Santiago Motorizado: "Queríamos hacer una música que faltaba, que no existía"

Por Gonzalo Sarasqueta

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Santiago Barrionuevo (o Motorizado, según su seudónimo) es el cantante y bajista de El mató a un policía motorizado, una de las formaciones
musicales que, en los últimos años, y desde La Plata, tuvo la osadía de alterar la rutina del rock nacional y forzarlo a ampliar su catálogo con un nuevo sonido.

Letras minimalistas, guitarras raspadas y gargantas quebradas conforman el trípode de un estilo emergente que ya conquistó España, México y los Estados Unidos. Pero la cosa no termina ahí. La banda está cocinando su próximo disco en un estudio artesanal platense y, para calmar la ansiedad de la tribu indie, estára tocando los días 16, 22 y 30 de julio en Club Niceto.

El derrotero artístico de Santiago comenzó temprano, durante su infancia. Desde chico escuchaba, minutos antes de la cena, agazapado en un rincón de la sala, los acordes de su papá. Por la tarde probaba su creatividad metiendo a sus compañeritos de escuela en comics delirantes. "Era un éxito en el aula. A raíz de eso, y de mi inclinación hacia la música, a mis viejos se les ocurrió que estudiara en el Bellas Artes. Dentro de esas paredes armé mis primeras bandas y empecé a interesarme por la guitarra. Fueron años muy creativos. Fueron años muy lindos", dice.

Pasaron los años y el vocalista craneó –junto a cuatro amigos de toda la vida– "El mató" (como se conoce a la banda en el universo rockero). El quinteto rompió las partituras de la escena local. "Queríamos hacer una música que faltaba, que no existía, por lo menos en ese momento. Teníamos referentes, como Suárez o Embajada boliviana. Pero sabíamos que, al elegir este camino, que se podría llamar música alternativa, iba a ser difícil. No había espacios, lugares de difusión o lugares de contención para este estilo. Entonces, fue un desafío. Y lo sigue siendo. Aunque hoy, los tiempos cambiaron y podemos decir que se abrieron un montón de espacios con la ayuda de internet y de un montón de bandas que querían elegir este camino", cuenta.

Consultado por su rol como compositor, el frontman entreabre su intimidad y cuenta: "Uno hace arte para otro. Uno siempre sabe que está mostrando algo que va a tener un receptor. Pero, en realidad, el tiempo que entra el público en el proceso creativo es muy poco. Para mí aparece cuando la obra está hecha. Ahí veo qué respuesta generó. Ahí, sí, estoy pendiente de si gusta o no gusta, qué cosa generó, cómo caló. Creo que es un error que un artista esté pendiente de complacer a un público o sector que está expectante de lo que está por hacer".

Otra particularidad de "El mató" es el poco respeto a las fronteras. La banda rodó y rueda sin cesar: los Estados Unidos, México, España, Uruguay y Colombia son algunos de los paises donde ya cosecharon nichos de fieles. ¿Cómo permean estas experiencias a la formación? "Ver shows y compartir festivales con músicos que no llegan a la Argentina nutrieron mucho a la banda, y no solamente en la parte espiritual, donde renovamos el amor por todo esto, sino también en la información que absorbemos y después reutilizamos en nuevos trabajos".

Y en gestión, proyección y difusión musical, el grupo también talla su estampa. Con otras bandas del under platense, crearon Laptra, un sello independiente. "Era una idea que siempre tuvimos con nuestro grupo de amigos, que éramos todos músicos. Sabíamos que, más allá de que cada uno tenía su banda, todos juntos formábamos algo. Y eso un día lo bautizamos, le creamos un logo y empezamos a jugar a tener nuestra propia discográfica. La verdad que funcionaba más como un colectivo artístico que como un sello en su formato clásico. Pero con el tiempo eso fue cambiando. Ahora estamos editando discos con el ingreso que empezamos a tener con los recitales y discos que hicimos. De a poco estamos logrando el objetivo principal: una especie de curaduría de lo que era la música de un lugar, de una región", dice Santiago.

Sobre el rol que debe tener el artista con el medio, con el entorno que lo rodea, el cantante afirma que el artista no está obligado a ser un lugar donde se genera un punto de referencia con la actualidad social, política: "Ojo, no me parece mal que eso ocurra. De hecho, pasa; a veces de manera directa, a veces de manera indirecta. Pero para mí lo importante es que se haga con un filtro artístico. Que esa manifestación, por ejemplo política, tenga el impacto de la chispa artística; que no solo genere un golpe más fuerte sino que contenga esa gracia especial que ocurre en el universo del arte".

Y de bonus track, el músico deja un consejo para todas aquellas bandas que están creando sus primeras estrofas: "Les diría que hacer esto es una de las cosas más hermosas que se pueden hacer. El mejor camino es dejar todo lo que tengan; toda la energía y el tiempo que tengan. Y, más allá de si las cosas salen como se planearon, yo siento que siempre vale la pena. Entonces, liberen su amor por la música al máximo y no tengan miedo de elegir esta ruta".

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