Dicen los especialistas que la mejor manera de conocer la autenticidad de una obra es recurrir a ellos. Hay allí una gran verdad, sobre todo cuando las obras son antiguas: ¿cómo saber que se trata realmente de un jarrón de la China del siglo XVII y no de una copia pirata? Para distinguirlo, es necesario un marco de confiabilidad, y nadie mejor que las ferias más insitucionalizadas para determinarlo.
En este sentido, desde los ochenta se viene realizando una feria de arte muy diferente a las que nos hemos acostumbrado. Lejos del impacto y la performance en estado de permanente presente, la TEFAF (por su sigla en inglés: La Feria Europea de Bellas Artes) ofrece el hallazgo de una serie de objeto artísticos de gran sofisticación e historia. Se exhiben y se ponen a la venta, esta vez en Nueva York, más precisamente en el histórico edificio Park Avenue Armory, donde se hacen presentes miles de aficionados al arte, pero también 95 marchands y anticuarios. Arrrancó con importantes ventas en una amplia gama de categorías.
Sin embargo esta gran ceremonia neoyorquina que ya tiene sus puertas abiertas —desde el sábado 28 de octubre hasta el primero de noviembre—, es una especie de anticipo al plato fuerte: la Tefaf que se hará en marzo de 2018 en Maastricht, Países Bajos. La diferencia está, por ejemplo, en que Nueva York tiene 95 galerías y se divide en dos: por un lado, en octubre sea hace la NY Fall o de otoño donde prima el arte antiguo hasta 1920, y por otro lado está la NY Spring o de primavera que se hace en mayo y se especializa en arte moderno, contemporáneo y design. Por su parte, la de Maastricht, cuenta con un total de 270 galerías.
Cuando la TEFAF cumplió 25 años, se creó un fondo de restauración de 50.000 euros destinados a restaurar una o dos obras de museos que hayan visitado la feria en su última edición. Por ejemplo, en la feria de Maastricht 2017 participó el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires). Las galerías argentinas son Jaime Eguiguren Antigüedades y Eguiguren Arte de Hispanoamérica, pero también hay otros representantes latinoamericanos: la Galería Sur de Uruguay (Maastricht y Nueva York), la galería Bergamin y Gomide de Brasil (Nueva York) y la galería de arte latinoamericano de León Tovar con sede en la ciudad estadounidense.
Son ocho las secciones en que se dividen los expositores: TEFAF Ancient Art, TEFAF Antiques, TEFAF Design, TEFAF La Haute Joaillerie, TEFAF Modern, TEFAF Paintings, TEFAF Paper y TEFAF Tribal. De esta manera se refuerza la oferta global de la feria.
Las obras —así lo explica Patrick van Maris, el CEO de TEFAF Internacional— pueden llegar a tener hasta siete mil años de antigüedad. Hay de todo: desde esculturas, pinturas, mapas antiguos y libros hasta joyas, jarrones y muebles. Se calcula que por feria hay unas 30.000 piezas expuestas, aseguradas en un valor estimado de 3 mil millones de dólares. Y no es sólo belleza, también elegancia. Objetos artísticos que nos hacen viajar en el tiempo para reflexionar sobre una verdad: cómo el arte puede perdurar en la historia y dar cuenta de forma tan peculiar la sensibilidad de una sociedad y su cultura.
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