A partir del 7 de septiembre, y durante un mes, va a exponer Anna-Lisa Marjak su muestra de retratos. Se trata de una serie de 25 retratos pequeños de, entre otras mujeres, la diseñadora Miuki Madelaire, la crítica de arte Ana Martínez Quijano, la directora de teatro Vivi Tellas, las pintoras Carolina Antoniadis y Marcia Schvartz, y las escritoras Esther Cross y Matilde Sánchez. "Surgió de una manera espontánea —le dice a Infobae—, porque tengo una amiga a la que le encanta mi pintura; era su cumpleaños, y como no sabía qué regalarle, se me ocurrió hacerle un retrato. Pero no tenía fotos de ella, entonces saqué una foto del perfil de Facebook. Son cuadros de 20 por 30 centímetros. Siempre pinto en grande, así que para mí es un desafío pintar tan pequeño".
"En este momento hay 25, la idea era llegar a 35 o 50 porque quería exponerlo en el Centro Cultural Recoleta. Cuando cambiaron los directores de Recoleta, cambió la onda, y me quedé con estos cuadros varados sin saber qué hacer. Por eso la muestra va a ser en un espacio alternativo, es el local de una diseñadora de moda que se llama Susi Hammer. Una vez entré por la ropa que me gustaba, porque soy fanática de los saquitos y los jeans, y hablando con ella hicimos canje de pintura por ropa. Así salió la idea de exponer en su local. Tuvimos una energía especial y me pareció muy divertido hacer un negocio en conjunto. Y dado que en el mundo del arte todo está tan paralizado…", agregó después.
Si hay algo en lo que Anna-Lisa Marjak se destaca por encima del resto es la identidad estilística. No es fácil para un artista lograr que, cuando vean sus obras, sepan que es suya. Claramente este es el caso de esta pintora: un estilo que se distingue fácilmente. "Yo lo encontré muy rápido al estilo. La verdad es que nunca pensé en ser pintora", dice, y recuerda esos comienzos, cuando todo empezaba a surgir: "Primero estudié psicología y después me fui a México a estudiar antropología, pero cuando estuve en Nueva York me empecé a entusiasmar con el mundo de la pintura. Ya en México apareció muy fuerte en mí. Empecé a pintar medio jorobando, sin pensar que iba a hacer algo serio. Cuando voy a visitar a mi mamá, que vive en Nueva York, un amigo de ella me presenta a un director de una escuela de arte y ahí conozco a una serie de pintores latinoamericanos donde compartimos muchas ideas. En la escuela me peleo con todos los profesores porque ellos querían una cosa de mí y yo otra".
En una pieza de Nueva York, pintaba y pintaba. "Cuando tenía dudas miraba un cuadro de Picasso", confiesa sobre esos tiempos en que la pasión artística estaba en pleno fulgor. "Eso era en los 80 —agrega—, en ese momento estaba de moda la pintura italiana. Yo siento que hice una gran mezcla de todo lo que me gustaba. Fui aprendiendo a los ponchazos. Después me vine a estudiar acá en el Bellas Artes, porque quería mejorar la técnica. Pero me hacían trabajar con alambres, la profesora me decía que era para la creatividad. 'Yo no tengo problemas de creatividad', le decía, 'yo quiero técnica'. Y ella me decía: '¿qué es eso?' Así que, bueno, dejé el Bellas Artes".
Por otro lado, esta serie conversa con las redes sociales y con internet. No lo hace de manera tajante, en contraposición o celebración, tampoco desde la temática o la figuración. Pero sí como disparador: las fotos elegidas para retratar son las que los usuarios de Facebook usan como perfil. "Con las redes sociales es como que te metés en la vida del otro. Sin las redes sociales no se me hubiese ocurrido esta muestra. Es gente que conozco, pero la selección era buscar fotos que me disparen ideas", le dice a Infobae. Pero, ¿qué tiene que tener la foto para que sea "pintable"? "Hay disparadores. Uno no sabe muy bien cómo funcionan esos disparadores: un fondo, un color, un objeto, una mirada", contesta.
"Yo trabajo a la mujer, mi temática pictórica es la mujer", comenta sobre otro detalle: los 25 retratos son de mujeres. ¿Por qué? "Primero porque yo soy mujer, y segundo por la historia: es una forma de reivindicar a la mujer. Vivimos en una sociedad donde la mujer ya se liberó, puede trabajar, puede estudiar, vive bastante libremente, pero sigue oprimida. Esa es la historia de la mujer, y yo como mujer lo siento y me duele. Mi idea es darle la libertad que se merece", concluye.
* Muestra de Anna-Lisa Marjak
Desde el 7 de septiembre
Espacio Susi Hammer – Cabello 3663, CABA
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