Eva Illouz: “El sexo, el romance y el matrimonio forman parte del mercado de consumo”

De visita en la Argentina, la prestigiosa socióloga marroquí, experta en analizar el rol de las mujeres y las distintas concepciones del amor a lo largo de la historia, aseguró: “La familia para los varones se tornó un asunto estrictamente emocional y no económico, mientras que para las mujeres, curiosamente, se convirtió en una opción más racional”.

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Las mujeres que no encontraron
Las mujeres que no encontraron pareja ni tienen hijos experimentan sus vidas como gran fracaso. Para Illouz, “eso es muy serio y tendría que modificarse”. (Foto: Adrián Escandar)

Necesitamos encontrar relatos de vidas fructíferas y valiosas fuera del concepto del amor romántico". Así se refiere la socióloga marroquí Eva Illouz a lo que ella detalla como "nuevos relatos", que deberían ubicar al amor lejos de los conceptos tradicionales de familia, pareja y sexualidad ya que, según la autora, acentúan las asimetrías entre hombres y mujeres dentro del sistema capitalista. Experta en historia y sociología de las emociones, los trabajos de Illouz, reconocidos internacionalmente y traducidos a varios idiomas, intentan explicar los modos en los que el capitalismo logra calar hasta en el plano de las emociones.

De paso por la Argentina, adonde llegó invitada para participar de las jornadas del ciclo de conferencias "Santa Fe debate ideas" en Buenos Aires y Santa Fe, la autora de,entre otros libros, El consumo de la utopía romántica, Intimidades congeladas, La salvación del alma moderna y ¿Por qué duele el amor? (editados por el sello local Katz Editores), dialogó con Infobae.

Eva Illouz, en Rosario, acompañada
Eva Illouz, en Rosario, acompañada por la periodista y escritora Raquel San Martín (izq.)

-¿Podría explicar cómo funciona esa asimetría que usted define entre varones y mujeres en el sistema capitalista?

-Tenemos que pensar primero en el matrimonio en una era precapitalista, donde jugaba un rol económico muy importante para hombres y mujeres. El hombre necesitaba del matrimonio tanto como la mujer e incluso todavía más porque es a través del matrimonio que ellos van a adquirir y ampliar su capital o porque vía el matrimonio ellos van a tener otra persona para trabajar la tierra. Es a través de la familia que el hombre puede reclamar su dominio masculino sobre los niños, sobre quienes trabajan para él y sobre su esposa. Entonces, la familia es absolutamente central para esa economía simbólica y material en la que el hombre dominaba a la mujer a través del matrimonio. Cuando el capitalismo empieza a expandirse en la sociedad, a mediados del siglo XIX, se establece un esquema de dominación dentro de la sociedad. Se puede ver lentamente un proceso por el cual la familia se convierte en algo menos importante para la supervivencia económica. ¿Quién se adapta primero a la economía capitalista? El hombre. Entonces, para los hombres la familia se convierte en algo opcional, en algo que no es absolutamente necesario.

-¿Y las mujeres?

-Para las mujeres no es tan así. Hasta que las mujeres entran en el sistema capitalista y su fuerza laboral, algo que no se da completamente hasta la década de 1970, la familia se mantiene como un medio muy poderoso para ellas, que les permite sobrevivir económica y socialmente. Esto significa que el capitalismo no integró inicialmente a las mujeres sino que tomó a los varones mucho antes. Esto muestra también que la idea de familia fue algo más superfluo para los varones que para las mujeres. La familia, para los varones, se tornó en un asunto estrictamente emocional y no económico, mientras que para las mujeres, curiosamente, se convirtió en una opción más racional. La mujer quiere la familia porque entre otras cosas es la posibilidad de tener un ingreso seguro. Así se adaptan a establecerse en ese esquema mucho antes que los hombres y más si la mujer quiere ser madre y si quiere cumplir el rol social de ser madre. Entonces, es así que el capitalismo introdujo esa asimetría entre varones y mujeres sobre los roles de la familia para cada uno de ellos.

“Querer y tener hijos es una obligación cultural que se impone a las mujeres”

-¿Cómo analiza el rol que se le asigna a la maternidad en ese contexto?

-Hay aquí un cambio porque para el varón ser padre de hijos varones que llevaran su apellido era muy importante. Con el cambio de lo que llamamos "patriarcado" –porque ahora el patriarcado está expresado centralmente por la capacidad del varón de controlar a otros varones y mujeres más que nada en sus lugares de trabajo– y la capacidad del varón de acumular riqueza y de acumular compañeros sexuales, la paternidad se convirtió en algo mucho menos importante para la definición de la masculinidad. El hombre puede o no puede ser padre y eso puede no contribuir a su sensación de masculinidad. Ahora querer y tener hijos es una obligación cultural que se impone a las mujeres. Si no tenemos hijos, la sociedad muere. Entonces esa función biológica es absolutamente crucial y se ha hecho exclusivamente a las mujeres responsables de eso. A la vez, cuando ellas conocen a un hombre y quieren un hijo porque culturalmente tienen esa presión, los hombres no están ahí. Esta tarea impuesta a las mujeres de querer tener hijos se convirtió en una fuente de gran ansiedad. Por eso, entre otras cosas, se habla por ejemplo del famoso reloj biológico, que es algo novedoso, una construcción actual porque las mujeres han tenido siempre el mismo cuerpo, pero nunca se preocuparon en el pasado porque socialmente había dos pensando en tener hijos. Yo diría, antes que nada, que las mujeres deberían analizar si realmente quieren o no quieren tener hijos, y que socialmente, colectivamente, esa tarea debería ser de varones y mujeres. Si las mujeres deciden que es importante tener hijos para ellas y no encuentran un hombre, no deberían esperarlo. Deberían constituir lo que yo llamo "comunidades afectivas" entre otras mujeres y hombres que quieren tener hijos, donde se logra un marco estable de personas que se ponen de acuerdo para educar en conjunto a esos hijos. Pienso dos cosas: no hay razón por la cual las mujeres sean las únicas que se deban preocupar por la maternidad, en todo caso es un problema de la sociedad en su conjunto. Segundo, si la mujer quiere un hijo y no encuentra a alguien, no debería esperar. Los hombres deberían entender que la mujer no los está esperando más.

“La mujer es percibida en el ámbito sexual pero también en el trabajo como alguien que vale menos”

-Entre otras presiones sociales, está muy extendida la idea del amor romántico un tanto idealizado. ¿Cómo hacen las mujeres para enfrentar esa idealización muchas veces reproducida en series de televisión, películas y demás?

-Primero que nada, habría que analizar por qué el amor, en esos términos, es tan importante para las mujeres. La razón, creo yo, es porque las mujeres no tienen establecido un rol social con una posición de poder. Por eso es que las mujeres encuentran en el amor esa posición, ese lugar social que les permite ser alguien. Por otra parte, las mujeres son quienes ejercen el rol social de cuidar de otros, sea hijos, padres, ancianos, enfermos; toda tarea de "cuidar", que implica una cantidad de trabajo enorme, le queda a las mujeres. Por eso es más fácil ejercer ese rol de cuidado dentro del marco del amor. Entonces, es en el amor donde encuentran el reconocimiento social que buscan tan desesperadamente y del que carecen en otros ámbitos. Es en la relación amorosa donde se les dirá "vos sos la única, vos sos la mejor, te amo, te acompaño". Cuando no tiene esto, la mujer se percibe a ella misma como alguien socialmente débil.

Según Illouz, ante la desvalorización
Según Illouz, ante la desvalorización social, la mujer busca ser revalorizada por el vínculo amoroso romántico (Foto: Adrián Escandar)

-¿Hay otras formas de representación posibles?

-Sí, yo creo que necesitamos antes que nada encontrar relatos de vidas fructíferas y valiosas fuera de este concepto del amor romántico vinculado a la relación sexual. En eso yo creo que el cristianismo tuvo una idea extraordinaria, que creo que necesitamos resucitar, de un modo secular. Es esa idea cristiana del amor como algo no destinado solamente a una única persona sino como algo que se puede distribuir a otros por fuera del marco de la familia. Es la idea del amor fraterno donde se le puede dar un verdadero significado a otro tipo de relaciones. Es una idea en la que hay que trabajar colectivamente. Lo que pasa hoy es que las mujeres solteras que no encontraron una pareja, que tienen, por ejemplo, 50 años y no están en pareja ni tienen hijos, experimentan sus vidas como un gran fracaso. Y creo que eso es muy serio y que tendría que modificarse. Esa idea de no haber encontrado "la" pareja, el amor especial y único no debería ser considerado un fracaso. Es muy importante combatir contra ese modo de construir relatos sobre nuestras vidas y buscar relatos alternativos de vidas significativas por fuera del sendero de la familia.

“Necesitamos encontrar relatos de vidas fructíferas y valiosas fuera del concepto del amor romántico vinculado a la relación sexual”

-¿Esto es posible esto en un mundo de redes sociales, Tinder, Match.com, y otro tipo de lugares donde se promueve que hay que encontrar siempre a alguien porque quien no lo hace de alguna manera está incompleto?

-Primero que nada, es importante aclarar que todos estos lugares lo que promueven en general es que uno tiene que dormir con alguien. Las nociones de valor hoy muchas veces están vinculadas a la idea del atractivo sexual y de la performance sexual. Eso es una cosa que deberíamos pensar y combatir. Segundo, para aquellos a los que les funcione Match.com, ¡genial! ¡Felicitaciones! Pero para muchos eso no funciona. Sabemos que hay una creciente cantidad de personas que están solas, de acuerdo a datos estadísticos de Japón, Europa, Estados Unidos. Para esta gente, que en números está aumentando, es importante encontrar relatos alternativos que no muestren sus vidas como fracasos, como versiones fallidas una especie de contraparte que serían aquellos que están casados. La razón por la que no hacemos esto tan fácilmente es porque el sexo, el romance y el matrimonio forman parte del mercado de consumo. A través del sexo, el romance y el matrimonio la gente consume infinitamente y sin cesar. Se consume ropa linda para sentirse atractivo, se consumen películas o viajes para tener una salida romántica con la pareja, se consume una heladera gigante para llenarla de comida para los hijos. Si uno se pone a pensar detenidamente, el mercado está impulsado principalmente por aquellos que están en pareja o por aquellos que tienen sexo en todo tipo de formas. Quizá, la razón por la que sea tan difícil hallar esos relatos alternativos sea porque los relatos alternativos no juegan ningún rol fuerte en el mercado de consumo.

-Como contrapartida, se observan los casos de quienes están en pareja y son víctimas de violencia doméstica, entre otras cosas. ¿Pudo analizar los movimientos como "Ni una menos" de Argentina y otros que ponen a la luz los femicidios y la violencia ejercida contra las mujeres en nuestra región?

-No, lamentablemente no. No me puse a pensar en esa violencia aún. Lo que me interesa ahora es pensar en algo vinculado con esto que es la "devaluación de la mujer", el hecho de que la mujer es percibida en el ámbito sexual pero también en el trabajo como alguien que vale menos. Se le otorga un menor valor. Entonces, la pregunta para mí es cómo ocurrió esto. ¿Cómo pasó? Por un lado, se supone que ganamos legalmente y económicamente –aunque poco– algún espacio o posiciones de más poder. Pero, por el otro, en el campo sexual, la mujer todavía es considerada como algo de menos valor.

Eva Illouz (Foto: Adrián Escandar)
Eva Illouz (Foto: Adrián Escandar)
 
 

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