Petros Márkaris: "Me siento conectado con el presente, pero debo volver al pasado para comprender"

El creador del entrañable personaje del comisario Kostas Jaritos vino a Buenos Aires para presentar “Offshore”, la nueva novela de la exitosa saga en la que la realidad griega se filtra de manera inexorable. Infobae entrevistó al gran escritor

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(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

Kostas Jaritos es un comisario que vive en Atenas, donde una vez los dioses atendían pero se ve que ya no lo hacen más. Hombre maduro, inquieto, oscilante entre el desencanto y el conservadurismo políticos, perspicaz; una persona que no olvida sus orígenes ni ciertos códigos y que cuyo solaz del guerrero es su propio espacio familiar: así se podría describir, a grandes rasgos, al protagonista de las novelas policiales negras de Petros Márkaris, el escritor nacido en la ciudad turca de Estambul, emigrado a Grecia, formado en Austria y regresado a la patria helénica para convertirse en un autor de culto, una rockstar del policial. Márkaris se encuentra en Buenos Aires para presentar Offshore, la más reciente novela de su serie sobre el comisario Kostas Jaritos,

-Usted tiene una larga carrera previa a sus novelas policiales como guionista, dramaturgo. Fue el guionista del cineasta Theo Angelopoulus (N. de R.: el film La mirada de Ulises, cuyo guión realizó Márkaris, ganó en Cannes), por ejemplo, que no se caracteriza por hacer un cine de alcance masivo, popular. Ahora, Kostas Jaritos y sus peripecias lo convirtieron en un autor célebre y leído por millones en muchos países. ¿Cómo experimenta esa transformación?

-Muchos periodistas, libreros, amigos dicen: "Siempre estás escribiendo novelas sobre gente común y con sentido del humor, pero después escribiste diez guiones de cine con Angelopoulus donde no hay sentido del humor y no hay gente común". Y es verdad. Cuando uno es guionista siempre se debe llevar a cabo la idea del realizador de la película, debe pensar qué es lo que quiere hacer con la idea el director, qué le gustaría contar y cómo ayudar para que cuente esa idea mejor. Pero se debe tener en claro que es la historia del director, no la tuya. Cuando escribo mis novelas yo soy otra persona. Soy diferente. Escribo lo que quisiera leer y para mí es muy importante escribir sobre la gente común y corriente. Cuando trabajaba con Angelopoulus le decía: "Todos tus personajes son artistas, o periodistas, o Alejandro el Magno, ¡pero también existen barberos o vendedores callejeros, gente común!". Y él me decía: "Sí, es cierto. Pero yo no los conozco". Fue muy honesto. "No conozco a esa gente", me decía. Pero yo sí conozco a esa gente. Si me vieras en mi barrio, cuando salgo a la vereda, todo el mundo me dice: "¡Hola, Petros!", todos me conocen y todos quieren hablar conmigo. Porque yo hablo como ellos.

-¿Es una celebridad en su barrio?

Petros Márkaris, que es un ser histriónico y de gran humor, no contesta pero larga una carcajada en una señal de respuesta afirmativa. Y señal también de que le da orgullo que la vecina de su barrio popular en Atenas quiera comentar el tiempo con él.

Una característica intensa de la literatura de Márkaris radica en su capacidad de escribir al mismo tiempo que se desarrollan los acontecimientos de la realidad. Es como si la realidad y Márkaris fueran unánimes. Es tan así que la crisis griega que casi se lleva puesta a Europa produjo que desde 2008 escribiera cuatro novelas (iba a ser una trilogía, pero terminó en una tetralogía) sobre la crisis y, en su peor momento, las páginas mostraban las mismas imágenes que los noticieros que anunciaban el fin de Grecia. Luego llegó el gobierno de Syriza, los pactos con los fondos monetarios europeos y una etapa nueva de la crisis, que Markaris introduce en sus libros a través de casos policiales. Offshore marca una nueva intervención en este sentido. Para no desmentir su relación con la contemporaneidad, hay que decir que ni bien publicada Offshore, en cuyos crímenes están involucrados los capitales radicados en paraísos fiscales, se publicaron los Panamá Papers. Como se dijo: literatura de actualidad.

-La novela negra contemporánea tiene en la figura del investigador a una persona que, a la vez, denuncia la corrupción y el crimen del Estado. Su protagonista es Kostas Jaritos, un comisario, es decir, una persona que forma parte del Estado. ¿Cómo relaciona a su personaje con la tradición de la novela policial negra?

-La idea no vino con que fuera un policía. Yo descubrí al policía a partir del personaje. Cuando el personaje llegó era muy persistente su presencia. Estaba en todas partes, no se iba. ¡No me dejaba escribir otras cosas que hubiera querido escribir! En un momento yo escribía una serie de televisión muy exitosa que se llamaba Anatomía del crimen y se me apareció esta persona. Yo no quería hacer nada con él, pero era tan persistente, estaba ahí todos los días, que se convirtió en una tortura. No podía concentrarme en mis trabajos. Y la serie de televisión siempre lleva a una presión para escribir, ¡pero no podía escribir! Hasta que me dije: "Si este hombre me está torturando así, debe ser un policía o un dentista". Y entonces descubrí que Jaritos era un policía. Pero tuve un segundo problema. Y en Argentina me entenderán. Si uno creció en Estambul, y vive en Atenas, en países donde no es un hecho comprobado que haya democracia ya que hubo dictaduras como en Grecia, uno no quiere nada a los policías. Entonces me dije: "¿Cómo voy a hacer a esta persona empática con el lector? ¡Es un policía!". Pensé sobre este problema hasta que un día decidí algo simple: le saqué el uniforme y le puse el traje de mi padre. Y vi que era una persona sencilla, de clase media baja. El uniforme no me dejaba verlo. Cuando lo vi sin el uniforme, entonces lo vi como de clase media baja, como mi padre, y entonces me resultó más fácil.

-Carlos Gamerro, un escritor y crítico, dice que en la Argentina el crimen está tan relacionado con la policía que un investigador de la novela policial no podría ser un policía, ya que debería autodenunciarse. ¿Sucede algo así en Grecia?

-En todas las fuerzas policiales hay oficiales que trabajan con el crimen organizado, en todos lados. Pero no todos los policías en Grecia son corruptos. Algunos están con el partido nazi Amanecer Dorado, pero es diferente, es peligrosísimo, pero no es el mismo caso. Tengo amigos policías que son muy honestos y cada vez que tengo un problema los llamo. Y me dicen: "Ah, me llamás. ¿Tenés un problema, no?".

(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

-En su última novela, en un momento los compañeros de Jaritos festejan un aumento salarial y es porque el Estado les da el aumento primero a la policía porque los usan para las manifestaciones, para proteger al mismo Estado. ¿Cómo funciona esa característica?

-Tiene menos que ver con lo que pasa hoy que con el pasado. En el pasado los gobiernos, después de la guerra civil, creían que el ejército y los policías eran sus aliados naturales. Entonces los primeros que tenían privilegios eran los militares y los policías. Pero sí, esto continúa.

-Usted terminó su tetralogía sobre la crisis, pero sigue escribiendo acerca de los problemas económicos y sociales de Grecia. ¿Qué quiso mostrar en esta novela?

-La falta de transparencia del dinero. El hecho de que nadie sabe de dónde viene el dinero. Lo que dice un personaje: "Si vengo a Grecia e invierto tanto dinero que la Bolsa sube, todos estarán contentos pero nadie estará contento". A nadie le importa. No hablamos de los orígenes del dinero, pero sí de "inversiones". Y la palabra "inversiones" oculta grandes mecanismos para lavar dinero negro. Es una gran máquina de lavado de dinero, pero se le dice "inversiones".

-En su novela se menciona al gobierno que surge luego de la gran crisis de los últimos años. ¿Se refiere a Syriza?

-No específicamente. Siempre aparece gente que dice: "vamos a hacer las cosas de otra manera". Y la gente, desesperada, los vota. Como votaron a Syriza. Yo decía: "No los voten". ¡Pero votaron tres veces y ahora se agarran la cabeza! Entiendo la primera vez que los votaron, por la furia con el gobierno anterior. Pero con su votación en el referéndum ya no deberían haber votado (N. de R.: en la votación, ganó el No a los acuerdos propuestos por la troika europea, pero el gobierno de Syriza finalmente los aceptó contra la voluntad popular). Encima ahora los votaron otra vez, y se agarran la cabeza.

-¿Syriza es un gobierno de izquierda?

-No. Syriza es un partido oportunista populista. Con un discurso que recuerda a la izquierda, ¿pero cómo podría un partido de izquierda formar una coalición de gobierno con la derecha extrema? La pregunta sobre la izquierda es si puede movilizar el enojo y darle un camino para luchar.

-¿Qué pensaría Kostas Jaritos sobre la situación de Grecia hoy?

-Si estuviera acá con nosotros diría: "Cada diez o quince años tenemos un nuevo comenzar. Y en este país tenemos que encontrar cómo sobrevivir". Él nació en condiciones de pobreza. Conoce la pobreza como su mujer. Las generaciones jóvenes no saben lo que es ser pobre. Creo que estaría desilusionado.

-Sus novelas fueron escritas al mismo tiempo que transcurrían los acontecimientos durante la crisis griega. Offshore fue publicada y luego surgieron los Panamá Papers. ¿Cuál es su método para estar tan conectado con la realidad contemporánea?

-Hay muchas maneras para escribir. Algunos dejan que las cosas sucedan y las dejan reposar para pasado un cierto tiempo evaluarlas y escribir. Al contrario, yo me siento inspirado por los hechos mientras están sucediendo. Jaritos cuenta la historia en tiempo presente, cuando los acontecimientos suceden. Evalúo y miro las cosas comos suceden. No es un método: es el personaje. Me siento conectado con el presente, pero debo volver al pasado para comprender. Por eso se verá que siempre vuelvo a la guerra civil, a los años posteriores a la guerra civil. Porque para entender la realidad de hoy hay que volver al pasado.

(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

-Estos días Estados Unidos bombardeó Siria. Grecia vive una gran crisis con los refugiados. ¿Cómo evalúa Karitos esta circunstancia?

-En mis novelas siempre hay refugiados, porque son parte de nuestra realidad y de nuestra sociedad en Grecia. No importa si le cae bien o no a algunos. Pensar que puedan ser enviados de vuelta a sus países está fuera de lugar. Son las nuevas minorías de nuestra sociedad y debemos aceptarlas.

-¿Cómo actúa Amanecer Dorado frente a eso?

-Hay un ascenso de la derecha en toda Europa, en Francia, en Holanda. Cuando hablo con los europeos les digo: "No hablen así de los refugiados, porque así actuaron con los judíos". Yo crecí dentro de una minoría con otras minorías. Nací en Estambul como parte de la minoría griega. Sé cómo es ser una minoría. Y pasé gran parte de mi vida pensando cómo los turcos reaccionaban con las minorías. Sé de qué se trata.

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