar hasta que me muera, pero hacerlo con esta libertad, feliz con estas condiciones. Fui feliz dirigiendo el Colón pero no soy infeliz no dirigiéndolo.
* Lulú, de Alban Berg
Sábado 9, martes 12, jueves 14 y sábado 16 de junio a las 20 horas
Teatro Avenida
Avenida de Mayo 1222 – CABA
_____
LEA MÁS
Claudia Piñeiro dará el discurso inaugural de la Feria del Libro 2018
Dos becas de la Fundación Gabriel García Márquez para tener en cuenta
_____
Vea más notas en Cultura