Alberto Fuguet: "Grindr me hizo querer ser un escritor menos sensible"

El aclamado escritor chileno habló con Infobae sobre su nuevo libro “Sudor”, en el que construye una descarnada sátira del universo gay y el mundillo literario a partir de una obsesión que lo persigue hace más 10 años: la extraña muerte del joven hijo de Carlos Fuentes

Guardar
El escritor Alberto Fuguet
El escritor Alberto Fuguet

—Dejaste atrás al Fuguet heterosexual o asexuado que conocimos siempre a uno abierta y explícitamente gay en "No ficción" y especialmente "Sudor", tu nueva novela. ¿Cómo se explica ese cambio tan rotundo?

—Yo creo que antes no escribía mucho de amor porque no sabía cómo contarlo. Quizás no me había enamorado, pero la verdad es que no me interesaban esas historias, lo mío eran las historias de soldados, metafóricamente hablando. A mí me ha interesado siempre mucho más escribir sobre varones, incluso estoy dispuesto a confesar que si bien me encanta que me lea todo el mundo, me parece más divertido que me lean los varones. Siempre escribí historias sobre chicos donde no había muchas chicas, igual pero yo soy gay hace rato, probablemente desde siempre

—Pero lo dejabas fuera de tus libros.

—Es que no nunca quise ser un escritor gay. De repente tiraba una cosita, un poco de confusión por aquí, un poco de homoerotismo por allá, pero me parecía que la literatura gay era muy poco masculina, y me parecía más interesante escribir sobre chicos, sobre hétereos. Hasta que llegué a "No ficción", y ahí encontré que había una historia personal, y tomé la decisión de hacerla lo más explícita y lo más masculina posible, masculina en el sentido que los personajes tuviesen harto pelo, harta testosterona. Era el momento de hacer algo nuevo, sobre todo una vez que Grindr aparece y el porno se hace masivo por internet, sentía que ya no podía ser el mismo escritor melancólico y sensible, y hacer eso de que la cámara, la prosa, se vaya cuando se cierre la puerta, me parecía que no era algo de esta época. Sabía que era correr un riesgo, pero uno no escribe para que lo quieran, más bien escribe para que lo odien.

—O sea que vos no sentís que esto haya sido tu salida del closet.

—No, claro que no, yo jamás estuve en el closet, el tema es que nunca fui el rey de las discotecas tampoco, porque yo soy un nerd.

—En los 90s, la época de McOndo, se te asociaba con los escritores de tu generación en Hispanoamerica: Rodrigo Fresán, Ray Loriga, Jaime Bayly. Ahora estás más ligado, antes que a cualquier movimiento literario, a la escena pop chilena y has colaborado con Javiera Mena y Marineros, entre muchos otros músico jóvenes. ¿Spotify le ganó a Granta?

—McOndo fue un deseo de encontrar amigos y pares, de dar con chicos que escribieran parecido. Nunca encontré a esos chicos, pero después me di cuenta que lo mío era el pop. Y el pop lo encontré cuando finalmente pude hacer lo que yo quería hacer, que era hacer una película, y ahi encontré la fotografía, la ropa, el montaje, y encontré la música. Me hice amigo de Christian Hayne, productor de toda la gente más importante en Chile, y se transformó en un super aliado mío, y rodeándote de ese tipo de gente uno se olvida de las edades, porque lo que importa es el talento. Pero efectivamente el mundo de la literatura no me volvía loco, me sentía muy alejado. Tambien había algo extraño en este mundo de escritores, en el que tienes que ser no solo hétero, sino también macho.

—¿Un ámbito homofóbico?

—No me atrevería a decir homofóbico, pero sí es como un club de hombres. Me cansé de escuchar "Este escribe bien pero es maricón" o cosas de ese estilo, y por eso tal vez ahí sí fue donde yo más estuve en el closet, me reunía con ellos y me sentía mal. Pero pese a este alejamiento, quien siguió siendo para mi una gran inspiración fue Martín Rejtman, hasta en un momento quise imitarlo, con eso de ser escritor y cineasta.

—No es tan común que un escritor se reinvente después de 20 años de carrera.

—Es que uno tiene que siempre correr un riesgo. Yo hice McOndo, me tiré contra García Márquez, y la idea siempre es hacer cosas raras y ver qué pasa. Y si te resulta, te resulta. Además, una cosa que noté es que gay en demasiada literatura significa marginal, locas, frivolidad, gente que solo gasta en calzoncillos caros. Y pensé que existía la oportunidad de escribir un libro distinto con este mundo, aprovechando que los jóvenes no están escribiendo el libro que alguien del doble de años que ellos les exige, con muchas realidades.

Portada de “Sudor” de Alberto Fuguet (Random House)
Portada de “Sudor” de Alberto Fuguet (Random House)

—Pero el origen de "Sudor" viene de muchos años atrás.

—Es una idea bastante vieja que, como muchos de mis libros anteriores, nace de un personaje. La inspiración fue un chico que me llamó la atención cuando estaba en la Feria del Libro de Santiago con su padre que era un escritor famoso. Lo curioso es que él no estaba en la feria solo como hijo, sino también como autor, pero todo el mundo le hablaba al padre, no a él. Esto fue en el año 97, yo tenía más o menos la misma edad que él.

—¿Estás hablando de Carlos Fuentes y su hijo, ¿verdad?

—Sí, para qué voy a negarlo, voy a estar dentro de poco en México además y tengo que ensayar empezar a decir la verdad. Es Carlos Fuentes y su hijo Carlos Fuente Lemus, él me llamó la atención incluso a nivel físico; no era lindo, pero era raro, dañado… Muy delgado y blanco, su padre parecía un toro al lado de él…

—¿Llegaste a conocerlo, a hablar con él?

—No, no quise saludarlo y tampoco que me lo presentaran. Había algo raro ahí, y algo raro me empezó a pasar a mí con él, por eso no quise tener ningún lazo. Además, había visto su libro y me había decepcionado mucho.

—¿Era un libro de fotografías como aparece en "Sudor"?

—Sí, un libro de fotos más o menos mediocres de gente famosa, todo pre-Instagram. Seguramente vos o yo hubiésemos tomado mejores fotos, pero claro, nosotros no tenemos el acceso a esa gente famosa. Eso fue lo primero. Y después, a los dos años, voy a una gira de un libro mío en Argentina, y las chicas de prensa me cuentan historias de la gira de Carlos Fuentes y su hijo, después en Chile hablo con el chofer que tuvo allí durante la promoción, y empecé a conocer muchos otros detalles. Y entonces se muere el chico. Y yo siento que se muere alguien de mi generación, alguien con quien podría haber… no tenido algo, pero sí que podría haber conversado, o hasta que lo podría haber salvado. Hasta sentí culpa. Y es hasta el día de hoy que no entiendo que me pasó con él. Pero me encontraba pensando: "¿Qué hubiese pasado si yo lo hubiese llevado al cine, o lo hubiera llevado a comer?". Siempre he tenido un lazo especial con los chicos perdidos, un lazo hasta erótico.

—¿Solo en la literatura o en la vida real también?

—No, solo en la fantasía, en la vida real ser suicida o un drogadicto no me parece algo atractivo, pero a nivel literario sí hay algo fascinante.

—¿De qué se muere Carlos Fuentes Lemus?
—Dicen que fue un colapso general, hemofilia, sida… no está muy claro. Murió en un hotel. Pero un joven no se muere de fatiga a esas edad. Pero claramente había otras cosas, sustancias ilegales o un mal vivir. Nunca lo sabremos con exactitud, por eso mi libro es una ficción, no lo presenté como una biografía.

—¿Te molesta tener que hablar de tu vida sexual a partir de la aparición de estas novelas? 

—Bueno, yo sabía que eso iba a ocurrir. A mí durante mucho tiempo periodistas, periodistas mujeres principalmente, me acosaban y me ofrecían hablar en revista ¡Hola!, Caras, para que "contara mi realidad". Y yo pensaba, si alguna vez hablo sobre mi vida privada, lo voy a hacer en un libro, porque yo soy un escritor, no una estrella de cine o un futbolista. Y eso fue algo que yo me propuse años atrás. No voy a estar promocionando libros como "Tinta roja" hablando de mi vida privada. Ahora, cuando escribo "No ficción", que es un juego pero es claramente autobiográfico, me parece que es lógico que me pregunten sobre cuestiones personales, y acepto contestar esas preguntas. Al principio hubo un poco de morbo, pero duró poco, porque el libro empezó a gustar mucho. Igual todo ese tema de salir del closet es algo que podríamos discutir durante horas. ¿Qué significa salir del closet, es solo hacerlo mediáticamente, públicamente? El otro día alguien me dijo que salir del closet verdaderamente es cuando tu jefe sabes si eres gay, porque salir a bailar todas las noches a una discoteca no requiere de un gran coraje.

Guardar