— ¿Cómo fue el proceso de escribir el disco?
— La escritura no es algo que me guste mucho, soy más amante del arreglo musical. La letra es algo que me baja, lo escribo y por ahí lo puede emprolijar otra persona.
— Tiene una estética muy cuidada el disco.
— Sí, hay un cuidado de la estética, un perfeccionamiento en la voz. Es la primera vez que canto en castellano. Es un gran desafío y al mismo tiempo es un disco amable, con canciones divertidas.
— En la tapa hay un perro, ¿qué animal serías si fueras un animal?
— Un águila calva, es el pájaro nacional de Estados Unidos… Un cóndor también para hablar de nuestro país, de Mendoza. Me gusta el ave que vuela muy alto, planea, se queda en el aire. No que combate ni está en la tierra todo el tiempo. Se eleva, se eleva, y se mantiene con el viento. Cuando ataca te saca la casa.
— ¿Y en eso te pareces?
— Y… cuidá tus pertenencias.
— Ojo, vos tuviste en tu adolescencia tus épocas…
— Mi parte cleptómana, sí. Pero eso era por querer tener, ahora ya no.
— ¿Y esa necesidad no es una motivación para hacer las cosas? Al dejar de necesitar igual tenés ganas de trabajar? Estás por empezar una tira nueva.
— Esto es como una metáfora, ya no voy tras algo. Me viene solo o me conformo con lo que tengo. A nivel laboral siempre me perfecciono, siempre quiero un desafío. Lo que me pasa con Amántico es que es mi tercer disco, pero el primero solista. Lo que hacía antes era más taparme para cantar, me pintaba, me vestía, cantaba en inglés y en varios idiomas, pero en realidad no podía comunicar como ahora que tengo la edad, el carreteo.
— Hay mucha historia tuya en algunas letras con distintas vivencias.
— Sí. La mayoría de las canciones hablan de experiencias vividas o alguna canción que me trajeron para que interprete habla indirectamente de algo vivido que es la dificultad del amor y no parar de quererlo. Vos te metés en el amor, no parás de querer encontrarlo.
—¿Cómo estás vos respecto al amor?
— Lo estoy googleando al amor.
—¿Estás buscando un amor? ¿Estás con ganas de enamorarte o no?
— Uno no tiene ganas de enamorarse. Yo todavía tengo amor de lo último vivido, entonces vivo con eso, lo disfruto. No puedo estar al toque que me separo estar con otra persona.
— ¿Hace cuánto te separaste?
— Hará 5 meses.
— ¿Y te separaste separaste o te separaste poquito?
— No. No nos vimos más. Y la verdad es que estoy bien ahora, estoy muy bien. Me llevo muy bien conmigo mismo. Aunque me tengo harto por momentos.
— ¿Sos fácil como pareja o sos difícil?
— Soy re dócil, soy complejo. Tengo ganas de verte y no te puedo ver hasta dentro de una semana. Eso tiene sus ventajas y sus desventajas. Estoy disponible a aceptar que me pase con una persona y que a la persona le pase eso.
— La última vez que hablamos, en este mismo estudio, me dijiste que en 50 años la monogamia iba a haber desaparecido.
— Sí, total, y antes. Quise ser cauto. Pero la monogamia no la entiendo, no entiendo cómo hace la gente para estar todo el tiempo. Mirá que vengo de una familia, mi mamá cumplió 60 años, falleció mi papá, bodas de oro. Mis hermanas casadas hace 30 años. Para mí el matrimonio es importante, lo veo y no puedo. No creo que me quieras ver todos los días. Yo no quiero verte todos los días, seguro.
—O sea, más allá de quién sea la persona, no imaginás ese modelo para vos.
—En algún momento me van a dar ganas que me diga no te quiero ver. Me va a molestar, me va a dar celos, pero bueno. Hay un tema que se llama "Abrazados", para estar abrazados tiene que haber distancia. Es por amor cuando me voy y es un placer volverte a ver. Todo lo que te digo puede cambiar, absolutamente. Soy contradictorio también. Dentro de una semana tal vez me enamoré, tengo un pibe. ¿Viste? Entonces ahora es esto.
—Ahora, estando en pareja, ¿cómo te llevas con la monogamia?
—Muy bien. ¿Si soy fiel?
—Sí.
—Re. Soy re fiel, porque no hay infidelidad, está todo comentado, está hablado.
—Sos fiel a los códigos de esa pareja.
—Seguramente. No miento, cuido, y cuidar también significa hacé tu vida, que haya prolijidad, ¿no? E irónicamente no estás con nadie. Si hay diálogo y está esa posibilidad, hacé lo que quieras, cosa que me elijas.
—¿Te puedo encontrar llorando por amor?
—Vivo llorando. Si seguimos un ratito vas a ver que algo me va a conectar con el lamento. Vivo sensible, lloro todo el tiempo. De felicidad, de impotencia, tristeza. Lo tengo muy a mano el llanto.
—¿Cuán romántico sos?
—Con la palabra soy más romántico, con las actitudes soy más salvaje.
—¿Cuál sería una primera cita de Mike Amigorena?
—Me gusta el barro… Me gustaría por ejemplo estar a la intemperie, caminar, mirar el cielo. Hace años no lo hago pero soy más de caminar. Menos agasajo, la palabra, el abrazo. La cama me encanta. No por el sexo solamente. Me gusta el estadio horizontal con su cabeza en mi pecho. Hablar así, agarrar el sueño así. Lo último que me gusta es… La única manera de estar así cómodo es horizontal, si no estás vestido, en un sofá.
—¿Cómo te conectás con tu costado femenino?
— Ahora está más medido. Me dedico más a contemplar lo femenino que a sacar el lado femenino como en otras épocas. A acompañar un pensamiento femenino de alguien más que a querer provocar como en un tiempo.
—Vos tuviste una época muy de provocador, de transgresor, hoy estás re tranquilo.
—Eso ya no me estimula, no me provoca. Estaba más a flor de piel la androginia. Ahora está más apagado. Sigo teniendo mi costado femenino, pero está más discreto. Estoy más reflexivo, más contemplativo.
—A partir de la soltería, ¿te han buscado más hombres o mujeres?
—No, cuando tenía mi costado femenino era más requerido por tipos, ahora ya no, es mucho más femenina la demanda.
—Igual nunca te molestó, no te enojó.
—¡Pero no! Me gusta la mujer madura ahora, me conquista una mujer madura. Si es madre, mejor. Si está de vuelta, mejor. Si es segura de lo que quiere, eso me mata. Una mujer segura me saca todo. Que me tenga cortito, me encanta.
—¿Te gusta que la mujer encare o te gusta hacer vos ese trabajo?
—No, me gusta que me encare, tiene que ser un encare que se dé cuenta que a mí no me gusta encarar, por eso me encara.
—Alguna vez me dijiste que te preocupaba mucho la inseguridad.
—La violencia me mata. Es lo único que me aterra, donde no sé qué hacer. Tengo miedo que gente que quiero sufra. Que le pase algo a alguien. Me da terror que por un robo te peguen un tiro y conocer a esa persona, a la madre o alguien. Me paraliza. Sufrís una entradera y te pegan, te roban, dejan tirada a la gente, no puedo creer eso.
—Te cambio de tema. ¿Te gusta la tele que tenemos?
—Miro mucha tele.
—Me encanta que un actor diga que mira mucha tele porque hoy todo el mundo dice: "No tengo tele, no miro tele"
— Es verdad, y no sabés lo que miro.
— ¿Qué miras?
— De todo menos ficción, nada de series o House of cards. Muero por Bendita, Intrusos, Infama, Los ángeles de la mañana, Desayuno.
— ¿Por qué, qué te gusta?
— Me entretengo. Hay temas que no me matan tanto, pero me gusta la televisión como compañía, no como algo que me cautive.
— ¿Intratables?
— Intratables es un programón, pero ya la política…
— ¿Sentís que cansó un poco la temática?
— Sí. No le presté atención nunca, mucho menos cuando se descalifica más que presentar una idea. Se descalifica o se critica y se hablr del pasado. A mí no me da nada y creo que yo tampoco puedo dar a eso.
— Politicamente no has quedado vinculado para un lado ni para el otro.
— Y es verdadero, soy apartidario, es como si hablaras de la masonería donde la respeto pero no hay una inquietud por pertenecer. Lo que hago es para el bienestar del otro, es donde puedo cooperar, en hacer las cosas bien, en ser prolijo, entender, ser tolerante, respetuoso. Después que seas fanático, yo no sé lo que es el fanatismo, pero de nadie. Si voy ahora a Radiohead veo seis canciones y me voy del recital. No entiendo el fanatismo.
Agradecimiento: Paula Balmayor (Producción de vestuario).