No podía ser sino una imagen cinematográfica. Centenares de manifestantes cortaban la avenida Rivadavia a la altura del cine Gaumont -en el cruce con Montevideo- y realizaban una asamblea con decenas de intervenciones que se expresaban mediante un equipo de sonido muy potente mientras adentro de la sala se inauguraba el BAFICI, el festival de cine independiente de la Ciudad que convoca, año a año, a multitudes. Para darle mayor color fílmico, al mismo tiempo se desarrollaba la protesta de los motoqueros que se oponen a la obligatoriedad del chaleco con la identificación de su registro. La zona del centro quedó colapsada de automóviles que avanzaban a paso de hombre por todas las arterias.
Fue un piquete particular, ya que no era realizado por los trabajadores desocupados que llevan pecheras de sus organizaciones y que realizan guisos para atravesar las horas, sino que lo protagonizaban directores de cine de ficción, documentalistas, editores, sonidistas, camarógrafos y todas las categorías que componen el mundo de la realización audiovisual, que por lo general se reúne en ámbitos cool y no en manifestaciones políticas del sector. Pero la situación creada por la destitución de Alejandro Cacetta, ex director del INCAA (Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales) y Pablo Rovito, ex rector del ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica) en medio de denuncias periodísticas por corrupción provocó el descontento de la comunidad cinematográfica. Los realizadores fílmicos denunciaron que se trataba de un avance para eliminar la Ley de Fomento Audiovisual -hipótesis desmentida por el gobierno nacional- y que reflotaron viejos reclamos de democratización de las instituciones que regulan la industria. La Ley de Fomento Audiovisual establece que el 10% del precio del valor de venta al público de las entradas a las salas cinematográficas pasa a un fondo administrado de manera autárquica por el INCAA. Los manifestantes defendieron una y otra vez el mantenimiento de tal legislación. Varios de ellos exigieron la renuncia del ministro de Cultura Pablo Avelluto, aunque no fue una consigna oficial de la movilización.
Desde el año pasado las inauguraciones del BAFICI se realizan con la presentación del film que da comienzo al festival y no hay un acto en el que hablen las autoridades gubernamentales del área cultural. En esta edición se mantuvo el criterio y no hubo discursos, sino que se proyectó la película Casting del alemán Nicolas Wackerbarth, un homenaje al cine de Rainer Fassbinder, con la presencia del director en la sala. También estaba el director italiano Nanni Moretti, que será homenajeado con una retrospectiva en este festival. De haber habido un acto, quizás los actores habrían aprovechado para protestar contra las medidas del ministro Avelluto, tal como lo hicieron a través de videos que circularon a través de las redes sociales. Incluso el actor estadounidense Viggo Mortensen se unió a la protesta en las redes junto a un nutrido grupo de argentinos que incluyó a Graciela Borges, Natalia Oreiro, Julieta Cardinali, Leonardo Sbaraglia y Rodrigo de la Serna, entre otros.
Javier Porta Fouz, director del festival, dijo a Infobae: "Tenemos un chiste interno porque siempre pasa algo cuando empieza el BAFICI. Pero esta es una discusión legítima para el cine argentino y este es un ámbito muy adecuado para que se desarrolle este debate".
—Una de las objeciones de cierto periodismo es que se producen películas para pocos espectadores.
—Este es el festival del mundo que más películas argentinas estrena. Tenemos cada año alrededor de sesenta largometrajes y hay una unión entre el cine argentino y el BAFICI muy fuerte. Estamos presentando 40 cortos. Un 25% de las 400 películas del festival son argentinas.
—En la calle ahora mismo hay carteles que piden la renuncia de Avelluto, ¿qué opina sobre este reclamo?
—Siempre se pide la renuncia de funcionarios. No estoy de acuerdo con este pedido, claro. Chequeé yo mismo con el ministro Avelluto que los fondos de fomento al cine no van a ser eliminados. Algo que también el INCAA reafirmó. El cine argentino tiene formas industriales y artesanales, es riquísimo. Eliminar ese fomento sería atentatorio contra el cine argentino. Se deben estrenar películas industriales y masivas y pequeñas que encuentren su público. Para eso se debe mejorar el sistema de estrenos, ordenar cómo exhibir el cine argentino.
A diferencia de otras movilizaciones, no había bombos y redoblantes en las puertas del Gaumont, quizás porque la música que se escucha en el mundo del cine prefiere canales como Spotify. En ese paisaje masivo había, sí, muchas personas con el deseo de pronunciarse sobre el estado del cine. La cineasta Virna Molina, de la asociación Realizadores Integrales de Cine Documental, explica cuáles son las reivindicaciones planteadas por los productores fílmicos: "La continuidad administrativa del INCAA, que el próximo presidente del INCAA sea por consenso de toda la comunidad audiovisual y que tengamos derecho a participar de la Ley de Convergencia, ya que se está discutiendo qué empresas tienen que pagar o no el canon para los fondos de fomento del cine. Avelluto no ha hecho las cosas bien, sobre todo a partir de la opereta mediática que impulsaron no para ensuciar a personas, sino para ensuciar al cine nacional. Hay un repudio absoluto frente a esto. Pero muchos piensan que la prioridad hoy no es pedir su renuncia, sino defender al cine nacional".
El descontento con Avelluto ocupaba muchos de los carteles y banderas que resaltaban por su creatividad. El pintor y cineasta Daniel Santoro -considerado uno de los verdaderos artistas peronistas y que apoyó fuertemente al anterior gobierno- no tenía empacho en demostrar su enojo: "Hizo una bajeza muy grande, con carpetazos ridículos, debería avergonzarse por la forma en que echaron a Cacetta. Logró un consenso absoluto de repudio. Unió antiguos enemigos. Hasta Campanella, que es macrista, se opuso. Son así estos muchachos malcriados a los que se les suelta la cadena cuando toman decisiones por fuera de sus propios Durán Barba, porque son pura imagen".
Rodrigo Moreno estrena Una ciudad de provincias en este BAFICI y tiene un planteo original: "Hemos llegado a ver a periodistas hablando por primera vez en su vida de cine, y mal. Hay algo detrás en la remoción de este modo de Cacetta, porque podrían haber actuado de otra manera, sin legitimar operaciones de prensa. El Gobierno debería explicar mejor. Si piden transparencia, es oscuro el modo en que están operando. Ante eso hay un alerta. Yo creo que hay que exigir una audiencia con el ministro para que explique cuál es su plan. Hay mucha gente que dice que esta movilización eliminó 'la grieta', y yo creo que no es así. Todavía quedan grietas que deben ser exhibidas. Hay procedimientos en el mundo del cine que está corrompido. La corrupción no es una novedad. Hay productores que inflan presupuestos y hay una práctica parasitaria con el Estado espantosa. Yo creo que hay que hablar de estos temas ahora con esta brecha abierta: ¿si no lo planteamos ahora, cuándo?".
El cineasta Cristian Pauls, hermano del escritor Alan y del actor Gastón y miembro de una familia ligada al cine de modo genealógico, se entusiasma: "Hay que tratar de que esto persista en el tiempo. Esta gente va a dar un zarpazo cuando pueda, aún cuando dice que ahora no van a sacar la Ley de Fomento. La democratización del INCAA es pedida desde hace mucho tiempo, desde antes de que esta movilización empiece. Creo que ahora debemos ir hacia una asamblea de la cultura que nos una a nosotros como trabajadores con conflictos como los docentes o los de AGR". Pauls recuerda que la movilización de este miércoles fue el resultado de la asamblea realizada el jueves pasado, que llenó de cineastas la misma sala donde se exhibía la película inaugural del BAFICI. "La jornada había sido convocada con anterioridad -corrige el director Julián Morcillo, del Ojo Obrero-. Nos parecía la inauguración un buen momento para plantear que el cine independiente tuviera lugar en los fondos de fomento. Luego vinieron las renuncias forzadas, que la comunidad audiovisual leyó como el anuncio de un ajuste mayor. Meses antes de que se forzara la renuncia de Cacetta se filtraron una serie de papers del grupo FIEL que le fueron acercados al ministro de Economía en los que se recomendaba la eliminación de unos impuestos a ciertos grupos empresariales, entre ellos el canon que pagan los medios de comunicación por brindar servicios de publicidad. A través de la recaudación de ese canon, se financia la mitad de los fondos de fomento: si se lo elimina, se produciría un megaajuste y se produce esta movilización excepcional".
El crítico Diego Lerer refuta la noción de que no se deben estrenar películas para poco público: "Los fondos de fomento financian el cine que no alcanza los estándares comerciales que permiten que esos films se fomenten solos, en realidad. Una política cultural debe apoyar las películas que de otro modo no se podrían realizar. Ahora, que hay problemas en el INCAA, que hay bolsones de corrupción, seguro. Que hay películas que se hacen por motivos espurios, seguro, y se hacen sin motivación comercial ni artística, sino de aprovechamiento de fondos. Ojalá que la defensa del cine nacional que se aprecia en esta movilización no evite esta discusión".
Como se ve, en la noche húmeda del miércoles y mientras se estrenaba una película que, si no fuera por el BAFICI, sería para pocos, los Estados Generales del cine se reunían en las calles para deliberar sobre un curso de acción. Abundaban, claro, las cámaras filmadoras. Para los directores filmar es un vicio insoslayable y más cuando las imágenes los muestran a ellos mismos protagonizando una película vindicativa.
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