Cómo el K-pop conquistó el mundo

El fenómeno de la música surcoreana se extiende rápidamente por todo el planeta y ya representa casi el 5% del PBI del país. Infobae visitó la sede de SM Entertainment, la productora más importante del género, para averiguar cómo un humilde movimiento que aspiraba a reinventar los sonidos folkloricos se convirtió en emblema de la modernidad coreana.

La boyband SHINee, sensación del K-pop

(Desde Seúl) Es probable que para la mayoría de las personas el primer encuentro con el K-pop haya sido a través del que es todavía el video más visto en la historia de YouTube: Gangnam style, el éxito de Psy que en el 2012 conquistó el mundo a caballo -literalmente- de su extravagante video y uno de los pocos fenómenos virales realmente globales. Como introducción a un género que venía pisando año a año cada vez más fuerte, el tema de PSY -un egresado de la prestigiosa escuela de musica de Berkley convertido en rapero politizado, aunque su carrera luego virara al mainstream- no podía ser más apropiado: la canción era abrasiva, pero pegadiza, moderna pero con un video colorido apto para toda la familia, exótica pero con suficientes ganchos occidentales.

La canción habia nacido originalmente como una sátira al hiperconsumismo y lujo del distrito de Gangnam, uno de los más ricos de Seúl, pero la exuberancia y comicidad del video dejó la crítica social en un segundo plano, y reveló para una audiencia mundial el potencial de un género que hasta ese momento era apenas conocido como el primo menos exitoso del j-pop, el pop japonés, si es que era conocido en absoluto.

Sin embargo, los comienzos del género tienen poco que ver con el exceso sónico y visual de PSY: Seo Taeji and Boys, la banda considerada la pionera del K-pop, comenzó en 1992 como un intento de fusionar los sonidos coreanos tradicionales con el hip-hop y la electrónica, resultando en una suerte de híbrido entre Cypress Hill y New Edition, el grupo de rap y la boyband mas popular del momento de la música occidental.

El éxito de Seo Taeji and Boys, acompañado del imparable crecimiento económico de Corea del Sur, renacida de las cenizas tras la Guerra con el Norte gracias a una fuerte inversión estatal en educación y tecnología y un nuevo modelo económico basado en las exportaciones de los chabeols (conglomerado de gigantes empresas familiares como Hyundai y Samsung), provocó que otros productores apostaran a seducir al mercado surcoreano con artistas locales y, a finales de los años 90, con la aparición de la nominada "ola coreana" (el conjunto de telenovelas, películas y artistas que fueron en la conquista de Asia), dieran el paso decisivo para buscar convertirse en un fenómeno ya no solo en la región sino en todo el mundo.

"Nuestro mercado local es demasiado chico, y por el tipo de inversiones que hacemos con nuestros artistas, buscando las mejores canciones, videos, vestuarios, etc., estamos obligados a buscar un público afuera del país", dice a Infobae Gerald Kim, jefe de marketing de SM Entertainment, una de las principales productoras de entretenimientos de Corea del Sur y responsable de masivos grupos como Girls Generation (la girlband #1 del país), y las boybands Super Junior y SHINee, entre decenas de otros. El diminuto país asiático, cuyo territorio es similar en extensión al de la provincia de Chaco, ya es sin embargo el decimoprimer mercado en ventas de música en todo el mundo, pero las ambiciones del K-pop y SM Entertainment van mucho más allá.

"Japón, China y el sudeste asiático son otros mercados donde nuestros artistas son muy populares, y el interés por el K-pop en Estados Unidos, Europa y América Latina, algo que antes era complemente de nicho, es una realidad que crece día a día" dice Kim. No es una exageración: en nuestro país, cada vez más adolescentes se cuentan como fanáticos de estos artistas (a mediados de año, el Centro Cultural Konex ofició como sede de la final del concurso K-pop Latinoamérica, con grupos y solistas de todo el continente y hasta la actriz Soledad Silveyra como inesperada participante) y la última gira de la boyband Big Bang culminó como uno de las más lucrativas del año pasado, superando a consagrados artistas con décadas de trayectoria.

Pero no se trata solo de música. El lucrativo modelo de negocios alrededor del K-pop incluye además películas, series, modelos, cosméticos y sinergia con todo tipo de productos. Justamente, Kim recibe a Infobae en lo que es la nueva y ambiciosa apuesta de SM Entretainment, el edificio SMTOWN, que el ejecutivo describe como "un parque temático en la ciudad del universo k-pop". Ubicado en Samseong-Dong, uno de los distritos más exclusivos de Seúl, SMTOWN es una suerte de Disneyworld de las estrellas de la productora, una construcción moderna de 6 pisos que incluye tienda de souvenirs y comercios de moda, zona de cafes con estética minimalista y bubblegum, tienda de discos y merchandising, estudios donde los propios artistas graban sus canciones y filman sus videos y series, y hasta un anfiteatro.

Allí, la productora exhibe lo que es una de sus proyectos más exitosos: musicales protagonizados por hologramas de sus estrellas pop, un fenómeno que se replica en todo Asia con descomunal éxito, explicado en parte por la avanzada coexistencia tecnológica en esos países y los altos precios de los conciertos en vivo. En Seul ya son cuatro los teatros que se dedican a presentar espectáculos virtuales, ya sean conciertos o, como en el caso de SMTown, musicales de temática adolescente (el último éxito de la productora se titula School OZ, la historia de un internado para aprendices de magos claramente inspirada en la saga de Harry Potter).

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Algunos críticos han denunciado que para poder cumplir los compromisos de sus demandantes carreras, los artistas del K-pop, en su mayoría adolescentes o jóvenes que no pasan los 25 años, son explotados por sus productoras, sin tiempo libre y recibiendo una fracción de lo que su música e imagen producen. Kim asegura que ese no es el caso de SM Entertainment: "Nuestros tratos con los artistas son justos, y eso lo certifica nuestras relaciones longevas y fructíferas con ellos. Además, si tienen menos de 18 años, todos tienen que ir al colegio y si son las 18 horas, son enviados a sus casas".

A finales de noviembre, mientras centenares de miles de surcoreanos salían a las calles pidiendo la renuncia de la presidenta Park (quien será sometida a un juicio político y se espera no sea reinstaurada en el poder, mientras se la investiga por un bizarro caso de corrupción), otra noticia la superaba en cantidad de comentarios en TALK, la plataforma de comunicación más popular del país: el anuncio de la disolución del popular grupo femenino 2NE1. La lección es clara: los políticos van y vienen, pero el k-pop llegó para quedarse.