El festival de Cosquín y una idea del cine que interroga al mundo

Tres días de películas de calidad en la capital del folclore, así puede definirse al Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín, en Córdoba. Infobae habló con Roger Koza, el crítico de cine y programador del evento, quien explicó la importancia de estos ciclos para el cine que se produce por fuera de los grandes circuitos.

“Brüder der Nacht”, de Patric Chiha (Austria)

La 7ma edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín comenzó este miércoles con la proyección de la película argentina El futuro perfecto, de Nele Wohlatz (2016). Hasta mañana, domingo 7 de mayo, el FICIC tiene programadas más 50 películas de diferentes partes del mundo: Alemania, Portugal, Suiza, Japón, Austria, Brasil, Francia, Croacia, Serbia, Chile, Rusia, Colombia, Sudáfrica, México y Argentina.
Con secciones de Competencia Oficial Internacional de Largos, Cortometrajes, Concurso Cortos de Escuela, Retrospectivas, Focos y actividades especiales hay mucho para ver y hacer en la capital nacional del folclore.

Ideado por la coscoína Carla Briasco y su marido Eduardo Leyrado, al festival lo lleva adelante un equipo de producción, en el que se cuentan familiares y amigos, que trabajan durante todo el año ad honorem: por "amor al cine", como reza el lema 2017. Hasta la Mary, madre de la directora, junto a otras vecinas dedican tiempo y amor para cocinar -en cada edición- locro y empanadas para todos los invitados a modo de bienvenida.

Roger Koza, crítico de cine y programador del Festival. (Sape Oscar – Prensa FICIC)

Si bien cuenta con el apoyo del INCAA y la Municipalidad local, el de Cosquín no tiene nada que ver con otros festivales: es chico, se hace a pulmón y los organizadores terminan poniendo dinero de su bolsillo para saldar deudas imprevistas. Esto no quita que la programación del Festival sea un verdadero lujo. Estudiada y cuidada hasta en el más mínimo detalle la tarea de selección está a cargo de uno de los críticos de cine más prestigiosos del país: Roger Koza. Programador del Ficunam de México, del Filmfest de Hamburgo, conductor junto a Fernando Martín Peña del programa Filmoteca, su fina mirada del séptimo arte está puesta en cada una de las películas que componen este encuentro cinematográfico serrano y fue a propósito de esta tarea que Infobae lo entrevistó.

-¿Para qué sirve un festival de cine?

-Un festival de cine en principio tiene una función muy concreta que es establecer una distancia, incluso hendir la lógica del mercado respecto de las películas que se conocen como tanques, que son las que copan las salas. Entonces hay una cantidad de películas que quedan al margen. En principio es un contracampo de la lógica del mercado. Lo cual no significa que haya grandes festivales que estén atravesados por la lógica del mercado. En ese sentido los festivales más pequeños pueden darle espacio a esas películas que son importantes pero que no tienen salas. Uno se puede posicionar desde allí y buscar mayor variedad, mayor libertad sin tener que responder a nadie, excepto a una idea de cine que interrogue al mundo, que ayude a pensar. El cine está relacionado materialmente con el mundo porque el cine es mucho más que un espectáculo, es una idea de política que poco tiene que ver con la idea de divertimento y entretenimiento ya que es mucho más profundo lo que está por detrás.

“Le Parc”, de Daniel Manivel

-En particular: ¿a quién le sirve un festival de cine como el de Cosquín?

-Desde hace muchos años que Cosquín y su economía se identifican, en gran medida, y se mueve a la par del Festival de Folclore. Creo que en el resto del año no pasan tantas cosas y este tipo de festivales que se realizan en ciudades pequeñas le permiten a la gente abrir otra ventana, una forma de conocer el mundo sin salir de su mundo. El cine permite una ruptura con el ciclo de las ciudades pequeñas como esta. Es un ciclo que no deja de ser interesante pero muchas veces tiende a la repetición.

-¿Qué puede aportar este Festival?

-Puede aportar una selección precisa y clara que esté sugiriendo una idea de cine. En este sentido creo que el lugar más político del cine es el trabajo sobre la modulación de la sensibilidad.

“Ama-San”, de Claudia Varejao

-¿Qué criterios tiene en cuenta a la hora de armar la programación de este festival?

-Creo que todas las películas tienden a insistir con un lugar donde se puedan resguardar y reconstruir las formas en que se relacionan los sujetos entre sí, las formas en que los sujetos se relacionan con el tiempo, el espacio, con el mundo sin habla que es el mundo de la naturaleza. Uno está pensando en eso cuando programa y pienso en otras formas de circulación de imágenes y sonidos para que impacten en otra dimensión de los que van a ver las películas. Encontrarse con otra gente que no es igual a uno es también una función extra cinematográfica de un festival.

-¿Cómo se concibe la crítica de cine hoy?

-Creo que en principio la crítica de cine es un género literario. Un género nacido en Europa a fines del siglo XVIII y XIX donde hay una democratización de la palabra, de la escritura y de la publicación. No sólo de quienes escriben sino de quiénes leen. Es una discusión donde nadie tiene la última palabra sino, en cierta medida, discuten, dialogan y confrontan ideas sobre lo que las películas suscitan.

“Otra madre”, de Mariano Luque

-¿Cuál es la influencia que tiene un crítico de cine hoy frente los espectadores?

-Ninguna, prácticamente. Por ejemplo: nadie va a dejar de ver La, la land por lo que escriba alguien. Van a ir a verla igual porque el sistema que tiene de exhibición, por el poderoso sistema de propaganda la gente va a ir. En todo caso lo que uno pueda decir de la película puede suscitar que la gente diga "Uy, esto no se me ocurrió".

-¿Hoy los tuiteros o influencers pueden tener más injerencia en los espectadores que un crítico especializado de cine?

-Son distintos públicos. El usuario de Twitter tiende a creer que ahí está el universo. Y se trata de un universo acotado. Lo digo como usuario de Twitter. No creo que nadie cambie los patrones de conducta por un tuiteo. No lo subestimo pero tampoco lo sobrestimo. Cioran podría haber hecho carrera en Twitter, por eso los 140 caracteres no deben ser desdeñados pero tampoco deben ser considerados una expresión máxima de expresión.

“La siesta del tigre”, de Maximiliano Schonfeld, es una de las películas del festival

-¿Qué postura tiene respecto del conflicto que atraviesa el INCAA y que repercute en el cine argentino?

-Creo que los actores vinculados a la comunidad cinematográfica han dicho todo lo que tenían que decir. Lo que más me preocupa es el lugar de la verdad y dónde fue dicho esto. En la televisión y otros medios la verdad parece haber sido trastocada. Me parece que el cine es un lugar donde se puede trabajar sobre la voluntad de verdad.

La gente grande de Cosquín se va animando al Festival de Cine. Aunque lo de ellos es el folclore, para los más jóvenes y los que estudian comunicación audiovisual y carreras artísticas en Córdoba es la oportunidad de ver un cine distinto: retrospectivas rusas y alemanas, ciclos en 35mm, cortometrajes, películas clase B en la trasnoche y participar de actividades y charlas con los directores invitados.

El lema de este año es #AmorAlCine, un hashtag que se reproduce en cada foto que se sube a las redes y si algo queda claro, más allá de la calidad de las películas, es que se trata de un festival hecho por amor.

TODA LA PROGRAMACIÓN

Este año con la convocatoria llegaron más de 900 películas de todo el mundo. Con un minucioso trabajo de selección la grilla quedó conformada de esta manera:

Largometrajes:
66 Kinos, de Philipp Hartmann (Alemania)
Ama-San, de Cláudia Varejão.
Brüder der Nacht, de Patric Chiha (Austria)
Jovens Infelizes ou Um Homen que Grita Não é Um Urso que Dança", de Thiago B. Mendonça (Brasil)
La siesta del tigre, de Maximiliano Schonfeld (Argentina)
Le parc, de Damien Manivel (Francia)
Los globos, de Mariano González (Argentina)
Otra madre, de Mariano Luque (Argentina)
Paris est une fète – Un film en 18 vagues, de Sylvain George (Francia)
Toublanc, de Iván Fund (Argentina)
Una ciudad de provincia, de Rodrigo Moreno (Argentina).

Cortometrajes:
A History of Sheep, de Ezequiel Vega (Argentina)
A Nice Place to Leave, de Maya Connors (Alemania-USA)
Adiós a la noche, de Ezequiel Salinas (Argentina)
All Still Orbit, de Dane Komljen y James Lattimer (Croacia)
Ascensão, de Pedro Peralta (Portugal)
El otoño del ceibo, de Alejandro Fernández Mouján (Argentina)
El sueño de Ana, de José Luis Torres Leiva (Chile)
El susurro de un abedul, de Diana Montenegro (Rusia-Colombia)
Hugo, de Juan Villegas (Argentina)
La victoria, de Martín Emilio Campos (Argentina)
The Beast, de Michael Wahrmann y Samantha Nell (Francia).

Cortos de Escuela:
A quien corresponda, de Valeria Fernández (FUC)
Continue
, de Sheuen Mondelo (FUC)
¿Dónde estás en el futuro?, de Julieta Seco (UNC)
Ejercicio sobre la ciudad
de Santiago Aulicino (FUC)
En la frontera, de Tomás Zabala (FADU)
La distancia entre los médanos, de Carla Francolino y Carolina Lara Grimberg (FADU)
La unidad de los pájaros, de Cruz Lisandro Morena (UNC)
Luca/Brian, de Ornella Giagnacovo y Micaela Ferraro (FADU)
Mercado, de Luciano Giardino (Taller de Cine UNL)

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