Michel Gondry, aventuras de un explorador del cine en Buenos Aires

El gran cineasta francés, director de "Eterno resplandor de una muerte sin recuerdos" y maestro del cine experimental, llegó a Buenos Aires para presentar su Usina de Películas Amateurs en La Usina del Arte, una instalación interactiva por la cual es posible realizar una película en tres horas. Los asistentes disponen de utilería, vestuario y trece sets de filmación. Infobae lo entrevistó.

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(Martín Rosenzveig)
(Martín Rosenzveig)

Michel Gondry pertenece a una generación de directores que trabajaron en videoclips y comerciales antes de desarrollar una carrera en cine. Entre mediados de los '90 y los tempranos años 2000, Gondry realizó, entre muchísimos otros, videos para Bjork, Daft Punk, The Chemical Brothers, Kylie Minogue y The White Stripes, con quienes realizó varios de sus videos más emblemáticos y el más reciente 'City Lights'. La colección Director's Label compiló en 2003 todos sus videos realizados hasta el momento, en una serie de dvds que también recopilaba los videos de Spike Jonze -otro realizador de un estilo idiosincrático-, y Chris Cunningham.

Cuando Michel Gondry (Versalles, Francia, 1963)  comenzó a trabajar en cine, trasladó a sus largometrajes el encanto lo-fi y el despliegue de técnicas visuales y efectos realizados en cámara que caracterizan su trabajo como director de videos musicales. Después de colaborar con el guionista estrella Charlie Kaufman en su debut Human Nature, Gondry realizó su obra cumbre, Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, probablemente el mejor papel dramático de Jim Carrey al día de hoy. Esta segunda colaboración con Kaufman hizo que Gondry se alzara con el Oscar a Mejor Guión en 2005. Gondry continúo trabajando con su estilo extravagante y encantador en películas como La Ciencia del Sueño y Be Kind Rewind, en la que los protagonistas Jack Black y Mos Def realizan remakes caseras de clásicos del cine. Esta película inspiró la Usina de Películas Amateurs, una instalación interactiva que llega a Buenos Aires después de recorrer el mundo, y en la que los asistentes filman una película en tres horas utilizando un protocolo diseñado por el propio Gondry. Los asistentes disponen de utilería, vestuario y trece sets de filmación, entre los cuales se encuentra un kiosco porteño, que le añade a la muestra el toque local.

Escena de “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”
Escena de “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”

Después de  sufrir las exigencias del mainstream americano en la adaptación hollywoodense de El Avispón Verde, Gondry filmó varias películas en las que continúo explorando técnicas como el stop motion y la animación, los decorados y trajes surrealistas, y el despliegue visual sin recurrir al CGI, en películas como Mood Indigo o el documental animado ¿Es Feliz el Hombre Alto?, sobre Noam Chomsky.

Be Kind Rewind
Be Kind Rewind

Director prolífico e incansable, Gondry se mantuvo ocupado luego de su última película Microbe and Gasoline. Este año realizó el cortometraje Détour, filmado con un iPhone, y volvió a realizar comerciales, esta vez para FedEx y Chobani. En este último volvió a colaborar con Jon Brion, compositor de Eterno Resplandor de una Mente sin RecuerdosDe paso por Buenos Aires a propósito de la instalación en La Usina del Arte, Gondry habló con Infobae.

-En su documental Dave Chappelle's Block Party, Dave Chappelle menciona que los músicos a menudo quieren ser comediantes, y los comediantes quieren ser músicos. ¿Alguna vez ha querido ser otra cosa además de cineasta?

-Tengo una suerte de complejo con los artistas contemporáneos. Cuando sos realizador y hacés un video, o un comercial, tu objetivo final es hacer una película. Cuando empezás a hacer una película, la gente te mira con cierto desprecio porque piensa que venís de hacer publicidad o que no sos parte del negocio. Si hago un proyecto para mostrar en una galería, tengo malas reseñas del mundo del arte, porque vengo del cine. En comparación, Steve McQueen, por ejemplo, es un artista,  hizo una película y recibió buenas críticas. No sé si es un complejo estúpido que tengo. Es como si estuvieran usando un nivel de expresión que fuera más elevado, que sólo si sos más inteligente o perceptivo podés sentir. A veces la gente usa palabras demasiado complicadas para sonar más inteligentes, y no creo que eso sea cierto. He tenido que superar ese complejo de no tener tanto conocimiento, pero a través de entrevistas, de escuchar gente, me di cuenta de que la complejidad no pasaba por el mundo que elegí.

(Martín Rosenzveig)
(Martín Rosenzveig)

-El proyecto de La Usina de Películas Amateurs está claramente inspirado en Be Kind Rewind. ¿Lo desarrolló luego de filmar esa película?

-Creo que es un proyecto en el que vengo pensando desde hace mucho tiempo y usé la idea para Be Kind Rewind. Hay una escena en la que todo el pueblo mira una película que ellos mismos realizaron. La filmamos realmente, antes de la película real. La hicimos, y luego filmamos la escena en la que la miran. Cuando la cámara los toma, los muestra mirando su película terminada por primera vez. Vi su reacción, lo orgullosos que estaban, como se reían, y me dije 'Ok, tengo que intentar esto de nuevo'. Después de eso, pensé diferentes formas de llevarlo a cabo. Al principio duraba un par de semanas, pero era demasiado largo y no funcionó. Llegué a la conclusión de que en tres horas era lo mejor, para que se mantenga el enfoque y no haya distracción.

“Microbe y Gasoline”
“Microbe y Gasoline”

-En sus películas aparece la idea del cine como una fábrica, como un sueño, como un recuerdo, pero también un sentido de la comunidad, de gente que se une para realizar un proyecto común. ¿Es esto lo que apunta a mostrar en La Usina de Películas Amateurs?

-Quiero que la gente pueda confiar en que pueden producir algo que sea divertido para ellos. Que vean que diez personas pueden producir entretenimiento para diez personas. No hace falta recurrir a una gran compañía multimedia para obtener entretenimiento, se puede hacer sin gastar dinero. Por eso La Usina de Películas Amateurs es gratuita, la interacción con otras personas es suficiente. La idea es que todos son creativos, cualquier persona puede dibujar, por ejemplo. Tal vez un dibujo de alguien hoy no signifique nada, pero en 50 años puede obtener otro significado y ser maravilloso. Significa que entonces siempre fue maravilloso, sólo necesitaba tiempo.

-¿Por qué decidió traer la muestra a Buenos Aires?

-Buenos Aires nos eligió a nosotros. Vamos adonde nos piden. Sugerimos algunas ciudades, algunas dicen que sí, otras que no, pero amamos a todas las ciudades del mundo.

-Luego de trabajar en el mainstream americano en el cine de superhéroes, todos sus proyectos fueron muy idiosincráticos y reforzaron su estilo personal. ¿Esta expresividad fue una respuesta al sistema de estudios?

-Sí, claro. Creo que cuando hacés una película es un proceso largo y que te deja exhausto, y no estás tan en contacto con otros aspectos de tu vida. Y uno piensa entonces, '¿Cuántas películas podré hacer antes de morir?'. Así que naturalmente comencé a hacer cosas más personales, no quería hacer cosas que no fueran propias. Este año estuve invirtiendo mucho tiempo en producir una serie de TV con Jim Carrey. Estoy muy contento, pero es una nueva experiencia en el mainstream. No es Hollywood -aunque de alguna manera sí-, pero es un buen proyecto. Al mismo tiempo, estoy escribiendo un guión realmente muy personal. Lo voy a hacer más adelante, quiero asegurarme de que sea el momento correcto. Quiero seguir haciendo las cosas de esta forma, no tan expuesto, y poder verme reflejado en mi trabajo.

-En su última película, Microbe and Gasoline, decidió contar una historia sin recurrir a sus técnicas y recursos visuales recurrentes. ¿Por qué tomó la decisión de contar una historia de coming of age más sencilla y pequeña?

-Fue justo después de Mood Indigo, y realmente quise hacer algo completamente diferente. Aquel film tuvo muchas cámaras, un gran equipo técnico. Estaba exhausto y quería hacer una historia distinta. Me estaba sintiendo mal luego de filmar Mood Indigo, y pude escribir la nueva película muy rápido y comencé a sentirme mejor inmediatamente. Terminó siendo una gran experiencia.

-Su corto Détour, grabado con un iPhone, es una prueba de que los smartphones pueden ser verdaderas herramientas para hacer cine. ¿Cree que gadgets como los teléfonos, tablets, y otros dispositivos, contribuyen a una democratización del cine?

-Sí, absolutamente. Mi hijo ahora está haciendo películas experimentales, filmando sus dibujos. Hace diez años no hubiera imaginado que algo así iba a ser posible. No creo que sean simplemente 'gadgets'. Es como cuando se inventó la grúa en el cine, no fue simplemente un 'gadget', permitió ver todo desde diferentes perspectivas. Creo que hay allí una continuación, aumentan las posibilidades creativas al mismo tiempo que se disminuyen los costos. No se puede predecir el resultado, es asombrosa la cantidad de elecciones que se pueden hacer hoy en día. A veces siento que es demasiado. En YouTube, por ejemplo, puedo ver mis animaciones favoritas de los años '20, solo clickeando, aparecen una tras otra y nunca se terminan.

-En Be Kind Rewind aparece la idea de la nostalgia por un formato hoy en desuso. ¿Cree que hay algún encanto particular en utilizar tecnologías obsoletas o pasadas de moda, como el VHS?

-Todo lo que se experimenta en la juventud o la infancia tiene un encanto. El encanto del recuerdo, del tiempo que pasó. Uno tiene que estar consciente de que es por eso que decíamos 'el VHS es genial'. En mi última película vi todos los dailies (material sin editar de un día de filmación) en VHS, es la mejor forma de adelantar lo que tengo que visualizar, en digital la imagen se traba mucho. De todas formas, así como había gente que decía 'el VHS es mejor', antes decían que el fílmico era mejor, que la radio era mejor, que el teléfono era mejor. Es como en la música, la diferencia entre un baterista y una máquina de ritmos. Cuando el rock desplazó al jazz, hubo una gran simplificación, la misma que hubo luego con las máquinas de ritmos. De alguna forma esos cambios conectaron emocionalmente con la gente y con el presente.

-¿Cree que las redes sociales orientadas a video, como Instagram, Vine, Snapchat o Musical.ly pueden ser una forma de expresión legítima para potenciales cineastas?

-Creo que es interesante. Cuanto más vamos en esta dirección, más se vuelve una experiencia interpersonal, uno a uno, en términos de cómo nos conectamos. Antes era de uno a un millón, ahora hay tantas plataformas en las que expresar ideas que es uno a uno, dentro de un entramado complejo de idas y vueltas. Yo tengo una cuenta de instagram que uso para hacer animación, que empecé hace un par de semanas. No puedo ocuparme en hacer algo todos los días, pero es divertido.

-¿Cree que imponerse un límite en la disponibilidad de herramientas, como la decisión de usar un teléfono para hacer una película, puede potenciar la creatividad o ayudar a buscar herramientas nuevas?

-Sí, de alguna manera tuve suerte de poder crear mis propias herramientas. Pero aún en la era digital, se pueden crear herramientas nuevas con facilidad si se encuentran limitaciones. Mi hermano es el mejor programador del mundo y cuando hace efectos especiales, crea sus algoritmos y programas. Hoy las selfies hacen cosas muy sofisticadas, te agregan orejas, por ejemplo, y eso es algo muy complejo, analizan la imagen y el espacio 3D. O esas imágenes donde te intercambian la cara. Yo estoy haciendo eso desde hace quince años en mi computadora, y ahora existe de forma automática, no hace falta estar días usando el photoshop. No creo que sea tanto un trabajo creativo, pero sí una forma de divertirse. Es importante capturar una esencia, una textura. Si alguien pudiera capturar eso y llevarlo a una película, sería fenomenal.

-A diferencia de otros cineastas que pasaron del videoclip al cine, sigue trabajando en formatos más cortos como el comercial, el cortometraje, el videoclip, en paralelo a su carrera cinematográfica. ¿Que lo lleva a volver a esos formatos?

-Es muy cansador hacer una película y lleva mucho tiempo. Me gusta arriesgarme, pero a veces uno tiene que pagar el precio después. Uno es responsable en muchos niveles, ya sea en las finanzas o con el equipo técnico. No se puede ser absolutamente libre, no hay posibilidad de descuidarse. Haciendo videos es diferente. Se pueden tomar más riesgos, es como un momento de recreación. Mi cerebro puede ir más rápido, con un tipo de creatividad diferente a la de una película. Me gusta volver a eso, por lo experimental y lo estético, la relación con la música, la brevedad. Hay un momento en donde uno se da cuenta de que no se puede filmar siempre de la forma en que uno quiere. Hacer videos es una forma de renovar energías.

-Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos sigue resonando en el público y la crítica hoy, más de diez años después. ¿Por qué cree que la gente sigue volviendo a esa película?

-Es difícil verlo objetivamente. Digamos que hay una serie de… cosas. Es obvio que una se va a destacar, una se eleva por sobre las demás. No sería obvio o razonable que pasara lo contrario. Si observamos la que se destaca, no puedo evitar pensar '¿Cómo es posible?'. Fue una entre muchas películas. No es realmente algo que tenga que ver conmigo. Hay algo del orden de lo azaroso que ocurrió en ese momento, hay miles de factores a considerar. Siempre me resulta curioso que vuelvan a preguntarme por esta película, aunque probablemente no hubiera hecho más películas si no fuera por ella. Es romántica, y creo que el guión es muy bueno. La idea fue de un amigo mío, un artista contemporáneo. Cuando salió, mucha gente no la entendió, no podían explicar la historia. Fue una combinación de cosas, de mecanismos en la historia que no podían identificar. Pienso en El Día de la Marmota, el protagonista se levanta y repite el mismo día una y otra vez. Me hubiera encantado tener ese concepto. Teníamos el concepto de las memorias que desaparecían, y cuando se lo llevamos a un productor, quería hacer una película de acción, con un secreto escondido en los recuerdos. Yo dije que no, insistí en hacer algo romántico. Queríamos ver cuánto podíamos explorar el concepto sin que se volviera un truco. No quería que el artilugio superara la emoción, quería contar una historia romántica. Creo que fue una buena decisión.

-¿Que expectativa tiene de trabajar en televisión junto a Jim Carrey en la serie Kidding?

-Muchos productores me insistieron por años para que haga tv. Es una nueva experiencia. Hay mucho para escribir, para leer, para absorber, considerar los arcos de los personajes. Puede estar muy bien, muchos actores han demostrado interés.

-¿Además de esta serie, en que está trabajando hoy?

-Tengo un guión, que mencioné anteriormente, y es sobre el estado mental en el que me encontraba cuando hice Mood Indigo. Estaba tratando de terminar la película, pero no podía sentarme a verla. Y entonces empecé un proyecto nuevo. Esta película se trata de eso.

-Para terminar, ¿Hay alguna película, serie, o video que haya llamado su atención últimamente?

-Me encanta ver a la gente mirar Game of Thrones. La serie no me interesa, pero observo a la gente. Vi un par de episodios, me invitaron a verlos, y me asombra cómo la gente queda inmersa en la experiencia. Es como ver una final de la copa del mundo en un estadio. Entra la Reina de los Siete Reinos, o algo así, y la gente grita eufórica. Me fascina como la gente puede conectar con una historia así. Me preocupa, porque no tiene ningún efecto en mí. Nunca pude ver El Señor de los Anillos, o El Hobbit. Ni siquiera Star Wars. Todas esas dinastías míticas, es completamente diferente a lo que me interesa. Pero supongo que me gusta ver a mucha gente viendo algo al mismo tiempo.

 

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