Un libro premiado en la Feria Infantil de Bolonia llega a nuestro país para nombrar y relatar, en una primera instancia, el amor de una madre por su hijo; sin embargo, tras varias lecturas, se puede ir más allá. Mi pequeño (Limonero, 2016), de Germano Zullo y Albertine, es una obra sencilla en cuanto a lo que a texto se refiere, pero no por ello, menos profunda.
Quien conozca a esta dupla suiza sabe que son imbatibles en lo que a lograr un mensaje contundente se refiere, que sea capaz de sacudir cualquier estantería. Trazos simples y una línea de texto por página son suficientes, pues cuentan con talento sobrado para decir lo justo y necesario como para que el lector haga una reflexión sobre el tema que toquen, aun sin tenerlo como objetivo.
Infobae charló con Luciana "Lulu" Kirschenbaum y Manuel Rud —otro dúo que conoce el paño con el que trabaja, pero desde el lado editorial— sobre esta exquisita adquisición que su novísima Limonero (acaban de cumplir un año) incorporó a su catálogo.
—¿Cuál fue la motivación para editar Mi pequeño?, más allá del encanto que guarda como objeto en sí y de ser un "premiado de Bolonia".
—Elegimos Mi pequeño porque es, como dijo alguna crítica, el "libro más emocionante del mundo". Lo encontramos y compramos [los derechos] antes de que obtuviera el premio, y nos enamoró desde el momento cero. Apunta a uno de los aspectos que más nos cautivan del libro ilustrado, que tiene que ver con publicar obras que puedan interesar a personas de distintas edades y que puedan funcionar como punto de encuentro y reflexión. También por el modo tan armonioso de integrar, complementar y potenciar texto e imágenes, claro. Al mismo tiempo, porque trata de manera simple un tema muy profundo y complejo como es la vida misma pensada desde el vínculo. Es tentador pensar que es un libro que habla solo de la maternidad o de la paternidad, pero creemos que es un texto que mantiene una polisemia interesante y que permite que se piensen muchas otras cosas a partir de su lectura.
—El libro es una caja de bombones, por lo bello y porque uno no quiere dejar de mirarlo, de navegar sus páginas, pero ¿consideran que es un libro para que los padres se lo lean a sus hijos o para que los padres puedan "conectarse" con sus hijos, sobre todo cuando son bebés?
—Definitivamente, es un libro que ayuda a "conectarse" con un tema como la maternidad/paternidad; y al principio pensamos que iba a ser un libro mucho más para padres y madres que para niños. También es casi ideal para padres de bebés o personas que están a punto de tener un hijo, ya que es un momento de la vida en el que la sensibilidad por este tipo de temas está a flor de piel. Sin embargo, fue muy interesante ver lo que pasó con el libro en el encuentro con el lector, porque nos dimos cuenta de que es una obra que les encanta a los niños y también a adultos que no tienen hijos. No necesariamente uno tiene que identificarse con la mujer del libro, y no sirve exclusivamente para pensar el vínculo madre-hijo, sino muchos otros. Incluso, ¿por qué no pensar que el libro podría ser un vínculo entre otros dos que no sean madre e hijo…?
—Es un libro que no se agota en sí mismo, sino que sirve para disparar otras cuestiones…
—Es un libro que puede ser leído de mil maneras. Los no padres, los niños, los abuelos… Creemos que cada quien hace su lectura y lo recibe como un estímulo para pensar distintas cuestiones, como la historia de uno, el intercambio, la herencia, lo que se da y también lo que se recibe, el cambio de rol, el diálogo, lo que cambia y lo que permanece, la vida y la muerte… Algo que se transmite entre dos personas, algo lindo, algo que uno le deja al otro a medida que la vida pasa, y ambos se transforman en ese diálogo. Ellos mismos, el vínculo y el lugar que ocupan. El texto es casi una nana, una canción de cuna que se repite. Es tan poético y está tan cargado de afecto que no puede sino conmover y disparar la imaginación.
—Contaban al principio que desde el momento cero los cautivó…
—Es el tipo de libro que queremos difundir en español. La belleza de las ilustraciones y del texto, cómo se potencian… la contundencia y la sutileza existencial que tiene… Es un libro para leer una y otra vez y que permite pensar e imaginar tanto. También fueron de relevancia sus autores, una dupla creativa que admiramos mucho y de quienes realmente queremos que su trabajo se difunda. Ya conocíamos el trabajo de Zullo y Albertine, y todos sus libros son maravillosos. Conseguir los derechos para publicar Mi pequeño es realmente un logro para Limonero. Creemos, honestamente, que la difusión de este tipo de material en español es central y estamos convencidos de que es importante publicar libros que convoquen a todas las edades y fomenten la discusión y el intercambio. Pero, sobre todo, y pensando más en el plano afectivo que en el racional, apenas lo vimos, nos conmovió. Fue, definitivamente, amor a primera vista.
Mi pequeño es uno de esos libros para disfrutar durante toda la vida, de esos que siempre van a tener algo para decirnos. ¿Un nuevo clásico?
Mi pequeño
de Albertine y Germano Zullo.
Traducción de Delfina Cabrera.
80 páginas.
Buenos Aires: Limonero, 2016.