La novela póstuma del embajador británico secuestrado por Tupamaros en Uruguay

En “Clandy”, Geoffrey Jackson ficcionaliza su prisión en una “cárcel del pueblo” pero también otros hechos y actores de esos tiempos violentos. Las insólitas razones por las que el libro no se publicó en Gran Bretaña

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La novela póstuma de Geoffrey Jackson
La novela póstuma de Geoffrey Jackson

El 8 de enero de 1971, un comando guerrillero armado emboscó con un auto y una camioneta el Daimler en el que se desplazaba el embajador británico en el Uruguay. A cachiporrazos, desmayaron a su custodia y a su chofer y se llevaron al diplomático en su propio vehículo oficial.

El Embajador fue drogado para facilitar su traslado hasta la ‘cárcel del pueblo’

Poco después, la policía encontró el Daimler abandonado en la ruta. En su interior, había una jeringa vacía, señal de que Geoffrey Jackson había sido drogado para facilitar su traslado hasta la "cárcel del pueblo" en la que pasaría los siguientes ocho meses.

"Mi padre, Jorge Peirano Facio, era canciller cuando Jackson llegó al Uruguay como embajador, y se hicieron amigos, compartieron algunas salidas al campo, y yo tuve la ocasión de conocerlo y recuerdo aún hoy su porte de caballero, sonriente y aplomado", dijo a Infobae Luisa Peirano, traductora -en colaboración con Marcela Dutra- y editora del libro hasta ahora inédito del embajador.

En el Churchill Archives Center, Luisa Peirano encontró la novela inédita del diplomático fallecido en 1987

En el año 2015, Luisa Peirano leyó People's prison, las memorias del embajador Jackson, y quedó impactada por ese testimonio y por su capacidad de perdón. Decidió entonces dar a conocer la vida y obra de Geoffrey Jackson. En Londres, en el Churchill Archives Center, instituto al cual la esposa de Jackson donó todos sus archivos, descubrió la existencia de una novela inédita del diplomático.

También encontró las huellas de los intentos infructuosos que éste había hecho para publicarla en Londres: "demasiado latinoamericana, demasiado católica", le dijeron. Un diagnóstico absurdo, para una novela que, con el tiempo, ha ganado en actualidad y universalidad y que no tiene finalidad proselitista.

Pero vale la pena repasar primero el desenlace de los acontecimientos vividos por Geoffrey Jackson en Uruguay para entender el marco en el cual esta novela sale finalmente a la luz.  

Geoffrey Jackson (der) y su esposa
Geoffrey Jackson (der) y su esposa

A fines de 1970, el embajador británico en Uruguay había advertido a Londres del riesgo de secuestro y de que el gobierno uruguayo no estaba en condiciones de proteger eficazmente a los diplomáticos acreditados en Montevideo. Ese mismo año, el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, grupo guerrillero que operaba en Uruguay desde 1963, pero que se había vuelto más activo y violento en los últimos dos años, había secuestrado y asesinado a Dan Mitrione, un agente del FBI que actuaba como Asesor en Seguridad del gobierno estadounidense en América del Sur.

Como diría un diario británico al informar el secuestro de Jackson, los Tupamaros eran guerrilleros "vagamente maoístas" que no fueron tomados en serio hasta el secuestro de Mitrione, un hecho de gran espectacularidad y que los puso definitivamente en la mira de las fuerzas represivas, pero que también les había representado perder la simpatía de vastos sectores sociales.

Poco después, en 1971, el presidente constitucional, Jorge Pacheco Areco (su mandato se extendió de diciembre 1967 a marzo de 1972) encomendó a las Fuerzas Armadas la lucha antisubversiva. Un fenómeno que se repetiría una y otra vez en la región.

Jorge Pacheco Areco era el presidente constitucional del Uruguay en el período de las acciones más espectaculares de la guerrilla Tupamara
Jorge Pacheco Areco era el presidente constitucional del Uruguay en el período de las acciones más espectaculares de la guerrilla Tupamara

A modo de precaución, el embajador Jackson usaba un itinerario diferente cada día para ir de su residencia en Pocitos a la Embajada Británica. No fue suficiente. Los tupamaros le contaron luego que tuvieron que usar en total 50 personas y 20 autos para capturarlo. Montaron varias emboscadas en simultáneo.

Geoffrey Jackson tenía 55 años cuando se convirtió en el tercer diplomático extranjero en manos de la guerrilla. Los otros dos eran un cónsul brasileño, Aloysio Gomide, y un asesor norteamericano en agricultura, Claude Fly. MItrione había sido asesinado en agosto de 1970, luego de que el gobierno rechazara liberar a 150 tupamaros presos. Su historia fue llevada al cine por Costa Gavras (Estado de sitio (1973), con el actor francés Yves Montand como Mitrione.

Dan Mitrione (izq), agente del FBI, secuestrado y asesinado por los -Tupamaros, fue encarnado por Yves Montand (der) en el film Estado de sitio (Costa Gavras, 1973)
Dan Mitrione (izq), agente del FBI, secuestrado y asesinado por los -Tupamaros, fue encarnado por Yves Montand (der) en el film Estado de sitio (Costa Gavras, 1973)

"Éste, supuso (ella), era el diplomático anglosajón detenido hacía unos pocos días. El Movimiento no aceptaba el epíteto burgués de secuestro para estos casos", ironiza Jackson en la novela en la que se ficcionaliza a sí mismo. También la palabra "ejecución" era usada por la guerrilla con intencionalidad: la de dar a entender que había habido un "juicio", el del pueblo.

El gobierno uruguayo había dejado en claro que no negociaría con los Tupamaros. Esto, sumado al destino de Mitrione, da una idea del ánimo que podía embargar a los "prisioneros del pueblo".

Jackson sin embargo, nunca se desesperó. Durante todo el tiempo que duró su cautiverio, en un calabozo húmedo y pequeño en el que apenas podía caminar y no entraba la luz del día, no vio ningún rostro humano -sus carceleros se ocultaban detrás de capuchas-, salvo el de un compañero de infortunio, el empresario uruguayo Ricardo Ferris Terra. "Fuera  de esa excepción, toda la raza humana dejó de tener rostro para mí", contaría luego.

Los diarios reproducen las declaraciones del embajador luego de su liberación
Los diarios reproducen las declaraciones del embajador luego de su liberación

Sus carceleros le parecieron inteligentes, en buen estado físico, y no le dieron la impresión de ser marginales sociales. Jackson estaba convencido de que hubieran lamentado tener que matarlo. En la novela, proyecta estas sensaciones, que seguramente experimentó como cautivo: "Este muchacho, pensó, no había querido matarlo y se había permitido sentir aprecio por él. (…) Había algo en él, mucho, que se podría rescatar. (…) ¿Sería ésta la oportunidad que tan a menudo había rogado no perder cuando la encontrara, de dejar la vida habiendo hecho una obra que valiera la pena? Como, por ejemplo, ¿ayudar a salvar un alma humana?"

Cuando Jackson fue liberado, ocho meses después -en su opinión, porque los Tupamaros se dieron cuenta de que los secuestros no eran políticamente redituables para ellos-, sucedió algo paradójico.

"En la conferencia de prensa .cuenta Luisa Peirano, casi hubo decepción, porque esperaban encontrarse con un hombre abatido y en cambio vieron a alguien que daba testimonio de la importancia que la fe había tenido en la experiencia que acababa de atravesar. Y le hicieron el vacío".

Jorge Peirano Facio era el canciller de Uruguay cuando Geoffrey Jackson fue secuestrado por los Tupamaros
Jorge Peirano Facio era el canciller de Uruguay cuando Geoffrey Jackson fue secuestrado por los Tupamaros

"Sentí desolación, pero nunca desesperación", dijo el embajador a los periodistas, a quienes les habló del importancia de valorar lo que damos por garantizado, la tradición y el modo de vida de su país.

Pero también les contó su calvario, que sólo vuelve más admirable su entereza. Sus carceleros nunca le daban la menor señal del tiempo, día u hora. "Eso fue algo bastante cruel de experimentar".

Lo único que Jackson no se había dejado quitar por los guerrilleros fue la cruz que llevaba al cuello -"Quédese con su fetiche", le concedieron- y en las paredes de la celda dibujó un calendario para marcar cada domingo con una cruz e imaginarse en misa con su esposa. Demasiado para la tan anglicana Inglaterra…

Cuando quiso publicar sus memorias, le exigieron que renunciara al Servicio Exterior

"Cuando escribe sus memorias [N.de la R.: People's Prison, publicadas en 1973, traducidas al castellano como 'Secuestrado por el pueblo], las somete al Servicio Exterior británico para pedir permiso para publicarlas, y le dicen que en ese caso debe renunciar", cuenta Luisa Peirano.

Un rechazo injustificado, agrega, "porque Jackson había sido totalmente leal a su país e incluso en cautiverio se mantuvo siempre como el embajador británico y el representante de su gobierno en todos los interrogatorios".

¿Sobre qué lo interrogaban los Tupamaros? Sobre todo, cuestiones económicas, intereses, inversiones.

Jackson relata en conferencia de prensa detalles de su secuestro
Jackson relata en conferencia de prensa detalles de su secuestro

Para compensar cierto vacío que le hicieron a Jackson en su propio país, y porque la novela le pareció excelente, Luisa Peirano obtuvo el permiso del Churchill Archives Center para publicar el libro en castellano. Con el auxilio de Marcela Dutra, tradujeron la novela, cuyo título, puesto por Jackson, deriva de la expresión "going clandy", o sea "pasar a la clande", como se estilaba decir en la época por el pase a la clandestinidad de los guerrilleros cuya identidad era conocida por las fuerzas represivas.

El bien y el mal están en los dos bandos del conflicto (Jackson)

En la sinopsis que enviaba a las editoriales, Jackson presentaba su libro en estos términos: "La historia representa una versión poco banal de la batalla del bien contra el mal, poco banal porque el bien y el mal están en los dos bandos del conflicto. Al final, ninguno tiene la verdad absoluta ni ninguno debe ser culpado. Los dos lados buscan la fácil solución de la violencia, cuando el verdadero remedio está en el callado e indispensable cultivo del jardín de las virtudes humanas".

El Times informa sobre el secuestro de Sir Jackson
El Times informa sobre el secuestro de Sir Jackson

"Como trabajo en una universidad, dice Luisa Peirano, le dí a leer el libro de Jackson a una estudiante inglesa atea y desmintió los argumentos de los editores. Por el contrario, me dijo que siempre había estudiado Latinoamérica desde el punto de vista de la sociología, la historia, la economía, la política, pero nunca desde el punto de vista de las emociones. Y que al haber leído la novela entendía por qué hoy en día se alistaban jóvenes al ISIS y a otros movimientos inspirados en ideologías".

"Creo que merece la pena darle difusión porque además de que la narración es aplicable a lo que sucedió en Uruguay, Argentina, Chile y otros países latinoamericanos en los 60, es muy actual", insiste.

La noticia en los diarios uruguayos

La novela fue escrita en 1973. Aunque Jackson se coloca a sí mismo dentro de la trama, como "El Cautivo", la protagonista central es una joven guerrillera a la que el embajador posiblemente conoció como una de sus carceleras.

Jackson da testimonio de una época, hoy simplificada en relatos de un deprimente reduccionismo

En los tiempos que vivimos, de polarizaciones y de pensamiento binario, la novela de Jackson oxigena el ambiente. Da testimonio de una época que vivió, hoy simplificada en relatos de un deprimente reduccionismo. Él no toma partido, es un observador benévolo hacia las debilidades humanas de todos los bandos y describe incluso los conflictos al interior de cada uno de ellos. No todas las motivaciones eran las mismas, no todos estaban cómodos con las decisiones y opciones tomadas.

Geoffrey Jackson (1915-1987)
Geoffrey Jackson (1915-1987)

"Así que esa era la nueva Guardia Pretoriana. Había oído hablar de ella. Se regía por sus propias leyes – escribe Jackson en un párrafo en el que refleja el endurecimiento de la represión y las contradicciones que genera el surgimiento de comandos fuera de toda conducción-. Hombres como esos no eran hombres. (…) Eran unos lobos. No –ni siquiera lobos–. Había leído en alguna parte que los lobos matan sólo para comer, para la manada".

Esta represión paralela, sucia, y de excepción genera contradicciones en algunos militares: "Le diré que expida un certificado que diga que murió envenenada; por mano propia, al estilo de los terroristas -dice un comando en referencia a una guerrillera que muere bajo tortura-. Y lo que te pasará si no te apartas de nuestro camino. Así que vete a casa, soldado de juguete. (…) Limítate a tus desfiles. Monta guardia frente al Palacio Presidencial (…). … vamos a matar a unos cuantos. Los tuyos no soportan cuando las cosas se caldean. Así que no entres a nuestra cocina".

La prensa refleja la línea adoptada por el gobierno uruguayo frente a la seguidilla de secuestros por Tupamaros
La prensa refleja la línea adoptada por el gobierno uruguayo frente a la seguidilla de secuestros por Tupamaros

El militar apegado a la legalidad debate con un superior y lo que dice es anticipatorio: "el remedio es peor que la enfermedad. Ese es el problema que ahora aflige a nuestro pobre país. Ese es el regalo que nos han impuesto las guerrillas, la caja de Pandora que ellos han abierto. Llámalo como quieras, pero el remedio a sus bestialidades parecen ser estos animales que ahora abusan de la autoridad de la nación, ¡y asesinan a colegialas estúpidas en su nombre! –Y lo más probable es que sea eso lo que pretendían los militantes. (…) El día en que la gente nos llame a todos gorilas, o milicos, las guerrillas habrán ganado la mitad de la batalla y habrán conseguido que el sentimiento popular se ponga de su lado".

Pero no solo en el frente "oficial" hay contradicciones. Del lado de la "clandy", Jackson pone en boca de una militante dudas que tienen la misma raíz humana: "Muy bien; era posible aislar, castigar, incluso reformar a un criminal, un enemigo del Pueblo, en una de esas tristes jaulitas de apenas dos metros cuadrados. Pero, ¿sería correcto recluir en un espacio tan miserable a quienes eran indiscutiblemente inocentes? Por Dios. El Movimiento mismo había utilizado muchas veces sus contactos, tanto nacionales como internacionales, a favor de sus propios compañeros encarcelados, para quejarse ante las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, o ante cualquier otro foro burgués que escuchara sus protestas, sobre unas condiciones materiales que no eran peores que las de acá. (…) De acuerdo. Pero es algo más profundo. (…) Lo que me molesta es eso de matar; no en defensa propia, sino (…) para anticipar situaciones. (…) ¿Podemos seguir usando los métodos de aquellos contra quienes estamos luchando precisamente debido a sus métodos, sin acabar siendo exactamente igual que ellos? Nos vamos corrompiendo más cada día. Y hay tantos antecedentes históricos de gente que comenzó como nosotros, Robespierre y gente como esa…".

"La novela destila humanidad en una historia con episodios de violencia inhumana -se lee en la presentación del libro-. Con el paso del tiempo, el libro ha dejado de ser local y latinoamericano para volverse universal y válido para un mundo en el que se comparte el desconcierto y el temor ante las múltiples formas de violencia física y moral de las que tenemos noticia a diario".

Clandy fue presentado el 5 de mayo en la Feria del libro de Buenos Aires por un panel integrado por Roberto Bosca, director del Cudes (Instituto de Cultura de la Universidad Austral), Federico Brum, director de la Licenciatura de traducción de la Universidad de la República en Uruguay, Monique Vaughan, que habló sobre las coincidencias y similitudes entre People´s Prison y Clandy, y Luisa Peirano.

Cuando el diplomático falleció, el obituario de la edición del 2 de octubre de 1987 del Times de Londres llevaba por título "Sir Geoffrey Jackson: Estoico rehén de la guerrilla".

VIDEO: SINOPSIS DE LA VIDA DE GEOFFREY JACKSON

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