Crónica policial o el proceso de humanizar lo violento en el marco de la verdad

En el cierre del festival de no ficción Basado en Hechos Reales, los periodistas Rodolfo Palacios, Ricardo Rogendorfer y Santiago Rey reflexionaron sobre las aristas de la construcción de una historia, la importancia de consultar a todas las caras de la historia y aprender a escuchar

El sábado 2 de diciembre se realizó “El Panel: sangre sudor y lágrimas: cronistas de policiales”, del festival Basado en Hechos Reales (Lihue Althabe)

El periodismo policial es un arte en si mismo. Un arte con sus particularidad, pero que como toda expresión periodística debe cumplir con ciertas expectativas, que no son los datos truculentos o el sensacionalismo, sino la humanidad -cuando es posible- que radica detrás de cada historia.

Historias que, por más potencial que puedan tener, desfallecen en la ignorancia si no están bien presentadas. "La escritura es una especie de acto de ilusionismo que lo lanza a uno a la siguiente pregunta. Creo que la vida imita a la literatura o la literatura a la vida. Si algo aprendí en estos años sobre el negocio de la escritura es que si uno escribe una ficción, el truco consiste en hacerle creer al lector que está leyendo una historia verdadera. Y si uno escribe una no ficción, una crónica periodística, el truco consiste en hacerle creer al lector que está leyendo una novela. Aquí es cuando comienza una investigación, que es una denodada lucha contra el azar. En consecuencia, lo que uno escribe no es sino el informe de una aventura", dijo Ricardo Rogendorfer, uno de los interlocutores junto a Santiago Rey y Rodolfo Palacios, de la mesa "Sangre sudor y lágrimas: cronistas de policiales", durante el último día del festival Basado en Hechos Reales.

La charla sobre el género crónica policial se expuso en la sala 102 del edificio CCK (Nicolás Stulberg)

Interrogantes. Siempre los interrogantes. "¿Cómo describir la creación de una correcta crónica?, tal vez analizando los errores comunes del periodismo. '¿Qué no es la crónica?', es el periodismo que no escucha", resaltó Ray.

"La crónica es, escuchar, ver, tratar de entender y plasmar con las mayores herramientas literarias para lograr contarlo de la mejor manera. Este género permitió al periodismo ponerse un poco al margen de tremenda cantidades de operaciones cruzadas que giran en torno a la información", agregó.

La crónica, siempre viva, siempre presente, no reconoce formatos, "es". En la época de las máquinas de escribir o en la actualidad, regida por las nuevas tecnologías, para Ray "lo único que puede llegar a cambiar es la extensión del texto, pero lo importante del proceso es que el periodista esté en la calle y en diálogo directo con los protagonistas".

La moderadora Silvina Tamous y los periodistas Ricardo Ragendorfer y Santiago Ray en pleno debate (Lihue Althabe)

¿Cómo es contar una historia que solo el periodista visualiza en el marco de un operativo del gobierno que desmiente la verdad, muchas veces apoyado por medios oficiales? Con esta incisiva y contundente pregunta se inclinó el diálogo al caso de Santiago Maldonado, al rol del pueblo Mapuche y su reclamo territorial. "La Patagonia es un territorio muy avanzado por los latifundios muy extendidos y por los proyectos extractivistas. El hecho de que exista gente que comience a plantear la posibilidad de una recuperación territorial, hace que estos dos conceptos choquen entre sí. En este contexto ocurrió el asesinato de manos del Estado de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel", dijo Ray, quien resaltó la importancia de entender la totalidad del caso para poder contar una historia, sus trasfondos y sus verdades.

En ese sentido, Rogendorfer sostuvo: "Fui tomado por el caso Maldonado de una manera inadvertida, como suele ocurrir en el periodismo, a partir de una fotografía de Pablo Nocetti. Fue allí cuando comencé a recurrir a mis contactos quienes, de un lado a otro y entre verdades y opiniones, me llevaron a la conclusión de que había una gran interna entre el escuadrón de Esquel y el escuadrón del Bolsón en relación al suceso".

Se resaltó la importancia del diálogo con los entrevistados y la importancia del periodista en la calle como eje principal para contar historias (Lihue Althabe)

Entonces, ¿a quién debe recurrir el periodista?, ¿es un error que los periodistas pseudo-proges no dialoguen con la fuerza de seguridad y militares? "Para mi libro Los doblados entrevisté muchos militares. Siempre hay una contradicción en darle la palabra a estos personajes pero pienso que es absolutamente necesario. Lo que es un error es que el periodista debata con el entrevistado sobre lo poco ético que es torturar al prójimo. Polemizar con ellos es como hablar de astronomía con alguien que cree que la luna es una pedazo de queso gruyere", aseguró Rogendorfer, y agregó: "No hay que polemizar con ellos, hay que escucharlos porque cuando hablan revelan quiénes son. Incluso cuando hablan del clima dicen quienes son. Hay que escucharlos porque no son monstruos, son personas normales y en realidad es eso lo que los hace monstruosos".

Palacios por lo contrario, se denomina como "especialista de la otra cara", de quienes entrevistan a los delincuentes, pese haber resaltado la importancia de que parte de su familia proviene de ámbito de las fuerzas.

Este debate fue uno de los que cerró el ciclo de “Basado en hechos reales, festival de no ficción” (Lihue Althabe)

Muchas vez el final siempre es el comienzo. El armado de una crónica lleva al periodista a "hechos, charlas e historias" que le permiten "construir un relato".

"Generalmente los malos son hombres, pero una de las experiencia más fuerte la tuve con una mujer, Yiya Murano y a lo que me llevó este encuentro. Darle confianza para el diálogo hace que estos personajes saquen su lado humano, que es lo más interesante de abordar. Ella me terminó presentando a Benjamín Menéndez. Durante este fuerte encuentro recuerdo que salieron frases como 'el problema de Videla es que es blando' o 'lo que hace falta a este país es un presidente como Macri'. Su aspecto era de vejez y debilidad, pero aún conservaba su aspecto monstruoso. Creo en la creencia mexicana de que el asesino va cargando con las almas de quienes asesina. El encuentro fue tan intenso que cuando llegue a Buenos Aires me terminé desmayando, a veces es difícil sacarse la carga de tanta densidad. Personajes cómo, Robledo Puch,Yiya y Puccio son menores al lado de lo que es un represor". Santiago Ray se sumó al fuerte relato de Palacios con un contundente análisis en torno al rol del periodistas en relación a estos encuentros: "Hay distintas motivaciones de los testigos y de las fuentes para conversar con la prensa. Uno tiene que despejar los intereses que tiene alrededor de cada uno de los testimonios para intentar sacar lo crudo de los dichos y poder comunicarlo".

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