Las múltiples violencias del "Guernica", una obra que todo el tiempo cobra nueva vida

Se cumplieron 80 años del bombardeo a la ciudad vasca y de la creación del célebre cuadro de Picasso. ¿Qué hay detrás de la popularidad de esta obra? ¿Por qué se convirtió en un ícono? ¿Revolucionó el arte? Infobae le hizo estas preguntas a Andrea Giunta, una de las grandes expertas de arte de la Argentina

Cuando estalló la Segunda Guerra, Picasso dejó el Guernica en el MoMa de Nueva York.

El cuadro -una suerte de cartel gigantesco que grita en contra de la violencia- hoy deslumbra desde una pared del Reina Sofía, el museo de arte moderno y contemporáneo de Madrid. Es imposible sustraerse a su magnetismo, incluso si uno pasó la vida entera mirando reproducciones de esa obra tan vinculada a la guerra, tan vinculada a la paz. Por estos días, cuando se cumplen 80 años de su concepción, largas colas de hombres, mujeres y chicos aspiran a verlo. El Guernica, realizado entre mayo y junio de 1937, tuvo como inspiración un bombardeo a esa ciudad vasca por parte de alemanes e italianos que apoyaban la sublevación contra la Segunda República Española, pero la obra habla del dolor y de la humanidad, independientemente de un hecho puntual.

Fue el estallido de la Segunda Guerra Mundial, justamente, lo que llevó a su autor, Pablo Picasso, a refugiar el Guernica en el Museo de Arte Moderno (MoMa) de Nueva York, luego haber sido concebido para su exhibición en el Pabellón español de la Exposición Internacional de París. En 1981, el Guernica regresó a España y estuvo alojado en el Casón del Buen Retiro hasta julio de 1992, cuando encontró su espacio definitivo en el Reina Sofía. Andrea Giunta es una de las mayores expertas en arte de la Argentina, docente e investigadora del Conicet, curadora de diversas muestras y autora de varios libros entre los que se destacan Vanguardia, internacionalismo y política. Arte argentino en los años sesenta (Paidós, 2001, reeditado por Siglo XXI en 2008 y traducido al inglés por Duke University Press en 2007), Poscrisis. Arte argentino después del 2001 (Siglo XXI, 2008), y Objetos mutantes. Acerca del arte contemporáneo (Palinodia, Santiago de Chile, 2010). A propósito de los 80 años del Guernica, Giunta dictará en el auditorio del Malba el martes 2 de mayo una conferencia magistral cuyo título es Guernica en América Latina. Movilidad, emulación, apropiación. Infobae conversó con ella sobre Picasso y su obra.

-Pocas obras son objeto de tantas historias y mitologías alrededor. Se me ocurre La Gioconda, como otro caso. En el caso del Guernica, ¿a qué lo atribuye? ¿Es la conjunción perfecta entre Picasso como personaje y la guerra y, sumado a esto, el exilio de la obra, lo que dispara un itinerario así?

-Creo que la obra ha tomado tal magnitud no solo por su tema, el bombardeo a Guernica, la guerra de España, sucedida por la Segunda Guerra Mundial, ni tampoco por su tamaño, sino, sobre todo, porque viajó y se expuso unas 18 veces en distintos museos e instituciones. Si la obra, después de presentarse en París en 1937, hubiese viajado a España y se hubiese quedado allí, probablemente no tendría el aura y la magnificencia que hoy tiene. Por otro lado, hay muchos elementos que contribuyeron a aumentar el interés. Fundamentalmente, que más que representar un bombardeo representa la vida y las pasiones del artista. Sus mujeres y las corridas de toros. Esa imprecisión o desvío respecto del tema al que remite el título, hizo de la obra un foco de ataques tempranos, fundamentalmente de los críticos de izquierda. Por otra parte, es fundamental que Picasso haya quedado tan involucrado en los debates de la guerra fría. Su afiliación al Partido Comunista, el debate que se produce en el seno del Partido Comunista Francés cuando Picasso realiza un retrato de Stalin abstractizado, el hecho de que la doctrina Truman propusiese combatir al comunismo donde éste se manifestase, y que el cuadro estuviese en el MoMA, cruza contextos contradictorios. En esos años el mundo se dividía, en forma creciente, en dos, el mundo "libre" y el liderado por el comunismo. En Picasso esos mundos se cruzan. Podríamos decir que mientras Occidente tenía interés en su obra, el bloque comunista estaba más interesado en la persona. Todos esos debates (sobre el significado de la obra y sobre los comportamientos del artista) incrementaron la centralidad de la obra. Hay muchos elementos inherentes a la obra misma.

Pablo Picasso pintando la obra en su estudio de París, en 1937. La foto es de Dora Maar

-¿Como cuáles?

-Su tamaño mural, el hecho de que fuese transportable, la monocromía, los contrastes y el dibujo que acercan la pintura al registro del periódico pero también al del cómic. Por otra parte, es una obra en la que Picasso recurre a una larga tradición iconográfica de la pintura occidental, como siempre hizo en su obra. El debate sobre sus fuentes es también infinito, desde Rubens a Rafael Sanzio, Miguel Ángel, Guido Reni, Nicolas Poussin, entre muchos otros. Interpretar el cuadro es, en un sentido, controlarlo y poseerlo. Quizá esta fue la razón por la que a Alfred Barr, a cargo de las colecciones del Museo de Arte Moderno de Nueva York, le preocupó tanto que en 1947 Juan Larrea (quien había estado en el grupo de españoles republicanos que en enero de 1937 solicitan la obra a Picasso) interpretase las figuras del toro y el caballo exactamente al revés del significado que él les atribuía. Ese disturbio del sentido era tan importante para él que, para resolver la cuestión, organizó una conferencia. La obra ejemplifica, como pocas, el concepto de "descoordinación" propuesto por Thomas Crow, en tanto es una obra que constituye una excepción disruptiva respecto del campo de obras que la circundaban y también respecto de las expectativas de la época en relación a la corrección política de la obra. Un desajuste permanente. Un cuadro que produce una perpetua performance de sí mismo.

-En la misma línea: ¿por qué piensa que el Guernica tiene la popularidad que tiene?

-Su popularidad se debe a que la historia de Picasso siempre fue fascinante, y a eso se suma la historia del cuadro. Pero también, fundamentalmente en este caso, debido al sentido político del cuadro. En España, durante los años del franquismo en todo hogar republicano había una reproducción de Guernica. Cuando el cuadro se expone en 1953 en Milán, en el contexto de confrontación entre el Partido Comunista y el partido Demócrata Cristiano, el crítico e historiador Mario de Micheli repartía pequeñas fotos del Guernica entre los camaradas del partido, como si se tratase de carnets del PC. Quiero decir que su popularidad también tiene que ver con que en distintas situaciones la obra se reactivó en términos políticos. Así sucedió también durante la guerra de Vietnam, cuando un grupo de artistas norteamericanos escribe una carta a Picasso pidiéndole que retire la obra del MoMA. Los artistas hacen acciones delante del cuadro, en el museo. Otorgan así una nueva vida a la obra. También cuando Colin Powell anuncia que van a bombardear Bagdad y cubren un tapiz que representa el Guernica en la ONU (un tapiz obsequiado por Rockefeller para que las Naciones Unidas no olvidasen su compromiso con la paz): tapar el conflicto que involucraba la imagen generó un intenso debate. Es una obra que aparece una y otra vez en manifestaciones contra la guerra. Cada vez que sus reproducciones se levantan, la imagen se activa, adquiere una nueva vida.

Guernica en ruinas después del bombardeo

-El Guernica fue un cuadro por encargo. A mucha gente le resulta extraño que pueda trabajarse a partir de una idea de otro, quiero decir, que no sea la famosa inspiración lo que motiva al artista. ¿Qué puede decir sobre el tema y sobre este caso en particular?

-Fue un cuadro de encargo (encargo de Estado, vale la pena aclarar) pero Picasso no siguió un tema. Justamente, antes de comenzar con los bocetos preparatorios, sus primeras ideas tuvieron que ver con un tema que él frecuentaba mucho: el artista en su estudio con la modelo. Pero el bombardeo de Guernica, el 26 de abril y las noticias que aparecían en la prensa (como Ce Soir o L'Humanité), junto a la manifestación del 1° de mayo, a la que Picasso fue, y que fue extraordinariamente imponente por la cantidad de gente que asistió, lo llevaron a cambiar su idea inicial y abordar un tema, sin duda, más dramático: una masacre, una representación con una mujer que corre con su hijo muerto, otra que eleva sus brazos entre el fuego, un caballo que agoniza, un guerrero muerto, la furia del toro. Toda la gestualidad de la obra remite al dolor, la agonía, la empatía entre humanos y animales aniquilados al mismo tiempo, sufriendo con idéntica intensidad. Entonces, sí, es un cuadro de encargo, pero Picasso siguió sus propios intereses temáticos y pictóricos. Probablemente por eso a los representantes del gobierno vasco no les gustó la pintura, lo que al parecer había contrariado a Picasso. Tampoco le gustó al historiador marxista (luego triple agente) Anthony Blunt. En tanto, esa misma independencia de Picasso respecto del tema supuestamente correcto, y la decisión de hacer circular la obra contribuyeron justamente a liberarla del mandato del estado que la encargaba. No debemos olvidar que Picasso nunca contó que el gobierno español republicano le había pagado por el cuadro. Eso se supo recién a fines de los años setenta, y esa es la razón por la que el MoMa aceptó finalmente devolverlo a España. Picasso no era el dueño del cuadro. Pero la pintura se movió durante 44 años siguiendo sus instrucciones.

La obra llegó al Museo Reina Sofía en 1992

-¿Qué puede decir sobre la técnica del Guernica? ¿Inauguró algo nuevo en materia de artes visuales? ¿Hay materiales, formas o ideas nuevas en esa obra?

-Técnicamente es un óleo sobre tela. Una tela de algodón y cáñamo. Se piensa que puede haber utilizado pinturas de obra -hay que pensar que Picasso estaba atrasado, necesitaba que la pintura estuviese lista y el óleo tiene sus propios tiempos de secado, habría que analizar si sólo usó óleo- pero en términos generales es una técnica clásica. Sabemos por las fotos que realizó Dora Maar que en algunos momentos colocó objetos sobre el cuadro, chapas, tapando secciones. Pero luego no hay nada pegado sobre esta obra. Lo nuevo en términos de lo que era su producción es el tamaño y la monocromía, con una fuerte presencia del dibujo. Picasso solo había realizado obras de tan gran tamaño para las escenografías de los ballets rusos en 1917, pero no hay obras de tal envergadura a excepción de obras murales como La Guerra y la Paz en Vallauris o el mural para el edificio de la Unesco, en París. No creo que sea un cuadro revolucionario por la técnica. Sí es impactante el sentido gráfico, la composición y el tema. Pero no es un tema revolucionario, es un tema que Picasso ya venía trabajando. Pero todo, el tamaño, la paleta, el momento y la historia, confluyen para darle a esta obra el sentido revolucionario al que siempre estuvo vinculada.

Para Giunta, es imposible separar la popularidad de la obra de la vida de su autor, Picasso

-El proceso del Guernica está documentado. ¿Por qué es tan importante contar con esos materiales, con esa suerte de crónica de una obra?

-Es importante porque las fotos de Dora Maar permiten ver que Picasso fue cambiando la iconografía. En los estadios anteriores aparecen el puño en alto, la parva de trigo, símbolos asociados al partido comunista. Se piensa que Picasso modificó esta iconografía inicial justamente porque la política de la república no era radicalizar los discursos en el pabellón. El propósito era, más exactamente, lograr adhesiones, lograr romper la neutralidad en la que Francia o Inglaterra se mantenían respecto de la guerra de España. Entonces, en el lugar del puño en alto aparece el caballo retorciéndose de dolor. Las fotos también permiten ver que Picasso pintó en el límite del espacio del que disponía. La obra se ve inclinada y apretada contra el techo. El proceso de las fotografías también permite ver que para Maar y para Picasso se trataba de una obra importante y que querían documentar su proceso. Esta documentación también contribuye a la magnificencia de la obra. No siempre se cuenta con un registro de los estadios de una obra y, sobre todo, en este caso, esto es relevante porque todas las fotografías dan cuenta de transformaciones del tema que no son neutrales. Todas tienen importancia.

-¿Qué otros elementos destaca en esta obra?

-Para mí la obra también es importante porque adquiere un carácter memorialístico. En tal sentido, me interesa pensarla como punto de partida de una estructura, si se quiere, adorniana (trata sobre un tema político pero desde una distancia poética respecto del tema, no es una obra ilustrativa, mimética con los hechos, posee una perpetua opacidad), en relación con el sentido del monumento y la forma de recordar y plasmar las múltiples violencias del siglo XX y también del presente. Es una obra que inicia un paradigma, una forma de recordar no mimética, que produce una movilidad emocional desde una distancia narrativa.

*Guernica en América Latina. Movilidad, emulación, apropiación, por Andrea Giunta. Martes 2 de mayo a las 19:00. Auditorio del Malba, Figueroa Alcorta 3415. Costo: $200. Descuentos especiales para MALBA Amigos. Jubilados, estudiantes y docentes con credencial: 20% de descuento. Retiro de tickets en recepción de lunes a domingos (inclusive feriados, excepto los martes) de 12:00 a 19:30. Las entradas se venderán hasta el 1 de mayo, sin excepción.