La (mala) educación sentimental

Por Silvia Schujer

La celebrada autora de libros infantiles cuenta cómo surgió la idea de "MALEDUCADA" (loqueleo), su nuevo libro de cuentos para chicos de más de 12 años, en los que en un cruce de ficción y autobiografía vuelve a su infancia de escuela pública, en los años 60 del siglo pasado

Escribir los cuentos de “MALEDUCADA” fue un ejercicio de memoria.

El 6 de junio de 1968 asesinaron a Robert Kennedy. Para entonces yo tenía 11 años y cursaba el séptimo grado de la primaria. Por algún motivo que nunca –de grande- logré precisar, a mi esa muerte me "cautivó". Entonces escribí la primera poesía de mi vida. Dedicada a él, a Robert. Me acuerdo de memoria la primera estrofa: "Eras el futuro para un país/eras querido por todo el mundo/ hasta que tres balazos tu cabeza hirieron/ y en el suelo yacías moribundo". Bien infantil, como se ve. Salvo por el verbo " que, seguramente, lo habría escuchado en la tele. La cuestión es que terminé mi poema (muy largo, por cierto) y al día siguiente se lo llevé a la maestra para mostrárselo. La reacción de la mujer no pudo ser peor. Entre las cosas que recuerdo que me dijo en presencia de todos mis compañeros hubo dos que nunca olvidé: que era una mentirosa porque yo no podría haber escrito eso y que, además, la política no era para los niños.

Después de dar libre el 3er. Año de la secundaria (debido a unos viajes que hice con mis padres), en 4to. fui a parar a un colegio nacional que recién se iniciaba y que no tenía 5to año, de modo que los abanderados debían elegirse entre los de 4to. Yo tenía el promedio más alto (creo que fue la única vez en la vida y no descarto que haya sido a causa de que en la división éramos 10 o 12 chicos como máximo). La cuestión es que la rectora del colegio consideraba que para portar la bandera de ceremonias había que ser alto y, en lo posible rubio. Creía que eso enaltecía la imagen de la escuela (lamento decir que el colegio era del estado). Pues bien, yo no era ni una cosa ni la otra así que, pasando por alto mis buenas calificaciones, la elegida resultó ser una chica muy linda pero –con perdón de los animales- una burra. A mi me dio bastante bronca, lo confieso, pero muchos años después esa piba, ya señora, hizo una larga cola en la feria del libro para que yo le firmara un ejemplar a su hijo. Hasta cierto punto, diría, me sentí redimida. Lo que sí es seguro es que ese suceso me dio el primer indicio de algo que finalmente comprobé: uno escribe por muchas razones (porque ama inventar historias, porque necesita trasmutar lo triste en belleza, porque le gusta…) en fin, como decía: uno escribe por muchos motivos nobles, uno de los cuales es la venganza. La venganza en el mejor sentido posible: el de la reparación.

Robert “Bob” Kennedy y su familia. Lo asesinaron en 1968

En ese marco, primero muy inconciente, arrancó MALEDUCADA. Luego ocurrió lo demás: que una vez, cuatro o cinco años atrás, la gente de Santillana me preguntó si quería escribir –para publicar en un manual- un cuento que transcurriera en la escuela y como yo no estaba escribiendo nada en particular en ese momento, acepté el desafío. Apenas me puse a pensar en la cuestión, se me vinieron a la cabeza montones de recuerdos como los que acabo de contar. Aunque para ser justa, los que aparecieron fueron muchos recuerdos lindos y otros tantos horribles.

Al momento de elegir qué de todo contar, lo que decantó claramente fue aquello que había sido conflictivo, dilemático. Aquellas experiencias en las que había sido víctima o testigo de alguna injusticia. Y es natural porque, como decía Borges citando La Ilíada: "los dioses traman desventuras para que los hombres vengan a cantarlas". En efecto, la escritura o el arte en general no nace en la felicidad.

De manera que empecé a escribir el cuento "de escuela" que me habían encargado (el que ahora en el libro se llama "Curiosidades del reino animal", pero que de entrada tuvo otro nombre) y después ya no pude parar. Decidí que escribiría siete cuentos (de primero a séptimo, uno por cada grado) basados en hechos más o menos reales, pero siempre ligados a recuerdos de esos días.

Tapa del nuevo libro de Schujer.

Yo fui a la primaria hace más de cincuenta años así que tuve que hacer un precioso ejercicio de memoria por un lado y, por otro, una búsqueda muy particular de tono, de modo que pudiera contar -desde la adulta que recuerda y hasta puede compartir ciertas ironías con los lectores- aquello puro y crudo que vio y sintió como niña. A mi me había gustado mucho un libro de Laura Alcoba, La casa de los conejos, donde ella recuerda y cuenta un suceso muy dramático de su infancia con la "objetividad" de lo que vio siendo niña, pero traducido por la adulta. Supongo que esa lectura resultó muy inspiradora para MALEDUCADA aún cuando se trata de historias temáticamente tan distintas.

Fue un gran placer la escritura de MALEDUCADA. Finalmente, el libro es un conjunto de siete cuentos más o menos autobiográficos que transcurren en una escuela pública del siglo pasado (de los años 60) y que, sin que esto constituya la propuesta principal, aporta una mirada crítica sobre ciertas cuestiones educativas que- salvando las distancias- aún ameritan ser revisadas. Decía relativamente autobiográficos porque aún cuando están basados en algunos hechos reales, los recuerdos fueron intervenidos y reorganizados para la ficción.

MALEDUCADA se presenta hoy viernes 28 de abril, a las 18hs en la sala Javier Villafañe de la Feria del Libro. De la obra van a hablar (bien, espero) María Fernanda Maquieira y Vicente Muleiro. Yo voy a estar, pero –básicamente- para disfrutar del evento que, dicho sea de paso, incluye un par de sorpresas.

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