William Shakespeare: los misterios del genio inmortal atrapan a los argentinos

¿Cómo era su rostro? ¿Pudo escribir 37 obras de teatro y 154 sonetos sin ayuda? ¿Por qué pesa una maldición sobre su tumba? Los porteños se rinden ante sus enigmas: nueve obras en cartel y un festival popular de cuatro días -en Figueroa Alcorta y Dorrego- convocan a los amantes de El Bardo

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Las dudas sobre su verdadero
Las dudas sobre su verdadero rostro. El curador de su casa, John Dover Wilson, asegura haber descubierto un retrato “que creo que es él”

A Harold Bloom (Nueva York, 1930), el mayor y más estricto crítico literario, escribir uno de sus libros capitales, "Shakespeare, la invención de lo humano", le tomó varios años, 850 páginas y casi 340 mil palabras.

A Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899; Ginebra, 1986), escribir "Everything and Nothing", acaso su pieza más brillante de cuantas componen su libro "El Hacedor", le bastaron una página y apenas 613 palabras para reverenciar su grandeza y hasta imaginar su encuentro con Dios.

Pero esa abrumadora diferencia de números nada significa en cuanto la visión de ambos sobre William Shakespeare. Además, en su libro "Genios", una vasta nomenclatura de escritores de todos los tiempos, Bloom instala a Borges en esa suprema categoría: el único.

Porque en más de un sentido, los dos están de acuerdo en lo esencial. Según Borges, Shakespeare "quiso, como Dios, ser todos y ninguno". Y según Bloom, "fue el inventor de lo humano".

Pero, ¿qué significa inventar lo humano? Es menos hermético de lo que parece… Porque en sus 37 obras de teatro (dramas, tragedias, comedias) desfilan, encarnados en personajes de una potencia inimitable en bondad y maldad, todos los caracteres humanos. Es decir: en esas páginas amamos, odiamos, traicionamos y matamos… todos nosotros. Y en todos los tiempos…

Y lo hacen (lo hacemos) por nobleza, por codicia, por poder, por amor, por celos, por locura, por ambición, por avaricia, por venganza… Y poco importa que esos sentimientos tengan nombres de personajes trazados en el siglo XVI por ese hombre nacido en Stratford –upon- Avon, Inglaterra, hace 452 años.

Su casa natal en Stratford-upon-Avon,
Su casa natal en Stratford-upon-Avon, Inglaterra

En este instante del siglo XXI, y en los siglos que vienen, habrá un Hamlet, un Macbeth, un Otelo, una Julieta, un Romeo, un Falstaff, un Ricardo III. No uno: muchos. Miles. Millones. Con un dulce requiebro en un balcón, o con un ensangrentado puñal en la mano.

Envueltos en sedas o en andrajos. Pero, santos o malditos, piadosos o asesinos, solidarios o egoístas, mansos o crueles, altruistas o perversos…,siempre seremos alguno de los personajes urdidos por ese monstruo sagrado llamado William Shakespeare.

Sus criaturas siguen siendo un espejo implacable del Bien y del Mal

No por nada es el autor más citado en Google: ¡60 millones de referencias! No por nada sus obras, respetadas con devoción, completas, truncadas, modernizadas en ropajes y armas, con puestas en escena brillantes o ridículas, siguen en cartel eternamente.

No hay gran sala, gran compañía, grandes actores que no se lancen a la aventura, y también hay barracones de malos aficionados que destrozan esos sus gloriosos textos. Y algunos dignos términos medios…

Pero aún sometida a un mamarracho insufrible, como emergiendo del estiércol, de pronto se impone la voz del genio. Porque Shakespeare todo lo puede…

Es el autor más representado del planeta: Macbeth se puede ver cada día en algún lugar del mundo

Pruebas al canto. En el mismo momento en que se escribe esta nota, y sólo en Buenos Aires, ¡hay nueve obras de El Bardo en cartel! Y no es todo. Apenas la punta del iceberg. Porque desde el  viernes pasado, en una maratón de cuatro días, la ciudad se rinde ante el genio inmortal con la Kermesse Shakespeare, un festival organizado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad junto al Complejo Teatral de Buenos Aires, que invita a disfrutar el trabajo del autor inglés.

El cottage donde vivió su
El cottage donde vivió su mujer, Anne Hathaway a quien le dejó en su testamento “mi segunda mejor cama” (IStock)

Y ahora, hablemos del hombre que fue. De uno de los humanos de su invención.

A los 18 años se casó con Anne Hathaway, ocho años mayor que él, y a la que había embarazado. Además de la primera hija (Susanna), tuvieron mellizos: Judith, y un niño al que llamaron… Hamnet, y que murió a los 11 años. Su nombre, extraña simetría con Hamlet, Príncipe de Dinamarca. Y posiblemente su inspiración para la inmortal tragedia.

Poco se sabe de ese matrimonio. Pero es cierto que vivieron separados largo tiempo, y que en su testamento –un documento helado sin la menor mención a su arte y oficio–, sólo le legó "Mi segunda mejor cama".

En apenas 23 años de carrera artística escribió 37 obras teatrales y 154 sonetos. Un monstruo de la Naturaleza

En cuanto a sus dos hijas, fue generoso: 150 libras a cada una. Según los cálculos, un total de 450 mil euros…

Nada quedó engendrado por él. Hamnet murió niño, y sólo una de sus hijas le dio una nieta, que murió sin descendencia. Tuvo, en cambio, siete hermanos, de quienes muy poco se sabe.

En la Holy Trinity Church
En la Holy Trinity Church descansan los restos de Shakespeare. La placa sobre su tumba reza: “maldito el que remueva mis huesos”

Quiere la leyenda que pese una maldición sobre su tumba. Está enterrado en la Holy Trinity Church de Stratford, y se lee en su epitafio: "Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar en el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras, y maldito el que remueva mis huesos".

Nadie, que se sepa, ha desafiado esa maldición. Pero ha crecido una doble leyenda: muchos juran que, además de sus huesos, la tumba oculta varias de sus obras inéditas.

Los estudiosos de su vida aseguran que las escribió, pero nunca fue comprobado. Hasta los más racionales le temen a la maldición…

Rápido cuestionario para lectores adictos al Más/Menos – Sí/No – No sabe/No contesta:

*¿Su obra más corta?: "La comedia de las equivocaciones": se representa en menos de una hora y media.

*¿La más larga?: "Hamlet": exige cuatro horas.

*¿Los protagonistas de sus obras eran actuados por hombres y mujeres?: No. Sólo por hombres. En esa época era ilegal que actuaran mujeres.

*¿Su apellido está escrito correctamente?: Sí y no. En ninguna de las seis firmas que se conservan deletreó su apellido como se lo escribe hoy. Firmó Shakespe, Shakspe, Shakspere y Shakespear.

*¿Inventó palabras y expresiones? Sí o no. Creó 1.700, o por lo menos fue el primero en escribirlas en inglés. Ejemplos: amazement (asombro), arrogance (arrogancia), assassination , (asesinato), bloody (sangriento), generous (generoso) y suspiscious (sospechoso). También aparecieron por primera vez en "El mercader de Venecia" la expresión "No es oro todo lo que reluce", y el nombre "Jessica"

No hay escenario en el
No hay escenario en el planeta en que, cada día, no se represente alguna de sus obras. El récord: “Macbeth”

Nacido el 23 (algunos dicen el 26) de abril de 1564 y muerto el 23 de abril de 1616, a los 52 años, ambas fechas son discutibles. Es posible que haya sido anotado el 23, pero que viera la luz algunos días antes.

Y en cuanto a la fecha de su muerte, es posible que fuera alterada para coincidir con la muerte de Miguel de Cervantes, que dejó este mundo el 22 de abril de 1616…

Demasiada tentación para que la leyenda de ambos se potenciara. Los dos mayores genios de la literatura muertos el mismo día, mes y año es una jugada maestra que no se le hubiera ocurrido ni al más sagaz de los creativos.

Pero Cervantes, el Príncipe de los Ingenios, murió el 22 y fue enterrado el 23. Y la diferencia de fechas es aún mayor respecto de Shakespeare. En aquella época, Inglaterra se regía por el calendario juliano, de modo que el Cisne de Avon murió el 3 de mayo. Ambos, sí, en 1616. No deja de ser una magnífica jugada del Destino…

El Retrato Chandos, el más
El Retrato Chandos, el más famoso de los que existen. Nunca se pudo certificar que fuera un retrato real de El Bardo. La obra está en la Galería Nacional del Retrato de Londres

Ninguna de las imágenes de su iconografía es real. Jamás posó para un pintor, y su mascarilla mortuoria salió deformada. Sus amigos dijeron que parecía "la cara de un vulgar carnicero".

Sólo el cuidador y curador de su casa, John Dover Wilson, asegura haber descubierto un retrato de un contemporáneo de Shakespeare, "que creo que es él". Está en una librería de Manchester. Y se muestra en la edición de esta nota…

La iconografía de Shakespeare es falsa. Nunca posó para un retrato, y la mascarilla mortuoria salió deformada

¿Shakespeare se drogaba? El antropólogo Francis Thackeray y su equipo informaron que "hallamos restos de cannabis en ocho pipas usadas por él, y cocaína en otras dos".

No es extraño. La marihuana era (o se creía) eficaz contra ciertas enfermedades, y el cáñamo era parte del papel y de algunas prendas de vestir.

En su soneto 76 (escribió 154) menciona "una hierba notable": "noted weed". Pero también es posible que "weed" fuera usada en otra de sus acepciones: nada menos que doce…

Siete años de su vida siguen en el más hondo misterio. No se sabe qué hizo, pero le adjudican varios destinos

Si bien muchos aspectos de la vida no artística de Shakespeare están rodeados de misterio (según Borges, "su cuerpo cumplía su destino de cuerpo en tabernas y lupanares"), siete años de su existencia son un enigma hasta hoy (y acaso por siempre) indescifrable.

La estatua de William Shakespeare
La estatua de William Shakespeare en Startford-upon-Avon

"Los años perdidos" –así los llaman– transcurrieron entre 1585 y 1592. Es decir, entre sus 21 y 28 años.

Por supuesto, la oscuridad acentúa las versiones. Se dice que huyó a Londres, acusado de caza ilegal de ciervos por un hacendado de nombre Thomas Lucy. Lo probaría una agraviante balada que le dedicó a ese sujeto, pero sigue siendo una conjetura…

También es posible que se uniera a la compañía teatral "Lord Chamberlain's Men", ambulante, cuando pasó por Strattford. Otro biógrafo, John Aubrey, sostiene que, según el testimonio del hijo de un amigo del bardo, éste ejerció un tiempo como maestro rural.

Por fin, un rumor mucho más pedestre dice que cuidaba los caballos de los dueños de los teatros, y que ese modesto oficio habría sido la catapulta que lo inició como actor y autor.

Teatro El Globo en Londres
Teatro El Globo en Londres (IStock)

Todo es posible. También que dejara atrás Stratford por vergüenza: John, su padre, funcionario, catador de cerveza, comerciante textil, etcétera, cargaba una condena por usura.

A pesar de las dudas, los estudios más serios y las computadoras probaron que él fue el único autor de sus obras

Coincidencia. Después de sus apenas veintitrés años de teatro (1590 a 1613), súbitamente, en la gloria y rico –fue, además de actor y autor, empresario: dueño del teatro The Globe–, volvió a Stratford, y en ese período se despojó de ese pasado, "dedicándose a pequeños negocios y a la usura", según la mayoría de sus biógrafos.

El mismo Borges se asombra: "como si nada de todo aquello hubiera ocurrido, su vida tornó a una absoluta aridez artística, y lo prueba su testamento: un papel despojado de todo lo que no fuera material y prosaico. Dicen que, sin embargo, algunas noches, recitaba sus poemas ante un grupo de amigos".

Semejante "Monstruo de la Naturaleza", como también fueron llamados Mozart, Leonardo, Lope de Vega…, no podía eludir el peor de los baldones: la negación de ser… William Shakespeare, y de haber escrito en tan poco tiempo… ¡37 obras de teatro y 154 sonetos!

"Imposible", se dijo. Sin contar los sonetos… ¡una obra y media por año!

Estalló entonces la teoría conspirativa. La misma que todavía niega que Neil Armstrong dejó su huella en la Luna, y que los Estados Unidos bombardearon a su propia flota en Pearl Harbor como excusa para entrar en la Segunda Guerra Mundial.

Christopher Marlowe, el gran predecesor
Christopher Marlowe, el gran predecesor de Shakespeare. Una teoria conspirativa aseguraba que él estaba detrás de las obras del Cisne de Avon

Se arriesgaron varios nombres como los verdaderos autores: llegó a decirse que William Skakespeare no existió. Que fue un nombre inventado para endilgarle la autoría, ya que por muchas razones los verdaderos dramaturgos y sonetistas no podían revelar su nombre…

No recibió alta instrucción. Conocía algo de latín y griego, y otros conocimientos elementales. Eso potencia su genio

Eran, nada menos… ¡la reina Isabel I! O Francis Bacon. O Marlowe. O Edward de Vere, XVII conde de Oxford. O un grupo de actores que escribió las obras en equipo y se las adjudicó a Skakespeare (¿Por qué?, preguntaría hasta el menos sensato?).

A lo largo del tiempo desfilaron no menos de medio centenar de nombres.
Pero ante la fuerza de la ola, entró en juego la tecnología. Se analizaron épocas de las obras, hechos históricos, caligrafías, estilos narrativos, estructura de las composiciones, y se sometió todo ese arsenal a las implacables computadoras.

Resultado: "No hay dudas. Todo pertenece al mismo hombre".

Hoy, en Londres y junto al Támesis, una exacta réplica de El Globo, su teatro, le rinde homenaje en cada función

Desde luego, no es aventurado pensar que Christopher Marlowe, dramaturgo, poeta y traductor, además de otros autores y actores amigos, hayan colaborado con Shakespeare en algunas obras, como sucede muchas veces entre guionistas y gente del oficio cuando hay premura para levantar el telón.

Además, si Marlowe y Shakespeare eran rivales, como tantas veces se afirmó, ¿por qué el primero no lo acusó, y reveló la verdad?

El 30 de mayo de 1593, tres años después de que el bardo se retirara de la escena, Marlowe murió apuñalado en una taberna. Tuvo tiempo de confesar la supuesta trampa. Pero no lo hizo.

Sin embargo, Gary Taylor, editor de la Oxford University Press, después de un minucioso estudio de un comité de académicos de ese célebre templo del conocimiento, dijo que "el examen de las obras nos permitió verificar la presencia de Christopher Marlowe en algunas obras de Shakespeare en forma clara y contundente. Estamos seguros de que no se influían mutuamente: trabajaban juntos. Los rivales, a veces, colaboran entre ellos".

Pero la controversia no se agota. Otros expertos aducen que si bien Shakespeare y Marlowe nacieron el mismo año (1564), el primero escribió toda su obra entre sus 26 y sus 48 años, y el otro murió a los 29… Es decir que sólo habría colaborado en 8 de las 37 obras del genio de Stratford. En todo caso, el misterio permanece. Y ese factor hace más excitante la historia…

Representación en el teatro El
Representación en el teatro El Globo

Y pasados este año los cuatro siglos de su muerte, Shakespeare sigue iluminando al mundo. No hay escenario en el planeta en que, cada día, no se represente alguna de sus obras. El récord: "Macbeth". Sin descanso. En cualquier idioma. En cualquier versión. En cualquier punto del mapa.

Su teatro, "El Globo", se quemó en 1613: las chispas de un cañonazo, durante una función de "Enrique V", ardieron en llamas al contacto con el techo, de paja, barro y pelos de cabra, y la paja que cubría el escenario.
Reconstruido un año después, el renacido puritanismo inglés lo hizo demoler en 1644.

Pero en 1997, gracias al actor Sam Wanamaker, expulsado de Hollywood durante la "caza de bujas" del macartismo, renació en perfecta réplica, junto al Támesis, y a sólo 200 metros de su lugar de origen. Quien vaya a Londres, no pierda esa aventura…

Antes o después de morir, se supo frente a Dios y le dijo: Yo, que tantos hombres he sido en vano, quiero ser uno y yo

Y dejemos que Borges lo despida con un fragmento de "Everything and Nothing":

"A los veintitantos años fue a Londres (…) Encontró la profesión del actor, que en un escenario juega a ser otro, ante personas que juegan a tomarlo por aquel otro (…) Pero aclamado el último verso y retirado de la escena el último muerto, el odiado sabor de la irrealidad recaía sobre él (…),volvía a ser nadie. Acosado, dio en imaginar otros héroes y otras fábulas trágicas.

El alma que lo habitaba era César, que desoye la admonición del augur, y Julieta, que aborrece a la alondra, y Macbeth, que conversa en el páramo con las brujas que también son las parcas. Nadie fue tantos hombres como aquel hombre (…)

Pero una mañana le sobrecogieron el hastío y el horror de ser tantos reyes que mueren por la espada y tantos desdichados amantes que convergen, divergen y melodiosamente agonizan. Aquel mismo día resolvió la venta de su teatro (…)

"La historia agrega que, antes o después de morir, se supo frente a Dios y le dijo: Yo, que tantos hombres he sido en vano, quiero ser uno y yo. La voz de Dios le contestó desde un torbellino: Yo tampoco soy; yo soñé el mundo como tú soñaste tu obra, mi Shakespeare, y entre las formas de mi sueño estás tú, que como yo eres muchos y nadie".

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