"Si el objetivo más alto de un capitán fuera preservar su barco lo mantendría en el puerto siempre", sentenció Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII. El arca de Noé no se mantiene en el puerto, no se detiene, muchos menos va en reversa. La aeronave de "Yuyo" fluye, siguiendo siempre la corriente vanguardista que se proyecta hacia el futuro. En esta ocasión, desembarca en el Museo Nacional de Bellas Artes y vuelve a sorprender cuando se orilla en su nueva creación, la magnífica instalación Entreveros, la cual emerge como una condensación de su vasta trayectoria artística.
Luis Felipe Noé está cansado, "repodrido" de que intenten encasillarlo en la época de los 60, se manifiesta "harto" de que hablen de él como "un artista muerto", y afirma que se encuentra "más vivo que nunca" y que continúa "evolucionando". Es por eso que el mayor exponente de la Nueva Figuración no se detuvo en el éxito de dicha escuela, alimentó siempre su espíritu explorando distintos procesos creativos y saltó hacia la Nueva Era, levando anclas y desafiándose a presentar no una retrospectiva, lugar común de las muestras de los artistas consagrados, sino una prospectiva.
Una mirada hacia los tiempos venideros, donde el autor interpela la realidad, al público, a su obra y, principalmente, a sí mismo, siempre en sinergia con la contemporaneidad del arte. En tal sentido, la curadora de la exposición Cecilia Ivanchevich señala: "Esto de la mirada prospectiva no sólo tiene que ver con la idea de que el artista sigue produciendo, sino que la propia obra, como trabaja fuertemente con la cita, rompe el orden cronológico, y traza una línea en la cual siempre el pasado está haciendo eco en el presente y se proyecta hacia el futuro".
Para "Yuyo", bautizado así por una tía que lo llamaba "Yuyito" cuando era pequeño –"ahora soy un Yuyito de 84 años", expresa con una gran sonrisa- su mejor obra es siempre aquella que está por venir.
Como con cada muestra de Noé, el aroma que se genera en el ambiente es el de aire puro, ese que se respira cuando un artista no se relaja a descansar en su renombre, no subestima al público, y se mantiene reinventándose, no dando nada por sentado. Respecto de dicha reinvención, Noé dice que "el objetivo no es conocerse, sino reconocerse, como forma de reencontrarse, de volver a conocerse a sí mismo".
A lo largo de los años, si bien sus trabajos fueron fluctuando, y pasando por diferentes ismos y técnicas, en su obra hay una constante inamovible, que es la de interpretar e interpelar el devenir, la sustancia del ser según Heráclito, el concepto de panta rei (todo fluye), tomado por Platón del presocrático para manifestar que todo está en permanente cambio y movimiento. No obstante, a diferencia del filósofo de Éfeso conocido como "El oscuro", para el luminoso Noé el devenir no se rige por el logos sino, contrariamente, por el caos.
-Es una palabra compleja, con diferentes acepciones, ¿qué es para usted el caos?
"La vida es caos", expresa mientras pasa sus manos por Entreveros.
En ese momento, Yuyo "el inquieto" pausa su respuesta, y se detiene a observar cada detalle de su nueva instalación, y dirige una seña cómplice hacia la curadora. Cecilia Ivanchevich, que trabaja con él desde 2012, asiente sin mediar palabras, y se los puede ver conversando en un lenguaje gestual encriptado que sólo emisor y receptor pueden entender. Desprende la mirada de su obra, y retoma la respuesta: "Todo es caos. Es algo que construimos, no algo que se nos aparece de la nada como un fantasma, es más, vale decir que somos nuestros propios fantasmas. Es la vida colectiva, incluso antes de que nosotros naciéramos, como una mecánica que viene desde siempre. Yo no creo en esa teoría de que en el origen fue el caos y después sobrevino el orden…¡qué orden ni qué diablos!, ¿quién ha visto algo de orden?"
-Su trabajo además de encuadrarse dentro de las artes plásticas, se entrelaza con el pensamiento científico. ¿La Mirada prospectiva se puede apreciar como un análisis filosófico de la realidad?
-Bueno, ahora voy a publicar un libro, El caos que constituimos, que si bien no es un libro sobre filosofía per se, es sobre mi filosofía. Está dividido en dos partes: en la primera cuento detalladamente qué es el caos para mí, en la segunda parte explico cómo fui llevando esta idea del caos a la práctica y a mi obra.
-Siendo una persona hipersensible a este caos, ¿cómo lo percibe en Argentina?
-Lo vivo de una manera particular porque es mi país. Pero no es exclusivo de la Argentina. El mundo es caos, basta con leer las noticias.
La exposición está pensada en tres diferentes lecturas, a lo largo de toda su producción artística realizada entre 1957 y 2017: la conciencia histórica, la visión fragmentada y la línea vital.
La lectura de la conciencia histórica, como Noé fue testigo, a lo largo del tiempo de las distintas situaciones y reflejó a través de la ironía, de la cita, aquellos temas que lo conmovían, siendo el pueblo el mayor blanco de sus emociones. Este sentimiento se plasma en obras como Introducción a la esperanza, de 1963, -patrimonio del MNBA-, y La Pueblada, de 2006. En ambos trabajos se puede percibir la constante temática y, a la vez, una maduración estética, desafío del artista para poder encarar el mismo tema a lo largo del tiempo.
En la exposición se puede apreciar un fragmento de un documental de como "Yuyo" en 1963 observaba al pueblo y como luego llegaba a su taller y plasmaba la cultura y el sentimiento popular en la tela.
Otro asunto que interpeló al artista del caos, por bastante tiempo, es el catolicismo, eje temático al cual ha tratado de diferentes maneras. Ello se puede distinguir con la tensión entre Cuadro de situación de 1991, y Hoy de 2016. Esta última excede el catolicismo y tiene que ver con como utiliza citas de la historia el arte: El 3 de mayo en Madrid de Francisco Goya, El Diluvio Universal de Miguel Ángel, La Balsa de la Medusa de Théodore Géricault, todo esto mezclado, "entreverado" con distintas imágenes periodísticas que Noé fue recapturando a lo largo de los años, en una trabajo de investigador y observador. En esta obra pone ya en tensión un pasado y un presente, y en este caso, a través de la Crucifixión de Jesús construida por espejos, hay una literal idea de proyección hacia el futuro…todo lo que suceda con esa obra se verá reflejado.
La lectura de la visión fragmentada se puede observar en obras como Con cierto pánico, y Una Noche, en la cual no hay partición, como en Introducción a la esperanza, sino sectorización, a través de ventanas emergentes.
De la línea vital, es menester destacar La estática de la velocidad, no sólo por la extensión de seis metros de la misma, sino porque además condensa muchos de los planteos que Noé se hizo a lo largo del tiempo. En esta obra trabajó sobre papeles, en cada uno generando distintas lógicas, en permanente tensión a través de la vibración de color, ya sea por opuestos, o por situaciones propiamente vibratorias. El tema de la línea, de la demarcación, se acentúa en el "Yuyo" de los 2000, con el plus de un agregado lúdico, de una generación óptica de movimiento, que se consigue a través de la blandura del material en tensión con un marco rígido. Esta idea de la línea es algo que atravesó las distintas épocas de Noé.
En la exposición también se puede disfrutar de una selección de sus dibujos en terapia, realizados por el artista en análisis, donde fue encontrándose no sólo a sí mismo, sino también descubriendo personajes que fue incorporando a lo largo de toda su obra, hilo conductor de una vida artística.
Entre 1966 y 1974, Noé decidió "abandonar la pintura" como una postura artística, política y social. En esa época dedicó su tiempo al trabajo de investigación, a la escritura, y al estudio de los espejos cóncavos.
En 1975 cuando retoma la pintura uno se encuentra con un Noé totalmente diferente al de los 60, lo que puede verse claramente plasmado en obras como La naturaleza y los mitos, unión del dibujo y la línea, y surgimiento de un nuevo punto de vista temático, en el cual empieza a generar una idea de naturaleza como símbolo de Latinoamérica.
Las tres lecturas: conciencia histórica, la visión fragmentada y la línea vital, se encuentran en una comunión perfecta en la instalación Entreveros: el reflejo, los espejos en distintos sectores de la obra, la figura adyacente -que puede tener distintas interpretaciones que interpelan a la historia mundial en general- las pequeñas figuras, los rostros, el shock de los colores vibrantes del Yuyo de los 2000, la abstracción, la demarcación, y la delimitación sin límites de este referente del arte contemporáneo argentino.
En una muestra de Noé, en la cual el arca sigue el curso del devenir, y gracias a la amplitud de temáticas abarcadas, técnicas, y la obsesión por el detalle, la primera visita constituirá una experiencia totalmente distinta a la de la segunda, afirmación del postulado del panta rei en Platón: "nadie se baña dos veces en el mismo río".
Luego de un recorrido por la muestra, la curadora Cecilia Ivanchevich conversó a solas con Infobae.
-Siendo Noé un artista que ha expuesto en innumerables muestras, ¿qué ofrece Mirada Prospectiva de especial?
– Las obras de Yuyo presentan siempre un desafío para el espectador. De lejos hablan de una realidad y cuando uno se acerca ofrece diversas posibilidades. Esa idea de trabajar distintas realidades dentro de una misma obra es una constante que fue cambiando a lo largo del tiempo en cuanto a la forma de ser presentadas. Por ejemplo en Introducción a la esperanza, que es la obra que pertenece al Museo, uno se encuentra con la manifestación como cuadro principal y distintos cuadros que emergen de él, como las raíces del tronco de un árbol. Noé fue marcando esas ventanas emergentes, y luego fue enmarcándolas de diferentes formas en otras obras, ya sea por una delimitación de los espacios o por el corte de la tela o el papel. Fragmenta, delimita las diversas realidades dentro de una misma pieza, pero él jamás se limita. De allí el título Mirada prospectiva, porque su trabajo presenta una continua obsesión por desentrañar el devenir.
-Respecto del trabajo curatorial, ¿cómo es trabajar con un exponente que además de artista plástico es un teórico del arte?
-Desde 2012 trabajo mis curadurías en ese sentido, porque valoro muchísimo todo su proceso creativo, esa capacidad de trasladar en palabras lo que luego expresa sobre la tela y viceversa. Noé no sólo llevó la teoría del caos a la práctica, sino que a través de sus trabajos creó una estética del caos, o una antiestética como la llama él.
-Siendo una puesta que va hacia lo más profundo de la interpelación del caos y del devenir, ¿es una muestra apta para todo público?
-Eso es lo más interesante que tiene la obra de Noé, si bien es de una alta complejidad, es también y, sobre todo, una puesta muy lúdica. En ese sentido hasta logra captar la atención del público infantil. Los más chicos adoran al Noé de los 2000, por la elección de las paletas, la vibración del color, el juego de líneas, la libertad. Noé tiene cada vez más libertad, y eso es lo que más seduce tanto a la gente que conoce y a la que no conoce. Como todo en la vida, te puede gustar o no, pero es una obra que siempre propone e incluye.
* Luis Felipe Noé. Mirada prospectiva – Curaduría de Cecilia Ivanchevich
Hasta al 20 de septiembre de 2017. De martes a viernes, de 11 a 20 horas, y sábados y domingos, de 10 a 20 horas. Museo Nacional de Bellas Artes – Pabellón de exhibiciones temporarias. La entrada es libre y gratuita
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